jueves, 27 de enero de 2011

Luis Majul El Dueño OCTAVA PARTE: ELECTROINGENIERÍA
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BAJO SOSPECHA




Marcelo Hugo Tinelli, el conductor más exitoso de la historia de la televisión, ya se había resignado a perder dinero con Radio del Plata durante un año más, cuando escuchó, del otro lado de la línea, aquella voz providencial.
Era Marcelo Mindlin, dueño de Pampa Holding y accionista con¬trolante de Edenor y Transener, uno de los empresarios que más creció durante los gobiernos de Néstor y de Cristina Fernández de Kirchner.
-Tengo a los tipos que pueden comprarte la radio -lo entusiasmó Mindlin.
-Me harías un gran favor, porque estoy perdiendo plata a lo pavote -reconoció Marcelo.
-Llamalos. Los conozco bien: quieren meterse en el negocio de los medios.
La conversación entre Tinelli y Mindlin tuvo lugar antes de que fina¬lizara 2007.
Cuatro meses después, en abril de 2008, Electroingeniería, una empre¬sa sospechada de kirchnerista y con tonada cordobesa, compraría el noventa por ciento de las acciones de Radiodifusora del Plata y elevaría así su perfil hasta transformarse en uno de los grupos económicos más sospechados de la Era K. Tinelli había conocido a Mindlin en 2002, en el medio de la crisis económica y social más grave de la Argentina, cuando un grupo de medios, periodistas y empresarios se juntaron para apoyar una iniciativa denominada "Contra el hambre más urgente".
Durante 2007, Marcelo ya había intentado venderle la radio. Y no solo a Mindlin. Había conversado, entre otros, con sus socios del Grupo Cla¬rín y con Francisco de Narváez. Pero no había caso. Ninguno quería una emisora de amplitud modulada (AM) que, a pesar de haber llegado al ter¬cer lugar entre las más escuchadas, perdía entre seiscientos y setecientos mil pesos todos los meses.
-Era una locura. Todos los días teníamos que pedir plata a una mesa de dinero que nos cobraba el cuatro por ciento de interés semanal -con¬fesó un gerente de la radio que pidió no ser mencionado por su nombre.
La emisora y Electroingeniería mantuvieron el secreto de la operación hasta último momento. Los compradores habían copado la emisora desde abril de 2008, pero no querían cerrar la transacción hasta no comprobar cuál era la magnitud de la deuda y la dinámica del negocio.
Una tarde de julio de 2009, Marcelo Tinelli desmintió ante el autor de este libro que él se hubiera comunicado con Kirchner para pedirle su ben¬dición.
-Al contrario, lo evitaba. Porque cada vez que me llamaban desde el gobierno era para pedirme algo, quejarse o plantearme algún problema -me confesó.
Los problemas del gobierno con Tinelli tenían nombre y apellido: el de los periodistas que criticaban a Néstor y a Cristina, con independencia y sin pedir permiso, como Alfredo Leuco y Nelson Castro, entre otros.
-Marcelo jamás me llamó para pedirme que no dijera una cosa o que dijera otra -reconoció Leuco, quien decidió, junto con Fernando Bravo, irse de Radio del Plata ni bien se enteró del desembarco de Gerardo Ferreyra, Osvaldo Acosta y Sergio Spolszky, el encargado de la parte comercial.
En julio de 2008 Tinelli le compró a su socio, el dueño de Swiss Medi¬cal, Claudio Belocopitt, la otra mitad de las acciones. Además transformó a la compañía en una sociedad anónima, el único requisito que faltaba para cerrar la operación.
En octubre del mismo año se la vendió, de manera oficial, al Grupo Empresario Argentino (GEA), el nombre que eligió Electroingeniería para su empresa de medios.
La alegría de los nuevos dueños cordobeses por haber desembarcado en una radio de Buenos Aires fue tan intensa como el alivio de Tinelli por sacarse semejante mochila de encima.
Ellos pagaron nueve millones de dólares de los cuales siete se usaron para saldar la deuda. Marcelo y Belocopitt se quedaron con un millón de dólares cada uno.
Los propietarios de Electroingeniería, acostumbrados al buen trato del poder y el bajísimo perfil, no imaginaban que, apenas tres meses des¬pués, aparecerían en todos los medios acusados de censurar a Nelson Cas¬tro, uno de los periodistas más creíbles de la Argentina.
Los dueños de Electroingeniería son atípicos.
No responden a los parámetros estéticos ni ideológicos de los otros empresarios K.
Gerardo Ferreyra, alias "Gringo" por sus ojos celestes y su cabello rubio, 58 años, Documento Nacional de Identidad 14.151.758, casado con la licenciada en Letras María Rosa Cohen, dos hijos, ingeniero electróni¬co, ex dirigente del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), detenido sin juicio previo por la dictadura en 1976 y encarcelado en una prisión de Córdoba hasta 1984, celíaco y adicto al mate, todavía conser¬va el lenguaje y el discurso de aquel militante de los años setenta.
Ferreyra posee, en los papeles, solo el diez por ciento de las acciones. Sin embargo, se lo puede considerar casi un copropietario por su partici¬pación en los mejores negocios de los últimos años: las grandes obras adjudicadas bajo la administración del ministro de Planificación, Julio De Vido.
A pesar de que hizo lo imposible para no reconocer sus vínculos con el poder, es evidente que Ferreyra es amigo del influyente secretario Legal y Técnico, Carlos "Chino" Zannini; que mantiene una excelente relación con De Vido y con el secretario de Energía, Daniel Cameron; y que estu¬vo a solas con el presidente en ejercicio Néstor Kirchner por lo menos una vez (véase capítulo siguiente).
El dueño mayoritario de Electroingeniería es Osvaldo Antenor Acosta, 58 años, casado con Teresita Closa, licenciada en Letras Modernas, cuatro hijos, ingeniero; con un fuerte discurso a favor de los empresarios nacionales que no venden sus compañías al mejor postor, tiene el noven¬ta por ciento de las acciones.
Acosta es quien de verdad maneja el grupo: desde la Gerencia de Recur¬sos Humanos, cuya responsable es su propia esposa, hasta los recursos materiales, como la compra del avión E-2000 modelo 2007 con autonomía de vuelo de más de seis horas y media y un alcance de 3.500 pies de altura, con seis butacas de lujo y cómodas gavetas para maletas, bolsos y trajes.
Ferreyra y Acosta se conocieron en 1967, durante el curso de ingreso de la Facultad de Ingeniería de Córdoba. Ese año entraron quinientos sobre 1.500.
Ferreyra tenía un promedio de 8 puntos y Acosta de 7, porque, ade¬más de estudiar, ya trabajaba para ganarse la vida. El padre de Gerardo, también cordobés, era maestro rural. El de Osvaldo, que había nacido en Añatuya, Santiago del Estero, era operario de Ferrocarriles Argentinos.
Ni bien entraron a la universidad, en 1968, Ferreyra fue designado delegado de la organización clandestina del Partido Revolucionario de los Trabajores. Siguió siéndolo hasta 1971.
En 1975 lo metieron preso. En la cárcel del barrio San Marín, en Cór¬doba, en el pabellón número seis, conoció a Zannini, quien era maoísta. Lo fueron a buscar a la casa el mismo día que al ex gobernador José Ma¬nuel de la Sota, quien ya reivindicaba al Partido Justicialista, pero no la lucha armada.
Durante su detención, el Gringo presenció cómo dos militares se lle¬vaban a uno de sus mejores amigos, Ricardo Daniel Tramontini. Fue la noche del 20 de agosto de 1976. A los pocos días, Ferreyra leyó, en La Voz del Interior, que había muerto "en un enfrentamiento".
-De la cárcel aprendí a ser cada vez más autónomo, pero nunca pude superar el terror de pensar que, en cualquier momento, al minuto siguien¬te, podían matar a otro compañero, o también a mi mamá, solo porque venía a visitarme y pretendían sacarle información -confesó el Gringo, en la mitad del reportaje.
Cuando lo liberaron, en 1984, Ferreyra fue contratado por Juan Car¬los Maggi para su empresa Telenet Ingeniería. Maggi fue diputado nacio¬nal de la mano del ex ministro Domingo Cavallo. Solo lo retuvo un año: nunca encontró para él un trabajo creativo y bien remunerado.
Ferreyra decidió ir a probar suerte a Buenos Aires. Antes pasó a visi¬tar a su amigo Acosta: Osvaldo entonces le propuso que abriera una ofi¬cina comercial para Electroingeniería. Todavía se acuerdan del sueldo que pactaron: novecientos dólares.
-Para mí era una fortuna. Así que le metí para adelante y no paré más -contó Ferreyra, mientras tomaba mate en su oficina.
Ahora Ferreyra y Acosta están obsesionados por no ser presentados como kirchneristas de negocios. Muestran estadísticas y papeles con la historia de la empresa desde el año de su fundación, en 1977.
Los pedidos de investigación, las sospechas y los cargos contra Electroingeniería fueron formulados por técnicos de la Auditoría General de la Nación (AGN) y legisladores como Elisa Carrió, Luis Juez, Adrián Pérez, Fernando Sánchez y Juan Carlos Morán. Este último fue el que más se ocupó de investigar al conglomerado. En la entrevista mano a mano, Ferreyra lo calificó de "ilustre ignorante". La reconstrucción de la radiografía del grupo se obtuvo de fuentes públicas y de otras que prefieren no ser identificadas, pero que aportaron datos precisos y fehacientes.
Las acusaciones incluyen:

* El desmesurado crecimiento de Electroingeniería desde la asunción de Kirchner en 2003.
* La sospecha de haber aplicado sobreprecios en el segundo tramo del tendido eléctrico en la Patagonia, con la complicidad de altos funcionarios públicos, como el secretario de Energía, Daniel Cameron, y el ministro de Planificación, Julio De Vido.
* La polémica ruptura del contrato de Nelson Castro con Radio del Plata como producto de la fuerte presión que habría ejercido el Gobierno.
* La mención de la empresa como receptora de un pago de coi¬mas por diez millones de dólares que le debía pagar la constructo¬ra Skanska y que luego fue abortado.
* La controversial compra de la mitad de Transener, la empresa de transporte eléctrico más grande e importante de la Argentina.

-Como no le pueden pegar a Néstor Kirchner, nos pegan a nosotros -se justificó Ferreyra.
-Son operaciones políticas y mediáticas, y espero que no formes parte de ellas -fue lo primero que me dijo Acosta, antes de sentarse junto a su socio y empezar a responder durante el mediodía del martes 12 de abril de 2009.
Detrás de cada una de las acusaciones, hay una historia secreta que merece ser conocida y narrada.
Electroingeniería se inició como una pequeñísima empresa en un diminuto taller de la calle Uspallata, en la provincia de Córdoba, en 1977. Fabricaba tableros eléctricos y solo tenía dos empleados.
Treinta y tres años después, facturaba casi trescientos millones de dólares, daba trabajo a más de 3.500 personas y se había transformado en un grupo económico con más de veinte empresas que operan en grandes y multimillonarias obras. Solo tres ejemplos:

* Uno: las dos centrales termoeléctricas mellizas de ciclo combinado. Se trata de la General Belgrano, en Timbúes, provincia de Santa Fe, y la General San Martín, en Campana, provincia de Buenos Aires. Es un negocio de más de 1.600 millones de dólares que comparte, entre otras grandes, con Siemens.
* Dos: el tendido eléctrico de Choele Choel-Puerto Madryn y Puerto Madryn-Pico Truncado. Por el primer tramo de la obra se pagaron 545.737 pesos por kilómetro, mientras que el segundo tramo costó 848.812 por kilómetro.
* Tres: el tercer tramo del tendido eléctrico de Yacyretá, una obra de ochocientos millones de dólares.

Pero eso no es todo: el grupo maneja, además, parte del negocio del peaje y tiene intereses en la agroindustria y el desarrollo inmobiliario. Los números no mienten.
Desde que Kirchner asumió como Presidente, la facturación de Electroingeniería creció el cuatrocientos por ciento: de 42 millones de dólares en 2004 a 290 millones de dólares en 2008.
Electroingeniería fue fundada por cuatro socios y compañeros de la facultad: Acosta, su hermano Juan Carlos, José Arena y Roberto Zamuner.
Primero alquilaron una casa, a los dos años compraron otra propiedad pequeña y enseguida se mudaron a un galpón casi tan chico como todo lo demás.
En 1983 facturaron trescientos mil dólares.
En 1984 obtuvieron el negocio más importante desde su fundación: la fabricación de cabinas para la Eriday-UTE (Unión Transitoria de Empresas), que a su vez eran contratadas por Yacyretá.
-Era un contrato por casi un millón y medio de dólares. Nos dio vuel¬ta el panorama. Tuvimos trabajo seguido durante un año y medio -recor¬dó Acosta.
En 1987 ya facturaban ochocientos mil dólares. Y tenían mucho tra¬bajo: la parte eléctrica de la ampliación de la papelera Massuh, de algunas obras de Cartellone y de Roggio, y el tendido de líneas de transporte de energía para la provincia de Catamarca.
Durante la década de los noventa Electroingeniería construyó el pri¬mer electroducto nacional, en la provincia de Corrientes.
En 1993 fundaron Yacylec e hicieron las primeras líneas de quinien¬tos kilovatios.
En 1997 ingresaron en el Perú y trabajaron de manera intensiva hasta 2007, cuando fueron acusados de presentar documentación falsa y se retiraron.
También participaron de obras eléctricas en Bolivia, el Paraguay, Chile y el Uruguay.
En 2001, Electro obtuvo otro de sus negocios más importantes: la licitación para construir cien escuelas en la provincia de Córdoba. Fue durante el gobierno de José Manuel de la Sota. Ricardo Jaime era el vice¬ministro de Educación. Como habían conseguido el negocio, Ferreyra y Acosta subcontrataron a IECSA, una empresa de mayor capacidad, y le encargaron la mayoría del trabajo. Dos arquitectos que quedaron afuera, Arquímedes Federico y Carlos Roberto Toranzo, denunciaron a la empre¬sa ante la fiscalía de la provincia por no presentar la documentación del proyecto a los colegios profesionales ni realizar los aportes previsionales a ingenieros y arquitectos.
En 2003, año de la asunción de Néstor, Electroingeniería era casi una desconocida entre las más grandes e importantes empresas.
Fue en ese tiempo cuando sorprendió al mundo de la energía al ingre¬sar al selecto "Club de los 500".
Se denomina así a los grandes jugadores que acceden al negocio del transporte de quinientos kilovoltios, algo que hasta ese momento había reservado para megaconstructoras como Techint, Sade Skanska, Cartellone o Sideco.
Electroingeniería dio su primer gran salto al ganar la licitación para la construcción de la línea entre Choele Choel y Puerto Madryn. Y rebo¬tó todavía más arriba al obtener un negocio extra: la otra línea entre Puer¬to Madryn y Pico Truncado, cuyos supuestos sobreprecios se analizarán enseguida.
-No fue nuestro primer trabajo. No somos unos improvisados. Ya habí¬amos hecho eso antes en Uruguay y Perú -informó Gerardo Ferreyra.
Lo que dice es cierto. Como también es verdad que la oferta de pre¬cios de Electroingeniería fue la mejor de todas.
Lo que no deja de sorprender es la rapidez de su desarrollo. Porque, hasta ese momento, Electroingeniería solo había participado, en la Argen¬tina, con apenas el cinco por ciento, en la construcción de un tendido de quinientos kilovoltios entre 1992 y 1994, y nada más que eso.
La denuncia de los diputados nacionales Juan Carlos Morán y Adrián Pérez alrededor del tendido eléctrico de la Patagonia no involucra solo a Electroingeniería, sino también a Cameron y a De Vido.
Morán utilizó como principales argumentos las mismas razones que presentó ante la Fiscalía Nacional de Investigaciones.
Morán denunció a Cameron y a De Vido por no haber utilizado, para financiar el tendido de la Patagonia, el Fondo Eléctrico de la provincia de Santa Cruz, un cargo extra que se paga en las facturas de Edenor, Edesur y Edelap, y que debía ser destinado para financiar grandes obras como las aludidas.
El cargo extra se estableció, por ley, en 1989.
Se determinó que los usuarios debían pagar un recargo del seis por mil sobre el total de la factura.
Se decidió que ese cargo fijo se destinaría a la Empresa de Servicios Públicos Sociedad del Estado (ESPSE) de Santa Cruz. Y que la ESPSE realizaría inversiones en infraestructura con el objeto de reducir el nivel de tarifas que pagaban los habitantes de esa provincia.
Se especificó que la provincia sería beneficiada por ese gravamen hasta que Santa Cruz se conectara con el Sistema Interconectado Nacio¬nal (SIN).
Pero, en noviembre de 2005, el Centro de Educación al Consumidor (CEC) denunció ante la Justicia que los 483 millones de pesos que el fondo eléctrico de Santa Cruz había recaudado hasta ese momento, y que provenían de los recargos de las facturas de luz, no se habían usado para realizar obras sino para repartir subsidios.
El CEC primero reclamó a Daniel Cameron información detallada, pero no recibió nada. La organización de consumidores inició entonces otra demanda por mora en la información.
Al final, el 1o de noviembre de 2005, Energía aceptó que el noventa por ciento del fondo lo habían utilizado para subsidiar a los consumidores.
El diputado Morán, en su presentación, fue más específico. Detalló que el mínimo porcentaje que se usó para obras no tenía nada que ver con la interconexión, sino con el alumbrado público y las líneas de media y alta tensión.
-El espíritu de la ley era subsidiar la luz en Santa Cruz y, con esa plata, hacer obras para conectar a la provincia con el resto del país. Pero estos tipos lo usaron para cualquier cosa -explicó Morán, en diálogo con el autor del libro.
El diputado nacional también denunció que, a poco de asumir la Presidencia en 2003, Kirchner, en vez de respetar el porcentaje de seis por mil, le puso al recargo un tope de 35 millones de pesos por año, y que uti¬lizó el excedente de la recaudación para rentas generales.
-Se lo aprobó el Tribunal de Cuentas de su provincia, el mismo que fue cuestionado por su pobre actuación en la investigación sobre el des¬tino de los fondos de Santa Cruz -informó.
Morán calculó que con la recaudación del Fondo Eléctrico se podría haber financiado el 96 por ciento de la construcción de la Línea Extra de Alta Tensión de quinientos kilovoltios entre Pico Truncado y Puerto Madryn. Sin embargo, ese dinero salió del Tesoro Nacional. Es decir: del bolsillo de todos los argentinos, como se verá enseguida.
Morán acusó también a De Vido y a Cameron de ignorar la recomen¬dación planteada en 2002 por la Dirección Nacional de Prospectiva de la Subsecretaría de Energía para mejorar todo el sistema nacional de electri¬cidad con un doble propósito:
-Uno: "direccionar" de manera arbitraria las obras de interconexión hacia la provincia de Santa Cruz. Y dos: arreglar las cosas para que, ense¬guida, y con fondos del Tesoro Nacional, se iniciara la megaobra de inter¬conexión patagónica desde Choele Choel hasta Puerto Madryn y desde Puerto Madryn hasta Pico Truncado. Para que se entienda bien: se trató del primer gran negocio que obtuvo Electroingeniería, la empresa de Ferreyra y Acosta.
La Dirección Nacional de Prospectiva había recomendado otra cosa: empezar a trabajar por la interconexión Noroeste (NOA) y Noroeste Argentino (NEA).
Sus argumentos eran lógicos.
Empezando por allí se resolvería el problema de transporte que toda¬vía afecta la demanda doméstica, se reduciría la necesidad de importar energía cara y mejoraría el uso de la capacidad instalada.
Pero el gobierno de Kirchner no solo desoyó los consejos del sentido común. Primero ordenó comenzar por la Patagonia y, además, decidió, mediante una simple resolución, agregar al plan otra nueva línea entre las estaciones transformadoras de Puerto Madryn y Pico Truncado. Otra obra financiada con aportes del Tesoro.
-Una arbitrariedad detrás de la otra -interpretó Morán.
En su presentación, el diputado denunció, al final, la existencia de sobreprecios en la obra de la red de alta tensión, interconexión patagóni¬ca, entre las estaciones transformadoras de Madryn, en Chubut, y Trunca¬do, en Santa Cruz.
La obra fue adjudicada el 22 de abril a Integración Eléctrica Sur Argentina (INTESAR SA) por 160 millones de pesos más IVA.
INTESAR es una empresa que Electroingeniería registró, con un capi¬tal inicial de solo doce mil pesos, para hacer ese trabajo.
Para probar el sobreprecio, Morán comparó el costo por kilómetro de esta última obra con la que Electroingeniería había realizado para el pri¬mer tramo entre Choele Choel y Madryn.
Así determinó que, según la información oficial, mientras para la pri¬mera, la secretaría de Energía había autorizado un costo de un poco más de 580.000 pesos por kilómetro, para la segunda había aprobado casi 850.000 pesos.
-Las obras son idénticas, fueron realizadas en el mismo territorio, con una diferencia de veinte meses, y en un período de estabilidad económi¬ca -explicó Morán para sustentar su denuncia.
El legislador presentó la denuncia ante el fiscal de Investigaciones Administrativas Manuel Garrido, el 13 de junio de 2008.
El 3 de diciembre del mismo año la Auditoría General de la Nación (AGN) recomendó un análisis de costos para establecer la razonabilidad del segundo tramo de la obra.
Y el domingo 4 de enero de 2009 estalló el escándalo.
Fue cuando Laura Capriata, periodista del diario La Nación, publi¬có un artículo sobre el informe de la AGN que ya se había subido a la internet.
Se convirtió en la principal nota de tapa. Su título: "Supuestas irregularidades. Cuestionan al secretario de Energía. Investigan un sobre¬precio de 150 millones en una obra".
A la mañana siguiente, Nelson Castro primero entrevistó a Morán, quien confirmó las sospechas de sobreprecios, y después dialogó con Carlos Bergoglio, vocero de Electroingeniería.
El viernes de esa semana el periodista inició sus vacaciones.
A partir de ese momento los nuevos dueños de la radio fueron ase¬sorados por funcionarios muy cercanos a Kirchner, quienes les acon¬sejaron romper el contrato con Castro para dar una lección a todos los periodistas críticos.
-Así comprenderán que, si somos capaces de voltear a uno de los más fuertes, lo seremos también con todos los demás -interpretó durante esos días de verano, en Cariló, un empresario de medios K, uno de los principales beneficiarios de la pauta oficial.
El primer indicio de la intromisión del gobierno en el caso Castro lo obtuve cuando, por casualidad, me encontré con uno de los secretarios de Estado más leales a Kirchner. El hombre, un patagónico que no es de Santa Cruz, también trabaja con Cristina, a quien acompaña en la mayoría de sus viajes dentro y fuera del país.
-No cometan el error de pedirle a la gente de Radio del Plata que echen a Nelson Castro -me atreví a sugerirle.
-Es una cuestión entre privados -ironizó.
Se trata de la misma respuesta que dio el entonces presidente Kirchner cuando le preguntaron sobre las coimas que pagó Skanska.
-Va a ser un gran escándalo —insistí.
-No, te equivocás. No va a durar más de quince días. Harán un poco de ruido Noticias, Perfil y La Nación, y dos o tres periodistas como vos. Después la gente se olvidará.
El martes 13 de enero de 2009 los responsables de la emisora le comunicaron a Castro que no lo querían más en el aire. Y le pagaron hasta el últi¬mo centavo que le correspondía por la rescisión del contrato.
El secretario de Estado con el que me crucé por casualidad subes¬timó las repercusiones inmediatas y las que siguieron después.
Pero la ida de Castro impactó en todo el país y provocó la caída de audiencia de Radio del Plata. Además, a partir de ese momento, no existe un argentino más o menos informado que no relacione a Kirch¬ner con Electroingeniería.
Dos días después de la nota de Capriata en La Nación, el secreta¬rio de Energía dirigió una larguísima carta al director del diario, Barto¬lomé Mitre, en la que aseguró:

* Que la periodista había hecho no uso, sino "abuso", del informe de la AGN.
* Que la AGN no se había pronunciado definitivamente ni había dictaminado la existencia de sobreprecios.
* Que él, Cameron, es el absoluto responsable de todas las decisio¬nes: desde las licitaciones para la obra hasta el financiamiento.
* Que las obras no podrían haberse realizado si no hubiera habi¬do aportes del Tesoro y que se habría tardado veinticinco años si solo se hubiese contado con los fondos específicos creados para hacerla.
* Que para el tramo Puerto Madryn-Pico Truncado fueron vendi¬dos nueve pliegos, se recibieron cuatro ofertas y que se lo adjudi¬có a Electroingeniería por ser la más económica.
* Que la de Electroingeniería resultó diez por ciento más barata que la segunda oferta, y 19 por ciento más barata que la de mayor precio.
* Que no hubo sobreprecios al autorizar para el segundo tramo un costo superior al 48 por ciento.
* Que solo el costo de la mano de obra entre un tramo y otro tiene una diferencia del 75 por ciento.
* Que los costos de los commodities, durante los veinte meses que hubo entre una y otra obra, variaron, en promedio, más del setenta por ciento.
* Que el acero laminado aumentó el 74 por ciento; los aceros tubulares, 110 por ciento; el zinc, cincuenta por ciento; el cobre el ciento por ciento; el aluminio, 33 por ciento, y el petróleo crudo, ochenta por ciento.
* Que mientras la primera obra es lineal y llana, la segunda atraviesa cañadones, quebradas y mesetas.
* Que mientras la primera implicó ocho vértices, la segunda necesitó más de 59 estructuras especiales.

Cameron también le recomendó a Mitre que estudiara los temas en profundidad y que no pusiera en boca de instituciones lo que las personas no dicen.
El mismo día de la carta de Cameron, Electroingeniería publicó, con idénticos argumentos, una solicitada a toda página en el matutino La Nación.
El 8 de enero de 2009 el presidente de la AGN, Leandro Despouy, le respondió una queja al presidente de Electroingeniería y le aclaró:

* Que todavía no habían realizado una auditoría de precios.
* Y que, dada la magnitud de la variación de costos, que alcan¬zaba el 48 por ciento, habían decidido realizarla.

El 2 de marzo, a pedido del fiscal Manuel Garrido, Juan Carlos Mo¬rán amplió su denuncia y explicó cuál era la fórmula polinómica que había utilizado para ratificar la existencia de sobreprecios.
Morán informó que el proceso inflacionario durante los veintiún meses que pasaron entre una y otra obra apenas llegaba al 14 por cien¬to; que en el contrato no se incluyó la predeterminación de precios; que la estructura de costos presentada por INTESAR era idéntica a la de la obra anterior, por lo que no había manera de justificar semejan¬te aumento de casi el cincuenta por ciento.
Morán también descubrió otro detalle: que Electroingeniería había sido juez y parte de la obra, porque no solo tuvo a cargo la construc¬ción, sino también la supervisión del proyecto.
En agosto de 2009 Morán y su colega, el diputado Adrián Pérez, pidieron la apertura de la causa que inició Carrió por presunta asocia¬ción ilícita entre Kirchner, altos funcionarios del gobierno y los más reconocidos empresarios K.
Entonces Morán y Pérez denunciaron a Cameron y a De Vido por fraude al Estado y violación de los deberes de funcionario público.
Pero el escándalo alrededor del tendido eléctrico en la Patagonia no fue el único.
En abril de 2006 Electroingeniería sorprendió otra vez al mundo de los pesos pesados de la obra pública al obtener otro negocio enorme: el tercer tramo del nuevo tendido eléctrico de Yacyretá.
Nadie volvió a hacer olas hasta que la revista Noticias descubrió la mención de Electroingeniería en el polémico caso Skanska.
El caso Skanska estalló cuando el juez en lo Penal Tributario, Javier López Biscayart, probó que los gerentes de la constructora sueca admi¬tieron el uso de facturas truchas para disimular el pago de coimas en la construcción de obras para las empresas Transportadora de Gas del Sur (TGS) y Transportadora de Gas del Norte (TGN).
Se trata de uno de los mayores escándalos de corrupción que salpica¬ron a funcionarios de Kirchner.
El responsable de Banco Nación Fideicomisos, Néstor Ulloa, y un alto funcionario de Enargas, Fulvio Madaro, fueron procesados y tuvieron que renunciar a sus puestos.
Entre las pruebas documentales, López Biscayart encontró un memorándum del entonces director financiero de Skanska, José Alonso. En ese memo, Alonso informó a sus superiores, en la casa matriz con sede en Suecia, que estaba en desacuerdo con "las violaciones éticas" de otros gerentes, y escribió, en lenguaje críptico:

* "Estuve en contra de seguir vendiéndole material a Electroingeniería, operación que sigue desarrollándose".
* "La violación ética ejecutada y la violación ética abortada inclu¬yó pagos de cinco millones de dólares (TGS/TGN) y de diez millones de dólares (Electroingeniería)".

Fiscales, jueces y periodistas no comprendieron qué hacía Electroin¬geniería en el memo hasta que un diario de Córdoba, Día a Día, le pre¬guntó al vocero de Skanska, Miguel Ritter, a qué obra pública se estaba refiriendo Alonso.
Según Día a Día, Ritter admitió que esa coima "abortada" o fallida habría sido la condición para que Electroingeniería subcontratara a Skanska en la construcción de una parte del Tercer Tramo del Sistema de Transmisión Asociado a la Central Hidroeléctrica de Yacyretá.
La historia es así.
Después de ganar la licitación, los ingenieros de INTESAR (de Elec¬troingeniería) se dieron cuenta de que el trabajo requería obras que la empresa no tenía capacidad para realizar. Un ejemplo: los cruces de islo¬tes y ríos que necesitan equipos y operarios especializados. Por esa razón habían invitado a Skanska a participar del negocio.
-Electroingeniería nominó a Skanska para realizar esa obra. Se trató de un subcontrato que finalmente se cayó -reconoció Ritter ante un periodista de Día a Día.
En el siguiente capítulo se verá que Ferreyra y Acosta presentaron las cosas de otra manera.
También presentaron como lógica y justa la movida que hicieron hombres de Kirchner para que Electroingeniería se quedara con parte de Transener, la empresa de transporte de energía más poderosa de la Argentina.
El cincuenta por ciento de Transener era de Petrobras, pero la empresa brasileña estaba obligada a venderla.
Eso había aceptado Petrobras en 2002, por orden del gobierno de Eduardo Duhalde, quien, para que pudiera comprar la mayoría de la petrolera Pérez Companc, le ordenó desprenderse del transporte de ener¬gía, evitando así una posición dominante que incluyera la producción, la distribución y el traslado.
El 13 de junio de 2006 Petrobras anunció que vendía el cincuenta por ciento de Transener al fondo de inversión Eaton Park Capital Mana¬gement a cambio de 54 millones de dólares.
El director de Gas y Energía de la petrolera, Joao Bezerra, declaró:
-Con Eaton elegimos la mejor alternativa: se trata de un fondo que tiene fuertes inversiones en energía en la región.
Casi al mismo tiempo, Eaton adelantó once millones de dólares para cerrar la operación.
Sin embargo, poco después, tanto De Vido como Cameron empeza¬ron a presionar a los directivos de Petrobras para abortar la transacción con Eaton e iniciar negociaciones con Electroingeniería.
-No solo nos presionaron: pidieron la cabeza de Bezerra. Y no nos quedó opción. O hacíamos lo que ellos querían o teníamos que irnos de la Argentina -me contó un CEO de la empresa que me pidió, encareci¬damente, absoluta reserva de su nombre.
El Ente Regulador de Energía, la Secretaría de Defensa de la Compe¬tencia y la Justicia en lo Contencioso Administrativo trabajaron en línea con los deseos del gobierno.
En diciembre de 2007, Electroingeniería, en sociedad con Enarsa, la empresa pública de energía, compraron, al mismo precio que había ofertado Eaton, Transener, la estratégica red de 8.800 kilómetros de líneas eléctricas.
Pero los cordobeses no se detuvieron ahí: en enero de 2008 suma¬ron otro gran negocio a su ancho abanico de intereses: adquirieron Vialco, una constructora dueña de alguna de las más importantes concesio¬nes viales por la módica suma de catorce millones de dólares.
Vialco explota:
-La Ruta Interbalnearia 11, Caminos del Atlántico, que une a varias ciudades de la costa atlántica.
Junto con Decavial maneja Vial 3: esta empresa posee el Corredor Nacional 3, formado por las rutas nacionales 9, desde Campana hasta Rosario, y 11, desde San Lorenzo hasta Puerto Reconquista; la autopista Rosario-Armstrong; y algunos tramos de las rutas nacionales 188 y 19.
Se trata de algunos de los peajes que más facturan en la Argentina.
Pero la compra de Vialco estaría vinculada al interés por uno de los mayores negocios que podría lograr en el futuro: los trabajos de nivela¬ción para los setecientos kilómetros de vías en los que se apoyaría el tren bala para recorrer Buenos Aires, Rosario y Córdoba.
-Nosotros no estamos en el consorcio que se adjudicó el proyecto, pero estas empresas van a tener que contratar a alguien para hacer este trabajo -confesó el vocero de Electroingeniería, Carlos Bergoglio, a un periodista de La Nación, el 11 de abril de 2009.
Cuatro meses después que Electroingeniería se quedara con Vialco, la Presidente prorrogó por segunda vez todas las concesiones viales sin lla¬mar a licitación.
Lo hizo por un decreto de necesidad y urgencia y por el lapso de 120 días, y a pesar de los sistemáticos incumplimientos de las obligaciones contractuales y las recomendaciones de la Auditoría General de la Nación (AGN), organismo que ya había recomendado la rescisión del servicio.
Desde que Kirchner asumió como Presidente, hasta principios de 2009, Vialco recibió 376 millones de pesos del Estado entre compensa¬ciones, decretos y fondos para obras.
Durante ese tiempo, solo pagó 112.000 pesos de los más de diez millo¬nes que adeuda por multas debido al incumplimiento de las obligaciones que figuran en el contrato.
Kirchner le dio la concesión del corredor más importante a Vialco el 30 octubre de 2003, mediante el decreto 1.007.
La mayor parte del dinero que recibió Vialco provino de la Unidad de Coordinación de Fideicomisos de Infraestructura (UCOFIN). Se trata del fondo que se acumula con un porcentaje de lo que se recauda por los pea¬jes: el fideicomiso devuelve parte de ese fondo para las obras viales.
El Corredor Vial 3, que ahora controla Electroingeniería, recibió desde octubre de 2003 hasta diciembre de 2008 casi 206 millones de pesos. De los seis corredores viales, es el que más plata se llevó. El segundo en el ranking es el Corredor 2, de la Autovía del Oeste, con 162 millo¬nes de pesos.
Vial 3 se vio también muy favorecida por dos decretos que le per¬mitieron aumentar sus tarifas.
Uno fue firmado por Fernando de la Rúa en 2001 y otro por Nés¬tor Kirchner. El total del beneficio asciende a 142 millones de pesos.
Pero eso no fue todo. Porque Vialco embolsó casi treinta millones de pesos más en concepto de compensación por rebajas de tarifas.
Vialco, ahora de Electroingeniería, no solo es la compañía vial más beneficiada con aportes del Estado. También es la que más irregularida¬des acumula, y la que más multas adeuda.
Hasta enero de 2009, las empresas que explotan los seis corredo¬res viales habían sido multadas por casi diecinueve millones de pesos. Solo Vial 3 SA, de Electroingeniería, adeudaba más de diez millones de pesos. Sin embargo no había abonado ni siquiera un millón.
Hay dos informes de la AGN y uno de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) que denuncian a todas las empresas viales porque, a pesar de recibir el dinero, no hicieron las obras de mejoras a las que las obligaba el pliego. A todas ellas les reclaman trabajos indispensables para la seguridad, como el aquaplaning. Se trata del mantenimiento necesario para que los vehículos no resbalen los días de lluvia.
-El 67 por ciento del dinero que las concesionarias viales destinan para obras lo usan para cortar el pasto alrededor del asfalto -denun¬ció el diputado Juan Carlos Morán, en base a un estudio de la AGN.
La discrecionalidad del gobierno para decidir sobre el negocio de los peajes no terminó con el decreto del martes 5 de mayo de 2009.
En febrero de este año, la comisión evaluadora del Órgano de Con¬trol de las Concesiones Viales (OCCOVI) tomó la decisión de dejar al margen de la precalificación a Techint.
-No fue por su capacidad técnica, ya que es igual o superior a cual¬quiera de las que hoy explotan los corredores. Fue por el default que declaró Transportadora del Gas del Norte y porque Techint decidió des¬pegarse del caso Skanska -me explicó el CEO de una de las empresas de obra pública que más facturan en la Argentina.
No hay de qué sorprenderse.
O se está con el Dueño de la Argentina o se está contra él. Y Ferrey¬ra y Acosta están con él.
Enseguida se conocerá el intento de ambos por despegarse de esa lógica e intentar dar respuesta a todas las acusaciones.




















2

DOBLE REPORTAJE




OSVALDO ACOSTA: "Me cago en el periodismo independiente"
GERARDO FERREYRA: "No usamos los ornamentos del poder"


Gerardo Ferreyra y Osvaldo Acosta se tomaron casi una tarde para responder todas las preguntas que se le hicieron para esta investigación. Atípicos e ideológicos, recibieron al autor del libro entre las 13.30 y las 18 del martes 12 de mayo de 2009 en sus oficinas del quinto piso de Lavalle 462.
Ninguno de los dos llevaba corbata. Ofrecieron sandwiches y gaseo¬sas, y se mostraron amables y campechanos, hasta que las preguntas em¬pezaron a incomodarlos. De cualquier manera, ninguno de los dos se salió de la línea. Aunque no son kirchneristas de la primera hora, parecen sen¬tir por Clarín algo muy parecido a lo que siente el ex presidente. Y se manifiestan muy de acuerdo con la línea editorial que ahora tiene Radio del Plata.

-¿Para qué compraron Radio del Plata?
GF: ¿Cómo "para qué"?
-Claro. No tiene nada que ver con el corazón de sus negocios. Y ahora es percibida como una radio oficialista.
GF: ¿Y cuál es el problema?
-Ninguno. Mi trabajo es preguntar. Pero problemas no tengo: si quie¬ren, y la ley se los permite, hasta pueden comprar Clarín.
GF: ¿Está en venta? No. En serio. Una de las respuestas a tus por¬qués es que creemos que los medios tienen que estar en manos de empre¬sas nacionales. ¿De quién eran los medios antes de las privatizaciones? Del Estado. Los que después los compraron se preguntaban todo el tiem¬po: "¿Cómo pueden estar las principales radios y canales en manos del Estado?". Se lo dejaron de preguntar hasta que los adquirieron. Pero des¬pués nadie se preguntó, por ejemplo, por qué tiene que estar en manos de extranjeros el discurso del país.
-¿Qué empresas extranjeras?

GF: Prisa, Telefónica, el CEI [Citicorp Equity Investment]. ¿Por qué, por ejemplo, tiene que estar Goldman Sachs en el Grupo Clarín?
-¿Por eso compraron Radio del Plata?
GF: Sí. La compramos porque creemos que los recursos estratégicos de un país tienen que estar en manos de empresarios nacionales. Del Esta¬do, de las empresas nacionales o en forma mixta. Para nosotros, la comu¬nicación es un recurso tan vital como la energía. Porque, como vos decís, el verdadero resultado de las elecciones no se conoce el domingo del comicio: está en la tapa del lunes del diario Clarín.
-¿Y ustedes se plantean como una alternativa al discurso de Clarín?
OA: No. Para nada.
GF: Nosotros queremos transmitir un discurso nacional. ¿Por qué nos venís a preguntar a nosotros para qué compramos una radio y no le pre¬guntaste a [Eduardo] Eurnekian, en su momento, para qué se compró una radio o un canal? ¿Por qué no le preguntás a [Francisco] de Narváez para qué se compró un medio? ¿Por qué no te preguntás para qué entraron los mexicanos a la Argentina? ¿Por qué no nos preguntamos qué tienen que comunicar los españoles en nuestro país?
OA: Queremos defender un proyecto nacional. Y también lo enten¬demos como un negocio más. No entramos en los medios para perder plata. Para perder ya tenemos la Fundación. Para eso sí, usamos entre el cinco y el diez por ciento de los beneficios después de descontar impuestos.
-¿Por qué censuraron a Nelson Castro?
Los dos, al mismo tiempo: ¡Nosotros no censuramos a nadie!
GF: ¿Censurar? Si estuvo hablando un año de lo que quiso. Ojo: nos¬otros tomamos el control de la radio antes de que se armara todo el lío, en abril de 2008.
-¿En abril de 2008? ¿Y por qué no lo blanquearon en ese momento?
GF: Porque no había terminado el período de evaluación.
-¿Cuánto pagaron?
GF: Nueve millones de dólares.
OA: Sí. Gran parte de la deuda fue a parar ahí.
-¿Qué porcentaje tienen?
GF: El 90.
-¿Quién tiene el resto?
GF: Claudio Belocopitt. Quizá, como hay un proceso que lleva un tiempo, todavía le queden algunas acciones a Tinelli.
-¿Marcelo Tinelli sigue decidiendo en la radio?
GF: Es solo el director deportivo. Nos recomienda en esa área.
-Una fuente muy segura me dijo que ustedes compraron la radio por¬que Kirchner se lo pidió.
GF: No. Nosotros, con Osvaldo, ya veníamos pensando en invertir en medios desde 2007. Nos habíamos planteado que, en vez de esperar sen¬tados a que inventen o armen una imagen de lo que no somos, teníamos que empezar a contarlo nosotros. Nos propusimos tener más participa¬ción con los periodistas, publicar lo que hacemos y...
-Comprar medios.
GF: La compra de medios es una consecuencia de ello.
-¿Una acción defensiva?
GF: De alguna manera es defensiva. Pero también nos importa comu¬nicar lo que pensamos nosotros.
-¿Quién les dijo que Radio del Plata estaba en venta?
GF: Como es un tema muy sensible, prefiero no comentarlo (véase Octava Parte: Electroingeniería. Capítulo 1: Bajo sospecha).
-Volvamos al tema Castro. Usted, Ferreyra, antes de empezar la entrevista, me comentó: "Estoy orgulloso de hacer lo que hice". ¿Le parece que es para enorgullecerse?
GF: Sí. Porque no se hace eso contra una empresa. No se hace una operación político-mediática contra una empresa como la nuestra, fun¬dada sobre la base del esfuerzo, la reinversión y la educación. Fue algo casi delictivo lo que hizo él.
-¿Delictivo? Lo único que hizo fue informar.
GF: No. Eso no fue informar. Fue una maniobra político-mediática. Y no sé si fue parte de la campaña. Como no le podían pegar a Kirchner, nos pegaron a nosotros.
-¿Les parece que fue para tanto?
OA: Sí. Fue algo raro. ¿Tenés idea de cómo se armó todo? Un par de datos para entender. La Coalición Cívica, mediante Elisa Carrió, hizo una denuncia "ómnibus". Denunció por asociación ilícita a un montón de empresarios a los que vinculó con Kirchner. Eso fue en octubre de 2008. Poco después, el 4 de enero de 2009, el diario La Nación publicó, en tapa: "Sobreprecios en obra del Sur", que, según la denuncia, habría ejecutado nuestra empresa INTESAR.
-Pero no lo inventó. Trabajó sobre un informe de la Auditoría Gene¬ral de la Nación.
OA: No hubo ni auditoría ni investigación. Solo un pedido de la AGN para que la Secretaría de Energía verificara si la variación del costo entre una obra y otra era razonable. Eso es muy diferente a una sospecha.
-Se hablaba claramente de sobreprecios entre las obras de interconexión de Choele Choel-Puerto Madryn, y las de Puerto Madryn-Pico Truncado.
OA: No me creas a mí. Escuchá: Osvaldo Acosta toma un documen¬to con la firma del titular de la AGN, Leandro Despouy, y lee: "No hemos realizado una auditoría de costos que permita comparar las obras, por lo cual se prevé una auditoría de ejecución de los tramos de obras, orienta¬da a establecer la razonabilidad de los costos del segundo tramo". Esto quiere decir que no hubo auditoría ni investigación.
GF: Por eso publicamos en La Nación una página completa con el título "Ni auditoría ni investigación".
-¿Es una acción de prensa o no? No me parece que haya habido una conspiración.
OA: ¿No? Sigo. Con nada, La Nación publicó. Y el único medio que lo tomó fue Radio del Plata, con Nelson Castro. Y después de Nelson, la Coalición Cívica amplió la denuncia. Oh, casualidad. La Nación, Nelson Castro y la señora Carrió. ¿Es una acción mediático-política o no?
GF: La operación no termina ahí. El informe de la auditoría ya era conocido por los especialistas del mercado. Y nadie le había dado tanta significación. Entró a La Nación de manera indirecta, cuando los perio¬distas especializados en el área de Energía, Diego Cabot y Francisco Oli¬vera, estaban de vacaciones.
-¿Y eso qué tiene que ver?
GF: Entonces Carrió habló con Laura Capriata, la periodista que se ocupa de la Coalición Cívica y, casualidad... ¡lo pusieron en tapa! Fue una acción político-mediática.
-Pero Castro hizo lo que corresponde: llamó primero al denunciante, el diputado nacional Juan Carlos Morán, y después al vocero de Elec¬troingeniería, Carlos Bergoglio.
OA: No fue así. Porque, después de hablar con Bergoglio, Castro vol¬vió a poner la grabación de Morán para ratificar la denuncia. Y el periodis¬ta que estaba con él dijo: "Es el modus operandi de las empresas kirchneristas". Más tarde, de manera inocente, Bergoglio habló con Castro. Y el periodista le dijo: "Pero si yo, al ponerlo en el aire, le hice un bien a usted". Y Bergoglio le respondió: "Yo no creo que me haya hecho ningún bien". Y, de manera educada, le explicó sus razones. ¿Qué hizo Castro entonces?
-¿Qué hizo?
OA: El domingo, publicó, o hizo publicar, en Perfil que queríamos echarlo de la radio. Es decir: no tuvo códigos con nosotros. Esa es la ver¬dad. Después, seguimos dialogando, pero el que quiso irse de la radio fue él. Y con mucha plata, además.
GF: Esa es la pura verdad. Además, Castro le dijo a Leopoldo "Lolo" Elías, nuestro abogado: "Si a ustedes nos les gustó la nota, podemos empe¬zar a conversar para discontinuar el contrato...".
-Pero si la empresa ya no lo quería más.
GF: No. La verdad es que estábamos muy enojados con lo que había hecho.
OA: Decime, ¿qué tendríamos que haber hecho con un tipo que dice que le estás pagando un sueldo con plata de un sobreprecio, con plata robada? La Nación lo levantó. Y Castro, de la mano de Carrió, dijo lo mismo ¿Podemos seguir teniendo una persona así?
-Podían haber planteado las diferencias.
OA: Las planteamos. Pero él rompió los códigos. Con nosotros no tuvo códigos. A lo mejor ahora los tiene con otra gente. Muy bien. Lo feli¬cito. Puede ejercitar la libertad de expresión en otro medio, pero con nos¬otros no.
-Castro me dijo que ya les había anticipado que informaría una eventual denuncia contra Electroingeniería, si esta tomara estado públi¬co.
OA: No es cierto. Él preguntó cómo iba a seguir su contrato. Y nos¬otros le dijimos: "Vos seguí como hasta ahora". Lo que no nos advirtió es que nos iba a hacer una acción mediática. ¿Quién se banca que le hagan esto? ¿Clarín se lo bancaría? ¿Los dueños de Clarín se lo bancarían?
-Pero el dato de los sobreprecios entre una obra y otra no es una ope¬ración política ni un invento.
GF: No hay ningún sobreprecio. Lo único que hicieron fue comparar una obra: la de Choele Choel-Puerto Madryn, con otra, Puerto Madryn-Pico Truncado. La primera la cotizamos a fines de 2003. Y la otra, en 2005.
OA: Entre 2003 y 2005 la mano de obra aumentó un cien por ciento; el cobre, 75 por ciento, y otro cien por ciento más el acero y el aluminio.
-El diputado Juan Carlos Morán hizo una fórmula polinómica. La comparó con la inflación según el INDEC. Por eso sostiene que hubo sobreprecios.
GF: ¡El diputado Juan Carlos Morán es un ilustre ignorante! Pregun¬tó, por ejemplo: "¿Cómo le dan semejante negocio a Electroingeniería por noventa años?" Se ve que no leyó la ley 24.065 que regula el merca¬do eléctrico mayorista. Dice que, si te encomiendan una obra, te la tenés que quedar noventa años, porque es el período de amortización. Y esa ley no la inventé yo. Está escrita desde 1992. Con los supuestos sobreprecios, Morán tampoco se informó. El cobre, el aluminio y el acero son materia¬les cuyos precios cotizan en Londres. Los de La Nación compraron la denuncia de Morán. Pero se equivocaron. Metieron la pata. De hecho, nuestros asesores de prensa nos informaron que llamaron a una reunión de directorio para decidir si publicaban nuestra solicitada.
-Pero la publicaron.
GF: Dudaron. No la querían publicar a página completa. Nos ofrecían media página, o menos. Y no lo aceptamos. Nosotros, en cambio, nunca dudamos. La información se publicó un domingo a la mañana. El lunes a la noche ya teníamos redactada la respuesta.
-Eso no significa que tengan la razón.
GF: Yo creo que sí. Porque no solo publicaron la solicitada a página completa. También tuvieron que publicar una nota que atenuaba el artí¬culo original. Y el domingo siguiente informaron sobre las empresas líde¬res en esta nueva Argentina. Y nos mencionaron a Osvaldo y a mí. Eso, en términos periodísticos, es una retractación. Pasamos de ladrones a "empresa líder en el sistema energético". Los hechos nos terminaron de convencer sobre Castro: fue una operación político-mediática que ni el propio diario continuó.
-¿No se arrepienten de la decisión?
OA: No. Nuestro asesor de prensa nos aconsejó que no lo echáramos, pero lo echamos igual. Por su falta de código y por la deshonra que nos produjo. Y le pagamos hasta el último peso: 1.200.000 pesos. En cuotas. Con quince cheques avalados de manera personal.
GF: Y lo haríamos de nuevo. Porque estamos convencidos.
OA: Además, nosotros no nos hicimos grandes con Radio del Plata, sino con nuestro trabajo en la empresa.
-Acosta, ¿se escuchó? Acaba de decir: "Lo echamos. Lo despedimos".
OA: No lo despedí: llegamos a un acuerdo contractual. Nelson Castro es un empresario que tiene una sociedad y nos vendió un servicio. Y tenía todos los empleados en negro. Podríamos haber hecho quilombo con eso, y decidimos no hacerlo.
GF: Igual, no fue tan grande el costo que pagamos por lo de Castro.
-¿Les parece que no? La audiencia de la radio está cayendo cada vez más.
OA: Más nos dañó lo de La Nación y la operación de Castro. Me importa un carajo la ida de Nelson Castro. Si eso es periodismo indepen¬diente, me cago en el periodismo independiente.
-Ya que hablamos de las obras de tendido eléctrico. ¿Cómo se queda¬ron con Choele Choel-Puerto Madryn y Puerto Madryn-Pico Truncado?
GF: Pese a todo lo que el periodismo cacarea, pese a todo lo que dicen de nosotros, ni Néstor Kirchner ni Cristina ni Julio De Vido ni Cameron tuvieron nada que ver. El comitente de todo el Plan Federal de Transpor¬te de Energía es el Comité de Administración del Fondo Fiduciario. Se trata de un comitente federal de provincias. No interviene el Estado nacio¬nal. Son fondos que se van acumulando en el Banco Nación para aplica¬ciones específicas. Y las máximas autoridades son personas que represen¬tan a las provincias en el Consejo Federal de Energía. Los que bajan el martillo no son ni Cristina ni Néstor ni De Vido: son el titular del CAF, el ingeniero Osvaldo Arrúa, y el vicepresidente, Sebastián Chiola. Después hay un dictamen jurídico del Consejo Federal de Energía y los organis¬mos competentes del Banco Interamericano de Desarrollo. El último tramo lo licitamos con la Corporación Andina de Fomento. Son todas lici¬taciones públicas.
-¿A qué grupo le ganaron Choele Choel-Pico Truncado?
GF: Le ganamos a Teyma-Abengoa, que es una empresa española y salió segunda. Tercera salió otra española llamada Isolux Corsán. Cuarta Sade-Skanska, quinta Techint y sexta Roggio. Ahí tenés, vos que estás tan preocupado por la propiedad de los medios, el caso de Techint.
-¿Qué caso?
GF: ¿Acaso Techint no es también propietaria de medios en la Argentina?
-No que yo sepa.
GF: ¿No comparte una propiedad con el diario La Nación?
-Es la primera vez que escucho esa información.
GF: No importa. Lo que te quiero decir es que en la primera licita¬ción, Choele Choel-Puerto Madryn, nosotros presentamos una mejor ofer¬ta que Techint. Los superamos en un 45 por ciento. Y, dos años después, La Nación nos denunció por su sobreprecio del 45 por ciento.
-¿Qué me quiere decir?
GF: Que, aun si hubiésemos aumentado los precios en un 45 por cien¬to, habríamos superado la oferta de precios de Techint.
-¿Conocen ustedes a Claudio Uberti? Uberti fue titular del Órgano de Control de Concesiones Viales entre 2003 y 2008. Tuvo que renunciar ya que es el principal acusado por el escándalo de la valija de Antonini Wilson (véase capítulo Sadous).
OA: ...
GF: ...
-¿Lo conocen?
GF: Yo sí.
-En la causa judicial de la valija de Antonini Wilson hay una lla¬mada de Uberti a un número que se le atribuye a una de sus empresas, INTESAR. Según los registros, la comunicación se produjo el martes 7 de agosto de 2007 a las dos de la tarde. ¿Me podría explicar para qué habla¬ron con él?
GF: Quizá fue porque presentamos un proyecto. Una iniciativa priva¬da para el OCCOVI. También puede ser por Vialco, nuestra empresa de obras viales y concesionaria de peajes. La iniciativa privada es para dar seguridad vial a todas las autopistas del área metropolitana.
-¿Seguridad vial?
GF: Sí. Seguridad para todos los corredores, mediante una tarjeta única para todos. Ahora hay tres. Después, instalar cámaras, unidas a bases de datos capaces de ser cruzadas con la Administración de Ingre¬sos Públicos y la Policía Federal. Cámaras a lo largo de las rutas para supervisar a los autos detenidos. Iba a ser una inversión de 250 millo¬nes de dólares. Lo íbamos a hacer con Kapsch, una empresa austríaca. Se lo presentamos al Presidente y a los ministros junto con la embaja¬dora de Austria. A Kirchner le encantó. Nos prometió que se haría. Pero quedó ahí.
-¿Para qué compraron Vialco?
GF: La compramos porque estaba en venta y nos pareció una buena oferta.
-El hijo de De Vido, Juan Manuel, ¿trabajó o trabaja para Electroin¬geniería?
GF: No.
OA: Ni siquiera lo conozco. ¿Por qué preguntás semejante cosa?
-Porque fue publicado.
OA: ¿En dónde?
-En Noticias.
OA: ¿Y vos creés todo lo que se publica?
-No. Dudo siempre. Por eso pregunto: para confirmar.
OA: Ni idea.
Después de unos segundos de silencio, Gerardo Ferreyra se sinceró:
GF: Yo sí lo conozco. Yo sí lo he visto. Fue en Buenos Aires. Pero jamás trabajó para la empresa.
-¿Podría ser más específico?
GF: Asociaron los datos de manera incorrecta. Quizá hayan vincu¬lado a uno de los hijos de De Vido con Electroingeniería, porque en su mo¬mento nosotros trabajamos la ejecución de cien escuelas en Córdoba. Uno de los hijos de De Vido (no sé cuál, sí seguro el que es arquitecto) tra¬bajó como supervisor. Pero lo hizo desde la Dirección de Arquitectura de la provincia. Y ni siquiera sé si le tocó supervisar una obra nuestra. Fue un proyecto llave en mano. Lo hicimos juntos con IECSA [Ingeniería Eléctrica Calcaterra SA]. Nosotros participamos con el 76 por ciento y ellos con el por ciento restante. ¿Eso contesta tu pregunta?
-No todavía. Entonces, ¿conoce a Juan Manuel De Vido?
GF: Sí. Lo conozco. Alguna vez lo vi. Si me lo presentan otra vez, es probable que no lo reconozca.
-¿En qué circunstancias lo vio?
GF: Estuve reunido con el ministro. El hijo estaba ahí y me lo presen¬tó. Creo que no lo conozco. Creo que tiene tres hijos. Y creo que al arqui¬tecto es a quien conocí.
-Poco a poco va admitiendo que lo conoció.
GF: No, el que hizo esa asociación la hizo de mala fe. Porque llama¬ron a la empresa y montaron un operativo mediático para demostrar lo indemostrable.
-Déjeme volver a lo que acaba de decir recién. Quisiera que me expli¬quen por qué razón, siendo que, en esa época, IECSA era una empresa más grande que Electroingeniería, ustedes se quedaron con el 76 por cien¬to de la obra y ellos con el resto.
OA: Nos asociamos con ellos porque, cada vez que tomamos una obra o una actividad en la que no tenemos antecedentes, buscamos socios que sí los tengan.
-Es decir: no tenían experiencia, pero se metieron en un negocio nuevo.
OA: Y claro. Si aparece algo tan interesante como la licitación de cien escuelas, nos presentamos. ¿Por qué no?
-Ricardo Jaime era el viceministro de Educación.
OA: Sí, pero el que llamó a licitación fue el Ministerio de Obras Públi¬cas de Córdoba con la Dirección de Arquitectura.
GF: El Ministerio de Educación en el que estaban Jaime y el ministro [Juan Carlos] Maqueda, el ex juez de la Corte Suprema, era el beneficia¬rio. Pero en la contratación y supervisión de la obra no tuvieron nada que ver. ¿Me vas a preguntar también si conocí a Maqueda?
-Claro.
GF: Lo conocí en una de las inauguraciones de las obras. Y fue solo a dos.
OA: Yo fui a ochenta. A Maqueda y a Jaime los conocí en las inauguraciones.
-¿Y después se hicieron amigos, por ejemplo, de Jaime?
GF: Nunca.
OA: Yo tengo buen diálogo.
-¿De hablar por teléfono cada tanto?
OA: Yo no hablo con Jaime.
GF: Yo sí hablo. Pero no quiero dejar de responder alguna cosa, por¬que son preguntas que parecen estar formuladas desde la sospecha. Nos¬otros no encaramos una sola actividad. Encaramos muchas otras que son parte de un plan estratégico. Cuando nos dicen "¿Por qué compraron una radio?", es porque queremos comunicar e influir.
-Sí, pero pasaron de ser una pequeña empresa que fabricaba table¬ros eléctricos a ejecutar obras civiles cada vez más complejas, incluidos los tendidos de redes de alta tensión.
OA: Es que somos muy activos. Estamos todo el tiempo pensando qué nuevas cosas podemos hacer. Y no somos ajenos a los vaivenes de la eco¬nomía. Nosotros no pensamos en 1977 los negocios que estamos hacien¬do hoy. Por ejemplo, en la década de los noventa decidimos dejar de ser contratistas de otras empresas y empezar a participar en concesiones de manera directa. Después decidimos crecer en el área eléctrica porque eva¬luamos que casi no había competidores decididos a meterse en el rubro. Más tarde fuimos a otros países; era la opción lógica.
GF: No somos unos improvisados. Nuestra especialidad nos convir¬tió en líderes en las obras de alta tensión. Eran obras que Techint no que¬ría hacer. Todo empezó en 1992, con la ley 24.065 que estableció el marco regulatorio, en la época de Domingo Cavallo. Como entonces no se previó cómo se iba a expandir la red, se le otorgó la concesión a empresas foráneas. La decisión dividió el mercado eléctrico entre gene¬radoras, transportistas y distribuidoras de electricidad. Lo que no se previó es la implementación de la red de quinientos kilowatts. Y esa era y es nuestra especialidad. ¿Por qué no pudimos aplicarla antes? Porque el negocio se implementó mal, quebraron muchos y bajó el precio de la energía. Se pararon las obras de transporte. Se pararon las obras de las generadoras. Y tuvimos que empezar a buscar nuevos negocios.
-¿Como cuáles?
GF: Como el sistema de agua en Ituzaingó, para darte un ejemplo. Y esto tiene que ver con la visión de Osvaldo, que es una máquina de tirar ideas.
-¿Votó a Kirchner?
GF: No voté a Kirchner en 2003. Voté a Cristina en 2007.
-¿Y en 2003?
GF: A Adolfo Rodríguez Saá, a pedido de mi hijo más grande, que estaba enamorado de San Luis, y del más chico, que estaba de acuerdo con el no pago de la deuda externa. ¿Puedo argumentar mi posición polí¬tica? Porque, si no, parece que nosotros hubiésemos nacido en 2003.
-Adelante.
GF: En 2001 la representación política de la Argentina explotó. Des¬pués del "que se vayan todos" no hubo una verdadera reconstrucción de la dirigencia. Y la sociedad no elige cuadros, estadistas, sino cada vez más opta por la imagen. Y por desgracia, en la Argentina, el cuarto poder, en vez de discutir y analizar la historia, trata los temas del día con superfi¬cialidad. Enormes proyectos políticos como el yrigoyenismo, el peronis¬mo, los ideales, las banderas y los cuadros que todavía quedan en algunas provincias, regiones y municipios, y que se pulverizaron. Y los dirigentes nacionales asumen con una bandera y hacen otra cosa. Carlos Menem asumió con un discurso federalista, pero después se dejó seducir por los lobbies y empezó a darles a las multinacionales negocios que debían que¬dar en manos argentinas. Y ahora, ¿qué tenemos?
-No lo sé.
GF: No grandes proyectos, sino grandes pujas de intereses. A partir de 2001 lo que hay es una puja de poderes corporativos. Los asuntos que no se pueden dirimir en la Justicia, se resuelven en los medios.
-Veo que en la crítica no lo incluye a Kirchner.
GF: Bueno. El mismo Kirchner empezó levantando las banderas de la transversalidad y, cuando se le vino el campo encima, se dio vuelta y se abrazó al Partido Justicialista.
-¿Me está queriendo decir que no está con el proyecto de Kirchner? Esto sí que es una primicia.
GF: Bueno... En términos generales sí estoy.
-Vamos a hacer algo más fácil, para dejar de jugar a las escondidas: díganme a quiénes van a votar.
GF: Voto en la provincia de Buenos Aires. Y lo haré por Kirchner-Scioli.
OA: Votaré por Eduardo Acastello, en Córdoba.
-Ahora aparece más claro: están con el proyecto.
OA: Bueno. Nunca antes había votado por el peronismo ni el kirchnerismo.
GF: Mi voto por Kirchner tiene mucho que ver con la política de dere¬chos humanos. Lo que hizo el ex presidente es algo que nunca imaginé.
-Ahora, porque durante la dictadura y en los primeros años de la restauración democrática no hizo nada. Y me consta.
GF: Uno hace las cosas cuando tiene facultades para hacerlas. Antes no. En nuestra actividad es así: cuando tenés la capacidad y los recursos podés hacer una obra. Él, cuando lo tuvo, lo hizo. El lugar que les dio a las Madres de Plaza de Mayo y a las Abuelas de Mayo no se lo dio nadie. Eso fue darle lugar a la memoria argentina.
OA: Además, no hay que olvidarse del recambio de la Corte Suprema ni la forma en que renegoció la deuda externa. Yo, a partir de esas dos decisiones, lo respeto mucho más.
-¿Cuánta plata pusieron para la campaña?
GF: Hicimos nuestra contribución en la medida de nuestras posibili¬dades a través de nuestra fundación.
OA: Es mínimo comparado con el dinero que maneja la empresa.
-¿Saben que su empresa es considerada kirchnerista?
GF: Nosotros no nos consideramos una empresa kirchnerista. Eso es ignorar nuestra propia historia. En esta empresa hay compañeros que estu¬vieron en barricadas, en tomas de facultades; que compartieron un ideal. Que ahora no haya ideales no significa que no los haya habido antes. Que nos hayamos convertido en un país con sacerdotes que tienen hijos y no los reconocen, con políticos sospechados de enriquecimiento ilícito, con el 85 por ciento de periodistas corruptos, no significa que todos seamos iguales. Los sobrevivientes como yo no hemos perdido todos los ideales.
-Pero usted hoy es un empresario.
GF: Pero antes que un empresario soy un hombre.
OA: Nosotros somos empresarios distintos. Y queremos empresarios que no se vendan y que no les vendan las empresas a los extranjeros. La riqueza se tiene que quedar en nuestro país.
GF: Hay que leer un poco de historia. Desde el cacique Atahualpa, con el primer secuestro seguido de muerte, en la Argentina siempre ha sido así. Por eso nos pareció injusto que, desde nuestra propia radio, Cas¬tro nos haya llamado "empresa kirchnerista".
-La radio sí lo es.
GF: Desde el punto de vista artístico, a mí me cierra mucha más la propuesta de nuestro gerente, [Juan Carlos] García Bisio, quien decidió poner a un Orlando Barone, a Carlos Polimeni o a Liliana López Foresi.
-No digo que no tenga derecho, pero apoyan abiertamente al kirchnerismo.
GF: ¿Polimeni kirchnerista? ¿López Foresi kirchnerista? Tardó seis años en encontrar un espacio en los medios. Quique Pesoa, por ejemplo, nos pega a nosotros.
-De cualquier manera, la baja de audiencia no se le puede achacar a nadie en particular. Sí a la percepción de los oyentes sobre su posición frente al gobierno.
GF: Claro, porque nos tildaron de oficialistas.
-Bueno, se quedaron con una buena parte de las obras que se licita¬ron bajo este gobierno.
OA: No importa. Aunque nos pongan el cartel [de kirchneristas] no nos van a poder sacar. Porque tenemos la capacidad, la experiencia y el precio. De Transener, por ejemplo, no nos van a poder sacar. Y no es una pavada: estamos hablando del monopolio del transporte de la energía.
-A propósito, ¿cómo llegaron a quedarse con Transener?
GF: Porque se la peleamos a Petrobras. Recordarás que Petrobras no quería venderle su parte a nadie. Todavía dudamos si, en realidad, no iba a ser una autoventa. Cuando declararon que se lo venderían al fondo Eaton Park nosotros no nos quedamos quietos. Apenas empezamos a ave¬riguar descubrimos que Eaton tenía domicilio en Bahamas.
-Pero el Estado jugó para Electroingeniería. Si para entrar en Transe¬ner se hicieron socios de Enarsa...
GF: Eso que decís es una simplificación. Nosotros sumamos a Enar¬sa porque creemos que el Estado nacional, después de los noventa, se transformó en el gran ausente de la Argentina.
-No es una simplificación. Ustedes habrán peleado, pero fue el Esta¬do el que a través de sus decisiones administrativas les permitió quedar¬se con Transener.
GF: No comparto lo que decís. En primer lugar fue [Eduardo] Duhal¬de, y no Kirchner, quien, en 2002, al aprobar la venta de los activos de Pérez Companc a Petrobras, le exigió a la petrolera brasileña que se des¬prendiera de las acciones en Transener. Duhalde entendió que Petrobras no podía ser generador, transportista y distribuidor de energía. De mane¬ra que, cuando nosotros fuimos en 2005 por Transener, lo hicimos por¬que advertimos que estaban obligados a desinvertir. Mientras tanto, Petro¬bras decía: "No estamos obligados". Y más tarde hicimos una oferta hostil por Transener porque nunca nos dejaron ver sus balances. Planteamos que, aun sin ver los números, podíamos pagar entre 46 y 55 millones de dólares.
-Sin embargo, Petrobras anunció que se lo vendería al fondo Eaton.
OA: Exacto. A partir de ese momento pedimos los documentos al Ente Regulador de Energía [ENRE], a la Secretaría de Energía, y Defen¬sa de la Competencia. Descubrimos que Eaton era una sociedad formada dos meses antes, de nacionalidad española, y cuyo capital era de apenas 2.300 euros. Más tarde seguimos la cadena de los accionistas. Eran dos cadenas que pasaban por Bahamas, Inglaterra, Islas Caimán, hasta llegar a los Estados Unidos. Eaton Park no tenía capital ni antecedentes. Provenía de un fondo de inversión de origen dudoso. ¿Cómo no vamos a pe¬lear contra eso?
GF: Eaton declaró que su principal actividad era inmobiliaria. Para mí, pelear por este negocio era una cuestión de dignidad.
-¿De dónde sacaron los 54 millones para comprarla?
OA: No fueron 54 millones, fueron veintisiete, porque invitamos a Enarsa a participar.
-Por eso se la quedaron.
GF: Pero... ¿qué tiene de malo? Renault es una empresa mixta, entre el Estado francés y los privados. Fiat también.
OA: Los bancos ingleses son del Estado y privados al mismo tiempo...
GF: Es más, el modelo de las privatizaciones argentinas era mixto. El Estado vendió el setenta por ciento y se quedó con el treinta por ciento. Con Transener pasó eso. Después vino el efecto tequila, y Cavallo termi¬nó de vender todos los activos. Entre otros, el treinta por ciento de Tran¬sener, el treinta por ciento de Transportadora de Gas del Norte [TGN] y Transportadora del Gas del Sur [TGS]. Lo lamentable fue el remate, no el modelo original.
OA: Ahora, ¿cuál es el inconveniente de que nos hayamos incorpo¬rado a Transener? ¿Quién puede hacer política nacional en este país? ¿Solo los políticos? ¿Solo los periodistas? ¿Por qué los empresarios no podemos? Nosotros puteamos el día que Amalita Fortabat vendió Loma Negra y entregó el poder del cemento a los extranjeros. ¿Por qué no pode¬mos comprar Transener?
GF: Nosotros le dijimos en su momento a la Cámara Argentina de la Construcción (CAC) que, en vez de dedicarse a mover influencias para conseguir obra pública, deberían haber tenido una actitud de grandeza: deberían haberse juntado para igualar o mejorar la oferta de Camargo Correa. O asociarse con el Estado para impedir que el poder del cemen¬to quede en manos de Brasil. O, de última, asociarse con Camargo Correa.
-¿Es cierto que para la compra de Transener los asesoró nada menos que Roberto Dromi?
GF: Es cierto. Nos asesoró desde el punto de vista legal. Y era lógico, porque él había sido uno de los artífices de las privatizaciones. Y por eso mismo sabía que una empresa del Estado de Brasil no podía tener el con¬trol de las tres áreas de la energía. Nos ayudó en las presentaciones para fundamentar nuestro reclamo.
-¿Van a comprar más medios?
OA: No sé. Como poder, podemos comprar cualquier cosa...
-Una ONG llamada Contadores Forenses afirmó que ustedes compraron Radio del Plata con la seguridad de que el Estado le inyectaría fondos en concepto de publicidad oficial. Habló de 43,4 millones de pesos solo durante el primer año.
OA: Me parece que se les fue la mano. Radio del Plata factura quin¬ce millones de pesos por año. Y solo el quince por ciento es publicidad oficial: dos millones y medio de pesos.
—Un ex director financiero de la empresa sueca Skanska, José Alon¬so, aportó a la causa un memo en el que afirma que hubo un pago "abor¬tado" de diez millones de dólares y a continuación, entre paréntesis, la marca Electroingeniería.
OA: Eso no es verdad. Nosotros le compramos equipos a Skanska cuando ellos decidieron no hacer más obras eléctricas. Nosotros contra¬tamos técnicos no solo de Skanska, también de Techint y de Sociedad Comercial del Plata.
-Pero el vocero de Skanska, Miguel Ritter, habló de un precontrato con Electroingeniería.
GF: No, los que tuvieron problemas fueron los directivos de Skanska o Sade por enriquecimiento ilícito. Ellos eran los que tenían un negocio dentro de la empresa, no nosotros.
-Electroingeniería tiene facturas apócrifas.
GF: Hay más de seiscientas empresas denunciadas, además de nos¬otros. Nunca fuimos citados. Quizá sea un elemento de prueba para la re¬vista Noticias.
OA: En la usina generadora de facturas truchas nunca apareció una empresa de nuestro grupo.
-Durante 2002, Electroingeniería acumuló más de sesenta cheques rechazados por falta de fondos. Recién fueron saldados durante el ejerci¬cio 2005. ¿Cómo lo explican?
OA: No tuvimos solo sesenta, tuvimos muchos más. Fue en el medio de la peor crisis de la historia. Y hasta tuvimos problemas en pagar los sueldos. A los más altos los llegamos a pagar hasta con seis meses de demora entre 2001 y 2003. Mucha gente cobró de "a puchitos".
GF: Fue solo un problema financiero. Nosotros pagábamos las obras, pero los comitentes no nos pagaban a nosotros.
OA: Nosotros decimos que hacer las cosas bien es cumplir prime¬ro con la obra y después con nuestra gente. De hecho, en los últimos años, y con más de 3.500 empleados, solamente tres nos hicieron un juicio laboral.
-La Fiscalía de Investigaciones Administrativas (FIA) los denunció por utilizar 1.700.000 de los fondos que recibieron desde el Estado para INTESAR, y desviarlos hacia dos sociedades del grupo. Dos empresas que compraron después del contrato y que se llaman Viñas del Bermejo SA y Agropecuaria Los Molinos. La FIA afirmó que transfirieron recursos des¬tinados a otro fin.
OA: Es cierto, pero no es así.
-¿Cómo? ¿Es cierto o no lo es?
OA: Son inversiones para empresas con diferimiento impositivo. Es¬tán en Chilecito, La Rioja. El fideicomiso con el que empezamos a traba¬jar en el tendido se puso en funcionamiento por una propuesta nuestra. Lo hicimos para que todos los fondos que llegaran a Electroingeniería como anticipo sean utilizados, de verdad, para la obra.
-Pero ustedes lo utilizaron como "inversión" para otras empresas.
OA: No. A los fondos los usamos para las obras. La diferencia es que, en vez de pagar los impuestos por esos fondos, los diferimos en el tiempo o compramos acciones o invertimos en otras regiones. Nosotros elegimos diferirlos. Un diferimiento no es un desvío de fondos de la obra. Con esos 1.700.000 pesos lo que hicimos (en vez de pagarle a la AFIP) fue invertir en parrales, en Chilecito.
GF: Estamos hablando de 2003. El país estaba incendiado. Los ban¬cos hechos pelota. Llegó la primera licitación y, para garantizar la realiza¬ción de la obra, le propusimos al Comité de Administración del Fondo Fiduciario [CAF] constituir un fideicomiso. Es un fondo que se estableció en el Banco de Inversión y Comercio [BICE] y se abastece de fondos depositados en el Banco Nación. Le informamos al CAF paso por paso. Les comunicamos que íbamos a usar una parte de los fondos que nos die¬ran por la obra como de libre disponibilidad. La razón es que teníamos grandes gastos y erogaciones. Bueno, la parte del pago de los impuestos los convertimos en fondos de libre disponibilidad para invertir en la vid.
OA: No los usamos para no pagar. En lugares donde había desierto, ahora hay 150 puestos de trabajo.
-La FIA detectó otra irregularidad. Mostró que INTESAR le había pagado a Electroingeniería, dos empresas de su mismo grupo, y con fon¬dos del fideicomiso, casi cuatro millones y medio de pesos en concepto de supervisión de obras. Concluyó que era una irregularidad que una empresa se supervise a sí misma. Y que encima cobre por eso.
OA: El pliego dice que Electroingeniería no puede cotizar precios ni contratar a ninguna otra empresa. Tiene que armar una compañía inde¬pendiente. Por eso INTESAR tiene un capital de doce mil pesos. La empresa madre trabaja en conjunto con la otra. La administra, la super¬visa, le presta personal y equipos.
-Por eso: se controlan ustedes mismos, porque son el mismo grupo.
OA: Es lo mismo. En su momento INTESAR no tenía ni personal pro¬pio, ni caja propia, ni vehículos. Después, las prestaciones que le dio Elec¬troingeniería a INTESAR se tuvieron que pagar.
GF: Todas las empresas grandes necesitan auditar sus trabajos. Audi¬torías técnicas, ambientales, de higiene. El pliego nos obligaba a formar una empresa nueva capaz de auditar a Electroingeniería. Por eso forma¬mos INTESAR. Al mismo tiempo, mientras seguíamos construyendo la obra, tuvimos que trasladar desde Electroingeniería a INTESAR la cali¬dad que ya habíamos logrado en la primera.
-En mayo de 2003, en el Perú, el Consejo Superior de Contratacio¬nes y Adquisiciones de ese país suspendió a Electroingeniería por presen¬tar documentos falsos y declaraciones juradas con información inexacta.
OA: Eso fue superado. Se trató de la denuncia de un contratista que fue a la Justicia. Fuimos sobreseídos.
GF: ¿Hay alguna pregunta que no apunte a hacernos aparecer como algo que no somos?
—Sí, son preguntas personales. ¿Quién maneja Electroingeniería? ¿Cómo se dividen las acciones, las responsabilidades y el poder?
OA: Gerardo tiene el diez por ciento de Electroingeniería, y un por¬centaje mayor en algunos otros negocios.
-¿Los negocios que Ferreyra consigue con el Estado?
OA: No. En otras sociedades. Nosotros no vemos el negocio sola¬mente como negocio. Lo que retira Gerardo y lo que yo retiro no es más que lo que necesitamos para vivir.
-¿Y cuánto es eso?
OA: Nosotros vivimos con veinte o treinta mil pesos mensuales.
-No puede ser cierto, no pueden vivir con eso. Solo para moverse y viajar con los negocios que manejan, el gasto debería ser mayor.
GF: Yo sí puedo vivir con eso. Tengo a mi mujer y a mis dos hijos que trabajan. Solo ayudo a mi mamá, que tiene 91 años y vive en Córdoba. Si hay algún retiro excepcional, lo mando al ahorro. Y el resto del dinero que ganamos lo mandamos a la administración y a la fundación.
OA: Mi situación es parecida. Tengo cuatro hijos. Mi mujer trabaja. Es licenciada en Letras y hace diez años ocupa un puesto en Recursos Huma¬nos en la empresa. Dos de mis hijos trabajan. Una es psicóloga. Vive sola. Trabaja en Electroingeniería, pero además tiene su propio estudio.
-Si son tan austeros, ¿por qué tienen un avión?
OA: El avión es de la empresa. Y no es solo de la empresa. Lo tene¬mos en sociedad con un banco llamado Julio.
-¿Banco Julio?
OA: Sí. Que vos no lo conozcas no significa que no exista. Hasta tiene una sucursal en Recoleta, en la calle Guido. Repito: el avión no es para uso personal.
-En una entrevista usted dijo que, en sus comienzos, había salido con un Citroen 2 CV a recorrer Córdoba y el resto del país para conseguir negocios.
OA: Es verdad. Tenía 23 años.
-¿Y ahora qué auto tiene?
OA: Un Subaru, igual que mi compañera y mi hijo.
-¿Dónde vive?
-En un barrio abierto de la ciudad de Córdoba que se llama Tablada Park, a tres cuadras del Orfeo. Me mudé cuando me casé, hace veintinue¬ve años. En ese momento había solo diez casas. Ahora el barrio creció y vivo en una casa grande de unos quinientos metros cuadrados. Acá, en Buenos Aires, alquilo un departamento. Y por la casa de Córdoba todavía estoy pagando un crédito hipotecario. Lo terminaré de saldar en tres años.
-Cuénteme todo lo que sirva para demostrar cómo son de verdad.
OA: No uso reloj, solo tengo un Citizen en la mesita de luz. Leo to¬dos los diarios. Antes empezaba por la parte de los chistes, ahora por la de adelante. Antes fumaba mucho. Ahora, un cigarrillo por día: Marlboro Light. Juego al pádel, y voy a pescar pejerrey, trucha y surubí al río Paraná, la Patagonia y los lagos de Córdoba. Escucho folklore y rock nacional.
-Parece que Ferreyra sí usa un buen reloj.
GF: Es un Ulysse Nardin. Y me lo regaló mi mujer, que se llama Noemí Cohen, es doctora en Letras, rosarina, y se dedica a vender relojes. Mis hijos se llaman Federico y Sebastián.
-¿Qué auto tiene?
GF: Me acabo de comprar un Volvo.
-¿Teléfono?
GF: Uno marca Palm que me regaló mi mujer, y otro de emergencia, cuya marca no recuerdo.
-Ustedes son atípicos.
GF: No somos raros. Lo que pasa es que somos distintos a la mayoría de los dueños de las grandes empresas. No tenemos guardaespaldas. Tam¬poco utilizamos los ornamentos del poder.
OA: Además tomamos mate con bombilla. Nosotros y la mayoría de los que trabajan en la sede de Córdoba. Somos normales. Tan normales que, por ejemplo, a mí me asaltaron seis veces a mano armada.
-La única diferencia es que son millonarios.
GF: Yo no soy millonario en los términos que vos pensás. Los millo¬nes los tiene la empresa.
-Y tienen amigos poderosos, como Carlos Zannini.
GF: No soy amigo de Zannini en los términos que vos pensás. No nos vemos con frecuencia. No jugamos al tenis ni al básquet juntos. Estuvi¬mos juntos en la cárcel. Y eso te marca. Los pequeños gestos de compa¬ñerismo y solidaridad perduran para siempre. Nosotros, con Zannini, compartimos un pabellón, en un momento durísimo. Era la época en que el general [Mario Benjamín] Menéndez fusilaba a presos políticos como nosotros. Los mataba en los traslados y en los simulacros de fuga. Él y los demás compañeros sabíamos perfectamente que, cada vez que se lleva¬ban a uno de los nuestros para sacarlo a declarar, no volvía más.
-Supongo que después de la cárcel lo fue a ver a la Casa de Gobierno.
GF: Sí, claro. Fuimos con un amigo en común.
-Y a Kirchner, ¿cuántas veces lo vio, en persona, mano a mano, y a solas?
GF: Una sola vez. Y después de su gestión como Presidente.

Gerardo Ferreyra pidió no responder en qué circunstancias y en qué lugar lo vio. Pero fue en las oficinas de Puerto Madero que Kirchner usó entre diciembre de 2007 y abril de 2008, cuando todavía soñaba con varios años en el poder.