miércoles, 27 de octubre de 2010

Luis Majul EL Dueño QUINTA PARTE: JAIME & UBERTI
1 JAIME ES KIRCHNER
El ejecutivo de una importante línea aérea con sede en Madrid reve¬ló que entre julio y agosto de 2006 el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime le habría hecho una extraña sugerencia a cambio del permiso para aumentar las tarifas.
La empresa operó en la Argentina hasta diciembre de 2008. El ejecu¬tivo sostuvo que, mientras se prolongaron las negociaciones, fue amena¬zado más de una vez. Afirmó que en una oportunidad, llamaron a su espo¬sa y la asustaron:
-Tu marido acaba de tener un accidente en la esquina.
El hombre juró que jamás le había dado el teléfono de su casa a nadie que no fuera de su absoluta confianza. También aclaró que el número no figuraba en la guía de teléfonos.
Jaime fue requerido en más de treinta oportunidades para responder a estas y otras cuestiones, pero su vocero de prensa siempre lo excusó.
El directivo, quien nació, igual que Jaime, en la provincia de Córdoba, sintió alivio al hablar durante una hora y media seguida:
-Si yo le hubiera llevado algo, estaba listo. Me hubiese agarrado de los huevos y no me soltaba más.
El ejecutivo lo conocía bien.
Ricardo Raúl Jaime, Documento Nacional de Identidad 11.562.171, 54 años, tres hijas, una nieta, en pareja con Silvia Reyss, alias "Mario Barakus", "el Señor de los Anillos", "El Señor de los Subsidios", "Gran Hermano" y "María Julia K"; cinturón negro de karate, amante de las motos BMW y de los caballos pura sangre; sospechado de haberse comprado un avión de cuatro millones de dólares con un sueldo de no más de diez mil pesos, acusado de enriquecimiento ilícito, administra¬ción fraudulenta, cohecho, dádivas e incumplimiento de los deberes de funcionario público, y denunciado por repartir subsidios de manera irregular y cobrar sobreprecios en polémicas contrataciones, el hombre que podría convertirse en el primer preso del kirchnerismo, sigue dur¬miendo tranquilo.
Él está seguro de que no existen las evidencias que puedan llevarlo a la cárcel. Y jura ante sus amigos que Néstor lo va a bancar "hasta las últi¬mas consecuencias".
¿Pero cómo fue que Jaime, una persona que colocaba micrófonos y tenía en su oficina doce cámaras ocultas para evitar sorpresas, le hizo la extraña sugerencia al directivo de la aerolínea, en su propio despacho?
-Es que antes trabajé para una empresa cuyos dueños, de fuertes vín¬culos con Jaime, aceptaban esas sugerencias. Él habrá pensado que todo sería igual -especuló el propio ejecutivo en cuestión.
Otra posible razón es la que ensayaron dos ex ministros que lo cono¬cieron bien:
-A Ricardo no le importa nada. Él cree que, mientras Néstor lo pro¬teja, nada tiene que temer.
Las reuniones en las que Jaime habría hecho sugerencias se realiza¬ron entre julio y agosto de 2006 en las oficinas de la Secretaría de Trans¬porte, en el duodécimo piso de Hipólito Yrigoyen 250.
Según el testimonio del ejecutivo, se saludaron, tomaron café y agua, y el secretario de Transporte habría empezado a explicarle "cómo es el sistema, para que todos andemos bien".
La conversación con el director de la empresa fue intensa. Transcu¬rrió el lunes 16 de marzo en una parrilla de Alicia Moreau de Justo 580 en Puerto Madero, a partir de la una y media de la tarde. La fuente, quien pidió dejar su nombre en reserva, sostuvo que Jaime le habría prometido:
-Vos vas a tener un aumento de tarifas.
El ejecutivo afirmó que Jaime agregó:
-No te preocupes: yo te voy a hacer las cuentas.
La compañía aérea tiene su sede central en la capital de España.
Hasta allí viajó el ejecutivo para hablar con sus accionistas. Cuando se lo contó a uno de ellos, no lo podía creer. El hombre de negocios estaba disputando un alto cargo en la organización empresaria más importante de su país y no daba crédito a lo que le contaba su hombre de confianza.
El ejecutivo se tomó el avión de regreso y volvió a reunirse con Jaime. El encuentro fue breve. El anfitrión usó tres palabras para hacerse entender: "No se puede".
El ejecutivo argentino temió que los dueños de la operadora pensa¬ran que se trataba de una fábula de su alto empleado. Entonces les propu¬so arreglar una reunión con Jaime, para que se quitaran las dudas.
El ejecutivo se felicitó por haber gestionado el encuentro, porque los dueños de la aerolínea comercial lo escucharon con sus propios oídos.
-En efecto, Jaime también les hizo la sugerencia a ellos -afirmó.
Durante un tiempo, los accionistas de la importante empresa pensa¬ron que la propuesta era una idea personal del secretario.
Lo creyeron así en la época en que fueron a hablar con Alberto Fer¬nández y apareció por la otra puerta Kirchner para decirles que todo iba viento en popa.
Pero después la relación entre la compañía y el gobierno se complicó cada vez más, hasta que el precio del barril de petróleo subió demasiado y no pudieron pagar más el combustible. En esa época, todavía no habí¬an conseguido la autorización para aumentar las tarifas y los sindicatos habían empezado a presionar con pedidos de incremento salarial.
-Como no aceptamos la sugerencia, explotamos como un sapo —ter¬minó el relato el ejecutivo, un hombre prolijo que lleva todo anotado.
Algo tan interesante como lo que le pasó al ejecutivo de la operadora aerocomercial le sucedió a Antonio Mata, ex accionista de Marsans y pro¬pietario del matutino Crítica de la Argentina.
Mata, quien manejó Aerolíneas Argentinas entre el 2 de octubre de 2001 y el 3 de julio de 2006, habló para esta investigación de coimas implícitas o encubiertas.
El empresario contó con lujo de detalle los trámites personales que impulsó ante Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Alberto Fernández y el propio Jaime, con el objeto de que el Estado le diera permiso para ope¬rar con una línea de cabotaje llamada Air Pampas.
La historia es apasionante.
Comenzó el jueves 7 agosto de 2007, en horas de la mañana, nada menos que en el despacho presidencial de Néstor Kirchner.
El entonces Presidente recibió a Mata junto a su jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Allí el empresario les comentó su proyecto de crear Air Pampas, una línea de cabotaje competitiva. Habló de la cantidad y los tipos de aviones con que contaba. Les mencionó los puestos de trabajo que se generarían. En el medio de la reunión, la entonces senadora y candidata a Presidente entró al despacho sin golpear:
-Perdón, vuelvo en otro momento -alcanzó a decir la esposa del presidente.
Pero Kirchner la invitó a sumarse:
-Vení, que Antonio nos está contando algo muy interesante.
Mata le explicó a Cristina por qué su proyecto haría el negocio más competitivo y aprovechó también para anticipar que sus ex socios en Aerolíneas, Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual Arias, iban a tra¬tar de boicotearlo, a menos que el gobierno se lo impidiera.
Mata también les advirtió que Ricardo Cirielli, secretario general de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA), era otro que le iría a hacer la vida imposible si no contaba con el apoyo de Nés¬tor, la senadora y el jefe de Gabinete.
La reunión duró casi una hora. Antes del final, Cristina instruyó a Fernández:
-Alberto, asegurate de que nadie le ponga piedras en el camino. El proyecto de Air Pampas es bueno para el país y tiene que salir.
Mata se despidió exultante. El lunes siguiente presentó los papeles ante la Secretaría de Transporte. Días después fue recibido por Ricardo Jaime. Entonces, las cosas empezaron a complicarse.
-Antonio, estamos en el medio de las elecciones. Vas a tener que esperar -lo frenó el incondicional de Néstor.
-Pero si tiene el visto bueno del Presidente y de Cristina...
-Pero, decime, ¿cuál es tu verdadero interés?
-Empezar a operar una empresa en un mercado que está mal cubier¬to y cuyo potencial es enorme.
-Bueno. Dame un tiempo. Lo hacemos a través de la audiencia públi¬ca. Yo te llamo.
Jaime no lo llamó. Entonces Mata volvió a la carga, porque todavía tenía presente el compromiso verbal de Cristina. Al final, logró que el secretario le concediera otra audiencia, en enero de 2008. Cuando el empresario español empezaba a quejarse, Jaime volvió a pararlo en seco:
-Antonio, lo mejor es que te compres una empresa que ya está en el mercado.
Mata, con su habitual verborragia, le respondió que esas operaciones siempre terminan mal, que prefería empezar de cero y no heredar conflic¬tos, deudas y trabajadores que no habían sido elegidos por él.
El empresario insistió con sus argumentos hasta que el secretario mos¬tró las cartas.
-Te va a llamar alguien que sabe manejar estos temas. Se llama Manuel Vázquez. Él tiene buena llegada a [Claudio] Cirigliano. Te lo puede arreglar.
Cirigliano poseía Safe Flight, la empresa que creó, a pedido del gobier¬no, para hacerse cargo de los empleados de Southern Winds.
-Es que con Cirigliano no quiero saber nada -le anticipó el empre¬sario español.
-Esperá el llamado de Manuel Vázquez. Yo sé por qué te lo digo -lo despidió Jaime, en tono misterioso.
Manuel Vázquez, español, 65 años, calvo, un hombre de baja estatu¬ra, muchos kilos y el cuerpo en forma de pera. Usa trajes italianos, prefe¬rentemente azules, corbatas Hermes y todos los sábados va a desayunar a Pepino, un local de cocina norteamericana, ubicado en Martínez.
Es el hombre al que sindican como el comprador del avión Lear Jet de cuatro millones de dólares que Jaime, sus parientes y sus amigos usa¬ron entre diciembre de 2008 y mayo de 2009 (véase Quinta Parte: Jaime & Uberti. Capítulo 2: Papá Noel viaja en avión privado).
El secretario de Energía debía de saber que Mata era un empresario solvente. Él, junto con Kirchner, fueron quienes habían convencido a sus socios de Marsans de quitárselo de encima. Después de que el Presiden¬te se lo dijera sin vueltas a Díaz Ferrán, en uno de los viajes que hizo a España, este habló con Mata y le confesó lo que todos sospechaban. Fue a principios de 2006, en Madrid:
-Ellos no te quieren. Te tienen idea. Me piden tu cabeza. Y la verdad es que contigo dentro no nos van a dar nada de lo que necesitamos.
Mata supo desde el principio que los Kirchner lo despreciaban. ¿El motivo? Había apostado a Carlos Menem en las presidenciales de 2003. De cualquier manera, el empresario cotizó caro su parte en Aerolíneas. Aunque él jamás lo hará público, la verdad es que vendió el treinta por ciento de las acciones a más de cien millones de dólares.
Cuando Mata se sentó en una de las mesas del Hotel Sofitel de la calle Arroyo, el lobbista Manuel Vázquez sabía que estaba frente a un hombre que tenía el dinero suficiente como para hacer grandes negocios.
-Safe Flight ya tiene las rutas, los permisos y la gente. Solo falta tu decisión para ponerla a funcionar mañana -le propuso Vázquez.
Pero Mata, quien no tiene un pelo de zonzo, lo retrucó.
-No es tan sencillo. Tiene ciento y pico de personas que se acostum¬braron a cobrar un sueldo todos los meses, sin trabajar, y eso es un mal vicio. Debe de estar llena de juicios por lo de Southern Winds. Además, para mí, la compañía es un misterio, porque Cirigliano sigue poniendo dinero a fondo perdido. No sé por qué lo hace, a menos que la plata no sea de él. De todas formas, ¿cuánto me vais a pagar por quedarme con la empresa?
-No. La idea es que sea al revés.
-¿Cómo? ¿Yo tendría que pagar por quedarme con una compañía que tiene empleados de otras empresas? Intuyo que va a ser muy difícil. Solo por curiosidad, ¿de qué dinero estamos hablando?
-De seis millones.
-¿Seis millones de pesos?
-No. De dólares.
-Vos no estáis bien de la cabeza -lo desalentó Mata, con su habitual desparpajo, que mezcla términos porteños con los tiempos de verbo que se usan en España.
Antes de despedirse, Vázquez le mandó por mail toda la documenta¬ción. Desde la historia de cada trabajador hasta las rutas aprobadas. Y Mata le envió otro con sus tres condiciones para quedarse con Safe Flight: que fuera a costo cero, con los trabajadores despedidos e indemnizados y con todas las rutas aprobadas.
-Les hice una propuesta empresarial, sin contenido político -me acla¬ró durante la entrevista.
-¿Y cómo terminó todo?
-Me mandaron a decir que, si no aceptaba, me olvidara de Air Pam¬pas, porque no me iban a dar jamás la licencia para operar en las rutas de cabotaje.
-¿En nombre de quién hablaba Vázquez?
-Era una cosa ambigua. Hablaba en nombre de Jaime, pero en representación de Cirigliano. Jaime a mí nunca me pidió dinero en forma direc¬ta, pero sí me mandó a Manuel Vázquez.
La solicitada que publicó después de la abortada negociación, dio a entender precisamente eso: que Air Pampas no conseguía el permiso por¬que no quería pagar la cifra necesaria para empezar a volar.
Claudio Cirigliano, en un reportaje mano a mano con el autor de este libro, desmintió que él haya autorizado a Manuel Vázquez para hablar en su nombre (véase Sexta Parte: Los Cirigliano. Capítulo 3: No soy un em¬presario K).
Mata no solo interpretó como algo extraño los seis millones de dóla¬res que le pidieron por Safe Flight. También consideró inaceptable lo que sus socios, dos años antes, en 2005, le ofrecieron a Kirchner, en la misma Casa de Gobierno.
Según Mata, fue Gonzalo Pascual Arias el que le dijo a Néstor:
-Estamos dispuestos a entregarle hasta cinco por ciento de las acciones de la compañía si el Estado nos deja de impugnar las cuentas y nos aprueba el balance.
Mata estaba ahí. Por eso jura que Kirchner abrió los ojos y solo atinó a responder:
-Me parece una propuesta muy interesante.
Cuando salieron de allí, Mata increpó a Pascual:
-¿Tú eres tonto? ¿Sabes lo que le acabas de plantear al Presidente? ¡Estás diciendo que le vas a regalar una parte de la compañía si te autori¬za la suba de tarifas!
Pascual solo agregó:
-Ya me he comprometido.
-Pues yo no estoy de acuerdo. No me parece transparente. Y no estoy dispuesto a regalarle nada al Estado. Si el gobierno quiere el cinco por ciento, deberá pagar once millones de dólares.
Mata salió de allí con la idea fija de irse de la compañía. Sus socios siguieron adelante y, en junio del mismo año, en Madrid, firmaron el acuerdo con De Vido y Jaime. El Estado se comprometió a aprobar los balances y subir las tarifas. A cambio, Interinvest le cedió, gratis, el cinco por ciento de Aerolíneas Argentinas.
Además del ejecutivo de la empresa aerocomercial y de Antonio Mata, hay otra persona con nombre y apellido que denunció a Jaime por hechos de corrupción. Se llama Ricardo Cirielli y, hasta diciembre de 2007, fue subsecretario de Transporte y trabajó a veinte metros de la oficina de su polémico superior.
En distintas entrevistas para esta investigación, Cirielli dio detalles de su sorprendente crecimiento patrimonial.
Tal como se ha afirmado, Ricardo Cirielli, al igual que un ex ministro y otro importante dirigente que acompañó varios años a Kirchner, ratifi¬caron que cada vez que recibía visitas de empresarios del transporte el secretario después cruzaba la calle, rumbo a la Casa Rosada.
-Desde el principio yo le expliqué que el de las aerolíneas internacio¬nales es un ambiente completamente distinto al de los autobuses y los tre¬nes -destacó el dirigente sindical.
Cirielli sostuvo que conoció a Jaime tres días después de la asunción de Kirchner. Para ser precisos: el 28 de mayo de 2003. Se lo presentó De Vido, en el undécimo piso, que corresponde al Ministerio de Planifica¬ción.
-Vestía de manera muy sencilla, con un traje que denotaba un buen tiempo de uso y zapatos que lucían deteriorados -recordó.
Cirielli contó que, las primeras semanas, Jaime no tenía dónde parar. Y que entonces él llamó a su amigo, el sindicalista Gerónimo "Momo" Venegas, para que le hiciera un precio especial en Facón Grande, el hos¬pedaje de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), en Reconquista 645.
-Las comodidades eran mínimas, pero me lo agradeció porque era lo único que podía pagar. Valía entre veinticinco y treinta pesos la noche -opinó Cirielli.
También rememoró los almuerzos rápidos de los primeros días de fla¬mante secretario de Transporte:
-Nos juntábamos con Jaime y otros muchachos a comer sandwiches de lomo o de milanesa en los barcitos cerca de Plaza de Mayo, porque el presupuesto no daba para más.
El sindicalista afirmó que, después de unos pocos meses, todo cam¬bió de manera abrupta.
-Modificó los gustos. Se volvió exigente con la ropa. Se fue a vivir a Cerrito y Libertador y los empleados empezaron a llamarlo "Mario Barakus" o "El Señor de los Anillos", por su adicción a las cadenas y los ani¬llos de oro.
Cirielli también relató que, hasta que Kirchner le entregó el poder a Cristina, Jaime se iba todos los días, cerca de las 13, al quinto piso de Terrazas del Dique, en Juana Manso 1161, Puerto Madero.
Se quedaba ahí hasta las seis de la tarde. Entonces volvía a la secreta¬ría, donde permanecía hasta las nueve o diez de la noche. Después cruza¬ba la calle para ver a Néstor Kirchner.
Cirielli cayó en desgracia el 17 de octubre de 2007, cuando recibió en su oficina un anónimo inquietante. El anónimo decía que Hilario Lagos, un asesor que había sido designado por el propio Cirielli, le había pedido cincuenta mil dólares a una aerolínea a cambio de la autorización para volar dos aviones.
Cirielli intuyó que era una jugada de algún adversario para involucrar¬lo en un episodio de corrupción. Entonces, aconsejado por su abogado, se presentó ante la Fiscalía de Investigaciones Administrativas (FIA), habló con Manuel Garrido y denunció el hecho.
Allí aclaró que Hilario Lagos no le respondía más a él, sino que se había convertido en un incondicional de Jaime.
Más tarde Cirielli descubrió que Lagos no solo había autorizado de manera irregular el permiso para volar de dos aviones de Aerolíneas, un Air Bus 340 y un Boeing 737-500. También se había mostrado muy preo¬cupado en autorizar todos los vuelos que realizaba Ayres del Sur, la com¬pañía de taxis aéreos de los hermanos Cirigliano.
Cirielli aportó más datos para esta investigación:
-Jaime hizo todo lo que pudo para que Cirigliano pudiera vender Safe Flight. No solo se la ofreció a Mata. También se la ofreció a los españoles de Air Europa. Como el negocio no se pudo hacer, Jaime tomó represalias y le demoró el permiso para usar las rutas.
No solo el gremialista dio cuenta de los cambios de hábitos del hom¬bre de Kirchner.
Dos empleados de planta de la Secretaría de Transporte afirmaron que Jaime se hacía cortar el pelo y lustrar los zapatos en su propia ofici¬na, informaron que la mayoría de la media docena de secretarias que tra¬bajaban con él eran muy deseables y que tenía la costumbre de poner micrófonos y cámaras para espiar a sus visitas. Por esa razón lo apoda¬ron "Gran Hermano".
En la causa que lleva adelante el juez Norberto Oyarbide por el su¬puesto enriquecimiento ilícito de Jaime, el fiscal Carlos Rívolo pasó revis¬ta a los siguientes bienes:

* un departamento en el duodécimo piso de la Avenida del Libertador 650;
* el departamento de Puerto Madero;
* los departamentos de veraneo en Florianópolis, Brasil;
* las cinco casas del country Cuatro Hojas, en Mendiolaza, Córdoba;
* un enorme barco;
* el famoso y polémico avión.

El departamento de la Avenida del Libertador sería propiedad del ex futbolista Fernando Redondo. Hasta agosto de 2009 pagaba, entre alqui¬ler, servicios y expensas 1.400 dólares.
-Solo por esa erogación mensual podría ser procesado por enriqueci¬miento ilícito -afirmaron quienes trabajan muy cerca de Rívolo.
Ellos utilizaron el sentido común para hacer una cuenta sencilla. De acuerdo con su última declaración jurada, presentada en julio de 2008, el secretario percibía un salario de diez mil pesos. Si esto fuera cierto, más de la mitad de su sueldo (unos 5.300 pesos) debía de ser utilizada en el departamento de Avenida del Libertador.
El departamento de Terrazas del Dique, en Puerto Madero, fue cons¬truido por Fernández Prieto y Asociados, un estudio dedicado a la cons¬trucción y la arquitectura que aparece en una causa como el responsable de los sobreprecios por una remodelación de coches ferroviarios y esta¬ciones de trenes. El principal sospechado es Jaime.
El apart hotel de diez departamentos en Florianópolis está a nom¬bre de su hija, Romina Jaime. Una periodista de la revista Noticias los valuó en medio millón de dólares. Romina lo administraría junto con su marido, el brasileño Alessandro Quadros Terra. Se encuentra a pocos metros de la playa Los Ingleses, una especie de Brístol de Floria¬nópolis. La dirección exacta es Joao Becker 1267. Le cambiaron el nombre de Villa Torelly por el de Flor do Norte. Tiene cinco departa¬mentos de un solo dormitorio con balcón y vista al mar y otros cinco de dos dormitorios. Los chicos salen 517 pesos por día. Los grandes, el doble. Según la revista, la tarifa incluye desayuno y garaje. Romina Jaime y su marido tienen una hija de un año, Isabella Jaime Terras. La pequeña viajó, junto a sus padres, en uno de los veintisiete misteriosos vuelos que hizo el Lear Jet 31, Bombardier, licencia N786Y, entre el 7 de febrero y el 22 de mayo de 2009 y que, al principio, se creía propiedad de Jaime.
El country Cuatro Hojas se encuentra a un kilómetro de la ciudad de Mendiolaza y a veintidós kilómetros al noroeste de la ciudad de Córdoba.
Es una de las urbanizaciones privadas más lindas y caras de toda la provincia. Ocupa una superficie de 88 hectáreas fraccionadas en 430 lotes y con diez hectáreas destinadas a espacios verdes. Solo el club house tiene setecientos metros cuadrados de superficie cubierta. Las casas construi¬das no llegan a trescientas. Sus valores: entre doscientos mil y cuatrocien¬tos mil dólares.
Una de las razones por las que Jaime eligió Cuatro Hojas es su servi¬cio de seguridad propio activo las veinticuatro horas del día, que incluye un circuito cerrado de televisión de última generación. Otra es que posee un centro hípico con pistas de equitación y caballerizas.
Allí también vivió, entre 2006 y 2009, Víctor Astrella, el ejecutivo del Grupo Plaza que se hizo cargo de Mercobus, la empresa de ómnibus de larga distancia que Jaime le habría obligado a vender a su dueño, el cor¬dobés Jorge Lagos, después de un serio accidente en Misiones en setiem¬bre de 2006 que produjo la muerte de siete personas.
En Cuatro Hojas, Jaime y sus familiares habitarían cinco casas valua¬das en un promedio de trescientos mil dólares cada una.
La suya la compartía junto a su mujer, Silvia Reyss, 57 años, Docu¬mento Nacional de Identidad 10.503.303, divorciada, de profesión maes¬tra. Las otras dos serían ocupadas por Lorena y Agostina Jayo, las hijas de Reyss.
Lorena tiene 36 años, Documento Nacional de Identidad 23.029.425, es profesora y vive con su marido, Dinko James.
Agostina tiene 29 años, su Documento Nacional de Identidad es el 27.842.662, es kinesióloga y fisioterapeuta, está casada con Jorge Wendel.
La cuarta estaría habitada por una hija de Jaime.
La quinta por el casero, de nombre Rubén. Quienes investigan a Jaime por su presunto enriquecimiento ilícito confirmaron que pagan expensas de seiscientos pesos.
El periodista de Perfil Adolfo Ruiz informó que las cinco propiedades estarían a nombre de sociedades anónimas en el Uruguay.
Las hijastras de Jaime abrieron en 2008 un spa, centro de salud, relax y belleza llamado Alleviare, en el barrio Villa del Sol, a pocos kilómetros de la localidad de Villa Allende, en las afueras de Córdoba. En la escritu¬ra de la casa original donde se montó el complejo figura que fue adquiri¬da en 2006 en 120.000 pesos. Parece demasiado barata. Se trata de un terreno de 4.300 metros sobre una propiedad de doscientos metros.
El fiscal Rívolo y el juez Oyarbide quieren saber si Jaime le pidió a Reyss que use su nombre para adquirir las propiedades del ex secretario. Es que su compañera presentó como dirección fiscal, en un trámite bancario, una casa ubicada en el country Camino Real, de La Horqueta, San Isidro, una de las zonas más caras de la provincia de Buenos Aires.
El barco que busca la Justicia para saber si es del ex secretario es un Altamar 64, valuado en casi un millón y medio de dólares y con capaci¬dad para diez pasajeros. Con baño en suite con jacuzzi, un dormitorio alfombrado, aire acondicionado, televisor, DVD, dos cabinas con camas para invitados y otra para la tripulación, junto con sus respectivos baños, tiene espacio para otro gran living comedor con plasma, home theater, lavaplatos, cocina con dos grandes mesadas y terraza al aire libre.
Tampoco estaría a nombre de Jaime. Hasta julio, el yate habría esta¬do amarrado en Porto Alegre, donde Jaime viaja para ver a su hermano, exiliado durante la dictadura.
Al final, todo parece indicar que el avión tampoco estaría a nombre del ex secretario de Transporte sino que lo administraría, en representa¬ción del fondo anónimo Pegasus Equity Investment, el ex asesor plenipo¬tenciario de Jaime, Manuel Vázquez.
Los investigadores judiciales creen que Vázquez lo puso a disposición de Jaime para el uso irrestricto de sus amigos y su familia, y para sustentar la línea de aerotaxis K. Sería lógico: así tanto Jaime como Kirchner evitarí¬an viajar en aviones de línea una vez que dejen de manejar el poder (véase Quinta Parte: Jaime & Uberti. Capítulo 3: Papá Noel viaja en avión privado).
Lo más sorprendente de todo es que, según su última declaración jura¬da de bienes, Jaime viviría al día.
En ella solo registró una pequeña casa en Caleta Olivia, de 81 metros cuadrados, otra en Villa Belgrano de 186 metros y una más en Nueva Cór¬doba, de 49 metros cuadrados. Encima declaró que están pendientes de ser divididas en el marco del juicio de divorcio con su primera mujer, Glo¬ria Vílchez. Además, informó como único ingreso los casi diez mil pesos por mes que cobraba cuando era secretario de Transporte de Kirchner.
En ese contexto de aparente austeridad impresiona que también inclu¬ya en su patrimonio una supermoto BMW R1200 T que compró durante 2006 y habría pagado 77.000 pesos.
Jaime es Kirchner. De eso no hay duda alguna.
Su biografía política no miente.
Ingeniero agrimensor, su primer trabajo para el Estado fue en la Direc¬ción de Catastro de la provincia de Córdoba, durante los años de la dic¬tadura.
En 1983 se mudó a Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz, para tra¬bajar como inspector del Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda (IDUV), donde conoció a un pingüino de la primera hora, Dante Dovena.
Dovena le dio su primera oportunidad política al nominarlo como candidato a concejal por Caleta Olivia.
En 1991 se hizo kirchnerista al cambiar su apoyo al candidato a gobernador por un cargo en el Estado provincial. Néstor no le falló: lo nombró secretario general de la Gobernación.
Durante esos años Jaime logró lo que pocos: generó con Kirchner un vínculo personal que trascendió la política. De aquella época son los regis¬tros de sus escapadas de fin de semana al Casino de Caleta Olivia, bus¬cando un poco de ruido y diversión.
En 1991 Lupo lo designó ministro de Educación, aunque no tenía antecedente alguno en la especialidad.
En 1999 Jaime regresó imprevistamente a la provincia de Córdoba.
El ex vicegobernador de Santa Cruz, Eduardo Arnold, aseguró que Kirchner lo había echado por pedirle coima a una empresa.
En Córdoba trabajó como viceministro de Educación del gobernador José Manuel de la Sota. El ministro era quien en la actualidad ocupa un lugar en la Corte Suprema de Justicia: Juan Carlos Maqueda.
Jaime volvió a trabajar para su jefe cuando Kirchner, como presiden¬te electo, le pidió que se hiciera cargo de una de las grandes cajas de la política argentina: la Secretaría de Transporte de la Nación.
¿Por qué Lupo mandó a Jaime a Transporte, si su única experiencia había sido en el área de Educación?
-Porque cuando se encontraron con la Presidencia no eran trescientos cuadros: eran tres o cuatro. Y Ricardo era, de todos, el que tenía "la mandíbula más fuerte" -me explicó un empresario que lo conoció en Cór¬doba, durante los años noventa.
-Más que fuerte, era soberbio, desconfiado y maltratador. Y los pocos chistes que hacía aludían a su condición de supermacho -me contó el eje¬cutivo de la aerolínea que denunció un pedido de retorno.
Jaime es cinturón negro de karate. Y suele bromear con que el exa¬men de cinturón marrón lo dio libre.
—Es que el marrón no se lo entrego a nadie -decía, cuando su vida todavía daba para hacer chistes.
Jaime es Kirchner.
Y no lo ignora nadie.
Lo saben los empresarios del transporte que convivieron con el inge¬niero agrimensor.
Y lo supieron desde siempre los funcionarios más poderosos de la era K, después del propio Néstor: el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el jefe de Gabinete desde 2003 hasta agosto de 2008, Alberto Fer¬nández.
En una oportunidad, un empresario de colectivos de media distancia tuvo que esperar más de una hora en la antesala del despacho, hasta que Jaime lo invitó a pasar. Ni bien entró, el secretario tomó el teléfono, dio a entender que estaba hablando con el Presidente y le preguntó:
-Decime, Néstor, ¿yo ya no soy el secretario de Transporte?
El empresario había ido a visitarlo con la intención de que Jaime lo habilitara para operar una ruta muy rentable de la provincia de Buenos Aires.
-No, porque acá hay una persona que, para hablar de los asuntos del transporte, prefiere ir a verlo primero a Julio.
Julio es Julio De Vido. Y el paso de comedia de Jaime fue para mos¬trarle al empresario que era él, y no el ministro, la persona con la que tenía que arreglar.
De Vido también perdió una pulseada con Jaime cuando intentó sos¬tener a Cirielli. La presión del ex secretario sobre Kirchner pudo más. Después de semejante traspié el superministro supo que, si quería sobre¬vivir, jamás debía interponerse en el camino de Jaime.
Alberto Fernández nunca dudó de que Jaime fuera Kirchner, porque, cada vez que le sugirió el alejamiento del secretario, recibió del Presiden¬te la misma respuesta:
-No hay nadie que haga el trabajo mejor que él. No tengo reemplazo.
Jaime concurría al despacho de Kirchner con un bolso como los que usaban los carteros a domicilio. Lo vieron dos ex ministros y un hombre de los años como gobernador de Santa Cruz, siempre a última hora de la noche. Lo empezaron a reconocer en los últimos meses de gestión de Nés¬tor. Y lo atestiguaron todos ellos frente al autor de este libro.
Los que se jactan de conocer a Lupo aseguran que la renuncia del secretario de Transporte después de la derrota electoral del 28 de junio de 2009 no es otra cosa que una jugada magistral de Néstor. Un integran¬te del gobierno que pasó por un ministerio y suele encontrarse en un hotel de Retiro con la mayoría de los jueces federales reveló:
-Lo de Jaime es una típica maniobra de aceleración de los tiempos de la Justicia. Obliga a los fiscales a apurar las causas. Y la verdad es que, más allá del escándalo mediático, hasta hora no hay nada que lo incrimi¬ne. Además, los jueces que lo investigan están a tiro del juicio político que podría impulsar el Consejo de la Magistratura.
El Consejo de la Magistratura, se sabe, tiene mayoría kirchnerista. Los magistrados que tienen las causas por presunto enriquecimiento y recep¬ción de dádivas son Norberto Oyarbide y Claudio Bonadío. Ambos, en distintas épocas, y por distintas razones, ya sintieron el frío en la espalda de la amenaza de un proceso, con la exhibición de cuestiones personales y escándalo incluidos.

2 PAPÁ NOEL VIAJA EN AVIÓN PRIVADO

Ricardo Jaime, que es Kirchner, protagonizó un episodio insólito y poco conocido que revela el escandaloso uso de fondos públicos para beneficiar a sus parientes y sus amigos.
El miércoles 14 de marzo de 2007, por la mañana, bajo un cielo gris y tormentoso, el entonces secretario de Transporte Jaime llegó en misión oficial a Sarmiento, el pueblo del que es oriunda su actual pareja.
Jaime, como si fuera un Papá Noel del siglo XXI, anunció la entre¬ga de dinero para obras viales, equipamiento informático y hasta un colectivo modelo 1992.
No es una broma. Tampoco es mentira.
El hecho se encuentra debidamente documentado en el diario El Litoral de Santa Fe, y los detalles son desopilantes.
Sarmiento es una pequeña población de Las Colonias, con 180.000 habitantes, a cien kilómetros de la ciudad de Santa Fe. Junto con Jaime fueron a Sarmiento el administrador general de la Dirección Nacional de Vialidad, Nelson Periotti, su gerente de Obras y Servicios Viales, Sandro Férgola, y la pareja de Jaime, Silvia Elena Reyss.
Fueron recibidos por la máxima autoridad, la presidente comunal de Sarmiento, Marisel Moietta, quien, casualmente, es prima hermana de la señora Reyss. Además, estuvieron presentes, como invitados especiales, los suegros de Jaime: María Pfaffen y Celmiro Reyss, quie¬nes viajaron desde la provincia de Santa Cruz para la ocasión.
Jaime no se preocupó por esconder lo que estaba haciendo.
Fue el principal orador del acto, y con voz fuerte y clara anunció la entrega de:

* un cheque por la ejecución de obras viales por cuatrocientos mil pesos.
* una bandera de ceremonias y un órgano para el Jardín de Infantes N°243;
* otra bandera, una computadora personal y material didáctico para la escuela N° 343;
* otra bandera, un proyector, una pantalla, libros y pintura para la escuela N° 357;
* un colectivo con treinta asientos y otra computadora personal para la comuna.

El pintoresco episodio parece una minucia al lado de la novela de intriga alrededor del avión y el barco que le adjudican a Jaime. Y resulta insignificante si se lo compara con el dinero en juego y los presuntos deli¬tos que se esconden detrás de las casi treinta causas en las que aparece involucrado el ex secretario de Estado.
A pesar de las apariencias, la historia del Bombardier Lear Jet 31 licencia N786 YA no es tan compleja.
Comenzó en Pepino, una hamburguesería de Avenida del Libertador 14475, Martínez, provincia de Buenos Aires.
Allí, casi todos los sábados a la mañana desayunan varones que pre¬sumen de hacer buenos negocios y manejar información confidencial.
Entre los asistentes habituales a Pepino se encuentran Alberto Kohan, ex secretario general de la Presidencia de Carlos Menem; Jorge "Fino" Palacios, el hombre que iba a manejar la Policía de la Ciudad y ahora está procesado por encubrimiento de la investigación del atentado contra la AMIA, y Mario Naldi, un ex comisario experto en grandes operaciones de prensa para sacar las papas del fuego de los poderosos.
Allí también, casi todos los sábados, compartían mesa Manuel Váz¬quez Gadea y Carlos Colunga.
Vázquez, 65 años, español, ex directivo de Bunge & Born, usuario de camisas y trajes importados y corbatas de Hermes, fue asesor de Jaime desde el 31 de enero de 2005 hasta el 2 de julio de 2009. Al mismo tiem¬po trabajó como consultor de las empresas de transporte Alstom y Esta¬blecimientos Metalúrgicos Patricias Argentinas (EMEPA). Alstom es la compañía a la que Jaime adjudicó el negocio del llamado Tren Bala.
Mencionado por Mata como el hombre que le quiso vender de parte de Jaime y de Claudio Cirigliano la compañía aérea Safe Flight, Vázquez fue apto para todo servicio que le pidiera el ex secretario de Transporte.
Carlos Benjamín Colunga López, 64 años, ex piloto, director y geren¬te general de Operaciones de Macair, la empresa de taxis aéreos propie¬dad de Francisco Macri, es una máquina de hacer negocios vinculados con su actividad.
Macair tiene una flota de dieciséis aviones, de los cuales solo cuatro pertenecen a la compañía. Los demás son de personas muy ricas o de empresas que se los ceden para que Colunga los explote. Así, los propietarios se ahorran el sueldo de los pilotos, los técnicos y el alquiler de los hangares. Al mismo tiempo ganan dinero por el alquiler. A cambio, Macair se queda con el diez por ciento de las ganancias.
Un día de marzo de 2008, en Pepino, Colunga le dio a Vázquez una idea práctica y brillante.
—Manuel, ¿por qué no hacés una vaquita con tus amigos para com¬prar un avión? En el mercado hay algunos que están en precio. Además, ustedes usan muchos aviones privados. Se compran uno. Y me lo dan para explotar. Es un negocio que nos conviene a todos.
Está claro que, cuando Colunga dijo "ustedes", ya sabía que, además de Vázquez, los viajeros frecuentes de vuelos privados eran Ricardo Jaime y su familia. De hecho, en su declaración ante el fiscal Garrido, Colunga dejó en claro que Vázquez era uno los mejores clientes de Macair, y que Jaime, aunque no pagaba las facturas, se comportaba como el verdadero comandante de la tripulación.
Un sábado, en la misma mesa de Pepino, Vázquez sorprendió a Co¬lunga:
-Carlos, me compré un avión.
Colunga se entristeció porque él pretendía hacer las gestiones para la adquisición y obtener a cambio la explotación de la aeronave.
Pero unos cuantos sábados después le volvió el alma al cuerpo cuan¬do Vázquez lo sorprendió otra vez:
-Se me cayó la financiación: voy a perder la seña.
La crisis financiera mundial se expandía peligrosamente. Entonces Colunga sacó otro as de la manga y lo conectó con Robert Foster, de la inversora Elkrest, y con Brett R. King, su contacto en el Banco de Utah. La inversora le financiaría al asesor de Jaime la operación. El banco garantizaría la transacción.
Al poco tiempo, Vázquez, en vez de agradecerle, le comunicó:
-Ya mandé a buscar el avión.
Sin embargo, Colunga volvió a tener revancha: el abogado y el piloto enviados por Vázquez a la fábrica Bombardier, en Connecticut, muy cerca de Nueva York, no lograron traer el aparato. Adujeron que no superaba las condiciones técnicas y que, además, estaba flojo de papeles.
Colunga hizo entonces el último sacrificio por su cliente habitual: lo contactó con el piloto Enrique García Moreno y con el ingeniero Jorge Arbaiza para que ambos revisaran y trajeran el avión a la Argentina.
-Lo hicieron por cuenta propia, no por encargo de Macair -se defen¬dió Colunga ante el fiscal Rívolo y el juez Oyarbide, quienes investigan a Jaime por presunto enriquecimiento ilícito.
García Moreno y Arbaiza lo consiguieron.
El piloto argentino contrató a otro colega norteamericano, el coman¬dante Richard Valdés. De otra manera no habrían podido traerlo, porque el aparato tiene licencia de los Estados Unidos.
García Moreno y Valdés tuvieron que volver en varias escalas, porque la autonomía de vuelo del Lear Jet es de tres horas con veinte minutos. Fueron desde Connecticut hasta Fort Lauderdale. Allí pasaron la noche. Después volaron hasta Aruba. De ahí a Manaos y luego a Santa Cruz de la Sierra. Durmieron en Santa Cruz hasta que se dispusieron a aterrizar en territorio argentino.
En el ínterin, en la apasionante novela del avión ingresó un personaje nuevo.
Se llama Julián Vázquez, tiene 31 años y es el hijo de Manuel Váz¬quez. Habla con monosílabos y siente temor reverencial por su padre.
-Si Manuel le pidiera una locura, él la haría con tal de no contrariar¬lo -contó un amigo que lo conoce muy bien.
Lo primero que hizo Julián fue enviarle a Colunga los papeles del Lear Jet para que Macair lo inscribiera como otro de sus taxis aéreos.
Cuando el gerente de la empresa de Macri se dio cuenta de que no era Manuel Vázquez quien figuraba como el dueño del aparato, sino Pegasus Equity Investment, una sociedad con sede en Costa Rica y acciones al portador, le dijo a Julián:
-A este avión le falta el nombre del dueño. Así como está, no puede funcionar como taxi aéreo en la Argentina.
Colunga afirmó ante el juez, en una de sus tres declaraciones, que Julián Vázquez le dijo entonces:
-Yo soy amigo del secretario de Transporte. Yo lo soluciono. Hablo con el secretario y lo soluciono.
No hubo acuerdo entre los Vázquez y Macair.
García Moreno y Valdés se enteraron de que Jaime no solucionaría nada durante la última parte del viaje, cuando Colunga les ordenó que no aterrizaran en Aeroparque, base de operaciones de Macair, sino en Don Torcuato, donde opera otra empresa de taxis aéreos, Aerorutas.
-¿Qué hacemos? -llegó a preguntarle García Moreno a Colunga, desde el aire.
-Aterricen en San Fernando. A partir de ahí no tenemos nada más que ver con esto. Y quédense con el vuelto de los viáticos, porque, como están las cosas, me parece que no van a cobrar un mango -los aconsejó.
Fue una buena sugerencia, porque todavía ni el piloto ni el coman¬dante cobraron los 3.500 dólares pactados por el servicio que prestaron.
El fiscal Rívolo y el juez Oyarbide suponen que Colunga no dice toda la verdad. Puestos a escoger, le creen más a Gustavo Carmona, zar del alquiler y la venta de aviones, quien estuvo más de un mes desesperado por declarar hasta que al final lo logró.
Carmona fue contratado por Vázquez para hacer funcionar el avión en la Argentina después de lo de Colunga. Él fue quien les recomendó al pilo¬to Luis Tantessio y la empresa Ayres del Sur para que se los operara. Carmo¬na repitió, con varios documentos oficiales en la mano, lo siguiente:

* Es mentira que Colunga se haya negado a recibir el avión porque estaba “flojo de papeles”.
* En realidad fue Vázquez quien le quitó el negocio a Colunga cuando se dio cuenta de que el gerente de Macair, junto con un tal Humberto Moas, representante de Bombardier en Latinoamé¬rica, terminaron cobrándole por el avión entre ochocientos mil dólares y un millón de dólares más de lo que vale en realidad.
* El famoso Lear Jet 31 se puede conseguir en el mercado a dos millones y medio de dólares, mucho más barato que los cuatro millones que le terminaron cobrando a Vázquez.
* A Colunga le habrían ofrecido el negocio de la entrega y la explotación del Lear Jet en el que voló Jaime como parte de un acuerdo mucho más complejo y redituable.

El acuerdo no solo involucra a Jaime y a Macair. También, al goberna¬dor de la provincia del Chaco, Jorge Capitanich, último responsable de la puesta en marcha de la aerolínea Aerochaco.
La constancia de ese acuerdo es un documento que Carmona hizo lle¬gar al juzgado de Oyarbide. También al autor de este libro. Se trata de una carta firmada por Leonardo Maffioli, director general de SOCMA (Socie¬dades Macri).
En la misiva, Maffioli explicó a Jaime, con lujo de detalles, que, si Transporte concedía a Macair seis permisos distintos para operar Aerochaco, era posible concretar un negocio de cincuenta millones de dólares anuales.
La carta de Maffioli dejó en claro que se necesitaba de la lapicera de Jaime para activar los siguientes contratos:

* Servicios de charter con dos aviones de 105 plazas; representarían una facturación de veintiún millones de dólares.
* Servicios de feeder o distancias intermedias para ser operador con cuatro aeronaves de diecinueve pasajeros cada una; generarían un ingreso de catorce millones de dólares.
* La distribución de los vuelos internacionales, dentro del país, para recaudar otros catorce millones de dólares.

En una de sus declaraciones testimoniales Colunga se quejó por las demoras de la secretaría de Jaime en autorizar la explotación comercial de aviones de Macair. Además informó que solo vio al secretario una sola vez, y fue en una audiencia pedida por su empresa.
La realidad es otra.
La verdad es que la autorización con la firma de Jaime llegó al mismo tiempo que Vázquez encargó a Colunga la compra y el traslado del famo¬so Lear Jet desde Connecticut hasta Buenos Aires.
Consultado por el periodista de Clarín Gerardo Young el domingo 27 de setiembre de 2009, Colunga modificó por enésima vez su versión y afirmó:
-A mí Jaime no me quería nada. Me dio esa ruta porque no tenía otro remedio.
Además dijo desconocer la carta en la que Maffioli, en un lenguaje de negocios ambiguo, le informó a Jaime la verdadera magnitud del negocio. Y el negocio no es menor.
Entre diciembre de 2008 y el 13 de agosto de 2009, el gobierno de Chaco giró casi veintiún millones de pesos a Macair Jet.
Aerochaco puede. Le pagó a Macair los sueldos del personal, los segu¬ros, la atención de los pasajeros en tierra, el combustible, el mantenimien¬to del avión y los repuestos.
El contrato es puro beneficio para la empresa de aerotaxis y mucha pérdida para Chaco. ¿Por qué? La provincia le paga a Colunga igual, aun¬que el avión vuele vacío. Y, de hecho, no viajan completos porque compi¬ten con el servicio de Aerolíneas, que ofrece dos viajes diarios de Resisten¬cia a Buenos Aires.
Para montar semejante negocio el gobernador creó Fiduciaria del Norte, la administradora del fideicomiso de Aerochaco. Además del acuerdo con Macair, Aerochaco tiene un contrato de exclusividad con Boca Juniors para transportar al plantel dentro del país.
El 7 de febrero de 2008, el Lear Jet A 31, valuado en más de cuatro millones de dólares, aterrizó, al final, en San Fernando.
En su declaración ante Rívolo y Oyarbide, el piloto de Macair García Moreno ratificó que fue Julián Vázquez quien lo contrató para traer el avión, y que la factura con sus servicios se extendió a nombre de Midas Equity Investment.
Midas fue constituido en marzo de 2007 con un capital de setecientos mil pesos. Entre los directores, además de Julián Vázquez, figura su her¬mano menor, Mariano Vázquez.
No hay que ser un genio para relacionar a Midas con Pegasus.
Midas es el mitológico rey de Frigia que convertía todo lo que tocaba en oro. Pegasus es el caballo con alas de los griegos.
El 29 de julio de 2009 el juez allanó las oficinas de los Vázquez en el séptimo piso de Juncal 709. Horas después, Julián, aconsejado por Zenón Ceballos, el amigo y abogado del ex presidente Fernando de la Rúa, pre¬sentó un pedido de eximición de prisión. En el escrito, el hijo de Vázquez descontó no solo que iban a imputarlo, sino también que lo iban a consi¬derar un testaferro de Jaime.
El domingo 20 de setiembre el periodista de La Nación Hugo Alconada Mon publicó los nombres e identidades de los integrantes de Pegasus Equity Investment, la empresa de Costa Rica que aparecía como dueña del Lear Jet.
Alconada habló con su representante legal, el abogado Ignacio Esquivel Seevers. Así confirmó que los dueños de Pegasus pertenecen a la empresa europea Celularstar, cuyo presidente internacional es Manuel Vázquez Gadea. Seever también admitió que su hijo Julián Vázquez y una mujer llamada Marta Margarita Domínguez habían sido designados como "apoderados generalísimos".
Al final, el apoderado reconoció que fue el propio Julián quien com¬pró el polémico Lear Jet. Y dos días después, en un comunicado oficial, Seevers reconoció que Pegasus era una fachada. Lo hizo al admitir que Celularstar pidió prestada una junta directiva para darle la apariencia de una sociedad comercial legítima.
Manuel Vázquez Gadea fue también el comprador del lujoso barco de un millón de dólares que Jaime habría usado más de una vez, en la Argentina y en el Brasil. Lo descubrieron el fiscal Rívolo y el juez Oyarbide después de allanar las oficinas en Rosario de Altamar Yachts, la empre¬sa que construyó la embarcación.
Vázquez figuraba en un documento como la persona autorizada a reti¬rar el yate de última generación de 64 pies de largo con un dormitorio VIP, cama doble, aire acondicionado, cocina con mesa de mármol y su interior revestido con madera y acero inoxidable.
A Rívolo y a Oyarbide no los sorprendió que Vázquez se haya pre¬sentado como alguien autorizado a retirar el barco en nombre de la empresa norteamericana Dalia Ventures LLC. Lo que les pareció curio¬so fue que para comprar el mismo barco se habrían interesado otras dos personas. Una de ellas se llama Carlos Alberto Lluch, representante de Aires del Sur, la compañía de aerotaxis del Grupo Cirigliano. Lluch figu¬ra como accionista de Cometrans y fue denunciado por el fiscal Manuel Garrido por el delito de dádivas al pagar vuelos privados para Jaime y su familia.
El Lear Jet comprado por Vázquez pero atribuido a Jaime aterrizó por primera vez en la Argentina el 24 de diciembre de 2008.
Entre el 7 de febrero y el 22 de mayo de 2009 hizo veintisiete vuelos.
En siete de esos veintisiete vuelos viajaron familiares o conocidos del ex secretario Jaime.
Entre los más notables figuran su pareja, Silvia Elena Reyss; su hija, Romina Jaime; su marido, el brasileño Alessandro Quadros Terra; y la pequeña hija de ambos, Isabella Jaime Quadros. También se subieron las dos hijas de Reyss, Agostina y Lorena Jayo, y la asistente de Jaime, Laura Gouvert.
Casi todos ellos aparecen también en las listas de pasajeros que confeccionó Garrido cuando acusó a Jaime de recibir dádivas de empresarios a los que debería haber controlado, como Claudio Cirigliano.
La sorpresa en la lista del Lear Jet la constituyó la presencia de uno de los secretarios privados de Néstor Kirchner, el "Gordo" Héctor Daniel Muñoz. Ahora Muñoz es asesor de la presidente Cristina con rango y jerarquía de secretario de Estado.
Los parientes y amigos que volaron en el Lear Jet hicieron las mismas rutas que suele cubrir Jaime. Desde Córdoba hasta el Brasil. Desde el Bra¬sil hasta Córdoba. Desde San Fernando hasta el Brasil. Desde el Brasil hasta Buenos Aires. Y desde Buenos Aires hasta Punta del Este.
Las apariencias no engañan: el avión fue utilizado por Jaime como si fuera de su propiedad.
Pero las pruebas para afirmar que él es el dueño no están en el expe¬diente.
-A lo sumo le servirán a Bonadío para engrosar la causa de las dádi¬vas, ya que Vázquez figura también como asesor de varias empresas de transporte a las que Jaime tendría que haber regulado y controlado -expli¬có Rívolo, un fiscal muy prestigioso al que todavía no pudieron venderle gato por liebre.
¿Para qué necesita Jaime utilizar un avión privado como si fuera de su propiedad?
Para no sufrir, como el resto de los mortales, las interminables demoras de los vuelos de Aerolíneas Argentinas. Y también para evitar encontrarse en la clase turista con argentinos que le reclamen o lo insulten en la cara.
No son más de doscientos los argentinos que se pueden dar el lujo de tener un avión propio.
La mayoría de los elegidos son multimillonarios. Algunos se los alquilan a empresas de aerotaxis con un doble propósito: ahorrar el 21 por ciento del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en el momento de comprarlo y amor¬tizar los gastos de mantenimiento.
Gregorio Goyo Pérez Companc, por ejemplo, es dueño de una flota valuada en más de cien millones de dólares. Posee un Larsen 4 de 1994 cuyo precio es de veintiocho millones de dólares, un Challenger de veinti¬siete millones de dólares, dos helicópteros de ocho millones cada uno, otro avión Cessna Caravan de tres millones de dólares y otro Cessna Station del mismo valor. También tiene uno de los aviones privados más caros y mejo¬res del planeta. Se trata de un Bombardier Global Express y cuesta cincuen¬ta millones de dólares. Con semejante máquina se puede ir directo desde Buenos Aires hasta Tokio.
Andrés Deuch, el ex presidente de Lapa, es dueño de un Falcon 7 de 48 millones de dólares.
Los Werthein, copropietarios de Telecom, poseen siete aviones. Todos forman parte de la flota de Aerorutas SA.
Eduardo Eurnekian vuela en su Boeing 747 Alfa E.
Amalita Fortabat viaja en un avión propio de fabricación nortea¬mericana.
El empresario petrolero Carlos Bulgheroni tiene un Challenger de treinta millones de dólares.
El hijo de Alfredo Yabrán, Pablo Yabrán, es dueño de cuatro aeronaves.
Swiss Medical, la prepaga de Claudio Belocopitt, posee uno de un millón y medio de dólares. Lo explota Macair.
Al cuestionado Sergio Taselli su presupuesto le da como para mante¬ner seis aeronaves. Entre ellas, un Lear Jet 35 de dos millones de dólares, un turbohélice y un helicóptero.
También son dueños de aviones los empresarios kirchneristas Cristó¬bal López y Lázaro Báez.
Cristóbal posee un Lear Jet 31 de casi tres millones de dólares y no alquila para taxi.
Lázaro tiene uno igual al de López.
Y Juan Navarro es dueño de un Challenger 601 a través de su empre¬sa Internacional General Services SA (IGS). Vale cerca de ocho millones de dólares.
Esta última aeronave es la preferida de Néstor y Cristina. Puede llevar hasta diez pasajeros y alcanza una velocidad de 850 kilómetros por hora.
Ambos la usaron más de una vez para volar a Río Gallegos y El Cala¬fate. Cada uno de esos viajes tiene un costo aproximado de cuarenta mil dólares. La compañía de aerotaxis que la explota se llama Aires Argenti¬nos. Se trata de una empresa que está en falta: volaba sin autorización, porque hasta setiembre de 2009 la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) todavía no le había otorgado el permiso para operar.
Aires Argentinos es el nombre de fantasía de Cabiline, cuya presiden¬te es la abogada María Inés Questa, quien pertenece al estudio de Alejan¬dro Vecchi.
Vecchi es el mismo que asesoró a Gladys Cabezas, la hermana de José Luis Cabezas, el fotógrafo de Noticias asesinado por los secuaces de Yabrán.
Aires Argentinos fue contratada una y otra vez por el gobierno sin lla¬mar a licitación. Además de Néstor y Cristina, tuvo como pasajeros a sus hijos, Máximo y Florencia. Los periodistas Daniel Santoro, Pablo Calvo y Pablo Dorfman, de Clarín, descubrieron que la empresa registró un nom¬bre alternativo: Kabiline, pero con K de Kirchner. También informaron que, con apenas nueve meses de existencia, ya habían adquirido un Lear Jet 35 cuya valuación en el mercado es de casi tres millones de dólares.
La cobertura legal y administrativa para que Néstor y su familia pue¬dan subir a un avión privado es el decreto 648 de 2004. Allí figura como excusa la seguridad. Los amigos de Kirchner sostienen que el ex presiden¬te no confía en los aviones de la flota oficial porque se descomponen cada dos por tres. Pero la realidad lo desmiente todo el tiempo. El martes 14 de julio de 2009 Lupo se subió al Tango 01 para viajar a Puerto Madryn, con el fin de visitar a los adversarios de Mario Das Neves. El gobernador de Chubut le devolvió la gentileza: lo calificó de hipócrita y lo denunció por usar un avión oficial para fines partidarios.
Mucho más grave fue lo que pasó hace más de diez años cuando una niñita murió porque el avión sanitario de la provincia de Santa Cruz no estaba donde debía, sino en Tanti, Córdoba, donde Néstor y Cristina habí¬an viajado para asistir a otro acto partidario.
Se llamaba Ayelén Gimena Borda. Era de Pico Truncado. El jueves 26 de agosto su casa se incendió. Ella sufrió quemaduras graves en el noven¬ta por ciento de su cuerpo. Ni bien llegó al hospital de su zona, el doctor Guillermo Gil se dio cuenta de que para salvar la vida de Ayelén la única alternativa era trasladarla al Instituto del Quemado, en Buenos Aires.
A las 18.05 del mismo día los médicos de Pico Truncado pidieron a Río Gallegos una ambulancia y el avión sanitario, un Cessna Citation LV-WLS para volar con urgencia desde Comodoro hacia Buenos Aires.
A la 0.20 del viernes llegó al aeropuerto la ambulancia, pero el avión no apareció. Los llantos, los gritos de desesperación y las corridas de aquel día todavía son recordados por quienes los vivieron con tristeza.
Tres horas después de lo previsto, a las 2.55, llegó un aparato de Aerorutas SA. Era la nave que Santa Cruz contrataba cada vez que debía reemplazar al avión sanitario oficial.
El aparato de Aerorutas no tenía los recursos básicos para atender a la chiquita. Entonces los médicos empezaron a tomar los equipos de la ambu¬lancia para subirlos al avión. En eso estaban cuando Ayelén empezó con convulsiones. Minutos después murió de un paro cardiorrespiratorio.
Al mismo tiempo el avión sanitario que llevó al matrimonio Kirchner hasta Córdoba se encontraba, parado, en el aeropuerto de esa ciudad.
La denuncia por negligencia llegó meses después al despacho del juez Santiago Lozada, ex pareja de Romina Mercado, la sobrina de Néstor y Cristina. Lozada dictaminó que Kirchner no tenía responsabi¬lidad en la muerte de Ayelén. Se caía de maduro: es el mismo magis¬trado que lo consideró inocente por el manejo de los fondos de las regalías petroleras y por la media decena de causas por la que fue acu¬sado en Santa Cruz. El Lozada al que Perfil sorprendió un sábado de setiembre de 2009 tomando un café con Víctor Manzanares, el conta¬dor del ex presidente Kirchner.
Entre las firmas que dispusieron la contratación de Aerorutas para reemplazar al avión sanitario oficial estaba la del entonces secretario de la gobernación, Ricardo Jaime.
Ni entonces ni ahora a Jaime se le movió un pelo.
El ex secretario tiene más de veinte causas abiertas. Debe responder ante la Justicia por delitos tales como cohecho y enriquecimiento ilíci¬to. Incluso hay versiones que sostienen que también está acusado de acoso sexual.
A Jaime no le entran las balas.
El sábado 26 de setiembre de 2009, casi dos meses después de su renuncia, Jaime se mostró en la platea del estadio Alberdi observando el clásico entre Belgrano e Instituto de Córdoba. Y, un mes antes, un perio¬dista de Crítica lo había detectado, sin signo alguno de nerviosismo, jugan¬do al golf en el Hotel Imago, de El Calafate, a metros de la casa de los Kirchner.
La palabra clave para responder por qué Jaime sigue tan tranquilo es la misma con la que Alfredo Yabrán definió el poder: impunidad. Los juicios que más lo comprometen son:

* Aerolíneas Argentinas: Los diputados nacionales Adrián Pérez, Elsa Quiroz, Juan Carlos Morán, Griselda Baldata, Fernanda Reyes y Fernando Iglesias denunciaron a Jaime y a De Vido por los delitos de administración y connivencia fraudulenta y por vio¬lación de los deberes de funcionario público. Los acusaron de haber pactado con Marsans, aunque antes habían desaprobado sus balances de 2004, 2005 y 2006. Y también los hicieron responsables por convalidar una deuda de 850 millones de dólares antes de su reestatización.
* Southern Winds: La Justicia probó que altos directivos de la aerolínea usaban los aviones para traficar cocaína a España. Southern Winds era subsidiada por el Estado con sesenta millones de pesos. La firma para que la compañía siguiera volando la puso Jaime.
* Gasoil: Jaime fue acusado de incumplimiento de los deberes de funcionario público por repartir de manera arbitraria los subsidios al gasoil. Le imputaron el mismo delito por la contratación direc¬ta de publicidad y desviación de fondos del fideicomiso de la tasa de gasoil.
* Retornos: El empresario español Antonio Mata lo denunció por un supuesto pedido de coima de seis millones de dólares (véase Quinta Parte: Jaime & Uberti. Capítulo: Jaime es Kirchner).
* Subsidios al transporte: Jaime acumula cinco denuncias por malversación de fondos públicos en la distribución de subsidios a Trenes de Buenos Aires (TBA).
* Tren bala: Ricardo Monner Sans y Mario Cafiero les achacaron los supuestos delitos de violación de los deberes de funcionario público y administración fraudulenta al adjudicar a la empresa Alstom el llamado Tren Bala, que debía cumplir el recorrido Bue¬nos Aires-Rosario-Córdoba. Cuestionaron desde el llamado a lici¬tación hasta el precio, al que consideraron escandaloso. El pro¬yecto ni siquiera se inició.

No hay duda. El ex secretario de Transporte hizo uso de los bienes del Estado como si fueran parte de su patrimonio. Lo puso de manifiesto aquella fría mañana del miércoles 14 de marzo de 2007 en que aterrizó con el cheque para la localidad de Sarmiento. Después de entregárselo en la mano a la prima de su pareja, quien además era la presidente de la comuna, Jaime terminó su discurso así:
-El hecho fundamental no es solo el anuncio de algo muy importante, sino también el gesto de Marisel Moietta, que fue a Buenos Aires a visi¬tar a su prima y en ningún momento se le ocurrió decir "Vamos a aprove¬char este vínculo para conseguir esta obra".
Pero lo cierto es que fue ese vínculo, y ninguna otra razón, lo que le permitió a Sarmiento recibir los beneficios.
Es probable que el proyecto haya sido indispensable para el pue¬blo. De hecho, fue presentado como la construcción de un circuito vial que rodearía el casco urbano y sería utilizado como desvío para el trán¬sito pesado que venía destrozando las calles internas de la localidad. Pero ¿quién y cómo lo decidió? ¿Por qué no se llamó a licitación? ¿No deberían entonces pedir y conseguir lo mismo todas las esposas y los esposos de funcionarios públicos que tienen la suerte de dormir con los secretarios y ministros cuyas lapiceras deciden el destino de millo¬nes de pesos provenientes del pago de los impuestos de la mayoría de los argentinos? ¿No revela, este simple hecho, la confusión entre los intereses públicos y personales? ¿La promiscuidad entre lo público y lo privado?
Para repartir dinero público de manera discrecional, o mandar a com¬prar un avión o un barco, un secretario de Estado tiene que ignorar todo sobre la ética pública.
O gozar de una protección especial de alguien tan poderoso como un Presidente.

3 ¿CON QUIÉN HAY QUE ARREGLAR?

-La gente de Ascensores Servas pregunta con quién hay que arreglar.
-¿Cómo "con quién hay que arreglar"?
-Sí. Con quién hay que arreglar.
-¿La gente de Servas te dijo que me preguntaras a mí con quién hay que arreglar?
-Sí.
-Bueno: deciles que conmigo no tienen nada que arreglar. Que sola¬mente hice mi trabajo.
El inquietante diálogo se produjo entre el entonces agregado comer¬cial de la Argentina en Venezuela, Alberto Álvarez Tufillo, y Eduardo Alberto Sadous, quien fuera embajador argentino en ese país.
Servas SA es una polémica y sospechada empresa argentina de ascen¬sores que fue bendecida por el gobierno de Kirchner para hacer negocios con Venezuela, en el marco del Convenio Integral de Cooperación Bila¬teral suscripto en Caracas el 6 de abril de 2004.
La fuente, inobjetable, que fue testigo del diálogo picante, lo reprodu¬jo palabra por palabra.
No hay que ser Sherlock Holmes para advertir que "arreglar", en ese contexto, significaba que los directivos de Servas estaban dispues¬tos a compensar a los funcionarios argentinos que facilitaron su nego¬cio en la República Bolivariana de Venezuela. La única duda que tení¬an los hombres de Servas, según lo manifestado por Álvarez Tufillo, era a quién debían premiar: si al embajador argentino en Venezuela o a otro funcionario público.
Los negocios alrededor del Convenio Bilateral podrían llegar a con¬vertirse en el mayor escándalo de corrupción de la era kirchnerista. Algo tan grave como la causa por tráfico de armas que llevó a la prisión domi¬ciliaria al ex presidente Carlos Menem.
De hecho, es el asunto que con mayor energía investigan el juez fede¬ral Julián Ercolini y el fiscal Gerardo Pollicita.
Ambos decidieron prestarle la mayor atención, aunque vino entremez¬clado en la megadenuncia de Elisa Carrió por presunta asociación ilícita contra Kirchner y media docena de empresarios considerados K.
Lo leyeron juntos ni bien lo tuvieron entre sus manos, dejaron a un lado el típico lenguaje de expediente y reconocieron, casi al mismo tiempo:
—Esto no es papel pintado. Aquí hay carne de verdad.
Julián Ercolini, 47 años, casado, dos hijos, ex secretario de la Corte Suprema, ex funcionario de la Oficina Anticorrupción, asumió como titu¬lar del Juzgado Federal N° 10 el 18 de octubre de 2004, un año y medio después del inicio del gobierno de Kirchner. En su última declaración jurada de bienes, Ercolini declaró un patrimonio de casi 160.000 pesos, una deuda de doce mil pesos, una casa y parte de otro inmueble en Hurlingham por casi 87.000 pesos; un Peugeot 206 y una Chevrolet Meriva.
Apenas asumió, el magistrado tuvo que investigar al entonces Presi¬dente por enriquecimiento ilícito.
No le resultó cómodo ni fácil.
El jefe de Estado no tuvo mejor idea que elegir de abogado defensor a Esteban Righi, alguien a quien Ercolini tuvo como docente en su cáte¬dra y al que también consideraría como un padre. Para colmo, al fiscal de esa causa, Eduardo Taiano, le pasó algo muy raro justamente en la sema¬na en que decidió hacer lugar a la denuncia: su hijo de 18 años fue secues¬trado por media hora cuando se bajó de un taxi, a las nueve de la maña¬na, en avenida Callao esquina Paraguay. Lo dejaron en el barrio de La Boca, después de revisar su billetera y encontrar una tarjeta personal de su padre.
Ercolini sobreseyó a Kirchner en 2005.
El juez dictaminó que el Presidente no omitió presentar sus bienes, que no mintió en su declaración jurada y que no existían evidencias para probar que se hubiera enriquecido de manera súbita e irregular. Además subrayó que la mayoría de las propiedades las había adquirido antes de ser presidente, gobernador e intendente.
Sin embargo, también aclaró que el sobreseimiento sólo era válido para esa denuncia, esos bienes y esos años. Es decir: dejó a fiscales y jue¬ces las manos libres para que pudieran investigarlo de 2004 en adelante.
En enero de 2009, cuando nadie lo esperaba, Ercolini hizo lugar, junto al fiscal Pollicita, a la investigación colectiva que involucra a Néstor Kirchner, Julio De Vido, Carlos Zannini, Ricardo Jaime, Claudio Uberti, y los considerados empresarios K, Cristóbal López, Lázaro Báez, Rudy Ulloa, Gerardo Ferreyra y Osvaldo Acosta, y los hermanos Cirigliano, entre otros.
Para comprender el escándalo de los fideicomisos en Venezuela hay que detenerse en Uberti.
Con 52 años, Documento Nacional de Identidad 13.178.794, separado, un hijo, deudor irrecuperable del Banco Patagonia, nombrado como "El Señor de los Peajes" por haber manejado la caja del Órgano de Con¬trol de Concesiones Viales (OCCOVI), íntimo de Rudy Ulloa y recauda¬dor junto a este durante la campaña de Kirchner en 2003, Uberti fue des¬plazado del gobierno cuando la Justicia lo imputó por el escándalo de la valija de Antonini Wilson.
-A mí no me joden. Si no les gusta, chúpenle la pija a Julio De Vido -habría gritado Uberti, según dos testigos presenciales de aquella madru¬gada del sábado 4 de agosto de 2007, en que la agente de la Policía de Se¬guridad Aeroportuaria María del Luján Telpuk lo detuvo junto a seis per¬sonas más en la zona militar del Aeroparque.
Pero los ochocientos mil dólares encontrados en la valija parecen un vuelto comparados con el incremento de presupuesto que el jefe de Esta¬do le autorizó a Uberti desde que este asumió en el OCCOVI.
Uberti fue designado por Kirchner sin contar con los requisitos de ido¬neidad necesarios para ejercer la función. No tenía ni la mínima experien¬cia en la materia.
En 2003, el organismo disponía de ocho millones de pesos. En 2007 ya había trepado a 406 millones. Es decir: un aumento del 6.600 por ciento.
La razón de semejante metamorfosis: el Presidente, mediante el decreto 1.915 de 2004, convirtió al OCCOVI (hasta entonces un orga¬nismo de control) en un ente con capacidad para contratar trabajos de obra pública.
A principios de 2009, los diputados nacionales por la Coalición Cívi¬ca Juan Carlos Morán, Adrián Pérez, Fabián Peralta y Elsa Quirós acusa¬ron a Uberti, pero también al secretario de Obras Públicas, José López, y a Julio De Vido, por los delitos de fraude a la administración y violación de los deberes de funcionario público.
Lo hicieron en base a las denuncias de la Auditoría General de la Nación (AGN) y de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas (FIA).
Morán y los demás acusaron a Uberti de:

* No controlar a las empresas de peaje.
* Favorecer a las concesionarias en perjuicio del Estado, al modificar la categoría de los tramos de asfalto que debían mantener.
* Hacer la vista gorda ante la falta de mantenimiento y así provocar más accidentes.
* Autorizar un desmesurado aumento en los costos del mantenimiento, a pesar de que la calidad de la prestación disminuyó de manera considerable.
* Renegociar los contratos con las empresas, a pesar de los reiterados incumplimientos y el no pago de las millonarias multas adeudadas.

Los diputados nacionales detectaron que, del costo total de manteni¬miento, el 63 por ciento se había utilizado para limpiar las casillas de peaje y cortar el pasto. Y que solo el 23 por ciento se había usado para mejorar la carpeta asfáltica.
También denunciaron que Uberti no cumplió con la obligación de medir la resistencia del pavimento, a pesar de que la causa más repetida de accidentes mortales es la pérdida de control del vehículo cuando la superficie está mojada.
Después del secretario de Transporte, Ricardo Jaime, Uberti es el más menemista de los kirchneristas bajo sospecha. Hasta el escándalo de la valija, usó trajes Armani, llevó en su muñeca relojes suizos marca Vacheron Constantin e hizo dieta con Máximo Ravenna, uno de los nutricionistas más famosos. En 2006 compró en Cuba de Fátima, Pilar, una casa de trescientos mil dólares a la que le refaccionó cuatro veces la pileta. Se fue después de que sus vecinos del barrio privado le mancharan las pare¬des exteriores con pintura y huevo. La vivienda no figura en su declara¬ción jurada porque la puso a nombre de su hijo, Claudio Federico. Lo que sí reconoció es la propiedad de un Citroen Mehari modelo 1974. La perio¬dista Jesica Bossi lo esperó con paciencia hasta que lo vio salir de un semipiso valuado en dos millones de pesos en Avenida del Libertador 3050.
La megadenuncia de Carrió a la que hicieron lugar Ercolini y Pollicita contiene acusaciones y sospechas de las más variadas, pero tanto el juez como el fiscal están seguros de que detrás de los negocios sucios con Venezuela se pueden hallar pruebas para llegar hasta los culpables.
-De la decena de casos presentados por Carrió y los legisladores de la Coalición, este es el único con evidencias documentales y testimoniales que podría terminar con gente presa -se atrevió a pronosticar una fuen¬te cercana al fiscal.
El Convenio Integral de Cooperación entre la República Argentina y la República Bolivariana de Venezuela era un buen instrumento para la economía argentina, pero terminó transformándose en un negocio tre¬mendo para unos pocos.
El convenio dispuso la creación de un fideicomiso cuyos fondos provienen del dinero que la Argentina le paga a Venezuela por impor¬tar fuel oil para producir electricidad. Por cada venta de combustible, Cammesa (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico) deposita en una cuenta del Bandes (Banco de Desarrollo Económi¬co y Social de Venezuela), en Nueva York, millones de dólares. Con ese dinero, el Estado que conduce Hugo Chávez compra productos argen¬tinos.
Además, el fideicomiso está obligado a darle a la empresa argentina exportadora un adelanto del treinta por ciento del total de la compra.
-Un negocio espectacular, con ganancia anticipada y garantizada -explicó el dueño de un pool sojero que no fue bendecido por Uberti.
Para tener una idea de la magnitud del proyecto solo es necesario recordar que, antes del convenio, el intercambio comercial entre la Argen¬tina y Venezuela no llegaba a los 150 millones de dólares. Después, y hasta principios de 2009, los negocios entre ambos países superaron los mil millones de dólares.
El ex embajador Sadous fue, a la vez, el padre de la criatura y también su propia víctima.
La idea de avanzar en el fideicomiso fue suya.
Diplomático de carrera, designado por el presidente Eduardo Duhal¬de en 2002, Sadous propuso la ampliación del convenio firmado por el dictador Jorge Rafael Videla en 1978, como una manera práctica de resol¬ver el problema de energía en la Argentina y lograr nuevos negocios en Venezuela para empresarios nacionales.
Sadous primero se sorprendió con el entusiasmo que mostró el minis¬tro de Planificación Julio De Vido, y después el director del OCCOVI, Claudio Uberti. Y después empezó a preocuparse cuando le informaron que el organismo de aplicación del convenio no sería la Cancillería, como estaba determinado, sino el ministerio de De Vido.
Con extrema diplomacia, Sadous preguntó entonces al canciller Rafael Bielsa qué tenían que hacer un ministro de Planificación y el hombre encar¬gado de los peajes en un convenio bilateral entre la Argentina y Venezuela.
-Venezuela no es ni mi responsabilidad ni mi problema -le respondió Bielsa-. Venezuela es de De Vido... y de Néstor -aclaró después.
A partir de ese momento, Sadous se limitó a hacer el papel de anfi¬trión en Caracas.
La primera vez que fueron De Vido, Uberti y Carlos Cheppi, enton¬ces en el INTA, fue a mediados de 2003. De Vido y Uberti pararon en la residencia del embajador: tenían sumo interés por iniciar el intercambio cuanto antes.
-Uberti le cebaba mate a De Vido y tenía para con él una actitud de absoluta sumisión -recordó un ex empleado de la embajada, testigo pre¬sencial de las primeras visitas.
En los viajes posteriores, el ministro y su comitiva se alojaron en el Gran Meliá Caracas.
-No era el más lujoso, pero sí el más chavista -recordó la misma fuente.
De Vido y Uberti fueron apartando al embajador de las conversacio¬nes por el convenio, y le dieron más participación al agregado comercial argentino en Venezuela, el controversial Álvarez Tufillo.
A Sadous la cosa le olía cada vez peor.
-Eran desprolijos: ¡Si hasta viajaban en los aviones de la petrolera venezolana (PDVSA) siendo, como eran, funcionarios argentinos! -les contó el diplomático de carrera a sus colegas de confianza.
En 2004, unos amigos le informaron a Sadous que Uberti sería el can¬didato de De Vido para reemplazarlo. De hecho, todo estaba listo para que lo fuera. Lo que impidió que Uberti se convirtiera en el nuevo emba¬jador argentino en Venezuela fue un artículo de El Confidencial de Cara¬cas. La nota hablaba de la responsabilidad indirecta del Señor de los Pea¬jes en uno de los primeros escándalos del kirchnerismo: la muerte de Cacho Espinosa, ex gerente general de la pesquera Conarpesa.
Espinosa había denunciado que Uberti y Rudy Ulloa le habían pedi¬do dinero a la pesquera para la campaña Kirchner Presidente 2003, y que habían amenazado a los directivos de la empresa con denunciar¬los por su presunta participación en maniobras vinculadas al narcotrá¬fico, si no ponían la plata. Espinosa se lo contó a Carrió y, diez días más tarde, un asesino a sueldo lo mató en la puerta de su casa de Puer¬to Madryn.
-El Gobierno no tuvo más remedio que mantener a Sadous -relató una altísima fuente de Cancillería.
Durante la primera quincena de enero el embajador argentino dejó su trabajo en Caracas para ir a veranear a Punta del Este.
Cuando volvió a su oficina en la capital de Venezuela, un ex directi¬vo de PDVSA que había sido despedido con la última purga de Chávez, le dio una noticia bomba.
Fue escueto:
-Embajador, desaparecieron más de noventa millones de dólares de la cuenta del fideicomiso. Los sacó de la cuenta de Nueva York la gente de Chávez.
Por reglamento, el dinero del fideicomiso solo se puede usar para pagar los productos de las empresas argentinas. Sadous chequeó primero la información. Y ese mismo día llamó al canciller Bielsa.
-Rafael: esto es más que grave. Esto es un escándalo. Faltan exactamente 91.300.000 dólares de la cuenta del fideicomiso. Se trata de un claro hecho de corrupción.
Bielsa pidió que le mandara de inmediato un cable con los detalles. Mientras tanto, le solicitó una reunión urgente al Presidente. Kirchner lo recibió en su despacho de la Casa de Gobierno. Y el canciller entró, con una carta en la mano, dispuesto a explicar lo que acababa de denunciar el embajador argentino en Venezuela.
El recurso de la carta al jefe de Estado no es menor. El ministro de Relaciones Exteriores lo usaba cuando quería dejar expresa constancia de su intervención en los asuntos más delicados. De hecho, Bielsa le escribió a Kirchner 170 misivas que guarda entre sus papeles como un preciado tesoro.
-Néstor, el embajador en Venezuela cree que se trata de una seria irregularidad -diagnosticó el canciller.
El Presidente lo escuchó, no se pronunció, y mandó a Bielsa a ver a De Vido.
Entonces el ministro de Planificación, quizás avisado por Kirchner, se atajó, y ensayó ante el canciller la primera hipótesis:
-Es probable que haya sido un error, producto de nuestra inexperien¬cia. No te olvides de que es el primer fideicomiso que hicimos. Dame unas horas y volvemos a conversar.
Bielsa no se quedó quieto. Llamó al embajador de Venezuela en Argentina, Roger Capella. Y este lo tranquilizó con un argumento idénti¬co al de De Vido:
-Rafael querido. La plata desapareció, pero apareció de nuevo. Acá no hay corrupción, solo inexperiencia. Ahora no falta nada más. El fidei¬comiso está completo.
Casi a la misma hora llegó a la Cancillería un memorando con el nom¬bre CAEVENE número 10.097 y con fecha 26 de enero de 2005.
En ese cable secreto, Sadous le explicó a Bielsa la trama secreta de cómo salieron de la cuenta.
-No era que habían desaparecido. Lo que hicieron fue tomar los 91.300.000 dólares, ingresarlos a Venezuela, negociarlos en el mercado paralelo... ¡e hicieron una diferencia de aproximadamente trece millones de dólares! Una vez que lo concretaron, devolvieron el dinero a la cuenta de Nueva York, como si no hubiese pasado nada -testimonió el ex embajador ante los legisladores que presentaron la denuncia junto con Carrió.
Cuando el escándalo amenazaba con hacerse público, Álvarez Tufi¬llo lo encaró a Sadous con el siguiente mensaje:
-Dice Claudio (Uberti) que te dejes de embromar, y que te metas en tus cosas.
El embajador, en cambio, viajó de inmediato a Buenos Aires y ratificó la denuncia en la Cancillería. Sadous volvió a utilizar la palabra "corrup¬ción", para que nadie dudara sobre la gravedad del hecho. En los pasillos del Ministerio de Relaciones Exteriores se encontró con el embajador argen¬tino en Cuba, Darío Alessandro. El ex presidente del bloque de la Alianza lo atajó:
-Sadous, ni se te ocurra aparecer por la Casa Rosada. Te van a echar a patadas.
El diplomático se quedó en la Ciudad de Buenos Aires tres días más. El domingo, cuando se disponía a regresar a Caracas, se desayunó por el diario Página/12 con que ya no era más embajador.
Bielsa se enteró de la misma manera.
El canciller les preguntó a hombres de Kirchner por qué lo habían despedido. Ellos le explicaron que había sido un pedido de Chávez. Argu¬mentaron que la inteligencia del comandante había detectado que Sadous estaba demasiado cerca de la oposición en Venezuela.
Si algún juez o algún fiscal le preguntaran ahora al ex canciller por qué cree que reemplazaron a Sadous después de dos años, siete meses y cuatro días de una muy buena gestión, Bielsa respondería:
-Siempre lo tuvieron entre ceja y ceja. Pero después del cable supieron que con Sadous no tendrían las manos libres para hacer negocios.
En efecto: el cable del ex embajador es uno de los elementos de prueba que comprometerían seriamente a Uberti y quizá también a De Vido.
El otro elemento es el controversial diálogo con el que se inicia este capítulo, y que Sadous estaría dispuesto a repetir si el fiscal Pollicita o el juez Ercolini lo llamaran a declarar.
Sadous confirmará que cuando Álvarez Tufillo comentó que la gente de ascensores Servas quería saber con quién tenía que arreglar, respon¬dió que él no era la persona indicada. Y el fiscal o el juez le preguntarán:
-Entonces, ¿con quién cree usted que finalmente intentó arreglar la gente de Servas?
Sadous responderá:
-Estoy seguro de que después fueron a hablar con Uberti.
La otra pregunta necesaria es por qué los presidentes Kirchner y Chá¬vez firmaron un convenio entre Servas y distintos ministerios del gobier¬no de Venezuela por un monto de varios millones de dólares.
Ningún banco privado le hubiera dado a Ascensores Servas un crédi¬to en ese momento.
Sus antecedentes, para decirlo con elegancia, eran muy negativos. Estos son algunos de ellos:

* Servas falsificó un certificado fiscal. La burda maniobra le hizo perder un contrato que había arreglado con el Ministerio de Economía.
* Los servicios de Servas fueron suspendidos durante un año por decisión de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo. Los motivos: reiterados incumplimientos.
* Su balance de 2004 arrojaba una pérdida de más de nueve millo¬nes de pesos.
* Tenía una situación irregular en el Banco del Suquía y una docena de pedidos de quiebra realizados por proveedores a los que no les había pagado.
* Se le remataron, por falta de pagos, tres soldadoras rotativas, una máquina para cortar chapa gruesa, una microsoldadora y una agujereadora vertical.
* El presidente de Servas SA se llama José Aizpun. En la denun¬cia de Carrió contra Kirchner, sus ministros y los empresarios K, Aizpun aparece con una larga lista de cheques rechazados. Las fechas: 3, 7, 14 y 19 de diciembre de 2001; 4 y 8 de enero de 2002; y el 11 de marzo, 8 de abril, 7 de mayo y 7 de junio de 2002. Los créditos más jugosos, Aizpun los obtuvo de bancos oficiales: el Nación y el Provincia de Buenos Aires.
* La vicepresidenta de Servas SA es María de las Mercedes Primitiva Aizpun Noain. Entre sus referencias, ella presentó, no su experiencia en la industria de ascensores, sino su actividad como vendedora de ropa interior, medias, lencería, pijamas, camisones, saltos de cama y trajes de baño. A pesar de su versatilidad, fue declarada deudora irrecuperable por el Banco Provincia y el Citibank.

El 21 de noviembre de 2005, Servas, por medio de Uberti, terminó de cerrar los acuerdos con los ministerios de Comercio, de Salud y de Defen¬sa de Venezuela. Fue en el marco de una visita a ese país que encabezó el presidente Néstor Kirchner y cuya comitiva integraron Uberti y Aizpun.
Servas se comprometió a suministrar e instalar 160 ascensores para hospitales por un monto de veinticinco millones de dólares. Informó que participará de una segunda etapa de suministro y equipamiento por trein¬ta millones de dólares. Y anunció que también instalaría dos ascensores en dos hospitales militares distintos, y otros dos en Miraflores, el palacio de gobierno de Chávez.
En una nota publicada por Perfil el 25 de diciembre de 2007, la Cáma¬ra Argentina de Fabricantes de Ascensores informó que ningún directivo de Servas es miembro de la organización y confirmó que el desprestigio de esa empresa era vox populi para todos, menos para Uberti.
En conversaciones privadas, Sadous aceptó que una vez intercedió a favor de Servas ante el entonces ministro de Infraestructura de Venezue¬la, Diosdado Cabello Rondón.
-Cabello me había comentado que necesitaban ascensores en bancos y hospitales. Y yo pensé en la gente de Servas. Me pareció una manera de ayudar a resolver alguno de los problemas que tenían -reconoció.
Lo que jamás confirmó es haber aceptado una dádiva por esa gestión.
En la jerga de la causa judicial, llaman al caso "Servas" y a la denun¬cia de la desaparición temporaria de los más de noventa millones de dólares de la cuenta en Nueva York, como "el escándalo del fideicomiso de Venezuela".
Fue lo burdo del mecanismo y la gravedad del caso lo que terminó de convencer a Ercolini y Pollicita para hacer lugar a la megadenuncia de la líder de la Coalición Cívica.
Lo decidieron el lunes 22 de diciembre de 2008, y al día siguiente, al mediodía, el fiscal le requirió al juez la instrucción de la causa. Es decir: la consideró digna de ser investigada y, al mismo tiempo, le pidió quince medidas de prueba.
El miércoles, el magistrado compartió el criterio y ordenó que diez de las medidas solicitadas por el fiscal se pusieran en marcha de inmediato.
Antes de tomar la decisión, Ercolini y Pollicita se juramentaron tra¬bajar juntos.
-Se pusieron espalda con espalda, porque entendieron que a partir de ese momento el kirchnerismo los iba a perseguir usando su mayoría en el Consejo de la Magistratura -reconocieron fuentes cercanas a la investigación.
Como se sabe, el Consejo de la Magistratura es el organismo encar¬gado de designar a los magistrados y también de iniciarles juicio político. El gobierno controla a la mayoría de sus miembros. Por lo tanto tiene la llave para promover o bajarles el pulgar a los jueces. Ricardo Recondo, presidente de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Federal, denunció al Consejo de la Magistratura como un instrumento de apriete y extorsión. Los diputados nacionales ultrakirchneristas Carlos Kunkel y Diana Conti son los más beligerantes.
Un solo ejemplo sirve para probar el comportamiento de ambos.
Ellos habían apoyado el juicio político contra el juez federal de Zárate y Campana, Federico Faggionatto Márquez, pero lo dejaron en suspenso para permitir que el magistrado citara a declarar al entonces candidato Francisco de Narváez, en plena campaña electoral, como sospechoso en una causa de tráfico de efedrina.
-Cuando le pusimos la firma para avanzar con la causa se nos frunció el culo -confesó Ercolini a un amigo el miércoles 17 de junio de 2009, a las 18.30, en la confitería Módena, frente a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
El juez federal sabía que hacer lugar a semejante denuncia era enfrentarse directamente con el hombre más poderoso del país. El hombre que tiene peso como para llamar al Consejo de la Magistra¬tura y pedir su juicio político. Es El dueño de la Argentina, pública y privada.
Los pormenores de cómo la denuncia llegó a transformarse en una causa son apasionantes.
Al escrito lo recibió, en la mano, el fiscal Pollicita.
Los emisarios judiciales encargados de proteger al poder político no tardaron mucho en enterarse.
La presentación de Carrió había sido pública y ruidosa.
El fiscal ante la Cámara Federal Germán Moldes alertó de inme¬diato a Esteban Righi, procurador general de la Nación y jefe de todos los fiscales, incluido Pollicita.
Días después, Righi, con sus buenos modales de siempre, llamó a Pollicita y lo citó en su despacho.
No le anunció el motivo de la convocatoria, pero tampoco era necesario. Righi quería saber qué iba a hacer Pollicita con la denuncia de Carrió. El fiscal tenía tres posibilidades. Una: desestimarla de plano. Dos: declararse incompetente por una u otra razón. Y tres: hacer efec¬tivo el requerimiento y pedirle al juez que iniciara una causa.
El día en que debía encontrarse con el procurador, Pollicita se levantó con casi cuarenta grados de fiebre. Por eso, llamó desde la cama al escritorio de Righi y le pidió la postergación de la cita.
-Fue una gripe mágica, porque pasaron dos semanas, Righi se olvi¬dó y Kirchner se enteró por los diarios de que la denuncia había toma¬do estado judicial -relató alguien que conoce bien a Pollicita.
Fuentes oficiales admitieron que el entonces Presidente reaccionó frente a la novedad con un ataque de ira. Y agregaron que les enrostró a todos sus "operadores de Comodoro Py" la culpa por no evitar que "una denuncia mediática, tirada de los pelos", se convirtiera en un expediente caliente y peligroso.
Las mismas fuentes reconocieron que, después del hecho, le propu¬sieron al fiscal un encuentro con el mismísimo Néstor Kirchner en la Quinta de Olivos.
—Es solo para que le veas la cara: nadie te va a apretar -le advirtieron.
Pollicita rechazó la gentil invitación.
Ercolini también vivió días intensos.
Él sabe que en la justicia federal algunos desayunan bronce pero nadie come vidrio. Por eso, después de ponerle la firma al requerimiento del fis¬cal, llamó a dos figuras clave para preguntarles qué harían ellos en su lugar con semejante papa caliente entre las manos. Ambos son miembros de la Corte Suprema. Uno es su presidente, Ricardo Lorenzetti. Y al otro, Erco¬lini lo considera "el Maradona del Poder Judicial": Eugenio Zaffaroni.
-Cuide las instituciones, pero busque pruebas y vaya para adelante -le sugirió Lorenzetti.
-Hacé lo que tengas que hacer -lo alentó Zaffaroni, con honesti¬dad brutal.
En la megacausa hay de todo: denuncias bien fundamentadas y acusaciones armadas con recortes de diarios y revistas. Estos son los hechos que valoró el fiscal:

* Las estrechas relaciones personales y comerciales de Kirchner, Zannini, De Vido, Uberti y Jaime con Lázaro Báez, Cristóbal López y Rudy Ulloa Igor.
* El exponencial crecimiento patrimonial de todos ellos.
*El que los ilícitos se habrían iniciado ni bien asumió Kirchner como Presidente.

Pollicita tomó primero las denuncias vinculadas con la realización de obras viales y el Plan Federal de Viviendas.
Consideró necesario investigar la obra de pavimentación de la segun¬da sección de la ruta provincial 7, en Chaco.
Este trabajo fue adjudicado a Sucesores de Adelmo Biancalani, una empresa que habría sido comprada por Lázaro Báez. El fiscal se dispuso a averiguar si se pagaron importantes sobreprecios.
El funcionario judicial le informó al juez que también colocaría la lupa en Juan Felipe Gancedo SA, por uso de facturas apócrifas y cobro de sobreprecios en las obras. Pero también por su presunta vinculación con Carlos Santiago Kirchner, primo de Néstor despedido por el entonces gobernador de Santa Cruz, Sergio Acevedo, y enseguida designado sub¬secretario de Coordinación de la Obra Pública Federal (véase Primera Parte: El verdadero Kirchner. Capítulo 1: "La venganza del boludo").
-Acevedo lo echó porque no confiaba en él, y su primo volvió a tomarlo para hacer las mismas cosas por las que el gobernador lo despi¬dió -opinó Adrián Pérez, uno de los que presentaron la denuncia junto con Carrió.
La constructora Gancedo había ganado una licitación para asfaltar cincuenta cuadras en General Roca, Río Negro, a pesar de que su presu¬puesto era sesenta por ciento más caro que el de sus competidores. La presión del primo de Kirchner habría obrado el milagro. El escándalo que se armó fue mayúsculo y obligó al intendente de Roca, Carlos Soria, a detener todo el proceso.
Pollicita se dispuso a investigar por qué. Y también quiso saber por qué esta misma constructora aumentó de 39 a 91 millones de pesos, sin justificación, el costo de un tramo de la Ruta Nacional 3, también en Río Negro.
El fiscal le apuntó, además, a la presunta responsabilidad de Gotti, Austral, Kank y Costilla, Palma y Gancedo por la aplicación de sobrepre¬cios en el Plan Federal de Viviendas. Para eso, reprodujo la acusación de Carrió:
-El ministro De Vido comprometía una obra con una provincia y ponía la empresa. Es decir, estaba decidido de antemano qué empresa sería la adjudicataria de la obra. Y en ningún caso el precio fue inferior al doscientos por ciento del valor de mercado.
Pollicita dio por cierto que, más de una vez, tanto Gotti como Palma habían cedido y renunciado a contratos para "dejarle el beneficio" a Aus¬tral Construcciones.
Y también subrayó que le parecía muy sugestivo que, desde que Car¬los Santiago Kirchner se había hecho cargo del Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda de Santa Cruz (IDUV), Gancedo haya trepado al quin¬to lugar del ranking sobre 551 empresas que firmaron contratos para el Plan Federal de Viviendas.
El fiscal también solicitó a Ercolini investigar la concesión de áreas petroleras adjudicadas a un reducido grupo de compañías.
Pollicita se detuvo en la entrega de las quince áreas licitadas el 17 de noviembre de 2006 y obtenidas en su mayoría por petroleras de Lázaro Báez y de Cristóbal López.
Pollicita tampoco se hizo el distraído con el asunto del juego.
Recomendó revisar el último decreto firmado por Kirchner antes de finalizar su mandato, en diciembre de 2007, y que benefició a Cristóbal López y su socio en el Hipódromo con una prórroga en la concesión hasta 2032.
Además sugirió al juez que prestara atención a la sospecha de que Zannini enviaría a gobernadores e intendentes a la oficina de López. Y le pidió que intentara confirmar si era verdad lo que sostuvo Luis Juez, que el empresario ofrecería dinero a cambio de obtener más licencias para ins¬talar casinos y tragamonedas (véase Segunda Parte: Cristóbal. Capítulo 3: La propuesta).
En su pedido para iniciar la investigación, Pollicita también habló de presuntos casos de lavado de dinero. Mencionó dos.
Uno está en la Justicia del Principado de Licchtenstein, e involucra a la constructora Austral. Es por el depósito de diez millones de dólares prove¬nientes de la venta de 140 motoniveladoras al gobierno de Santa Fe. A pro¬pósito del hecho, diputados provinciales habían denunciado al gobernador Jorge Obeid, y también a la empresa, por cobrar treinta mil dólares por enci¬ma del precio del mercado por cada una de las motoniveladoras.
El otro caso de probable lavado de dinero corresponde a una operación sospechosa denunciada por la Unidad de Información Financiera (UIF).
De la transacción habrían participado la empresa Kank y Costilla, los señores Emilio Heredia, Raúl Heredia y Carlos Fabián Figueroa, y los empresarios Lázaro Báez y Sergio Leonardo Gotti.
La historia es la siguiente:
Emilio y Eduardo Heredia recibieron en su cuenta dos cheques de Kank y Costilla. Uno de casi 5.200.000 pesos. Otro de más de dos millones de pesos.
Una vez depositados los fondos, ambos debitaron de su cuenta más de 5.800.000 pesos y los depositaron en otra: la de Carlos Figueroa.
Figueroa, el mismo día, retiró los 5.839.086 pesos en efectivo. Al mismo tiempo, autorizó a Emilio Heredia, Raúl Heredia y un nuevo per¬sonaje, Sergio Delfino, a sacar fondos de su caja de ahorro de la sucursal Río Gallegos del Banco de Tierra del Fuego.
El 29 de agosto de 2005, el Banco de Tierra del Fuego reportó a la UIF una nueva información que consideró sospechosa. La existencia de una caja de ahorro a nombre de Raúl Emilio Heredia y de Ana Josefina Amor, padres de los mencionados hermanos Emilio y Raúl Heredia. En esa caja de ahorro se habían depositado decenas de cheques emitidos por Kank y Costilla SA.
Finalmente la UIF denunció la existencia de una escritura pública por la que los hermanos Heredia transfirieron un inmueble a Gotti y a Báez. Y el fiscal escribió:
"Eso no solo demostraría la circulación sospechosa de lavado de dine¬ro sino también los estrechos lazos entre Sergio Gotti y Lázaro Báez, ade¬más de la vinculación permanente y de negocios con Kank y Costilla".
Pollicita se metió también con el proyecto del llamado "Tren Bala".
El fiscal consideró que se debe analizar si se perpetró un simulacro de licitación para dejar el camino libre a la empresa francesa Alstom. Y si entre las firmas que participaron de la maniobra se encuentra Electroingeniería, de Ferreyra y Acosta.
El funcionario judicial volvió a apuntar a Electroingeniería al mencio¬nar los presuntos sobreprecios en la obra de ampliación de red de alta tensión para la interconexión de la Patagonia al resto del país, en el tramo Puerto Madryn-Pico Truncado (véase Octava Parte: Electroingeniería).
Pero el caso que más detalló Pollicita está vinculado al mencionado fideicomiso con Venezuela.
Y se encargó de dejarlo bien en claro.
El fiscal federal explicó el funcionamiento del fideicomiso.
Recordó que tanto De Vido como Uberti viajaban cada dos meses a Venezuela; este último, sin cargo formal que justificara los repetidos viajes.
Pollicita citó el cable que Sadous le mandó al canciller Bielsa con la denuncia de la misteriosa desaparición de los noventa millones del fidei¬comiso que se encontraban en la cuenta de Nueva York.
Destacó un llamado de Uberti a Álvarez Tufillo para que le comunica¬ra al embajador que no se metiera donde no debía. Y escribió:
-Claudio Uberti habría protegido la negociación ilegítima e intimida¬do al propio embajador.
Pollicita tampoco se privó de reproducir, íntegra, la ampliación de la denuncia de Carrió y sus colegas en la que se detalla el presunto cobro de coimas a empresas argentinas beneficiarias con el pago del fideicomiso. Se transcribe el párrafo más picante:
"Cuando todos los papeles estaban listos para la habilitación tanto en Argentina como en Venezuela, Álvarez Tufillo o Uberti se contactaban con los gerentes de las empresas o agentes de exportación para confirmar¬les que Claudio Uberti pasaría a conversar. La habilitación estaría condi¬cionada al pago del diez por ciento de la exportación en la Argentina y el quince por ciento al cobro del fideicomiso en Caracas. Lo que daría un total de 25 por ciento en coimas por cada operatoria de exportación".
De las quince medidas de prueba que Pollicita le pidió a Ercolini, cinco están vinculadas con el escándalo del fideicomiso de Venezuela.

El fiscal solicitó:

* que libren oficios a De Vido y la Aduana para conseguir las pruebas sobre los trámites y el pago de las operaciones derivadas del fideicomiso;
* que se obtenga el detalle de todas las empresas argentinas que vendieron servicios o productos a Venezuela en el marco del escandaloso fideicomiso;
* que le exijan a la Dirección General de Migraciones las entra¬das y salidas de Uberti desde y hacia Venezuela;
* que se le tome declaración testimonial al ex embajador de Venezuela en la Argentina Roger Capella, y también al actual, Arévalo Enrique Méndez Romero;
* que se convoque al consejero comercial Álvarez Tufillo y al ex embajador Sadous;
* que se le pida a la Cancillería la remisión del cable interno CAEVENE número 10.097 del 26 de enero de 2005, emitido por Sa¬dous.

El fiscal está seguro de que Álvarez Tufillo y Uberti lo hacían. Y que De Vido lo sabía.
La reunión urgente entre Bielsa y el ex presidente junto con el regis¬tro documental que guardaría el canciller servirían para probar que el Dueño de la Argentina tampoco podía ignorarlo.
Los miércoles a la noche, cuando termina su hora de clase para la cátedra de Derecho Penal en la Universidad de Buenos Aires, Ercolini se afloja y habla con algunos de sus estudiantes más interesados. En ese marco de honestidad intelectual, le escucharon decir al magistrado:
-El poder solo puede ser investigado a fondo cuando los que lo deten¬tan empiezan a perderlo.
Quizás ese momento haya llegado.