lunes, 27 de diciembre de 2010

Luis Majul EL Dueño SÉPTIMA PARTE:LÁZARO
1- LÁZARO ES KIRCHNER

-Tengo información que te puede servir —susurró Lázaro.
-Dejame verla y después hablamos -lo midió Néstor.
Así, con ese tono de toma y daca, tan lejos de los sueños y los prin¬cipios éticos, Néstor Kirchner y Lázaro Báez se hicieron amigos incon¬dicionales de negocios.
Se habían conocido muchos años antes, en 1967. Néstor tenía 17 años y de vez en cuando jugaba al básquet en el Boxing Club de Río Gallegos. Lázaro, que terminaba de cumplir 12, practicaba fútbol en el club Boca Juniors de la misma ciudad.
En aquel tiempo solo eran adolescentes con futuro.
Pero durante aquel encuentro no había más que dos adultos con ambiciones desmedidas. Báez, ex cadete del Banco Nación y entonces cajero del Banco de Santa Cruz, con sus 34 años, buscaba la gran opor¬tunidad en la cercanía del poder. Y Kirchner, como intendente de Río Ga¬llegos y en plena madurez de sus 40, estaba dispuesto a dársela.
La información valía oro.
Era la lista completa de los principales deudores del Banco de San¬ta Cruz.
Figuraba la crema de la crema.
Grandes, medianos y pequeños empresarios. Altos funcionarios públi¬cos y adversarios políticos conocidos. Parientes, amigos y enemigos.
Báez había obtenido la nómina con métodos poco ortodoxos, pero a Néstor este detalle no le importó.
Fue poco después de que Kirchner iniciara la movida final para des¬plazar al gobernador Jaime del Val.
Como se sabe, Néstor terminó sucediéndolo en 1991. Y una de las primeras cosas que hizo fue intervenir el Banco de Santa Cruz.
Lázaro no solo le suministró a Lupo la famosa nómina sino algo mucho más importante: un instrumento invencible para ejercer el poder.
-Así como Kirchner, desde Finsud, se valió de una lista de morosos para comprarles sus viviendas a bajo precio antes del remate, desde la gobernación controló a empresarios, comerciantes y políticos incluidos en la lista de deudores del Banco de Santa Cruz -explicó, con lógica implacable, Javier Bielle, diputado provincial por la Unión Cívica Radical entre 1995 y 1999.
Antes de terminar su mandato, Bielle denunció a Kirchner ante la jus¬ticia de la provincia por su gestión en el banco oficial y por la mala admi¬nistración de los fondos de las regalías petroleras que cobró Santa Cruz de la Nación.
Lázaro no es un kirchnerista más. Lázaro Báez es Kirchner, como se probará más adelante. De mediana estatura, tez morena, Documento Nacional de Identidad 11.309.991, 53 años, casado con Beatriz Calismonte, cuatro hijos, desde que celebró su pacto con Néstor pasó de cajero del Banco de Santa Cruz a transformarse en uno de los empresarios más ricos y en el mayor beneficia¬rio de la obra pública en la Patagonia; con inversiones en petróleo, gana¬dería, hotelería, medios de comunicación y emprendimientos inmobiliarios. En este rubro tiene un socio privilegiado: el ex presidente de la Nación.
Dueño de diez estancias por un valor superior a veintisiete millones de dólares; de una lujosa chacra en las afueras de Río Gallegos donde Nés¬tor se quedó a dormir más de una vez mientras era jefe de Estado; de un avión y de una flota de camionetas y de autos que incluyen una Hummer, Báez mantuvo, desde 1998 hasta 2007, un sueldo como ñoqui de la Secre¬taría General de la Gobernación, algo que no solo muestra la promiscui¬dad entre lo público y lo privado sino también la impunidad con la que violó la ley. Todo el mundo sabe que ningún empleado público puede ser, al mismo tiempo, proveedor del Estado. Ni en la provincia de Santa Cruz ni en ningún otro distrito.
Custodiado por un grupo de más de veinte comandos, algunos de oscuro pasado, investigado por la justicia suiza por lavado de dinero y por la argentina por el uso de facturas truchas para evadir impuestos, Lázaro ahora pasa una mitad de su tiempo tratando de cobrar certificados de obra pública y la otra mitad trabajando para evitar que la caída de su amigo de negocios lo arrastre también a él.
Una vez que Báez le entregó la información, Néstor se la pagó con creces. La jugada fue perfecta. Primero designó a Eduardo Labolida como interventor del Banco de Santa Cruz. Así cumplió con el acuerdo que pactó con la corriente interna de la Renovación Peronista que encabeza¬ba Rafael Flores. Pero enseguida le otorgó el poder de la caja a Lázaro, y lo invistió con el cargo de adscripto a la presidencia de la entidad.
A poco de andar, todos los comerciantes y empresarios de Santa Cruz supieron que, para obtener cualquier cosa del único banco que funciona¬ba en la provincia, antes tenían que "arreglar con el hombre de Néstor".
-Era así: para ampliar el giro de un rojo o recibir un crédito, primero tenías que "hablar" con Lázaro -declaró sin anestesia Alejandra Pinto, ex militante del Frente para la Victoria Santacruceña (FVS), periodista y ase¬sora de Mariana Zuvic, presidente de la Coalición Cívica en la provincia.
Pinto, una de las personas que más conoce los tejes y manejes de Báez, formó parte del Partido Justicialista de Santa Cruz desde 1983 hasta 1993.
Para entender el manejo de los fondos del banco que hizo Báez, con la bendición de Kirchner, es muy ilustrativa la anécdota que da comien¬zo al primer capítulo de este libro (véase Primera Parte: El verdadero Kirchner. Capítulo 1: "La venganza del boludo").
Pinto sostiene que, para saber quiénes entraron en semejante juego de toma y daca, solo basta con revisar la decena de solicitadas que aparecie¬ron en La Opinión Austral y que firmaron hombres de negocios en 1994 y 1998. Fueron los años en los que Kirchner peleó y ganó por la reelec¬ción para mantenerse en el poder.
-Allí figuran los que recibieron los créditos más generosos -aclaró.
Igual que los subsidios del transporte o la distribución de fondos de la obra pública o el reparto de pauta oficial, el festival de créditos del Banco de Santa Cruz fue un negocio de doble vía: el otorgamiento dis¬crecional y el control político.
-Cuando empezamos a investigar la cartera del banco, descubrimos que los mismos empresarios que puteaban a Kirchner porque no podían librar un cheque, a los pocos días aparecían contentos, con plata y firman¬do solicitadas para apoyar la "excelente" gestión del gobernador -afirmó Javier Bielle.
El legislador, para ilustrar la maniobra, declaró que Kirchner fue el verdadero inventor del "corralito" pero en 1993.
-Solo les prestó a quienes lo adularon o estuvieron dispuestos a hacer negocios. A los demás, los puso en un corralito parecido al que impuso el ministro Domingo Cavallo.
Entre los elegidos de Néstor y Lázaro figuraron el actual presidente del Tribunal Superior de Justicia de la provincia, Daniel Mariani, y el intendente kirchnerista de Puerto Deseado, Arturo Rodríguez. Mariani obtuvo un préstamo de medio millón de dólares. No hay constancia de que lo haya devuelto.
El resultado de la movida con el banco oficial en términos económicos fue desastroso: en 1997, cuando el gobernador Kirchner decidió su privati¬zación para "sanearlo", sus incondicionales, con Lázaro a la cabeza, ya habí¬an repartido préstamos con absoluta irresponsabilidad: entre 150 y doscien¬tos millones de dólares que jamás pudieron ser recuperados.
Lázaro, uno de los responsables del desastre, fue sometido a un simu¬lacro de juicio. Resultó libre de culpa y cargo.
La lista completa de la vergüenza se perdió entre la complicidad de la mayoría de la clase política cuyos exponentes habían recibido parte de esos créditos.
Pero Báez no solo inauguró junto con Kirchner el uso de la informa¬ción para sacar provecho económico de ella. Dio un paso más: se metió en las empresas endeudadas, las copó y, finalmente, se las quedó.
Los casos más ilustrativos son los de Gotti Hermanos SFA y Kank y Costilla SA.
Gotti fue capturada por Lázaro mediante un artilugio complejo y maquiavélico. Se explicará con sencillez para su mayor comprensión.
Cuando Báez puso un pie en Gotti, la constructora soportaba gravísi¬mos problemas financieros. Por un lado, debía cerca de ocho millones de dólares. Y por otro lado la provincia de Santa Cruz le demoraba los pagos de sus certificados de obra hasta límites insoportables.
La mayoría de la deuda de Gotti tenía un solo acreedor: el Banco de Santa Cruz, manejado por Lázaro. La solución mágica, que incluía la ace¬leración de los pagos adeudados por el Estado provincial y la obtención de dinero fresco, sería aportada por el hombre que había endulzado a la empresa con préstamos que terminaron convirtiéndose en una carga insostenible: el mismo Báez.
Gotti estaba quebrada. No había duda alguna. De hecho, si los orga¬nismos de control hubiesen funcionado, tendrían que haber interrumpido su actividad. Un par de datos: hasta el 19 de agosto de 2004, acumulaba seis pedidos de embargos por más de cuatro millones de pesos y 712 che¬ques rechazados por más de cuatro millones y medio de pesos.
Solo un milagro podía salvarla. Lázaro y Néstor lo hicieron posible.
Aunque no hay un documento que lo suscriba, Báez habría ingresado a la constructora a cambio del perdón de parte de la deuda de Gotti con el banco. Al mismo tiempo, la empresa empezó a ganar muchas de las lici¬taciones convocadas por el gobernador Kirchner.
En simultáneo, Lázaro arregló las cosas para que una financiera, denominada Invernes SA, cobrara los certificados de obra ya que Gotti no podía hacerlo, acosada por los pedidos de embargo.
Daniel Gatti, autor de Entre cajas, la biografía de Lázaro Báez, expli¬có la maniobra muy bien, cuando se lo consultó para esta investigación:
-Lázaro cooptó Gotti Hermanos. Era una de las principales construc¬toras del país. Báez terminó de dominarla mediante Invernes, a la que algunos le dicen, con ironía, "Inversiones Néstor".
-¿Cómo apareció Invernes?
-Llegó a Santa Cruz en 2001. Su domicilio real es Carabelas 241, Capital Federal. Es decir: la misma dirección que las oficinas de Lázaro. Al principio, Lázaro no aparecía en el directorio. El que figuraba era el contador Carlos Alberto Algorry. Pero, si uno se fija bien, la apoderada de Invernes SA es Daniela Cantín, hija del ex presidente del Concejo Deli¬berante Raúl Cantín, y sobrina de Lázaro.
-¿Cómo operaba Invernes?
Le adelantaba el financiamiento de la obra. Le daba liquidez a una empresa muy golpeada por las deudas, los juicios y los malos negocios. A cambio se quedaba con la cobranza de los certificados. El resultado fue la descapitalización total de Gotti.
-¿Cuándo terminó Lázaro de quedarse con Gotti?
-Después de la muerte del dueño de la constructora y jefe de la fami¬lia, don Victorio Gotti, en abril de 2004. Antes que me preguntes te res¬pondo que todas las fuentes documentales y testimoniales aseguran que lo que le pasó en la ruta... fue un accidente.
-¿Y cuál es el papel de su hijo, Sergio Gotti?
-Aceptó el acuerdo. Y además terminó asociándose con Báez en Aus¬tral Construcciones.
Austral Construcciones es la nave insignia de Lázaro Báez. Y Gotti SA es considerada una de sus empresas satélites.
Sergio figura con el 25 por ciento de las acciones de Austral, pero contadores que trabajaron para ambas firmas sostienen que los Gotti solo reciben una cuota mensual que siempre depende del humor del ex cajero del Banco de Santa Cruz.
Nadie duda de que Gotti y Austral son parte de lo mismo. De hecho, a los predios de Gotti y de Austral solo los separa una medianera. Y, hasta el año pasado, cada vez que una se atrasaba en el pago de una quincena, con la otra sucedía lo mismo.
El periodista de Perfil Leonardo Nicosia demostró que Lázaro no las fusionó porque le conviene mantener el simulacro de que son distintas para hacerlas competir entre sí y ganar licitaciones de cualquier manera.
La denuncia fue publicada el domingo 19 de abril de 2009.
Gotti y Austral "compitieron" en negocios por casi treinta millones de pesos desde principios de 2006 hasta fines de 2007. Los datos aparecen en el Boletín Oficial de la provincia de Santa Cruz.
Fueron seis licitaciones distintas y en todas ellas Gotti y Austral aparecieron como las únicas oferentes. No se trataba de proyectos de alta complejidad, por eso no se entiende por qué no se presentaron otras cons¬tructoras medianas y grandes.
Además, las ofertas de ambas estuvieron muy por encima del presu¬puesto oficial y las diferencias de precios entre una y otra eran exiguas, como si las hubieran acordado de antemano.
-Si la justicia en Santa Cruz funcionara como corresponde, tanto Lázaro como los que autorizaron esas licitaciones deberían estar presos -me dijo un ex fiscal federal que fue perseguido por el kirchnerismo hasta que tiró la toalla y se jubiló.
El ejecutivo de una de las tres constructoras con más facturación de la Argentina explicó que Báez ya le habría sacado a Gotti todo el provecho posible. Y que, si la Justicia decide ir a fondo, es probable que la haga que¬brar o desaparecer.
La otra constructora a la que Lázaro copó y le sigue sacando prove¬cho se llama Kank y Costilla SA.
La historia del copamiento fue contada con lujo de detalles para este libro por Estela Kank, socia fundadora de la empresa.
Se trata de la misma persona que presentó una grave denuncia ante la Justicia.
La acusación de Estela Kank incluye el presunto pago de una coima a Julio De Vido y la maniobra de vaciamiento, junto con los delitos de evasión fiscal y lavado de dinero.
Ella recibió a un investigador de este libro en su austera casa de Villa Carlos Paz, Córdoba, en setiembre de 2008.
Estela Kank contó su historia completa, mientras se recupera de un cáncer de mama, según ella producido por el estrés de la pelea con sus parientes accionistas.
Kank y Costilla fue fundada por José Kank y su cuñado Héctor Cos¬tilla, en Comodoro Rivadavia, en 1957.
Kank fue barrendero y soldador de Techint. Costilla trabajaba en una sodería.
Ambos se asociaron para brindar servicios de transporte a YPF.
A principios de la década de 1960, José Kank y Héctor Costilla empe¬zaron a trabajar como constructores en el mantenimiento de los mismos caminos que recorrían con sus dos camiones.
En 1970 Kank y Costilla SA ya era considerada una de las construc¬toras más importantes de la Patagonia, con sede en Comodoro Rivadavia y sucursal administrativa en Buenos Aires.
También durante 1970 José Kank invirtió ocho millones de dólares para fundar el Banco Regional Patagónico. La experiencia fue desastrosa y generó las primeras diferencias entre los herederos. De un lado se pusie¬ron los hijos de José Kank, Juan José y Estela, y del otro, los hijos de Héc¬tor Costilla, Myriam, Carlos y Aníbal.
En 1974 el Banco Regional contrató los servicios de un joven aboga¬do que recién empezaba: Néstor Carlos Kirchner. Treinta años después, Estela Kank le enviaría al ex empleado de su padre y entonces Presiden¬te una carta con la misma denuncia que presentó ante la AFIP de Como¬doro Rivadavia el 27 de agosto de 2001.
Estos son los hechos que denunció Kank:

* Que, a partir de la asunción de Kirchner como gobernador, Kank y Costilla se transformó en una de las principales benefi¬ciarias de la obra pública en Santa Cruz.
* Que después de la muerte de su hermano José, el 18 de mayo de 1999, comenzó a tener problemas para recibir los dividendos que le correspondían como accionista de la empresa.
* Que a partir de 2000 detectó en la constructora maniobras con facturas apócrifas, falsificación de sellos y adulteración de remitos.

-Era un verdadero descontrol. En vez de pagar doscientos mil pesos de IVA, se abonaban veinte mil. Cada tanto aparecían cheques librados a nombre de personas que no existían, cheques que eran cobrados en los bancos de Santa Cruz y de Tierra del Fuego. Y el cobro de dinero era por falsos servicios que nunca se hacían -precisó Estela Kank.
La mujer también declaró que el 13 de mayo de 2001, a las siete de la mañana, su primo Aníbal Costilla le dio detalles de cómo se habría com¬pensado a funcionarios públicos.
Fue mientras viajaban de Comodoro Rivadavia a Río Gallegos, ambos con un cigarrillo en la mano, en una de las camionetas de la empresa.
Estela Kank afirmó que su primo Aníbal reconstruyó la siguiente esce¬na, cuyos protagonistas habrían sido su hermano, Carlos Costilla, y Julio De Vido. El lugar: la oficina del entonces ministro de Economía de Santa Cruz. Estela aseguró que Aníbal le dijo que se trataba de algo muy fre¬cuente, y que se producía cada vez que Carlos iba a cobrar un certificado de obra.
Julio De Vido: Hola Carlos.
Carlos Costilla: ¿Qué tal, Julio?
JDV: ¿Un cafecito, Carlos?
CC: Como no, Julio. Antes, ¿puedo pasar al baño?
JDV: Pasá, Carlos.
En su denuncia a la Justicia, Estela dijo que Aníbal precisó:
-Entonces Carlos entra al baño, abre el botiquín, saca el sobre blan¬co y lo deja. Cierra, se toma el café, hablan unos minutos y se despiden.
Estela Kank recordó que el 21 de mayo de 2001 regresó a Comodoro Rivadavia junto con Aníbal Costilla, y que un mes y medio después su primo murió.
-Aníbal no llegó a cumplir 40 años. Llevaba un mes y medio de casado y su mujer estaba esperando un hijo. Se confesó en vida, conmi¬go. Y enseguida falleció. Lo hirieron de muerte las presiones que reci¬bió del gobierno para arreglar la rotonda de Río Gallegos. También el descalabro en que se había convertido la empresa, después del copamiento.
Dos meses después de la muerte de Aníbal, Estela Kank le envió una carta a la responsable de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Regional Comodoro Rivadavia, contadora Graciela Acosta. La funcionaria se sorprendió después de leer un párrafo de la misiva, firma¬da con un nombre inventado: el de "Ignacio Sueldo". Es textual:
"El Sr. Julio DEBIDO mensualmente y ante el pago de los certificados de trabajo pasa a retirar sobres de dinero con hasta $ 80.000 que luego entregará a un político corrupto. Él se encarga de las licitaciones gana¬das, lo que se conoce como RETORNO".
El 21 de setiembre de 2001, la AFIP inició la investigación.
El 7 de mayo de 2002 realizó una inspección integral y secuestró sellos y facturas que parecían apócrifos.
Meses después, Graciela Acosta fue trasladada por las autoridades de la AFIP a la provincia de Tucumán.
El 6 de noviembre se abrió la causa "Kank y Costilla por presunta evasión impositiva". El expediente todavía se encuentra en el Juzgado Fede¬ral de Comodoro Rivadavia.
Estela Kank mencionó como partícipes de las maniobras de vacia¬miento a:

* Su prima Myriam Costilla, portadora de una bolsa con todos los sellos truchos.
* Oscar Azpillaga y Carlos Sbarra, los principales proveedores de las facturas truchas.
* Su primo Carlos Costilla.

Según Estela, Myriam Costilla, junto con su pareja, Ricardo Benedic¬to, tomaron medio millón de dólares de Kank y Costilla para invertirlos en Casino Club SA. Benedicto es el vicepresidente del Casino. El presidente es nada más y nada menos que Cristóbal López.
Oscar Azpillaga es el padre de Hernán Azpillaga, quien fue registrado como empleado de Kank y Costilla en una de las inspecciones que dispu¬so la AFIP.
Al fiscal de la causa, Norberto Bellver, le llamó la atención que Azpi¬llaga hijo fuera anotado, inmediatamente después, como empleado en relación de dependencia de Casino Club.
También le pareció sospechoso que la esposa de Carlos Costilla, Belisa Yáñez, haya acreditado, en su declaración jurada de 2001, ingresos por apenas 235.000 pesos, cuando sus mismas acreditaciones bancarias ascen¬dían a casi 640.000 pesos.
-Ello hace presumir fondos cuyo origen resultaría ilegítimo y conec¬tados con los hechos denunciados -amplió Bellver.
Repasemos: Carlos Costilla, según Estela, es el hombre que habría dejado el sobre blanco en el botiquín del baño de De Vido. Y su mujer trabajaba como representante legal de la policía provincial. La investiga¬ción del fiscal Bellver fue recibida por la jueza federal de Comodoro Riva¬davia Eva Liliana Parcio, designada en 2001.
El 25 de mayo de 2003 Kirchner asumió como Presidente y nombró a De Vido ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios.
Cuatro meses después Parcio dictaminó, de manera desprolija y a las apuradas, el sobreseimiento de personas que no existen y también de otras que no trabajan ni figuran como accionistas en la empresa Kank y Costi¬lla. Entre otros, sobreseyó, e incluyó como directivos de la constructora, a "Julio Debido", Ricardo Benedicto, Cristóbal López, Belisa Yáñez y los fallecidos José Kank y Aníbal Costilla.
A propósito de semejante desbarajuste, Elisa Carrió declaró ante Nicolás Cassese, periodista de Noticias:
-Es notable que [a De Vido] no lo hayan investigado por los pagos, como surge del testimonio [de Estela Kank].
En la misma nota un vocero de De Vido calificó la historia de Kank y Costilla como "una novela".
Después del juicio, Estela Kank vendió su paquete accionario y se fue a vivir a Villa Carlos Paz. A su parte se la pagaron en cuatro cuotas de cincuenta mil dólares cada una, y un predio de cinco mil metros cuadra¬dos ubicado en la Avenida Hipólito Yrigoyen 4383, en Comodoro Rivada¬via. Durante muchos años el predio fue alquilado por Cristóbal López, y ese dinero se constituyó en su único ingreso.
-Me tenían atada de pies y manos, porque sabían que yo quería denunciarlos —explicó.
Kank apeló el dictamen, pero la Cámara rechazó su recurso en tiem¬po récord.
Kank envió dos cartas al presidente Kirchner. La primera tiene fecha 30 de octubre de 2003. La segunda es del 14 de abril de 2004.
El 28 de diciembre del mismo año, en el Día de los Inocentes, desde Presidencia le respondieron que habían derivado su denuncia al Ministe¬rio de Justicia.
Y el 24 de octubre de 2005 un funcionario del mismo ministerio le respondió que no había nada más que hacer, ya que Kank y Costilla había pagado su deuda con la AFIP.
Estela Kank dio más detalles de cómo terminó la película.
-En 2006 Lázaro Báez tomó el control de la empresa, mediante su contador, Fernando Javier Butti. Para quedarse con Kank y Costilla, Báez tuvo que pagar seis millones de dólares.
Más allá del complejo entramado de acciones y accionistas, hay escondida una verdad sencilla que podría servir a fiscales y jueces para probar el fuerte vínculo entre Lázaro y Néstor. Se trata de la coincidencia temporal entre el inicio de los nuevos negocios de Báez y la asunción de Kirchner y Cristina como presidentes de la Nación. Veamos.
El 16 de mayo de 2003, nueve días antes de la asunción de su amigo Néstor, Lázaro registró Austral Construcciones, la empresa madre de todo el grupo. Era evidente que tenía información privilegiada: a partir de ese momento Austral se transformó en la constructora más beneficiada por los contratos de la obra pública. Sus competidores calculan que, incluido 2009, su facturación pudo haber llegado a los cuatro mil millones de pesos.
A fines de 2005, Lázaro tomó el control de su primera petrolera, denominada Misahar.
En octubre del mismo año registró Epsur, otra petrolera que puso a nombre de su hijo, Martín Antonio.
Hasta ese momento, Báez no tenía antecedente alguno en la indus¬tria. Pronto se comprendería por qué tenía tanto apuro en ingresar a la actividad. En diciembre de 2007, el gobierno de Santa Cruz le adjudicó siete de las quince áreas petroleras. Otras siete las ganó Cristóbal López, con un poco más de experiencia en la actividad.
Los competidores a los que dejaron en el camino no eran unos improvisados: YPF, Plus Petrol y la americana Geo Park fueron algu¬nos de ellos.
La explicación oficial de las autoridades fue que Báez y López habían ganado porque sumaron muchos puntos como empresas regionales. Eduardo Costa, diputado nacional electo y socio de Geo Park en la lici¬tación, afirmó, sin embargo, que los pliegos fueron hechos a la medida de los amigos de Néstor Kirchner.
El 23 de octubre de 2007, tres días antes de la victoria electoral de la presidente Cristina Fernández, Báez sumó a sus negocios dos nuevas empresas dedicadas a la agricultura y la ganadería, algo que jamás había ensayado antes de ese momento. Se llama Austral Agro. Su capital inicial fue de cincuenta mil pesos. Según los papeles, la comparte con su conta¬dor, Fernando Javier Butti.
Cinco días después, el 29 de octubre, Báez celebró el triunfo de Cristina con la inscripción de dos nuevas compañías dedicadas al rubro inmobiliario.
Una se llama Austral Atlántica y en su directorio figuran Butti y la otra mano derecha de Báez, el ingeniero Julio Mendoza. Con cincuenta mil pesos de capital inicial, Austral Atlántica se dedica a construir y comercia¬lizar inmuebles, incluidos clubes de campo y de propiedad horizontal.
La otra se denomina Austral Desarrollos Inmobiliarios y sus objetivos son iguales a los de la primera.
¿Por qué registra dos empresas distintas con un mismo objetivo?
Solo se sabe que una de ellas es la que lo transformó en socio de Kirchner cuando este todavía era Presidente en ejercicio. Así lo reconoció el propio Néstor en una de sus declaraciones juradas. El detalle es que formalizaron el vínculo en un fideicomiso inmobiliario destinado a la construcción de departamentos en Río Gallegos.
La última información privilegiada con la que contó Lázaro Báez, gra¬cias a sus vínculos con el poder, fue la certeza de que Kirchner impulsaría la construcción de dos enormes represas hidroeléctricas en la provin¬cia de Santa Cruz.
Las represas tenían nombre y fecha de inicio. Se llaman Cóndor-Cliff y La Barrancosa. Deberían haberse empezado a levantar a princi¬pios de 2009. Y el lugar donde debían ser levantadas estaba predeter¬minado: es el mismo que eligió el amigo de Néstor para comprar 182.000 hectáreas, repartidas en diez estancias, a la vera del río Santa Cruz.
Lázaro empezó a invertir allí a fines de 2006. Ya llevaría gastados más de veintisiete millones de dólares (véase Séptima Parte: Lázaro. Capítulo 1: El dueño de Santa Cruz). Y Mariana Zuvic, la presidente de la Coalición Cívica de la provincia, infirió que lo hizo porque contaba con información anticipada de lo que en ese sitio iba a suceder:
-Esas represas inundarán sus tierras. Y Lázaro podrá cobrar una indemnización por parte del Estado mucho mayor que el dinero que gastó.
Fabiana Ríos, ex diputada y actual gobernadora de Tierra del Fuego, fue la primera en descubrir cómo Lázaro empezó a multiplicar su dinero.
Y lo escribió en su excelente trabajo titulado La distribución de la obra pública: clientelismo o política de Estado. Junto con Ríos traba¬jó la directora del Centro de Estudios para la Gestión Pública del Ins¬tituto Hannah Arendt, Paula Olivetto Lago. El informe es de 2004, pero revela que, ni bien asumió, Néstor Kirchner estaba dispuesto a pasar por encima de todo.
Ríos demostró:

* La concentración del gasto en la obra pública: más del cuarenta por ciento de los fondos se asignaron a Santa Cruz, Cór¬doba y Buenos Aires.
* El incumplimiento de las reglas de transparencia que exige el Sistema Nacional de Obras Públicas. Uno muy grave, en parti¬cular: la falta del dictamen técnico previo para las obras, que en ese momento superaban los cinco millones y medio de pesos.
* El uso discrecional de fondos: solo durante 2004 el entonces jefe de Gabinete Alberto Fernández autorizó a Santa Cruz obras no previstas en el Presupuesto por un total de 284 millones de pesos.

-De ese total, el cincuenta por ciento de los fondos fue desviado a la provincia de Kirchner. -explicó Ríos.
De Vido y Fernández bendijeron el milagro: incrementaron el presu¬puesto original para la obra pública en Santa Cruz, que era de solo cator¬ce millones de pesos, hasta ¡178 millones de pesos! Es decir: más de doce veces lo previsto.
Fabiana Ríos consideró desmesurado el hecho de que el 32 por cien¬to de la obra pública del país fuera destinada a Vialidad. Pero enseguida encontró la respuesta a esa desmesura.
Casi la totalidad de esa asignación había ido a parar a la "repavimen¬tación y puesta a punto" de la Ruta Nacional 40, justo en el tramo de la provincia de Santa Cruz. Y al final se dio cuenta de todo: los beneficia¬ros de semejante trabajo eran Equimac, Esuco y Gotti, los elegidos de siempre.
Se trata de las mayores adjudicatarias de la obra pública en la provin¬cia de Néstor. Esuco es propiedad de Carlos "El Alemán" Wagner. Equi¬mac, de Eduardo Herbon. Y Gotti fue copada por Lázaro Báez, como se demostró con anterioridad.
Ríos agregó:
-Esas firmas son socias o contrincantes según la licitación. El arreglo entre ellas es para repartirse los negocios, e impedir que entren al club de la obra pública pequeñas y medianas empresas constructoras.
La entonces diputada nacional dio un ejemplo concreto de cartelización: la licitación de la obra para construir el terraplén en la Ruta Nacio¬nal 3.
El gobierno calculó un presupuesto de dos millones de pesos. Se presentaron:

* Gotti SA, con una oferta de 3.362.188 pesos.
* Equimac, con 2.902.981 pesos.
* Y Contreras hermanos, con 2.759.861 pesos.

Ríos probó, como es evidente, que las ofertas eran sospechosamente parecidas, y que las tres empresas habían formado un cartel de precios muy por encima del presupuesto oficial.
Lo mismo sucedió en la apertura de sobres para la pavimentación y la repavimentación de la intersección de la ruta provincial 5 con la Ruta Nacional 3. Esta vez se presentaron:

* Gotti SA, con una oferta de 8.911.932 de pesos.
* Kank y Costilla, con 8.984.206 pesos
* Y Esuco, con 9.112.398 pesos.

De nuevo: precios pactados, similares entre sí y por encima del presupuesto. Y otra vez: Gotti y también Kank y Costilla formarían parte del pool de empresas de Lázaro Báez, el hombre de Kirchner.
Además de la cartelización y los sobreprecios, la actual gobernadora de Tierra del Fuego probó que el negocio de las obras viales nacionales, hasta fines de 2005, estuvo concentrado en estas empresas, a saber:

* Gotti SA, con el 28,57 por ciento.
* Petersen Thiele y Cruz, con el 28,57 por ciento.
* Kank y Costilla, con el 14,28 por ciento.
* Contreras Hermanos, con el 14,28 por ciento.
* Equimac, con el 14,28 por ciento.
* Esuco SA, con el 14,28 por ciento.

El presupuesto total fue de trescientos millones de pesos.
Petersen es la constructora de los Eskenazi, los accionistas mayoritarios del Banco de Santa Cruz y dueños del 14 por ciento de YPF, la empre¬sa más poderosa de la Argentina.
La dirigente del ARI no se detuvo allí.
También hizo un cuadro comparativo de la distribución de casas financiadas por el Estado en todo el país. Así determinó que Santa Cruz era la provincia más favorecida y también la que cotizaba las viviendas más caras.
El cuadro es sencillo y muy ilustrativo:
-Santa Cruz, con una población de poco más de 190.000 habitantes, necesitaba 5.500 viviendas. Y logró presupuestar tres mil viviendas para construir por un monto de casi 192 millones de pesos. Consiguió así cubrir el 55 por ciento de su demanda.
En el otro extremo, Formosa, con casi 490.000 habitantes y 89.000 hogares sin vivienda o con vivienda precaria, solo logró que le aprobaran 1.400 viviendas con una inversión de cuarenta millones pesos. El resulta¬do: solo el 1,58 por ciento de su demanda cubierto.
A la provincia de Buenos Aires le fue solo un poco mejor que a For¬mosa: con casi catorce millones de habitantes, 830.000 hogares con pre¬cariedad habitacional, logró una inversión de 370 millones de pesos. Es decir: llegó a cubrir la demanda en solo 5,50 por ciento.
Santa Fe, con sus casi tres millones de habitantes y sus 136.000 hoga¬res necesitados, presupuestó diez mil viviendas, a un costo total de 276 millones de pesos y una cobertura de la demanda del 7,35 por ciento.
Fabiana Ríos se sorprendió todavía más cuando comparó el valor del metro cuadrado en provincias de la misma región.
Así, mientras en Tierra del Fuego el metro cuadrado costaba 1.512 pesos y en Chubut 1.017 pesos, en Santa Cruz trepaba a casi 1.900 pesos, sin que nada justificara semejante sobreprecio.
Es más: en ese momento, en Río Gallegos, el valor de mercado del metro cuadrado de cualquier vivienda construida no pasaba de ochocien¬tos pesos.
Es decir: el 58 por ciento menos de lo que el ministerio de De Vido decidió pagarles a las empresas de su provincia. Y eso no fue todo.
Porque también comprobó que las empresas constructoras volvían a ser siempre las mismas: Esuco, Juan Felipe Gancedo SRL y Gotti, mane¬jada por Lázaro Báez.
En ese momento, el presidente del Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda de Santa Cruz (IDUV) era un Kirchner. Para ser más precisos: Carlos Santiago Kirchner, primo hermano del ex presidente todopoderoso.
Carlos Santiago tuvo que irse cuando el entonces gobernador Sergio Acevedo le pidió la renuncia, disconforme con la poca transparencia de su gestión. Pero su primo hermano no lo abandonó, sino que le dio concha¬bo en el Estado nacional.
El 8 de setiembre de 2009, a las siete y media de la tarde, el goberna¬dor de Chubut, Mario Das Neves, puso en negro sobre blanco la eviden¬cia de escandalosos sobreprecios en la obra pública para viviendas que imperan en Santa Cruz.
-En la actualidad, en la capital de mi provincia, Comodoro Rivadavia, las viviendas sociales cuestan 140.000 pesos. Pero si cruzás a Caleta Oli¬via, Santa Cruz, que está a una distancia de no más de sesenta kilóme¬tros, las mismas construcciones salen entre 320.000 y 340.000 pesos.
-Deben ser más grandes. Deben estar hechas con un material superior -intenté corregirlo.
-No. A ver si me entiende. Estoy hablando de las mismas viviendas, con los mismos materiales y construida por las mismas empresas, como Torraca hermanos o Rigel SA. Y lo tengo muy presente porque los due¬ños de esas constructoras me llaman todos los días para decirme: "Gober¬nador: no nos conviene trabajar en Chubut. ¡Si en Santa Cruz el metro cuadrado se paga el doble!".
-¿Y usted qué les responde?
-Que vayan, así puedo darles trabajo a pequeñas y medianas empre¬sas que no se quejan tanto y hacen las casas igual de bien.
Das Neves es uno los políticos a los que Kirchner no perdonará jamás. Lo considera un traidor y no porque pretende suceder a su espo¬sa Cristina. Néstor piensa que el verdadero pecado del gobernador es haber impedido que sus amigos Cristóbal y Lázaro expandieran sus negocios en la provincia vecina.


2 EL DUEÑO DE SANTA CRUZ
La adivinanza se escucha hace tiempo en los cafés del centro de Río Gallegos, provincia de Santa Cruz.
-¿Cómo hace un hombre maduro, casado, con hijos y sin ningún don especial para transformarse en millonario a toda velocidad?
-Solo hay tres posibilidades: se gana la lotería, recibe una herencia inesperada o se hace amigo de Lupo.
A Lázaro Antonio Báez, quienes lo conocieron antes de su encuentro interesado con Kirchner, lo ubican en la tercera categoría.
La ex militante del Frente para la Victoria Santacruceña (FVS) Ale¬jandra Pinto puede dar fe de su vertiginoso crecimiento patrimonial.
Todavía lo recuerda a principios de la década de los noventa, calla¬do, con veinte kilogramos menos que ahora, con bigotes y ropa gasta¬da por el uso, manejando un Ford Falcon modelo 72 y no en excelen¬te estado.
Lázaro nació en la provincia de Corrientes el 1o de febrero de 1956.
Llegó a Santa Cruz a los 6 años, cuando su padre, peronista, tuvo que salir de su provincia natal, corrido por el golpe contra el presidente Artu¬ro Frondizi.
Su primer trabajo fue como cadete en el Banco Nación de la provin¬cia, en 1980.
Usaba el pelo corto como un suboficial del Ejército.
En 1984 se casó con Norma Beatriz Calismonte, una preceptora que trabajaba en la escuela pública.
Ese mismo año se compró, a crédito, su primera y humilde casita en el 499, un barrio social levantado por el Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda (IDUV) detrás del cementerio y el Barrio 366.
Su segundo trabajo fue como cajero del Banco de Santa Cruz, en 1985.
En 1987, Lázaro todavía andaba dando vueltas y Kirchner ya había ganado la intendencia de Río Gallegos por apenas 110 votos. Los tuvieron que sumar seis veces.
-Cada vez que los contaban, Néstor se desmayaba -recordó Pinto, porque justamente estaba ahí.
En 1989 Lázaro se acercó al Ateneo Juan Domingo Perón, la uni¬dad básica más importante del Frente para la Victoria.
En 1990 le ofreció a Kirchner una lista con los clientes más pode¬rosos del Banco de Santa Cruz. Incluía el estado financiero y el movi¬miento de cada una de las cuentas. A partir de ese momento se ganó la confianza de Lupo y no la perdió más.
A fines de 1991 asumió como adscripto a la Gerencia del banco.
A pesar de que al principio fue muy cuidadoso, la ostentación de su mujer puso a toda la familia en evidencia.
Fue en una fría tarde de 1993, en el gimnasio Stylo, el único con spa en Río Gallegos, cuando otras mujeres dieron cuenta de la meta¬morfosis patrimonial.
Estaban presentes su cuñada, la hermana de Lázaro, Irene Báez; Alejandra Pinto y otra mujer cuyo nombre se mantiene en reserva a su pedido.
Irene y Alejandra eran compañeras de trabajo en el Poder Judicial. Una lo hacía en la fiscalía y la otra en la defensoría oficial número dos. Ambas, cuando salían del trabajo, solían visitar el Stylo para entrenar y conservar la figura. Pero esa tarde iban al spa y Beatriz Calismonte insistió en acompañarlas.
Cuando la mujer de Lázaro ingresó, el impacto en el Stylo fue mayúsculo. No solo por la ropa que vestía, que era muy nueva y pare¬cía muy cara.
También, porque, ni bien llegó, empezó a hablar del departamento que habían terminado de comprarle a su hija en Córdoba para que pudiera vivir mientras estudiaba en la universidad.
Pero lo más chocante para el grupo de mujeres que compartieron ese día con Beatriz Calismonte de Báez sucedió en el vestuario, en el momento en que empezó a desvestirse.
-Mientras comentaba que había viajado a Buenos Aires para com¬prarse cinco tapados de piel, porque no se podía decidir por uno, se iba quitando, con paciencia y dedicación, una cantidad interminable de anillos y cadenas, además de los aros. Y todo de oro puro -contó Pinto para esta investigación.
El infierno grande del pueblo chico hizo cada vez más ostensible que Lázaro no vivía de su sueldo de adscripto a la gerencia del Banco de Santa Cruz.
Los cambios de auto de él y la compra de uno nuevo para Beatriz fue¬ron solo el principio.
Las sucesivas mudanzas confirmaron la sospecha.
En 1995 dejaron su humilde casita del Barrio 499 para mudarse al barrio FODEPRO, más cerca del cementerio.
De allí ascendieron otro escalón social y se trasladaron al centro de la ciudad. Más precisamente a la calle Villarino 140.
-A esa altura, todos en Gallegos sabíamos de dónde sacaba el dinero el adscripto a la gerencia -recordó Pinto.
Años más Báez cumplió el sueño de la chacra propia. Sin embargo, no se detuvo:
-Empezó a transformarse en un comprador compulsivo. Desde una carnicería hasta las 180.000 hectáreas de campo que todavía no terminó de pagar -informó un agente inmobiliario que compite con la inmobiliaria de Máximo Kirchner.
-Es, sin duda, uno de los empresarios más poderosos de Santa Cruz -confirmó Daniel Gatti, autor de una biografía de Kirchner y otra de Lázaro.
Actualmente Lázaro Antonio Báez da trabajo a más de cuatro mil per¬sonas y posee o domina las siguientes empresas:

* Austral Construcciones.
* Gotti Hermanos SA.
* Badial SA, constructora.
* Palma SRL.
* Kank y Costilla SA, constructora.
* Localzo y del Curto SRL, constructora.
* Austral Agro SA.
* Austral Desarrollos Inmobiliarios SA.
* Austral Atlántica SA, dedicada a la compra y venta de viviendas.
* Combustibles Sur SA.
* Misahar SA, dedicada a la actividad petrolera.
* Epsur SA, inscripta con la misma finalidad.
* Patagonia SA, pensada para lo mismo.
* Estrella del Sur.
* Magna, consultora de medios y comunicación.
* Diagonal Sur, comunicaciones e Informática.
* Invernes SA.
* Austral es su empresa madre.

Gotti fue capturada por Austral, como se explicó en el capítulo an¬terior.
Badial es la primera empresa de Báez a la que la AFIP puso en la mira y le encontró facturas apócrifas.
A Palma la comanda Diego Palleros, hijo de Diego Palleros, trafican¬te de armas a Croacia y el Ecuador que estuvo preso en la misma causa en la que se detuvo al ex presidente Carlos Menem. Palleros hijo es el mari¬do de Irene Báez, la hermana de Lázaro.
Kank y Costilla también fue tomada por Austral. Quien operó el desembarco de esta constructora es el contador Fernando Javier Butti.
Butti está casado con la sobrina de Báez, Andrea Cantín, y su primer empleo fue en Palma.
Andrea es la hija de Raúl Cantín, quien fue presidente del Concejo Deliberante de Río Gallegos hasta diciembre de 2007 y candidato a inten¬dente ese mismo año por el Frente para la Victoria. En la capital santacruceña se comenta que la campaña la pagó el propio Báez. Además, la joven contadora fue la apoderada estrella de Invernes. Y su padre aparece invo¬lucrado en otro gran escándalo, el de las declaraciones patrimoniales que tuvieron que ser "corregidas" por el contador de Kirchner con la asisten¬cia de altos directivos de la AFIP, porque sus números no eran coinciden¬tes ni compatibles (véase Tercera Parte: El verdadero Kirchner. Capítulo 1: El arreglo). Su esposo, para complicar más la situación, figura en los directorios de numerosas empresas sindicadas como propiedad de Báez. Uno de los ejemplos más llamativos es Valle Hermoso SRL, donde explí¬citamente comparten las acciones con el amigo de Néstor.
Invernes nació en 2001 como una financiera y consultora y funciona como un pool de pequeñas empresas. Llegó a vender jugadores median¬te una compañía denominada Interplayer. Tuvieron juicios cruzados con San Lorenzo de Almagro. Llegaron a gerenciar un equipo de fútbol en Salta. Pero su actividad principal fue cobrar los certificados de obra de Gotti, lo que descapitalizó a la constructora y la dejó a merced de Báez.
Invernes controla una sociedad llamada Swindell. Se trata de una sociedad inscripta en el Uruguay, país que respeta el secreto bancario. Durante los últimos años Swindell no tuvo un movimiento de cuentas considerable.
Austral Agro es la empresa que eligió el amigo de Lupo para comprar, entre otras cosas, las 180.000 hectáreas de campos cuyo presunto destino más adelante se detallará.
Austral Desarrollos Inmobiliarios es la compañía que usó Lázaro para constituir un fideicomiso con Kirchner, para después construir un edifi¬cio de departamentos en Río Gallegos. El ex presidente aportó el terreno y Báez lo construyó. Hay un documento que confirma que son socios. Todavía nadie inició una causa para confirmar si un proveedor del Esta¬do puede ser socio del marido de una Presidente en ejercicio.
Epsur y Misahar Argentina ganaron seis de las quince áreas petroleras que el gobierno de San Cruz licitó en 2006. Dejaron en el camino a pode¬rosos competidores como YPF, Tecpetrol, Petrobras, y también a la Unión Transitoria de Empresas (UTE) entre Sipetrol y la empresa presidida por Eduardo Costa, el dirigente radical que le ganó al Frente para la Victoria en las últimas elecciones de 2009.
Las otras siete fueron adjudicadas a petroleras de Cristóbal López. El empresario del juego justificó su holgado triunfo con argumentos curiosos.
Báez, mediante Magna, posee Magna FM 100.7 y el diario Prensa Libre. Son medios ultrakirchneristas que compiten con los de Rudy Ulloa para ver quién hace menos periodismo crítico.
Además de estas empresas, a Báez se le adjudican estas posesiones:

* un avión Mitsubishi que se le rompe cada tanto;
* varias camionetas de alta gama;
* un hotel en Tolhuin, Tierra del Fuego;
* participación en el Hotel Alto Calafate, que apareció en la últi¬ma declaración jurada de Kirchner como de su propiedad;
* once mil metros cuadrados de tierra en El Calafate;
* el Hotel Las Dunas, también en El Calafate;
* las 180.000 hectáreas de estancias en toda la provincia;
* la impresionante chacra donde varias veces durmió Kirchner en Río Gallegos;
* el avión privado es un Mitsubishi MU-2 Marquise, con 2.500 kilómetros de autonomía de vuelo, valuado en ochocientos mil dólares y con un costo de mantenimiento de treinta mil dólares al mes. Durante 2007 se le descompuso varias veces y tuvo que alqui¬lar el Lear Jet de la empresa Royal Class, la misma que manejó Alfredo Yabrán y que transportó a Antonini Wilson con la valija de los ochocientos mil dólares.

En el Mitsubishi de Báez viajó por lo menos una vez desde Santa Cruz hasta Buenos Aires el entonces secretario de Energía de la provincia, Alessandro Perrone. Fue en marzo de 2008 y lo acompañaron algunos miem¬bros de su familia. Se trata del mismo funcionario que adjudicó a Lázaro y Cristóbal las áreas petroleras de Santa Cruz. Muchos vecinos de Río Gallegos ya no se sorprenden ante semejante promiscuidad. Ellos vieron a Perrone varias veces arriba de las camionetas de las empresas petrole¬ras de Báez, Misahar y Epsur.
Perrone renunció en febrero de 2009 por orden de su jefe político, Néstor Kirchner, disgustado por la política energética del gobernador Daniel Peralta.
Antes de hacer uso intensivo del Mitsubishi, Lázaro viajó, desde Río Gallegos hasta Buenos Aires, en el avión de la gobernación de Santa Cruz junto al entonces mandatario Sergio Acevedo.
Fuentes cercanas al propio Acevedo sostienen que el tener que "subir" a Báez en el avión oficial fue una de las razones por las que acumuló resentimiento contra Kirchner y decidió alejarse del poder.
-¿Lázaro no tiene plata para pagarse un pasaje? -le mandó a pre¬guntar un día el gobernador al Presidente, después de que, desde la Casa Rosada, le pidieran una vez más un asiento para el amigo de Néstor.
Entre los motivos graves por los que decidió dimitir Acevedo también se debe citar a Báez.
-Quisieron que le adelantara a una empresa de Lázaro treinta millo¬nes de pesos de una obra que había licitado el Estado nacional. Me vinie¬ron a apretar tres altos funcionarios desde Buenos Aires. La situación era insostenible -recordó el ex gobernador, frente a dos amigos en el bar cer¬cano a su departamento de Buenos Aires donde casi siempre toma café con muy poca leche.
Las camionetas de alta gama no serían la debilidad de Báez, sino de Martín, su hijo mayor (o Leandro, su hijo menor). Además de una Merce¬des Benz y otra BMW, y varias Toyota Hilux, la familia posee una Hummer cuyo precio en el mercado es de más de setenta mil dólares. En los últimos meses se le adjudica la compra de otro avión, en este caso de un Lear Jet, valuado en 1.300.000 dólares, con un cargo de mantenimiento de treinta mil dólares al mes.
Su participación en el Hotel Alto Calafate junto con las hijas de la ministra Alicia Kirchner, quienes además son las sobrinas de Néstor, se infirió de un documento en el que figuraba como director de la empresa su apoderado, Roberto Saldivia. Pero en la última declaración jurada del ex presidente el hotel cuatro estrellas aparece como de su propiedad.
En Calafate le regalaron, igual que a la mayoría de los kirchneristas incondicionales, once mil metros cuadrados de tierras fiscales al módico precio de 7,50 pesos el metro.
No hay duda de que se trata del lugar en el mundo de la presidente Cristina y de sus amigos de negocios. En diciembre de 2007, Austral Cons¬trucciones fue favorecida con una obra que tenía un presupuesto oficial de 125 millones de pesos, aunque Lázaro ofertó veinte millones más. Se trata de la construcción de seis kilómetros de paseo costero, desde Bahía Redonda hasta Laguna Nimes. Le dieron un plazo de treinta meses para entregar¬la. El matrimonio presidencial estaba apurado porque deseaba usarla para sus caminatas desestresantes de los fines de semana.
La chacra que Lázaro posee en las afueras de Río Gallegos, donde Néstor se quedó a dormir algunos fines de semana hasta que en febrero de 2007 la revista Noticias dio cuenta de su existencia, es, de verdad, impre¬sionante.
Se encuentra en un enorme predio de trece mil metros cuadrados distribuidos en cuatro manzanas.
Tiene dos plantas, un casco de estancia, fuentes de riego y un baño con jacuzzi de 35 metros cuadrados.
La casa principal es la que Néstor usó como si fuera propia. Tiene un quincho donde comparte asados con sus amigos. La enorme piscina tiene los colores de Boca.
Hay, además, dos casas para los cuidadores, un laboratorio químico y ocho viveros donde cultivan hortalizas.
A la chacra de Lázaro no puede ingresar cualquiera.
Los invitados solo pueden acceder con vehículos provistos por el pro¬pio amigo de Lupo. La mayoría de esos vehículos son negros y sus vidrios están polarizados. Báez no tiene preferencia por una marca en especial. Los pocos que la visitaron sostienen que la flota está compuesta por camionetas Jeep Cherokee, Toyota, BMW, Mercedes Benz y también Ford Ranger.
Todos los ambientes cerrados y también el resto del predio son monitoreados por cámaras que graban las veinticuatro horas. A un costado de la casa principal hay una pequeña oficina desde donde se controlan tam¬bién las áreas que rodean el terreno. Hay cámaras infrarrojas para ver de noche. También hay sensores de movimientos y reflectores que se pren¬den de inmediato ante cualquier actividad imprevista.
Agentes indignados suministraron a Perfil información muy valiosa sobre la custodia de Lázaro, integrada por veinticuatro hombres, algu¬nos de los cuales pertenecen al Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la Policía de Santa Cruz. La mayoría serían ex comandos militares.
Ellos sostienen que el propio jefe de la Policía, Wilfredo Roque, res¬pondería a las órdenes de Báez, que, como a esta altura ya parece eviden¬te, es Kirchner.
El reclutador de la guardia privada de agentes públicos de Lázaro se llama Roger Marino Jugo.
Marino Jugo tendría un doble ingreso como agente de seguridad en Defensa Civil y como jefe de Serenos y Cámaras de Austral Cons¬trucciones.
Otro de los custodios con mayor responsabilidad en la seguridad de Báez es el ex policía Claudio Martínez.
Martínez le habría aconsejado a Lázaro el uso de una valija satelital capaz de interceptar teléfonos móviles y a la vez evitar la "pincha¬dura" del aparato propio. Durante los primeros años de la presidencia de Néstor, Martínez recibió, de parte de Beatriz Calismonte, esposa de Báez, una lista con los periodistas santacruceños que hablaban mal de Kirchner.
Claudio Martínez es hermano de Valerio Martínez, el ex secretario privado de Kirchner cuando este era gobernador. Valerio habría sido despedido después de intentar cobrar las entrevistas pautadas con Lupo.
Claudio y Valerio tienen otro hermano, Andrés Martínez, quien fue chofer de ambulancias del Hospital Regional de Río Gallegos.
Andrés fue detenido por la policía en octubre de 1994 junto con dos compañeros en el paraje La Esperanza, a 160 kilómetros de Río Gallegos. Fuentes seguras afirmaron que en el interior de la ambulancia no lleva¬ban pacientes sino dos corderos recién carneados que le habrían arreba¬tado a un chacarero de la zona.
Roger Marino Jugo y Claudio Martínez habrían sido los responsables de coordinar los operativos de choque que los docentes y otros empleados públicos iniciaron en la ciudad de Néstor y Cristina a partir de 2006.
Algunos de sus compañeros en la fuerza confirmaron, además, que los efectivos que trabajan para Lázaro no cumplen servicio en la Policía pero que igualmente cobran salario.
El Hotel Las Dunas es una de las últimas adquisiciones de Lázaro en El Calafate.
Modesto, de no más de tres estrellas, Las Dunas tiene apenas doce habitaciones y habría sido comprado por dos millones de pesos. Hasta mayo de 2009 estaba entre los más baratos de la zona turística. Una doble costaba 150 pesos la noche y la triple no llegaba a doscientos pesos. La tarifa incluye desayuno americano, wi-fi y el uso de una pequeña flota de vehículos para trasladar a los pasajeros al centro y el aeropuerto.
Las Dunas no tendría nada de particular si no sirviera para demos¬trar, una vez más, que Lázaro y Néstor suelen trabajar con los mismos profesionales. En este caso se trata del escribano Ricardo Albornoz, quien se ocupa de la explotación de la hostería.
Albornoz también se ocupa de "vender" los servicios de La Usina, un comedor de campo, ubicado a cuarenta kilómetros de El Calafate y a treinta kilómetros del glaciar Perito Moreno.
La Usina, como no podía ser de otra manera, es otra de las propieda¬des del señor Báez.
De cualquier manera, la compra compulsiva de las estancias es considerada una de las jugadas más audaces y oportunistas del ex cajero del Banco de Santa Cruz.
Mariana Zuvic, esposa de Eduardo Costa y presidente de la Coali¬ción Cívica en Santa Cruz, infirió que Báez las compró para cuando se construyan allí las represas hidroeléctricas Cóndor Cliff y La Barran¬cosa, después las tierras se inunden y así obtener una millonaria indem¬nización.
-Las estancias no tienen valor turístico, y fueron pagadas muy por encima del precio de mercado -aseguró.
Cóndor Cliff y La Barrancosa deberían de estar terminadas en 2011. Y, si todo sale como Néstor y Cristina lo tienen previsto, uno de los gran¬des beneficiarios de la obra sería la empresa Electroingeniería. Ambas represas generarían más del quince por ciento de toda la energía que pro¬duce la Argentina.
-Lázaro se podrá quedar con las tierras y le hará juicio al Estado por¬que sus campos se inundarán ni bien empiecen a funcionar las represas -completó Zuvic.
Daniel Gatti tiene otra hipótesis.
-Todavía no están definidas las alturas de cota que van a tener las represas. Lo que si es cierto es que hay estancias cuyo valor de mercado es un millón, y Lázaro las está pagando el triple. Los papeles de las socie¬dades y los constantes cambios en los paquetes accionarios dificultan el acceso a la información. Podríamos estar en presencia de una operación de lavado de dinero -interpretó el periodista.
A las estancias, Báez terminó de comprarlas a principios de 2008. Fueron, en total, 182.000 hectáreas con 35.000 ovejas adentro. Fuentes del mercado inmobiliario de la zona informaron que el amigo de Lupo pagó, en total, cerca de veinticinco millones de dólares, en blanco y, en algunos casos, en efectivo.
Una de ellas, Cruz Aike, está en el departamento de Lago Argentino, sobre la ruta que une Río Gallegos con El Calafate, a unos cincuenta kiló¬metros de la ciudad.
Se trata de una zona alejada del turismo. Tampoco es la mejor para la actividad ganadera. Los inviernos son insoportables. Incluso para los animales.
Cruz Aike era de Luciano Benetton. E incluía dos estancias más pe¬queñas: La Porteña y La Julia. En total son 36.000 hectáreas, y en el mo¬mento en que Báez las compró había nueve mil ovejas. Por todo el paque¬te, Austral Agro habría pagado 1.800.000 pesos.
Báez también adquirió la estancia La Entrerriana. Son cuarenta mil hectáreas, con diez mil ovejas incluidas. Lázaro habría escriturado la pro¬piedad por seis millones de dólares. Con La Entrerriana compró también dos campos más chicos: Estancia Ana y El 10.
Los que están en el negocio inmobiliario no terminan de comprender por qué el anterior dueño de El 10 había comprado ese campo en 2006 a veinte dólares la hectárea y se lo vendió a Lázaro, dos años más tarde, a 150 dólares.
-Más allá del negocio que hizo, el precio que pagó Báez es el de alguien desesperado por comprar -estimó el operador.
Con una calculadora en la mano, los hombres que manejan el nego¬cio tampoco se explican por qué Lázaro pagó cincuenta dólares la hectá¬rea de Cruz Aike y 150 la de La Entrerriana:
-Están una al lado del otro, en la misma zona, y las afectan las mis¬mas condiciones climáticas.
Báez compró, muy cerca de allí, otras dos estancias de menor tamaño: Río Bote y El Campamento.
Río Bote tiene ocho mil hectáreas y habría pagado por ellas 1.400.000 dólares.
El Campamento posee trece mil hectáreas. Había estado en venta durante los últimos cuatro años a un muy buen precio: cuatrocientos mil dólares. Los expertos inmobiliarios volvieron a sorprenderse cuando, de un día para otro, Lázaro ofreció medio millón de dólares y se la quedó.
Lo mismo afirma sobre la adquisición de las estancias Alquinta y El Rincón.
-Báez rompió el mercado. Porque pagó valores demasiado altos y ahora cualquiera que tiene un pedazo de tierra acá quiere venderla por el valor del metro cuadrado en Tokio.
Pero eso no es todo.
Porque el socio de Kirchner también compró otra estancia en la fron¬tera con Chile, en la zona de Río Turbio. Se llama La Verdadera Argenti¬na. Tiene catorce mil hectáreas y Mariana Zuvic calculó que pagó por ellas 2.300.000 dólares.
La novela de las estancias podría tener un final infeliz. Según la diri¬gente de la Coalición Cívica, Lázaro habría tenido problemas para pagar La Verdadera Argentina, porque el gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta, no le abona los certificados de obra con la precisión y la veloci¬dad con que lo hacía Kirchner.
-A una de las estancias la pagó cinco millones y medio de dólares, al contado -reveló Zuvic ante una pregunta del autor de este libro.
-Semejante operación, ¿no debería estar bancarizada? -se le preguntó.
-Claro. Porque Lázaro no solo pagó al contado. También le ofreció al comprador un avión privado para viajar con el dinero y depositarlo en Buenos Aires. Si estuviéramos en un país serio, con un gobierno honesto, el responsable de la AFIP debería haber iniciado una investigación.
La verdad es que, hasta no hace mucho, la AFIP había puesto a Báez en la mira.
Fue cuando todavía no había sido copada por incondicionales a Kirchner, y sus investigadores más serios probaron que tres de sus cons¬tructoras, Gotti, Austral y Badial, entre otras, habían usado facturas apó¬crifas por más de quinientos millones de pesos.
Se trataba de facturas emitidas por empresas fantasmas y utilizadas por las compañías de Lázaro para evadir el Impuesto al Valor Agrega¬do (IVA).
—Además de la evasión, suponemos que las facturas truchas también fueron usadas para disimular las coimas que habrían pagado a funciona¬rios, como agradecimiento por la cesión de alguna obra pública -contó al autor de este libro uno de los impulsores de la compleja investigación.
La búsqueda del delito se inició en 2004, cuando Alberto Abad, enton¬ces número uno de la AFIP, ordenó a sus muchachos que enviaran a la justicia penal todas las denuncias contra las empresas que habían emitido facturas truchas.
Abad, quien nunca había sido pingüino, dejó a las firmas vinculadas a Kirchner patas para arriba.
-Una vez que las girás a la Justicia, no hay padrino político que pueda salvarte -explicó uno de los cuadros que participó de las inspecciones.
El 17 de agosto de 2007, el subdirector de Investigaciones de la Direc¬ción General Impositiva (DGI), Jaime Mecikovsky, concluyó la comple¬ja investigación de tres años. Sus hombres, provenientes de catorce direc¬ciones regionales, analizaron 5.700 facturas de cien proveedores distintos. La conclusión fue lapidaria: entre 2003 y 2007 los reyes de la obra públi¬ca habían evadido quinientos millones de pesos.
Y de ese total, la primera en el ranking era nada menos que Gotti SA.
La empresa de Lázaro había usado facturas truchas por 130 millones de pesos. Y había dejado de pagar IVA por más de veintidós millones de pesos.
Mecikovsky denunció además que no solo Gotti, sino también Aus¬tral y Badial habían emitido facturas apócrifas.
Además detectó que las empresas fantasma eran las mismas que aparecían dando trabajos en servicios inexistentes a Skanska, la constructo¬ra sueca del escándalo. Es decir, servicios que habrían encubierto pagos de coimas a funcionarios del gobierno de Kirchner.
Los nombres de las empresas fantasma son: Constructora la Nueva Argentina, Berniers y Wikan Obras y Servicios.
En junio de 2008, cuando la investigación avanzaba con prisa y sin pausa, Néstor Kirchner le pidió al entonces número uno de la AFIP, Clau¬dio Moroni, la cabeza de todos los cuadros de la DGI que habían impul¬sado la denuncia de las empresas de sus amigos.
Esto no es un invento del autor de este libro. Tampoco una interpre¬tación antojadiza. Lo saben los verdugos y no lo ignoran las víctimas.
-Nos limpiaron uno por uno, con una precisión quirúrgica asombro¬sa -aceptaron dos de los desplazados.
Primero fueron por la cabeza de Norman Ariel Williams, a cargo de la regional Comodoro, encargado de investigar a los evasores de Santa Cruz, la zona atlántica de Chubut y Tierra del Fuego.
Su pecado: inspeccionar en el terreno a las constructoras K como si no tuvieran protección política.
A Williams lo reemplazaron por Héctor Sartal, hasta entonces super¬visor interino de la División Fiscalización de la Dirección Regional de Palermo.
Sartal es un incondicional de Ricardo Echegaray y del ex presidente. Es el mismo que en abril de 2009 concurrió al despacho del contador de Kirchner para "compatibilizar" su declaración jurada con la de Báez, Rudy Ulloa y otros (véase Tercera Parte: El Presidente más rico de la Argentina. Capítulo 1: El arreglo).
El desplazamiento de Williams causó un fuerte impacto en toda "la línea técnica" de la AFIP. Y su reemplazo por Sartal fue la confirmación de que no era más eficiencia lo que estaban buscando. De hecho, aunque tenía la obligación técnica de hacerlo, Mecikovsky no firmó su designación.
Después, en julio, fueron directamente por la cabeza de Mecikovsky. Para pedírsela a su superior directo, el titular de la Dirección General Im¬positiva, Horacio Castagnola, el argumento de Moroni fue:
-No pueden quedarse un minuto más. Desde arriba me dicen que Mecikovsky simpatiza con Elisa Carrió.
Castagnola, otro profesional idóneo y con más de treinta años en "La Casa", intentó defender a su subordinado:
-Yo jamás le pregunto a nadie por quién va a votar. Además, Jaime es uno de mis mejores cuadros. Pero Moroni insistió:
-Me lo piden de arriba. No hay margen para que se quede.
Así, Castagnola comprendió que en cuestión de horas irían también por él. Lo confirmó cuando Moroni le pidió que abandonara su puesto hasta que las cosas se calmaran. Ahora Castagnola es el director ejecuti¬vo del Instituto de Estudios Tributarios, Aduaneros y de la Seguridad Social de la AFIP.
En noviembre de 2008 se hizo público que la causa de las facturas tru¬chas de Gotti, Austral, Badial y Casino Club, de Cristóbal López, había ingresado a la Justicia Federal Penal.
Pero un mes después el Gobierno anunció la Ley de Blanqueo, cuyo efecto, entre otros, era evitar que quienes evadieron impuestos y emitieron facturas truchas vayan a la cárcel con el simple trámite de pagar lo que les correspondía.
Un poco antes, el 23 de agosto de 2008, los técnicos de la AFIP habí¬an descubierto una nueva maniobra de Gotti SA cuyo objetivo inequívo¬co era eludir al fisco.
La empresa adjudicada a Lázaro había presentado un cambio de domicilio de Caleta Olivia a la localidad de Avellaneda, provincia de Bue¬nos Aires. Caleta se encuentra a sesenta kilómetros de Comodoro Rivada¬via, la central desde donde seguían inspeccionándola.
Pero los contadores de Gotti mudaron su domicilio fiscal a Mariano Acosta 135, piso primero, departamento B, Manzana 8, Código Postal 1870.
-Lo hicieron para dificultar la investigación. Porque saben que los inspectores que tenían a la empresa bajo sospecha no pueden viajar. Y porque pretendieron esconderse entre los miles de grandes contribuyen¬tes que hay en la provincia de Buenos Aires -explicó un subdirector que conoce muy bien su oficio.
Lo mismo pretendió hacer Austral Construcciones: mudar el domici¬lio fiscal de Río Gallegos a la Capital Federal, para esconder al elefante de la denuncia entre una manada de elefantes denunciados.
Es que Lázaro no solo es socio y amigo de Néstor.
También comparte algunas de sus más cuestionables decisiones.
En efecto: así como Kirchner, a pesar de su fortuna, no renunció a la pensión graciable de ex presidente, Lázaro tampoco resignó, hasta que se hizo público, el cobro de los tres mil pesos mensuales que venía percibien¬do desde 1998 como empleado público adscripto a la Secretaría General del Gobierno de Santa Cruz.
Se podrá decir que, a Néstor, la pensión le corresponde por ley, y que Báez, en cambio, debería devolver los salarios cobrados, porque se bene¬ficiaba como proveedor de obras públicas. Lo que no se podrá negar es que ninguno de los dos necesita semejante ayudita del Estado.
El Diccionario de la Real Academia Española define la avaricia como el afán desordenado de poseer riquezas para atesorarlas. Lázaro y Néstor son dos buenos ejemplos de ese pecado capital.

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