miércoles, 7 de enero de 2009

No sera igual ( comparto con todos para reflexionar!) Felices fiestas


Publicada 09/10/2008

Política Nacional / Carlos Mira

No será igual



Frente a la nueva protesta del campo, el Gobierno ensaya una estrategia diferente que obliga a los dirigentes agropecuarios a reacomodar posiciones.



La semana pasada, el campo volvió a la protesta. Cuidándose como de hacerse pis encima, decidió una acción por 6 días que no incluyó el corte de rutas, más allá de las posiciones más duras que algún sector de productores alentaba.

La posición de la Mesa de Enlace atraviesa un estado de incomodidad evidente, apretada entre las necesidades de sus representados, la desconocida respuesta de la sociedad a su nuevo reclamo y el cinismo de los K.

Desde el voto no positivo de Cobos el gobierno se ha encargado de hacer todo lo posible para hundir a su enemigo en el más profundo pozo de la venganza. En ese sentido, el "hacer" consistió en "no hacer": las autorizaciones provisorias para exportar que fueron venciendo no se renovaron, en materia de acciones para mitigar la tremenda sequía que azota a medio país no se movió un dedo, respecto de los demás reclamos del sector que se hacían junto con el tema de la 125 no se avanzó un metro. Es la venganza kirchnerista en todo su esplendor.

Pero, claro, los días pasan y la situación del campo se deteriora por minuto. Los precios de las materias primas caen en los mercados internacionales, los costos de los insumos suben y el gobierno disfruta del espectáculo.

¿Cuál es la estrategia? Muy simple: presentarse ante la sociedad como la victima de un sector insaciable que no para de pedir cosas y que no duda en someter a la población al desabastecimiento que provoca un paro con tal de agrandar sus ya desbordados bolsillos. Esto es lo que espera hacer el gobierno. Que la sociedad se convenza de que con el apoyo que le dio al sector éste logró lo que quería: tumbar la resolución 125. Todo reclamo adicional es por la mera gula de la mezquindad económica; por ganar más.

En esas condiciones, la mesa de enlace debe caminar por un estrecho desfiladero a un lado del cual está el gobierno para acusarlos de las consecuencias de la acción directa, del otro está la sociedad para enrostrarle "que no se conforman con nada" y hacia adelante la debacle económica por la inviabilidad del negocio.

Del lado de la sociedad tampoco se puede pedir una profesionalización sobre los pormenores del conocimiento de la actividad agropecuaria. La famosa resolución 125 había tenido el "mérito" –y el costado favorable para la gente del campo- de ser una especie de icono. "La 125", repetía la gente, en muchos, casos, sin tener total noción de lo que eso significaba. Para muchos ese número era una especie de sencillo código antikirchner: "¿oponerse a los K significa salir a la calle y decir 'muera la 125'?" "Pues, hagámoslo".

Pero ahora aquella simpleza ya no existe. Explicar al atribulado ciudadano de a pie por qué, pese a que aquélla batalla se ganó con su ayuda, eso no fue suficiente, va a ser difícil, va a costar más. Y el gobierno lo sabe; no tardará en especular con ello.

El inefable Carlos Kunkel, uno de los que aparece sindicado en Operación Traviata como perteneciente al grupo que planeó y ejecutó el asesinato de Rucci, le ha dicho a la gente del campo que le recen más fuerte a Bergoglio "para que haga llover" porque ellos "no manejan las nubes".

Más allá de que los eventuales rezos no se dirigen a Bergoglio sino a Dios, lo de Kunkel es un resumen en chiquito de la posición de los K: reírse de la desgracia del enemigo en una mezcla que incluye partes iguales de crueldad y de ignorancia.

Cuando uno ve semejante panorama, las posibilidades de que lo que realmente esté sucediendo sea la intención concreta de quedarse con aquello que hoy le pertenece al "enemigo", son muy altas.

No sería extraño que, siguiendo su tradición familiar, los K y sus acólitos intenten acogotar con la depreciación de sus propiedades y de sus explotaciones a la gente del campo, para después mandarles un emisario a comprárselas por migajas.

Así hicieron con las tierras del sur y con las decenas de propiedades de los deudores que no pudieron devolverles lo que le habían prestado durante la década del '70.

Estamos iniciando una nueva ronda de enfrenamientos entre el principal sector económico del país y el gobierno. Hasta ahora esa disputa estuvo dominada por la ira de la venganza. La Mesa de Enlace enfrenta el desafío de sortear los obstáculos del desfiladero sin caer en ninguno de los precipicios. En la comprensión de la sociedad estará al menos salvarlos de uno de ellos.

Publicada 30/10/2008

Política Nacional / Carlos Mira

La gran estafa



Bajo el concepto de lo "estatal" se esconden todo tipo de atropellos, robos y fraudes a la ciudadanía.



La palabra "Estado" constituye uno de los mayores engaños jamás creados por la historia humana. Detrás de ella se han logrado camuflar los más extravagantes ladrones sin que la gente logre unir sus nombres propios a sus fechorías: entre ambos la entelequia "Estado" aparece como una armadura que les permite a los delincuentes seguir robando mientras las victimas creen que los ayudan.

El proyecto de ley para estatizar las jubilaciones no podía ser la excepción a esta regla. En uno de sus párrafos dice textualmente: "El Estado Nacional (que para que parezca más solemne lo ponen con mayúscula) garantiza a los afiliados y beneficiarios del régimen de capitalización la percepción de iguales o mejores prestaciones y beneficios que los que gozan a la fecha de entrada en vigencia de la presente ley".

¿Qué pretenden que hagamos?, ¿qué creamos eso?. ¡Pero si es para morirse (por no decir otra cosa) de la risa! ¿Garantizar? ¡Pero si ustedes no pueden garantizar ni que de noche no hay sol!

El Estado ya ha "garantizado" jubilaciones, depósitos, tipos de cambio, esquemas impositivos... Ha prometido pagar bonos, intereses, préstamos... Le ha hecho creer a la gente que construiría escuelas, hospitales, autopistas, casas... El "Estado" es un Esta…fador... ¡Qué me vienen a decir que "el Estado Nacional garantizará..."!, ¡pero si no puede garantizar ni la hora! No hay más que leer la historia de los libros o perder una tarde en los archivos de un diario para corroborar semejante obviedad.

Pero el concepto, como simulación jurídica, le ha permitido a personas de carne y hueso, que llevan nombre y apellidos privados, y que tienen -gruesos- bolsillos privados, usufructuar esa pantalla que millones de idiotas útiles han creído hasta con la buena fe de la ideología, y saquear la fortuna de los argentinos durante los últimos 60 años.

La complacencia frente al Estado tiene diferentes causas. La idiotez útil de la ideología que decíamos recién, es una de ellas. La vagancia es otra, porque a veces viene bien creerse que de verdad un grupo de patriotas hará abnegadamente el trabajo duro y nosotros recibiremos la comida en la boca gratis y sin esfuerzo.

Otras veces lo que permite que una manga de ladrones se apropie de las estructuras públicas -esto es, el "Estado"- y se llene los bolsillos propios con el esfuerzo ajeno (es decir, paradójicamente, lo contrario a lo que soñaba el vago) es la envidia. Muchos creen que es preferible que algunos burócratas se llenen los bolsillos con la plata de la gente a cambio de que no lo haga el vecino de la esquina, aun cuando ese crecimiento lo logre por el esfuerzo y el trabajo propio.

Todos estos componentes están presentes entre nosotros. De allí que algunos vivos -la clase política básicamente, y dentro de ella algunos más que otros, y todos con la connivencia de algunos privados- se hayan refugiado detrás de la simpatía que para muchos conlleva la palabra "Estado" para hacerle creer a la gente que no son ellos personalmente los que se llevan la plata sino el "Estado" y que lo hace para el beneficio del conjunto.

Todo esto sin mencionar la fenomenal desigualdad jurídica que se crea a favor de aquellos que encarnan sus personas en las poltronas del Estado. Una vez que esta casta llega allí alcanza la posibilidad de hacer la ley, de ejecutarla y juzgarla. Está claro que este no era el plan de los creadores del Estado de la democracia clásica, para lo que imaginaron el sistema de pesos y contrapesos (check and balances) para que el poder de dictar las normas, ejecutarlas y hacer justicia con ellas no estuviera reunido en una sola mano. Pero este esquema, en la Argentina, ha sido arrasado por la "democracia" de masas y el país ha vuelto al mundo previo a la Carta Magna y la Revolución Inglesa para pasar a reunir en la mano de un hombre toda la voluntad del Estado. Este déspota coloca en el Congreso y en la Justicia a marionetas propias, a las que maneja por el dinero y por el temor, al tiempo que le hace creer a la gente que el concepto de un poder dividido y respetado esta en plena vigencia. El embrutecimiento, al que por la falta de educación ha sido condenada la sociedad, se encarga de hacer el resto.

¿Quien será el "Estado" cuando los trabajadores activos de hoy se jubilen y no haya nada para cobrar?, ¿serán los mismos que una vez les dijeron que los depósitos en los bancos eran intangibles?, ¿serán los mismos que un día les dijeron que los que depositaron dólares cobrarían dólares y los que depositaron pesos cobrarían pesos?, ¿quiénes serán el "Estado" en ese momento?.... ¿Tal vez alguien que diga "no cabe duda de que los gobernantes de aquel momento -los Kirchner- han sido unos delincuentes que los han estafado... pero ¿qué quieren que hagamos nosotros?. Nosotros somos el "Estado" hoy. Los Kirchner no están más. Y los que los votaron aquella vez fueron ustedes".