sábado, 3 de enero de 2009

Nuevo año. Viejos problemas

Opinión



Terminó el año 2008 y comienza el nuevo año con la decisión de pagar los intereses de deudas externas contraídas, a pesar de los discursos que suele hacer la presidente desde su tribuna, habla mal de los organismos internacionales de crédito y luego decide pagar. La deuda total tiene cerca de 20 mil millones de dólares, en concepto de intereses.



Los prestamos pedidos al extranjero no tuvieron control y nunca pasaron por el congreso, como indica la Constitución y, considerar a esta deuda como ilegítima no es una opinión de minorías opositoras, es una causa jurídica que concluyó por parte del juez Ballesteros, como cosa juzgada en Argentina: La deuda es "ilegal, inmoral, ilegítima y fraudulenta". Es un fallo histórico en el mundo.



El origen de la deuda está en gobiernos militares y otros democráticos y, en nuestros días, pagarla va en contra de un desarrollo que ya debió comenzar en Argentina, que se sigue y seguirá postergando.



Debe decirse que la deuda es una cifra escalofriante, sin retorno, debido a que se pidió dinero prestado y nunca se lo destinó a obras hacia aquellos que más lo necesitaban. El compromiso de pagar al contado es otra decisión confrontativa que desprecia el debate parlamentario, la decisión de pagar o nó, no se llevó al Congreso, cuando nos demos cuenta, la crisis mundial estará encima nuestro con recesión y sin nuevos préstamos ya que la banca internacional estará afectada por la crisis de referencia y no ve con buenos ojos el estado de situación del país.



Para colmo las oportunidades ya se perdieron: En nuestros días el granero del mundo es Brasil y estamos lejos de recuperar lo perdido, después de lo ocurrido con la problemática puesta en evidencia por el campo. Un sector que quedó crucificado para siempre por el Ejecutivo.



Argentina no tiene capacidad de negociación, es compradora de dólares y está esperando las decisiones de Obama, cuando asuma. Obvio, la única salida que tendrá el país será devaluar su moneda para no vaciar al Banco Central y, justo ese banco tiene el dinero de la producción de las provincias, lo que se retiene y le pertenece a ellas. El Banco no es del gobierno, sin embargo con ese dinero se prometió pagar la deuda, un detalle operativo que no le interesa a los organismos internacionales. Nos debe interesar a nosotros.



Los dirigentes argentinos no tienen el coraje necesario para afrontar el tema de la deuda externa y están plantados frente a lo que se dice y viene de afuera, sin defender los derechos de los argentinos.



Hay que auditar e investigar en forma profunda antes de realizar cualquier pago de la deuda externa. Se debe diferenciar la deuda legítima de la ilegítima, recuperando así el dinero pagado en deuda que resulta a todas luces ilegal e ilegítimo. Sin investigación, el pago a los acreedores es una barbaridad, la deuda es un problema muy grave de los argentinos y la dirigencia sigue mirando para otro lado.



No es nueva esta ineficiencia, indiferencia y distracción oficial que parece una desprolijidad y, además es cada vez más preocupante: Todos los servicios de inteligencia argentinos no estaban al tanto del desplome mundial y le hicieron decir a la presidente, en Washington que si se pagaba al Club de París era la deuda más legítima de todas, justo cuando en el medio están sus mentores, condenados a cadena perpetua.



El anuncio fue la mayor aberración de la presidente porque confirma que se está profundizando la enorme inequidad de la capital como oligarquía portuaria respecto de las economías regionales que no pueden levantar cabeza, como es el caso de las provincias mesopotámicas entonces, el Desempleo, la Seguridad, Educación y Salud indefectiblemente no podrán ser resueltas con la envoltura de una crisis mundial: Esa debería ser la principal preocupación de las provincias en un país Federal como el nuestro, tan distinto a EE.UU. o a Brasil. La tarea de los gobernadores es disminuir el éxodo demográfico y aumentar su población para apuntalar las nuevas economías que se pondrían en marcha, pero para eso hay que planificar el crecimiento y la infraestructura. No están ni estarán en eso, por falta de apoyatura económica.



El déficit en el cuidado del ambiente y de viviendas estará en aumento, justificados por esas carencias económicas y que todo su dinero va a los organismos internacionales. El círculo vicioso cierra con las provincias disciplinadas por el poder central, sin plantear seria y profesionalmente soluciones ubicadas en el presente y proyectadas en el futuro.



Debe saberse que la recesión mundial es también una crisis bursátil, después de ella no será posible crear el dinero por medio del dinero, va a tener que cambiar el sistema productivo que tiene hoy el mundo y Argentina no se encamina a ningún cambio. De la boca para afuera se considera a salvo de la crisis mundial, pero su gobierno está a la expectativa de las decisiones políticas del país del Norte y resulta que el nuevo presidente norteamericano decidió no informar ni opinar, con mucha razón. Es que el presidente sigue siendo Bus: Todavía no es Obama.



No nos irá bien si el horizonte es ese. El país no puede crecer porque no está en condiciones de generar su propia energía, sus fletes son carísimos y se perdió todo el 2008 sin inversiones, hay industrias desmanteladas y las provincias no producen lo que consumen, piden pan y no les dan. El desarrollo de todo el país depende del gas y petróleo importado y se subvenciona el saqueo de sus recursos naturales.



El país debe tener su propio horizonte, independiente del pago o nó de deudas que son gigantescas estafas, el pago tiene que ser la consecuencia del crecimiento, no su funeral.



Miguel Domingo Alvaro

migueldalvaro@yahoo.com.ar