martes, 9 de septiembre de 2008

El mar, 9/9/08, Germania Jauregui escribió:

Hola Claudia.

Te reenvio este trabajo que hizo una amiga mía, cansada de lo que vivió en España. Creo que hay que difundirlo porque es una investigación acuciosa.

Acabo de llegar de las Europas y aunque lo pasé divino, viví lo que dice mi amiga.

Un besotote,

Mañita










A mí nadie me preguntó si quería emigrar, era demasiado pequeña para éso, sólo sabía que venía a América pero no tenía muy claro si viajaría en tren como cuando íbamos en verano a Vegamián o si el barco haría un viaje corto o indefinido.

Nos vinimos a Venezuela y aquí se sembró, se mezcló y se hizo extensa mi familia. Al principio me costó adaptarme, porque percibía el "maracucho" como un idioma distinto, pero pronto aprendí a decir ¡ qué molleja! marcando bien la jota. Por esa mezcla en mi habla, mis compañeros de universidad me llamaban " gitana maracucha".

7 de los 8 hermanos tuvimos la oportunidad de ser profesionales, gracias al trabajo constante de mis padres y nunca encontramos trabas, por haber nacido afuera, para ocupar cargos y ejercer aquellos para los que nos sentían y nos sentíamos competentes.

Como nosotros millones de españoles tuvieron las mismas oportunidades en los diferentes rincones de América.

No tuve conflictos emocionales con mis dos patrias, soy integralmente española e integralmente venezolana.A mis hijos les enseñé lo mismo, ellos son ambas cosas a la vez.

Hoy siento pena porque en España han olvidado esos 40 años en los que sus hijos se veian obligados a marcharse porque el régimen los excluía. No quieren sudacas, ni siquiera si tienen pasaporte español, y no los quieren aunque las circunstancias de estos nuevos inmigrantes sean las mismas que las que obligaron a los españoles a esparcirse por el mundo.

Por esa pena que siento me he atrevido a hacer este pps.

mercedes