lunes, 27 de septiembre de 2010

El Dueño de Luis Majul CUARTA PARTE: LOS ESKENAZI

1 "NO SOMOS TODOS LO MISMO"
A los Eskenazi los acompaña un sabor agridulce. Sienten que llega¬ron a lo máximo al comprar una parte de YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), la empresa más grande, poderosa y de mayor facturación de la Argentina, pero, a la vez, se lamentan porque otros hombres de negocios y una buena parte de la sociedad los miran con desconfianza.
A pesar de todo, no reniegan de su buena relación con el ex presi¬dente. Dos semanas después de la primera derrota electoral de la vida de Kirchner, Eskenazi aceptó que lo sigue admirando:
-Me sentiría deshonesto si le dijera: "Lo respeté y lo admiré". Mejor ponga que a Kirchner lo respeto y lo admiro -me dijo, al final de la entre¬vista, en julio de 2009, mientras hacía esperar unos minutos al presiden¬te de YPF, Antonio Brufau, quien acababa de llegar desde Madrid.
El patriarca Enrique Eskenazi no niega su vínculo con el poder, pero lo embarga la tristeza cuando lo comparan con otros empresarios K como Cristóbal López, Lázaro Báez o Rudy Ulloa:
-¿Qué tengo que ver yo con esas personas? ¿Nadie se toma el tra¬bajo de analizar de dónde vienen ellos y desde dónde venimos nos¬otros? -les pregunta, cada tanto, a sus hijos y sus asesores.
Enrique Eskenazi, 84 años, Libreta de Enrolamiento 3.171.746, nacido en la provincia de Santa Fe, ingeniero químico recibido en la Universidad Nacional del Litoral, es, en efecto, un empresario distin¬to a la mayoría.
Judío sefardita, hizo la primaria en la escuela pública número cinco, Vicente López y Planes, de la ciudad de Santa Fe.
El 28 de julio de 2007, casi setenta años después de terminar la pri¬maria, donó a la escuela una sala de computación completa, a la que denominaron Aula Digital.
-La doné porque fue mi primera escuela. Y porque estoy agradecido por la educación que recibí.
Presidente de la Asociación Judío Sefardí de la provincia de Santa Fe, sus padres están enterrados en el cementerio de la provincia, uno de los espacios públicos que aquella ayuda a cuidar.
Aunque parezca mentira, Enrique Eskenazi fue socialista, y lo metie¬ron preso ni bien ingresó en la universidad.
Tenía solo 17 años y cursaba primer año cuando fue designado líder de un grupo reformista que defendía la permanencia de los profesores demo¬cráticos de la facultad. El interventor de la época lo mandó llamar y le preguntó si había firmado una nota contra él. Eskenazi confesó y tuvo que soportar cuatro meses en la cárcel. Había terminado de caer Ramón Cas¬tillo, el vicepresidente de Roberto Ortiz. Pronto Juan Domingo Perón asu¬miría el poder.
Obsesivo del estudio y del trabajo, Enrique conoció a su esposa, Sylvia Storey, recién a los 31 años. Sucedió en Buenos Aires. Fue amor a prime¬ra vista. Y no se separaron más.
Sylvia, hija de madre alemana y padre diplomático inglés, vivía en Detroit, Estados Unidos. Y Enrique regresaba de Chicago, donde había pasado los dos últimos años de su vida, enviado por Bunge & Born para perfeccionar sus conocimientos en la industria de la alimentación.
Ella es católica y respeta los símbolos y los dogmas de la religión. Él no.
-Rompí los parámetros familiares, pero valió la pena -recordó ante el autor de este libro.
Enrique y Sylvia tuvieron cinco hijos: Esteban, Ezequiel, Sebastián, Matías y Valeria. Todos, menos el mayor, Esteban, consideran a su padre "el comandante en jefe".
Esteban no forma parte del grupo.
Disputó con Sebastián el control efectivo de la empresa familiar.
El padre falló a favor de Sebastián, y Esteban se fue por las suyas a manejar una empresa de tableros electrónicos llamada Storey SA.
Ezequiel, 48 años, Documento Nacional de Identidad 14.156.036, es el bohemio de la familia. Actor, participó, hace años, en la obra Marilú, en el San Martín. También le dieron un papel coprotagónico en la película Highlander.
Ahora maneja la bodega familiar.
Sebastián es el heredero y conductor efectivo de todos los negocios familiares. Más adelante se explicará por qué.
Matías, Documento Nacional de Identidad 20.383.823, 41 años, es, de los hermanos, el de más bajo perfil. Comparte formalmente el poder con Sebastián, pero, en la práctica, antes de decidir lo consulta en todo.
Valeria, la más mimada, no forma parte del grupo por decisión propia.
Enrique Eskenazi tenía su vida hecha cuando un golpe de suerte y oportunismo cambió su vida para siempre.
Fue durante 1979. Ya había cumplido los 55 años. Ya había viajado por todo el mundo y había realizado todos los cursos de posgrado que le habían permitido el tiempo y los accionistas de B&B. Formaba parte del directorio de Matarazzo. Había fundado la Cámara Argentina de los Empresarios de la Alimentación. Tenía chofer propio y un poder de deci¬sión considerable.
El suceso que transformó su carrera tuvo lugar en la sala de terapia de grupo que compartía con otros empresarios afectados por la ola de secuestros. Ya habían sido raptados los hermanos Juan y Jorge Born. Eske¬nazi y sus colegas se preguntaban cuándo les tocaría a ellos.
En ese ámbito conoció a Carlos Alberto Petersen, accionista mayoritario de Petersen, Thiele & Cruz, una de las constructoras más antiguas e importantes de la Argentina.
-Quiero que entres al directorio de la empresa antes de que se funda -le pidió Petersen a su amigo.
Eskenazi, antes de responder, revisó los últimos tres balances. Hizo un diagnóstico preciso y brutal.
-Tenía dos millones de pesos en los bancos, pero estaban perdiendo todo el capital de trabajo. Tomaban préstamos en dólares, pero los pisos y las obras se vendían y se cobraban en pesos. Trabajaban con demasiado personal y gastaban muchísimo dinero. Además tenían el mayor problema que se estudia en los manuales de las empresas familiares.
-¿Cuál?
-El síndrome de la tercera generación. La primera crea la empresa. La segunda la mantiene y además la hace crecer. La tercera se abre tanto, que la empresa familiar termina cayéndose. A Petersen se le empezaban a morir los accionistas. Y muchos herederos se querían abrir. Recuerdo, por ejemplo, que Carlos Petersen, el ex jugador de Los Pumas, decía, por esa época: "Yo me voy a vivir a Bariloche. Esto no es para mí".
Eskenazi tomó las riendas del directorio en 1980. Lo primero que hizo fue mudar las enormes oficinas de novecientos metros cuadrados cada una, divididas en dos pisos, que estaban en Alem 986, enfrente del Sheraton, en el barrio de Retiro. Las cambió por unas más pequeñas y más bara¬tas, sobre la calle Viamonte, a metros del Teatro Colón.
Enseguida le cedieron el cinco por ciento de las acciones. Más tarde se presentó en convocatoria de acreedores. Para 1982, ya era el socio mayoritario de una empresa saneada y en franco crecimiento.
—No fue algo que yo haya buscado. Fueron las circunstancias las que me obligaron a hacerlo -se atajó.
Sebastián Eskenazi, su tercer hijo, principal heredero, estuvo presen¬te durante la primera parte de la conversación para este trabajo. En ese momento, creyó necesario aclarar:
-Mi padre, para levantar Petersen, puso todo lo que había ahorrado durante sus mejores años en Bunge & Born.
Fuentes muy seguras contaron que, durante todo el proceso que cul¬minó con el control de Petersen, uno de los abogados externos de la ope¬ración fue Roberto Dromi.
Dromi, funcionario de la intendencia de Mendoza durante la última etapa de la dictadura, era además vecino de Eskenazi en Highland Park.
Ubicado en Pilar, a la altura del kilómetro 42,5, el country tiene uno de los mejores accesos desde la ciudad, por la Autopista del Sol.
Fue fundado en 1948. Son 262 hectáreas con novecientos lotes de entre ochocientos y 3.500 metros cuadrados. Su nombre se debe a que está en una zona de tierras elevadas. Tiene árboles fuertes y añosos, como robles, nogales y eucaliptos. Lo atraviesa un arroyo llamado Pinazo.
Dos piletas, una cancha de golf para dieciocho hoyos, diecinueve can¬chas de tenis, una pista para saltos de equitación, caballerizas propias, dos gimnasios, varias canchas de fútbol, de básquet y de vóley, spa, baño sauna, finlandés, sala de masajes y relax son algunos de los servicios que ofrece una de las urbanizaciones más completas y más caras de toda la Repúbli¬ca Argentina.
Casi una década más tarde, Eskenazi le devolvería a Dromi los servi¬cios prestados para quedarse con Petersen. Cómo: integrando el consejo de empresarios en apoyo de las privatizaciones.
En esa época, Dromi era ministro de Obras y Servicios Públicos del presidente Carlos Menem. Ambos se veían por lo menos dos veces por semana.
Dromi no era el único vecino del country con poder.
También estaba Carlos Vladimiro Corach.
Secretario general, primero, y ministro del Interior, después, Corach supo manejar miles de millones de dólares en el apogeo de negocios del menemismo.
Dos de los más polémicos fueron las obras que licitó junto a la Corpo¬ración Antiguo Puerto Madero, y la entrega de los Adelantos del Tesoro Nacional (ATN).
Uno de los hermanos de Carlos Corach, Jorge Eduardo Corach, fue director de la Corporación Antiguo Puerto Madero. Desde ese puesto, tuvo el poder para decidir sobre los contratos de obras y concesiones. Algunas se otorgaban por licitación; otras, sin concurso y por contrata¬ción directa. Por los menos dos de las más importantes fueron ganadas por Petersen Construcciones. La discrecionalidad en la cesión de ATN fue un verdadero escándalo. La investigación que sirvió para probarlo no tuvo más repercusión porque fue tapada en el medio de la crisis económica más grave de la historia del país. Había terminado de caer Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde ya le había puesto fecha de vencimiento a su gestión como Presidente.
Los ATN, por ley, solo debían ser destinados para situaciones de emergencia o desequilibrios financieros de los gobiernos provinciales. El Minis¬terio del Interior debía entregar a los gobernadores las partidas para que estas, luego, se giraran a las intendencias.
En mayo de 2002 la comisión parlamentaria que investigó el uso de los ATN llegó a conclusiones lapidarias.
Estas son algunas de las más increíbles:

* Entre 1990 y 2001 se gastaron casi 2.900 millones de dólares en Adelantos del Tesoro Nacional.
* De ese total, solo el 51 por ciento fue asignado de acuerdo con la norma legal. No fueron otorgados solo a provincias y munici¬pios, sino a clubes de fútbol y personas físicas, y siempre en base a una cercanía partidaria o un interés particular.
* Bajo el gobierno de Menem, La Rioja recibió el 32 por ciento del total de ATN. Representaban el 15 por ciento del presupuesto anual de la provincia.
* Se denunció a un ex funcionario de la presidencia de Menem, Roberto Silva Leyes, por coimero. Según Graciela Ocaña, quien entonces impulsó la investigación, cobraba el treinta por ciento de retorno por intervenir en la asignación de fondos.

Si las irregularidades no estuvieran documentadas, se las podría con¬fundir con escenas de una comedia sobre el ejercicio del poder y la corrupción en la Argentina. Es importante detenerse en algunas porque sirven para reconstruir el clima de impunidad de la época. Se usaron ATN para:

* asfaltar la entrada del country Highland, donde pasaban sus fines de semana Corach, Eskenazi y Dromi;
* comprar trajes de granaderos para un desfile del 9 de Julio;
* desviar recursos a una escuela de Ushuaia, de la cual solo se construyeron los cimientos;
* financiar una carrera de motonáutica;
* subsidiar a entidades eclesiásticas, sin marco legal alguno;
* mantener al Programa Federal de Militancia Social (PROFEMISO), un proyecto destinado a dirigentes jóvenes cuyo responsable era Natalio Andrés Corach, hijo del ministro del Interior.

Algunos pedidos de ATN eran disparatados.
El fallecido senador nacional Deolindo Felipe Bittel, solicitó cien mil dólares para varios municipios de Chaco. En el memorando le escribió a un funcionario del Ministerio del Interior:
"Tener en cuenta que no debe olvidarse Presidente Roca, y en la medi¬da de lo posible, reducir el monto de La Leonesa, cuyo intendente es hijo de la traición".
Sergio Urribarri, entonces diputado nacional, pidió cuarenta mil dóla¬res para la Liga Concordiense de Fútbol.
Dulce Granados, esposa del actual intendente de Ezeiza, Alejandro Granados, solicitó 15.000 dólares para la Fundación Dulce Esperanza. El teléfono de la fundación era el mismo que el del restaurante El Man¬grullo.
El entonces intendente municipal de General Lamadrid, Calos Peris¬ta, pidió treinta mil dólares para comprar un colectivo. Su argumento: tenía que trasladar a veinticinco jóvenes de la localidad de El Líbano hasta su mu¬nicipio para asistir a un acto que presidiría Menem.
Al pedir doscientos mil dólares para poner ripio al circuito histórico de las colonias judías en la provincia de Chaco, los funcionarios propusie¬ron bautizarlo con el nombre de Carlos Vladimiro Corach.
El caso del municipio de Monte Quemado, en Santiago del Estero, es desopilante.
Interior había entregado siete millones de dólares para una obra de infraestructura vial y drenajes pluviales. El diputado provincial Carlos David empezó a investigar. Y enseguida descubrió que el secretario municipal de Monte Quemado, Jorge Víctor Torres, había realizado onerosos depósitos bancarios a favor del sospechoso Roberto Silva Leyes.
"Cada vez que el municipio recibía un ATN, se le transfería dinero a Silva Leyes", escribió David en su denuncia.
En 1996, el Ministerio del Interior giró a la provincia de Buenos Aires 260.000 dólares para que los usara la Municipalidad de Pilar. No fue para hacer cloacas. Se los destinó a la ampliación del asfaltado de la calle Los Jazmines, desde la ruta provincial 26 en dirección al Highland Park, el country donde descansaban Corach, Dromi y Eskenazi.
Responde un asesor de los Eskenazi:
-Lo del asfalto del Highland es una boludez. Te lo explico sencillo. Los Eskenazi no tuvieron nada que ver con los ATN. Que alguien nos relacione con esto es no conocer a la familia Eskenazi.
El 28 de octubre de 1996, el abogado Ricardo Monner Sans denunció al ministro del Interior Corach por transferir directamente, sin pasar por la gobernación de la provincia, dos millones y medio de dólares a la Muni¬cipalidad de San Juan.
Monner Sans destacó que San Juan era la provincia más beneficiada por los ATN, después de La Rioja.
Diego Seguí, entonces concejal radical, radicó la demanda ante el Tri¬bunal de Cuentas de la provincia.
Además de cuestionar la transferencia directa, Seguí denunció que el monto adjudicado era exorbitante para la obra en cuestión. Se trataba de la remodelación de cinco plazas y del Parque de Mayo. Seguí también afir¬mó que la licitación había sido "direccionada" para que perdieran todas las empresas que se presentaron, menos una: Mantenimientos y Servicios SA, del Grupo Petersen.
La partida original de ATN no alcanzó. El Grupo Petersen necesitó setecientos mil dólares más para remodelar todo. Además, la compañía siguió cobrando 102.000 dólares por mes, más el Impuesto al Valor Agre¬gado, en concepto de mantenimiento de las plazas y el parque.
El asesor de Eskenazi se defiende:
-Corach entregaba los ATN a las provincias. Y las provincias las gira¬ban a los municipios. Pensar que un ministro del Interior le va a decir a un gobernador peronista a qué empresa debe contratar es no comprender al peronismo.
-¿Por qué lo dice?
-Porque eso es "potestad" del gobernador. Lázaro Báez puede cons¬truir en Santa Cruz, pero no en Córdoba. En todo caso, Córdoba sería de Electroingeniería -completó.
El 27 de agosto de 1999, la revista Ojo Periodismo informó que Tierra del Fuego había recibido siete millones de dólares, en concepto de ATN. Los necesitaban para financiar la construcción del aeropuerto. La publi¬cación agregó que por lo menos un hangar iba a ser realizado por Peter¬sen, Thiele & Cruz.
Sebastián Eskenazi, en diálogo con el autor, lo negó de manera terminante:
-Nunca recibimos ningún ATN de Corach.
-¿Y el del hangar en Tierra del Fuego?
-¿Cuánta plata tenés encima? Te juego plata a que no es cierto. Nunca recibimos en forma directa ningún ATN.
-¿Conoce a Corach?
-Mi padre lo conoce de Highland. Es una familia amiga de la infan¬cia. Y yo a los hijos de Corach los conozco de cuando éramos chicos. Es gente amiga, pero, repito, jamás recibimos un ATN por parte de Corach.
-¿Y cuál es la verdad sobre el departamento del edificio Kavanagh que estaba a nombre de su hermano Ezequiel? -le pregunté enseguida.
-Ahí vive Ezequiel. Salvo que mi hermano lo haya escondido a Corach en algún rincón, nadie que no sea Ezequiel y su familia vive allí.
La historia fue revelada por el periodista Marcelo Zlotogwiazda, en la revista veintiuno, a fines de 1999.
El departamento del Kavanagh está en el decimotercer piso, letra B. Fue adquirido por Ezequiel Eskenazi Storey, a cambio de 550.000 dólares. Se lo compró a Víctor Gabriel Morgenstern, un empresario de la industria del cuero. Zloto preguntó entonces a Sebastián por el departamento.
-Lo compró mi hermano Ezequiel -contestó.
-Pero en el boleto de compra venta dice que lo compró en comisión para otra persona.
-Lo que pasó es que cuando firmamos el boleto no sabíamos si con¬venía ponerlo a nombre de Ezequiel o de Petersen, Thiele & Cruz.
Zloto ya sabía que el 23 de diciembre de 1999 María Cecilia Santa Cruz, secretaria privada de Corach, había estado en el departamento y había negociado quedarse con la iluminación del jacuzzi y otros catorce artefactos a cambio de 37.000 dólares. Por eso volvió a la carga ante Sebastián.
-¿Conoce a María Cecilia Santa Cruz?
-Claro. De haberla visto en la privada del ministro.
-¿Ezequiel la conoce?
-Para nada.
-¿Cómo se explica que Santa Cruz haya ido a ver el departamento como si fuera de ella, hasta el punto de que decidió pagar 37.000 dólares adicionales por una serie de cosas que eran del dueño anterior?
-Si es así, no tengo explicación.
-¿Podría decirse que Ezequiel actúa como testaferro?
-Es un disparate.
-Entonces, ¿cómo se explica?
-No lo sé... Si yo fuera periodista, pensaría lo mismo. Pero va a ver que cuando mi hermano vuelva de Tailandia va a venir a vivir aquí. Eske¬nazi le pidió a Zloto que, después del regreso de Ezequiel, corrigiera la información. Pero el periodista interpretó que se trataba de un pedido absurdo porque, a partir de la publicación de la nota, Santa Cruz no se atrevería a usar ese departamento.
De cualquier manera, Ezequiel Eskenazi vivió en el departamento 13 B del Kavanagh desde que volvió de ese viaje hasta 2009. Y Santa Cruz no pudo ser localizada por ningún periodista.
A Sebastián Eskenazi, uno de los hombres de negocios más discretos que haya conocido, no le gustan este tipo de versiones, van contra su pro¬pia naturaleza de hombre reservado, incapaz de revelar un secreto o de ventilar información sensible.
Muchos suponen que no debe de haber otra persona, además del pro¬pio Kirchner, que haya sabido tanto del derrotero de los fondos de Santa Cruz como el CEO de YPF.
-Los fondos de Santa Cruz están ahora en el Banco Nación y jamás pasaron por nuestro banco -juró en la entrevista que concedió para el libro.
Cuarenta y seis años, divorciado, tres hijos, Documento Nacional de Identidad 16.674.074, piloto de avión, fanático de las motos, en pareja con la conductora y panelista Analía Franchín, íntimo amigo de Jorge "Cor¬cho" Rodríguez, discreto y austero, Sebastián es, en los hechos, quien maneja el Grupo Petersen y conduce todos los días YPF.
Su padre confía en él más que en cualquier otra persona.
-Sebastián es un fuera de serie -dijo, para distinguirlo, cuando se le pidió una definición sobre cada uno de sus hijos.
De modales diplomáticos pero carácter enérgico, Sebastián tiene una debilidad manifiesta: sería capaz de cualquier cosa con tal de ahorrarle un mal momento a su padre.
-A mí preguntame lo que quieras, y de la manera que te venga mejor. Pero a mi padre no le salgas con tonterías. Ni le corresponde ni se lo merece -advirtió.
Sebastián empezó a trabajar con su padre a los 20 años, cuando se hicieron cargo de Petersen, Thiele & Cruz e iniciaron la construcción de Los Penitentes, un centro de esquí en Mendoza que casi los lleva a la quiebra.
También participó de las negociaciones que significaron el ingreso al corazón del negocio del grupo, más allá de YPF: los bancos y las finanzas.
-Nosotros nos hicimos banqueros no por decisión propia, sino para proteger nuestro patrimonio -explicaron, casi con las mismas palabras, Enrique y Sebastián.
Todo comenzó a fines de la década de los ochenta en la provincia de San Juan. Raúl Alfonsín ocupaba la Presidencia. La situación financiera era explosiva. El gobierno había dejado de pagar a la mayoría de sus pro¬veedores, incluidos los empresarios de la obra pública.
Eskenazi había ganado una licitación para hacer Aramburu, el barrio más importante de San Juan. Tenían previsto levantar catorce mil casas. Pero Petersen, Thiele & Cruz no tenía espaldas para aguantar el pago dife¬rido. Entonces fue a ver a Nélida Martín, presidente del Banco de San Juan, para pedirle un crédito contra los certificados de obra que todavía no le pagaba el Estado nacional.
-Está bien. Pero si usted no me devuelve la plata lo ejecuto -le advir¬tió Martín. Eskenazi jura que ambos cumplieron. Y que el vínculo se for¬taleció, como sucede en el medio de las crisis.
Ocho años después, la contadora Martín fue designada ministra de Hacienda y Finanzas del gobernador Jorge Escobar. A los pocos meses, llamó a Eskenazi y le dijo:
-El Banco de San Juan no va más. O lo cerramos o lo vendemos.
Enseguida le pidió que la conectara con un par de bancos extranje¬ros. Las entidades se mostraron poco interesadas. A los pocos meses, Mar¬tín fue más a fondo:
-El banco se cae. ¿Por qué no organiza un grupo y se hace cargo usted? Yo le voy a presentar a alguien que puede darle una mano.
Entonces Martín conectó a Eskenazi con Raúl Francisco Capatano.
Capatano, Documento Nacional de Identidad 11.680.527, licenciado en Administración y Técnica de la Pontificia Universidad Católica Argen¬tina de Mendoza, lo volvió loco durante un año.
-Me persiguió hasta que me convenció. Nos hicimos cargo con la gente de Piano y otros socios. Pero nuestro comienzo fue desastroso. Casi nos fundimos -recordó Enrique.
Los Eskenazi empezaron manejando el 19 por ciento de la parte pri¬vada y, a partir de sucesivas capitalizaciones, terminaron quedándose con casi todo.
Los políticos de la oposición cuentan una historia diferente.
El Banco de San Juan se privatizó el 1o de noviembre de 1996.
Daniel Illanes, de la Concertación Izquierda Popular, sostiene que se hizo después de que la provincia aceptara asumir un pasivo descomunal, calculado en 250 millones de dólares.
Illanes afirma que en un momento alguien extravió los documen¬tos de la deuda, y que todavía no se sabe quiénes son los más grandes deudores.
La diputada nacional por la Unión Cívica Radical Delia Papano confirmó parte de lo que dijo Illanes:
-El gobierno tomó la cartera de morosos y les entregó a los empre¬sarios el banco saneado.
Pero Papano no responsabiliza a los Eskenazi, sino al gobierno de turno.
El asesor jurídico del Banco de San Juan fue hasta hace poco Elías Jassan, ex ministro de Justicia del gobierno de Menem. Jassan tuvo que renunciar al ministerio al admitir que conoció a Alfredo Yabrán, el empre¬sario que mandó matar al fotógrafo José Luis Cabezas.
-Sí, nosotros lo contratamos a Jassan. Y no estamos arrepentidos. Es un brillante abogado y una muy buena persona. Manejó, como abogado, la parte corporativa del banco. La relación siempre fue profesional, no política, y demostró ser una persona muy leal -admitió Sebastián.
Cuando todavía no se terminaban de acomodar en el Banco de San Juan, Capatano llevó a Enrique Eskenazi hasta el despacho del goberna¬dor de Santa Cruz, Néstor Kirchner.
Fue en 1996. El contexto era el mismo que dominaba la economía de San Juan. Enrique Eskenazi lo recuerda así:
-Nosotros no queríamos saber nada. Los gobiernos te tiraban los ban¬cos por la cabeza porque estaban fundidos.
El gobernador fue directo. Ya en esa época, hablaba de los bienes del Estado como si fueran suyos:
—Ya llevo perdidos noventa millones de dólares. Y no quiero perder un peso más. ¿Por qué no se presenta a la licitación?
-¿Cuáles serían las condiciones? -preguntó el empresario.
-Que me mantenga el número de empleados.
Eskenazi dice que Néstor anotó el número de su celular. Dos años después ganaron la licitación y se quedaron con el 51 por ciento de las acciones por el módico precio de diez millones de dólares.
Eskenazi afirma que, el día que le entregaron el Banco de Santa Cruz, estaban en Río Gallegos los hombres más importantes de la provincia.
También recuerda que había una orquesta y que, antes de firmar el libro donde se registró la entrega, apareció Kirchner por detrás y le preguntó:
-¿Usted qué piensa hacer con este banco?
-En dos años lo voy a hacer auditar por una empresa internacional. Y le prometo que lo voy a llevar a una calificación cercana al rango A.
-Eso espero.
-Así será. Siempre y cuando usted no intervenga -completó el ban¬quero.
Eskenazi jura que, veinticinco meses después, recibió el informe de la calificadora. De inmediato lo llamó por teléfono a Kirchner y le dijo, feliz:
-El banco está en el rango A. He cumplido.
Parece que el gobernador lo interpretó de una manera extraña, por¬que le respondió, desafiante:
-Ingeniero: yo también cumplí, porque no me metí en el banco para nada.
Y acto seguido le cortó la comunicación.
La historia de la privatización del Banco de Santa Cruz que cuenta la oposición política es menos naif. (Véase Primera Parte: El verdadero Kirch¬ner. Capítulo 1: "La venganza del boludo").
El diputado provincial de Santa Cruz por la Unión Cívica Radical Roberto Giubetich hizo para esta investigación una síntesis de su denuncia:
Lo compraron por apenas diez millones de dólares después de un pro¬ceso de vaciamiento que lo dejó con una cartera de deudores de 160 millo¬nes. Además, para los Eskenazi, resultó un negocio redondo: manejan el sueldo de la administración pública, el pago a proveedores, la coparticipa¬ción federal y el pago a los municipios.
El primero de febrero de 2007 el entonces ministro de Economía, Juan Bontempo, cedió al Banco de Santa Cruz el negocio de la liquidación de los haberes de los agentes públicos activos y pasivos.
Bontempo integró el directorio del banco hasta agosto de 2009, cuan¬do Kirchner le dio la orden de renunciar en medio de fuertes críticas al gobernador Daniel Peralta.
El decreto significó trasladar a la entidad la liquidación de haberes y los descuentos y aportes a los 53.000 empleados públicos.
Se trata de un servicio que antes ejecutaba la provincia, con recursos humanos y materiales propios, mediante su departamento de informática y con un costo aproximado de 450.000 pesos. Pero a partir de diciembre de 2007, la provincia empezó a pagar más del doble: exactamente un millón de pesos por mes.
Un periodista de la agencia OPI Santa Cruz interpretó que la administración del banco posee todos los datos personales de los empleados públicos, incluso aquellos que pueden ser considerados sensibles.
El 17 de setiembre de 2003, cuatro meses después de la asunción de Kirchner como Presidente, el Grupo Petersen se quedó con la más gran¬de de todas las entidades financieras que posee hasta el momento: el Nuevo Banco de Santa Fe.
Para ser precisos, hay que decir que la licitación fue ganada por los Eskenazi durante el gobierno de Eduardo Duhalde.
Todo comenzó en 1998, cuando el gobernador Jorge Obeid lo privatizó y asumió el control del Banco General de Negocios, propiedad de los hermanos Carlos y José Rohm.
Poco después, los Rohm fueron acusados de utilizar los bancos para lavar el dinero de las coimas del caso IBM-Banco Nación.
En febrero de 2002, José Rohm confesó a sus socios de la JP Morgan, Credit Suisse, First Boston y Dresdner Bank que su hermano Carlos se había llevado 250 millones de dólares del banco en obligaciones negocia¬bles. De inmediato, los socios retiraron 119 millones de dólares del Banco de Negocios, lo que provocó el default del Banco de Santa Fe.
El 18 de febrero de 2002 Carlos Rohm quedó detenido. Recuperaría su libertad recién en marzo de 2005, después de pagar una fianza de un millón de pesos.
En abril del mismo año un fideicomiso administrado por el banco ABN-AMRO se hizo cargo del Banco de Santa Fe y llamó a concurso.
En junio se llamó a una primera licitación, pero el Banco Central no aceptó la propuesta de ninguno de los seis bancos que se presentaron.
El 11 de abril de 2003 el Banco de San Juan, de los Eskenazi, presen¬tó la mejor oferta económica: 133 millones de pesos. Sus competidores fueron La Caja, con una oferta de 78 millones; Banex, con 57 millones y Comafi y Macro-Bansud con 56 millones.
Todo parecía marchar sobre rieles cuando el Banco Central, presidido por Alfonso Prat-Gay, analizó la oferta y comunicó al Grupo Petersen que en esas condiciones no podían hacerse cargo del banco.
Como los Eskenazi no iban a poner los 133 millones de dólares sobre la mesa, el Banco Central les impuso las siguientes condiciones:

* Que entregaran, en vez del efectivo, obligaciones negociables en plazos considerados breves.
* Que en el caso de no terminar de presentar en el plazo estipulado las obligaciones negociables, se fusionaran con el Banco de San Juan, para sostener la operación.

En el medio de las tensas negociaciones, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, le solicitó a Prat-Gay que recibiera a Sebastián Eskenazi.
Prat-Gay lo hizo. Lo esperó a la hora señalada en su despacho. Rígi¬do y formal, el presidente del Banco Central no estaba dispuesto a ceder ante presión alguna. Pero Eskenazi lo descolocó:
-Solo vengo a presentarme. A decirte quién soy.
Prat-Gay jura que en ningún momento le habló de su problema con el Banco de Santa Fe.
-Supongo que su estrategia fue demostrarme que él no venía de la mano de Kirchner -interpretó ante un amigo el ahora diputado nacional electo por la Coalición Cívica.
Al final, el Banco Central le dio luz verde al Banco de San Juan para comprar el 93 por ciento del Banco de Santa Fe. Lo decidieron sus direc¬tores, en votación dividida. Dos de ellos, Arturo O'Connell y Augusto Magliano, votaron en contra de darle el banco a la familia Eskenazi. Lo consideraban casi un regalo.
Perdieron.
Desde el principio, toda la transacción estuvo sospechada. Uno de los más duros opositores a la adquisición fue el diputado nacional por el socialismo de Santa Fe Carlos Iparraguirre. El legislador, primero, se preguntó:
-¿Cómo puede ser que el Banco de San Juan se quede, sin poner un peso, con un banco siete veces mayor?
En aquel entonces, el Banco de San Juan poseía activos por 380 millones de pesos y contaba con trescientos empleados públicos, dis¬tribuidos en sucursales. Al mismo tiempo, el Nuevo Banco de Santa Fe tenía 2.250 millones de pesos en activos, y 1.930 empleados repartidos en 125 sucursales.
Iparraguirre, además, denunció:
-Han habido fuertes presiones políticas para autorizar esta operación.
Enseguida explicó:
-El Banco de San Juan garantiza el dinero de los depositantes de ese banco. No puede entonces, con el mismo patrimonio, comprar otro banco, y ofreciendo más del doble de lo que vale el más chico.
Al final ejemplificó:
-Es como si una mojarrita se comiera a una ballena.
Dos años después, la mojarrita y la ballena, juntas, fueron en busca de un tiburón: el Nuevo Banco de Entre Ríos.
El Nuevo Banco de Santa Fe lo adquirió el 24 de agosto de 2005.
Con motivo de la operación, el gobernador Jorge Busti y la fiscal de Estado Claudia Mizawak fueron acusados en su momento por dos dipu¬tados provinciales. Los cargos: fraude en perjuicio de la administración pública e incumplimiento de los deberes de funcionario.
Los diputados provinciales se llaman Antonio Eduardo Mainez y Oscar Antonio Grilli.
La denuncia se basó en los siguientes presupuestos:

* Que se había cometido un delito al otorgarle un contrato de agente financiero a un banco sin licitación pública.
* Que la entrega del banco a los Eskenazi podía ser interpretada como un pago de favores, ya que la familia había puesto 125.000 pesos en la campaña de Rafael Bielsa como candidato a jefe de Gobierno porteño.
* Que la fiscal de Estado Claudia Mizawak resultaba cómplice de la entrega de Busti al no hacer lugar a la demanda. Mizawak había sido abogada del gobernador en causas penales anteriores impulsadas por el fiscal de Investigaciones Administrativas de Entre Ríos. La más seria era la entrega irregular de ATN.
* Que el costo financiero del nuevo agente era varias veces superior al que había antes del traspaso.

-El contrato del agente financiero anterior nunca pasaba los 250.000 pesos más IVA por mes. El de los Eskenazi se estipuló en ochocientos mil pesos más IVA -recordó Mainez, en conversación con el autor de este libro.
El entonces legislador provincial había asistido a una reunión técnica antes de la entrega. Allí Diego Valiero, el ministro de Economía de enton¬ces, se vanaglorió, delante del propio Enrique Eskenazi, de lograr una rebaja de cuatrocientos mil pesos:
-Acá el amigo pretendía cobrar un 1.400.000 pesos, pero al final nos pusimos de acuerdo en ochocientos.
Cuatro años después, en agosto de 2009, el agente financiero Eskena¬zi ya le cobraba a la provincia dos millones de pesos por mes.
Mainez y Grilli también denunciaron la aplicación, por parte del Nuevo Banco de Entre Ríos, de un código de descuento sobre el recibo de sueldo de los agentes públicos.
-Es un negocio clásico y redondo. El banco no te da la posibilidad de no pagar las cuotas del crédito. Te las van descontando mes tras mes de tu recibo de sueldo.
Además de la sospechada incorporación a YPF, la cercanía a Kirch¬ner y sus vínculos con Corach, Dromi y Jassan, los Eskenazi fueron acu¬sados por la Justicia de utilizar facturas apócrifas para el presunto pago de coimas.
Fue en mayo de 2007, cuando la Cámara Federal porteña resolvió que seis jueces distintos investigaran a doce constructoras involucra¬das en esos delitos.
La causa que involucra a Petersen, Thiele & Cruz cayó en el mismo juzgado que investiga por las mismas razones a Gotti SA, la empresa vinculada con Lázaro Báez, a su vez mencionado como tes¬taferro del propio Kirchner.
A Petersen, Thiele & Cruz se le detectaron facturas apócrifas por un monto de 2.412.450 pesos, emitidas a favor de las empresas fantas¬mas Echo y Acquasa.
Respondió la acusación el asesor de los Eskenazi que más contac¬to tiene con los medios:
-Esa denuncia no existe. Nos quisieron meter de prepo en el caso Skanska. Es un tercero que nos dio una factura. Un proveedor de cuar¬ta en el medio de un universo de grandísimos y complejos negocios.
En abril de 2009 Enrique Eskenazi se lamentó:
-Todo lo exitoso es sospechoso.
Fue en el marco de "El encuentro de los líderes", un seminario rea¬lizado por el diario El Cronista y la revista Apertura en el auditorio principal de La Rural.
Tres meses después, le pedí que me explicara su teoría. Dijo entonces:
-La Argentina es el país del fracaso. Huye de la competencia y el éxito. Solo se lo permite en los deportes.
-¿Le parece?
-Absolutamente. Si uno triunfa en los deportes, es considerado una persona brillante. Pero cuando el que triunfa es un empresario, siempre se piensa que hay algo dudoso detrás de su éxito.
-¿Y por qué cree que es así?
-No es culpa de la sociedad. Es culpa nuestra. De los empresarios. No supimos cumplir el rol revolucionario de hacer más moderno el país.
-¿Qué les diría a los que piensan: "Si los Eskenazi no fueran ami¬gos de Kirchner no habrían podido comprar YPF"?
-Les diría que tomen la historia de mi vida, y que recién después opinen. Fui exitoso antes de conocer a Kirchner. Fui exitoso con los bancos en San Juan, en Santa Cruz, en Santa Fe y en Entre Ríos. Eran bancos derrumbados y yo los saqué a flote y los hice eficientes. Lo que se diga en contrario me molesta, me hiere. No hay nada peor en la vida que al éxito te lo cubran de sospecha. Sobre todo cuando no es verdad.

2 HISTORIA SECRETA DE LA VENTA DE YPF

La compra de YPF por parte del Grupo Petersen fue la transacción más importante y más envidiada de todas las que se realizaron en la Argentina desde 1983.
Las sospechas abarcaron desde los argumentos más lógicos hasta las hipótesis más conspirativas.
El fantasma de Néstor Kirchner sobrevoló toda la operación.
Se escribió que el ex presidente bendijo el acuerdo. Que su cerca¬nía con los compradores nacionales, la familia Eskenazi, había resul¬tado determinante. Que un contradocumento habría transformado a Lupo en el verdadero socio argentino de la empresa más grande y po¬derosa del país. Que la presión fue muy intensa. Y que por eso el pre¬sidente de Repsol, el español Antonio Brufau, terminó haciendo lo que le habría pedido Kirchner: buscar un socio argentino para que lo deja¬ran en paz.
Detrás de las sospechas, quedaron algunas preguntas sin contestar. A saber:

* ¿Por qué Repsol le vendió parte de YPF a Petersen, un grupo casi sin experiencia en el negocio petrolero?
* ¿Es verdad que el Grupo Petersen no desembolsó ni un solo peso en efectivo?
* ¿Por qué se tasó Repsol al mismo precio que tenía cuando la compraron los españoles, en 1999?
* ¿Por qué el vendedor Repsol le prestó al comprador Peter¬sen casi la mitad del dinero que este debía desembolsar para adquirir la compañía?
* ¿Por qué Repsol les concedió a los Eskenazi tanto tiempo de gracia para empezar a pagar y con tasas de interés tan bajas?
* ¿Por qué las sedes del Grupo Petersen se encuentran en Es¬paña y Australia y no en la República Argentina?
* ¿Por qué los Eskenazi y Repsol acordaron cobrar dividendos por hasta el noventa por ciento de las utilidades?
* ¿Por qué el gobierno no puso el grito en el cielo, ya que así quedarían pocos fondos propios para invertir en exploración e inves¬tigación?
* ¿No es muy sugestivo que los Eskenazi se queden con el con¬trol de la empresa, si manejan apenas el 15 por ciento de las accio¬nes?

Todas estas preguntas serán respondidas a su debido tiempo. Antes, hay una historia secreta para contar.
El 28 de diciembre de 2007, cuando la operación estaba concluida, Kirchner ya no era presidente. Sin embargo llamó al CEO de YPF, Sebas¬tián Eskenazi, y le dijo:
-Bueno: ahora preparate, porque, si no empiezan a invertir, los vamos a hacer mierda -lo habría sorprendido Lupo. Según las fuentes consulta¬das, Kirchner cortó sin esperar la reacción del empresario.
¿Fue una nueva muestra del humor ácido del ex presidente? ¿Fue una amenaza real?
En ese breve diálogo se apoyan dos fuentes para afirmar que Kirch¬ner no fue parte interesada de la operación. Y que, al contrario de lo que sospecha el mercado, desde que los Eskenazi están en YPF, ni la petrole¬ra ni el sector han recibido beneficio extra alguno:
-Es al revés: nos subió las retenciones y se sentó arriba del precio de los combustibles -informó uno de los directores de la compañía.
El propio Alberto Fernández, jefe de Gabinete de Néstor y de Cristi¬na hasta agosto de 2008, atestiguó:
-Los que dicen que los Eskenazi son testaferros de Kirchner no cono¬cen a Néstor. Yo mismo he participado de reuniones en las que Sebastián le explicaba que, con semejantes regulaciones, el negocio del petróleo no era viable. Y Néstor no lo escuchaba. Solo le decía que se pusieran a explorar.
Un alto directivo de YPF aportó otro dato significativo:
-La última vez que Sebastián fue a ver a Kirchner fue para decirle que tenía que terminar con el conflicto del campo. Néstor lo sacó carpiendo. Y hasta lo gastó un poquito. Le dijo: "¿Y cómo no vas a estar con el campo, si tu mentalidad es la de un típico capitalista?".
Que Kirchner no sea el dueño de YPF no significa que no se sienta como si lo fuera.
Veamos.
Poco después del ingreso de los Eskenazi en YPF, el ex presidente llamó a un asesor muy cercano al CEO de la petrolera y le gritó:
-¡Hijos de puta! ¡Están quemando los pozos de petróleo!
El asesor, como si fuese un empleado de Kirchner, estuvo veinte minu¬tos tratando de explicar que lo que él presentaba como una gigantesca conspiración de YPF contra el gobierno nunca había sucedido.
Por ese tiempo, Rudy Ulloa, ex cadete y ex chofer del ex presidente, explicó así a un ex director de YPF por qué Kirchner deseaba un socio argentino de su confianza.
-Antes, cuando necesitábamos un dato de la empresa, teníamos que esperar la autorización del rey Juan Carlos. Ahora levantamos el teléfono y hablamos con los que deciden "al toque".
Cristóbal López, en diálogo con el autor de este libro, también ensa¬yó su teoría de por qué Kirchner siempre prefirió un socio argentino. Lo hizo en un lenguaje directo:
-Durante los dos primeros años de gestión de Néstor, ni [Alfonso] Cortina, presidente de Repsol, ni [Ramón] Blanco, su vicepresidente ope¬rativo, le dieron [a Néstor] cinco de pelota. Cuando ganó [el presidente de España, José Luis Rodríguez] Zapatero, se hizo cargo Brufau y le prome¬tió: "Voy a alquilar un departamento y estaré una semana por mes en la Argentina". No cumplió. Entonces fue peor. Porque no solo el gobierno no tenía un interlocutor válido: tenía un tipo al que no encontraba nunca y que tampoco entendía de petróleo.
López agregó que no fue Kirchner quien presionó a Repsol para encon¬trar al socio, sino Brufau quien salió a buscarlo con cierta urgencia:
-A mí me vino a ofrecer YPF un asesor de Brufau que todo el mundo conoce. Yo no le creí, porque siempre me pareció un poco fabulador. Si hubiera sabido que la cosa era en serio, lo hubiese pensado un poco más.
¿Cómo saber quién miente y quién dice la verdad?
Algunos datos fueron confirmados para esta investigación.
Uno es que el patriarca del Grupo Petersen, Enrique Eskenazi, y el número uno de Repsol, Antonio Brufau, se cayeron bien desde el momen¬to en que se conocieron, en la oficina del primero, dos años y medio antes de la gran operación.
Habla por primera vez de aquel encuentro el propio Enrique Eskenazi:
-Yo a Brufau no lo conocía. Él me pidió una reunión porque quería la visión sobre el país de un banquero argentino. Ese primer encuentro fue de verdad muy importante. Descubrimos que ambos compartimos una visión de los negocios y de los países. Le impresionó cómo llevamos a cua¬tro bancos que estaban en bancarrota a la primera categoría. No volví a verlo más, hasta que, dos años después, me preguntó si no quería asociar¬me con Repsol.
Otro dato que fue confirmado es que Brufau primero habló con Eskenazi, pero también conversó después con personas vinculadas a muchos de los empresarios más poderosos de la Argentina. El español quería saber si entre ellos podía estar el Gran Candidato: Eduardo Elsztain, de IRSA; el banquero Jorge Brito, de Macro; Eduardo Eurnekian, de Aeropuertos Argentina 2000; Hugo Sigman, de Grupo Chemo; y los hermanos Carlos y Alejandro Bulgheroni, de British Petroleum, fueron algunos de los que hablaron con el presidente de Repsol.
-Esto quiere decir que el socio no fue puesto a dedo, sino elegido entre los que más le convenían a la estrategia de Repsol -interpretó una fuente vinculada al Grupo Petersen.
Pero un consultor que participó de las negociaciones la corrigió:
-No. Eso quiere decir que lo que terminó de definir a Brufau fue la buena impresión que le causó Eskenazi padre.
Eskenazi padre, con 84 años, es un hombre de negocios muy especial. Destacado estudiante universitario, recorrió parte del mundo haciendo pos¬grados y tiene un discurso elaborado que logra atraer a cualquier auditorio.
Genera, entre sus pares, el mismo respeto reverencial que el fallecido Roberto Rocca cuando era el número uno del grupo Techint.
-Sus formas son agradables, y a la vez intimidatorias. Para ponerte distancia no necesita más que una sonrisa y una mirada -ilustró el lobbista de uno de los grupos industriales más importantes de la Argentina.
Por otra parte, Alberto Fernández, también en conversación con el autor, dijo:
-Enrique Eskenazi y Néstor no se tutean. Se tratan con afecto, pero también con distancia. Eskenazi padre lo llama "doctor", y Néstor le dice "ingeniero".
El tercer dato confirmado es que Kirchner y su ministro de Planificación, Julio De Vido, estuvieron al tanto de todo, desde el principio.
-¿¡Cómo no va a estar al tanto!? Una operación de esta envergadura no se puede hacer sin el visto bueno de los gobiernos. Ni del español ni del argentino -confirmó una fuente que siguió las negociaciones del lado de Brufau.
Zapatero habló sobre la transacción con Kirchner de paso por Bue¬nos Aires, horas después de la famosa discusión tenida entre Juan Carlos y el comandante Hugo Chávez, cuando el primero le espetó al segundo:
-¡¿Por qué no te callas?!
Fue en respuesta a la crítica del presidente venezolano contra el colonialismo español.
Zapatero estaba en Chile y se tomó un avión a Buenos Aires solo para hablar de la petrolera. En ese encuentro, en el que también participó Bru¬fau, Zapatero dejó en claro que la mejor manera de argentinizar YPF sería sumar a Repsol un socio argentino. Kirchner asintió y a partir de ese momento toda la operación empezó a fluir.
El contexto político y regional que había cuando Repsol tomó la deci¬sión de incorporar un socio argentino también fue determinante.
Sucedió en 2006.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, terminaba de impulsar el encarcelamiento del gerente general de Repsol en ese país. En el Perú, el can¬didato indigenista Ollanta Humala crecía en las encuestas y parecía que se iba a llevar todo por delante. Desde Caracas, Venezuela, Chávez incen¬diaba la región con sus declaraciones.
En la Argentina, la presión de los sindicatos petroleros y del gobierno configuraba un cuadro demasiado preocupante para la petrolera española.
-Los gremios nos paraban cada tanto la producción, y al mismo tiem¬po la administración nos pedía que exploremos más con las tarifas de los combustibles congeladas -recordó un ex director de YPF.
En ese mismo año a Brufau le acercaron una encuesta que lo terminó de convencer. Decía que más del setenta por ciento de los argentinos vería con agrado que YPF volviera a convertirse en una empresa argentina.
En el comunicado de prensa del 21 de diciembre de 2007, Repsol expresó las fortalezas de la operación:
"La venta de una participación de YPF a un socio local reforzará los vínculos de la compañía con los accionistas argentinos; permitirá una mayor implicación de YPF en el tejido económico y empresarial de Argen¬tina, revitalizando los proyectos de YPF en la región; tendrá un impacto positivo en YPF, tanto en términos económicos-financieros como en el desarrollo de la actividad y del negocio en la región; pone en valor a la compañía y contribuye a una mejor valoración de Repsol YPF; incorpo¬ra un socio de prestigio y con experiencia en la gestión de compañías con altos requisitos reguladores a nivel federal, provincial y regional en la Argentina y forma parte del plan de diversificación de activos emprendi¬do por Repsol YPF desde 2005".
-La jugada de Repsol se caía de madura -explicó un ex secretario de Energía del gobierno de Raúl Alfonsín.
Lo que el ex funcionario no entiende es por qué eligieron a Petersen, un grupo casi sin experiencia en petróleo, y no, por ejemplo, a los herma¬nos Bulgheroni, o al Grupo Techint.
-Nos eligieron a nosotros porque, además del rapport [sintonía] con Brufau, somos uno de los pocos grupos que pueden pasar el filtro de todos los organismos de control y todas las bolsas del mundo -explicó una fuen¬te muy cercana a los Eskenazi.
La misma fuente detalló las razones de Repsol, pero vistas desde España.
-Brufau había convencido a los accionistas de que convenía desin¬vertir en la Argentina -recordó.
-¿Para qué?
-Para bajar el riesgo de la ecuación económica y financiera. Para dis¬minuir el riesgo político. Para tomar parte del dinero que cobran en la Argentina e invertirlo en otros países, como Libia y Argelia, donde las regulaciones son menores y hay que gastar mucho menos en exploración e investigación.
También habrían pesado, para la elección final del socio argentino, las buenas referencias que aportó sobre los Eskenazi el mexicano Carlos Slim, uno de los empresarios más ricos y poderosos de todo el planeta. Slim es amigo de Enrique Eskenazi desde hace varios años. Suelen encontrarse al menos una vez al año. Slim habría sido una garantía no escrita ante los bancos y ante los propios accionistas de Repsol.
Otros especialistas en el mercado del petróleo no creen en las verda¬des sencillas.
-Los eligieron a los Eskenazi porque pensaron que eran las personas ideales para llegar al hombre más poderoso del país. Al que con la firma de un solo decreto o resolución te puede cambiar la ecuación del nego¬cio -dedujo Jorge Lapeña, ex secretario de Energía durante el gobierrno de Alfonsín.
Todos los que piensan lo mismo que Lapeña destacan un párrafo del memorando de entendimiento entre Repsol y el Grupo Petersen, fechado el 26 de diciembre de 2007. Allí se reprodujeron declaraciones de Brufau sobre por qué habían elegido a los Eskenazi:
-Es el grupo más idóneo por su experiencia en mercados regulados.
¿Qué quiso decir Brufau en verdad?
-Es una versión elegante que significa capacidad de lobby y línea directa con Kirchner -completó otro empresario que sospechó de la com¬pra desde siempre.
En la página 14 del mismo documento, bajo el título "Fortalezas de la Operación para Repsol YPF", volvió a aparecer el fantasma de la influen¬cia del Grupo Petersen sobre los poderes del Estado. Es cuando se afir¬ma que Repsol: "Incorpora un socio de prestigio y con experiencia en la gestión de compañías con altos requisitos reguladores a nivel federal, pro¬vincial y regional en la Argentina".
En la entrevista que concedió para este libro, Sebastián Eskenazi lamen¬tó la inclusión de ese concepto. Explicó que no habían sido palabras del presidente de Repsol sino algo que le habría "hecho decir" el responsable de Relaciones Institucionales, quien ya no está más en la empresa.
El tercer hijo de Enrique no soporta que minimicen o malinterpreten lo que para él fue un rotundo éxito empresario.
La operación estuvo por fracasar una y mil veces.
Los españoles pretendían ponerle al total de la empresa un valor de 18.000 millones de dólares y los Eskenazi no se movían de los 12.000 millones de dólares.
Al final, la cotizaron 15.000 millones de dólares, y lo que terminó de definir el precio fue la polémica forma de pago.
De cualquier manera, economistas que se jactan de su sentido común se preguntan si el precio final no es demasiado bajo. Ellos recuerdan que Repsol compró el ciento por ciento de YPF por quince mil millones de dólares, en 1999, cuando el precio del barril de petróleo no superaba los doce dólares.
-¿Puede valer lo mismo una empresa en diciembre de 2007 que ocho años atrás, cuando el crudo se cotizaba cerca de noventa dólares? -se preguntaron con desconfianza dos especialistas.
Los Eskenazi respondieron que la valoración de megaempresas como estas no está sujeta al capricho del comprador o el vendedor, sino a la cotización de mercado. Y que el mercado, mediante varias consultoras, terminó cotizándola quizá más de lo que en verdad vale.
Casi al final del camino, a Sebastián Eskenazi le faltaban doscien¬tos millones de dólares para completar toda la ingeniería financiera. Un encuentro providencial con el director de uno de los bancos pres¬tamistas fue decisivo para lograrlo. Cuando lo vio por primera vez en Nueva York, Sebastián no lo podía creer: era un ex compañero del Bayard, el colegio donde el empresario estudió durante los primeros años de su educación.
Estos son los detalles más importantes del acuerdo. Incluye la infor¬mación básica oficial y también la confidencial que debieron presentar ante la Securities and Exchange Commission (SEC) de los Estados Uni¬dos y la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia y la Bolsa de Valores de la Ciudad de Buenos Aires:

* Se determinó un precio final de quince mil millones de dólares.
* La compradora fue Petersen Energía SA, sociedad de nacionalidad española cuyo capital inicial fue de sesenta mil euros.
* Petersen Energía tuvo que ser capitalizada con créditos por casi 72 millones de dólares. Se los otorgó a los Eskenazi Chervil Capital Invest, una subsidiaria de Credit Suisse. Se los dieron a pagar en seis años.
* Petersen puso como garantía para recibir el crédito de Chervil todos los bienes de la familia. Para ser más precisos: "Todos los activos, valores e inversiones que en el presente o el futuro tenga depositado en Credit Suisse, Petersen: Enrique Eskenazi, Matías Eskenazi, Sebastián Eskenazi y Hazeln Sylvia [Storey] de Eskenazi". Enrique es el padre, Sylvia la madre, y Matías y Sebastián dos de los cuatro hijos. Los otros dos no forman parte del grupo: Valeria, la menor, porque nunca le interesó; y Este¬ban, el mayor, porque estableció aparte una empresa de tableros electrónicos, que produce medidores y mesas de calibración de energía; además es tesorero de la Cámara de Empresarios Argentinos de Energía. ¿Quién maneja el poder familiar? Sebastián posee el 38 por ciento del total de las acciones que Petersen tiene en YPF. Matías igual: el 38 por ciento del total. El padre maneja el 23 por ciento. Y Sylvia Storey, apenas el uno por cien¬to. Sebastián Eskenazi desmintió que la garantía para ese cré¬dito y los demás préstamos fueran los polémicos fondos de las regalías petroleras que Santa Cruz dejó en custodia del Credit Suisse.
* El primer tramo de la compra fue por el 14,9 por ciento de las acciones, a 2.235 millones de dólares.
* Tres meses después completaron la adquisición hasta el 15 por ciento. ¿Por qué no compraron de entrada el 15 por ciento? Para pasar por alto trabas técnicas y burocráticas. Cuando se adquiere más de ese porcentaje todos los accionistas tienen derecho a pedir más requisitos para aprobar la operación.
* Petersen logró la opción para comprar hasta el 25 por ciento en los próximos cuatro años.
* De los 2.235 millones de dólares correspondientes a la compra del 14,9 por ciento de las acciones, 1.026 millones fueron prestados por un grupo de bancos, y 1.015 millones, otorgados por el mismo grupo Repsol.
* El grupo de bancos lo integró Credit Suisse, con un aporte de 601 millones de dólares; Goldman Sachs, con cien millones de dólares; BNP Paribas, con 175 millones de dólares; y Banco Itaú Europa, con 150 millones.
* El dinero que prestó la propia Repsol es uno de los puntos polémicos del acuerdo. Un especialista en grandes operaciones internacionales sostuvo que esto no es habitual. Que no se entiende bien por qué la propia vendedora le presta dinero a la comprado¬ra. Pero Sebastián Eskenazi opinó lo contrario. Y agregó un dato adicional: aseguró que Sacyr Vallehermoso, el accionista mayoritario, adquirió el veinte por ciento de Repsol Internacional con el mismo mecanismo. Se llama vendor's loan y significa préstamo del vendedor.

Eskenazi, además, se defendió:
-Presentame un solo grupo que sea capaz de pagar más de dos mil millones de dólares al contado, y le vendo mi parte ya mismo.
Otro punto en cuestión fue el plazo y la modalidad de pago de los cré¬ditos. Petersen ya empezó a devolverle a los bancos parte del préstamo. La primera cuota vencía en mayo de 2008. La última deberá ser cancela¬da en noviembre de 2012. Las cuotas de los pagos a las entidades son semestrales y el interés, de 5,65 por ciento anual por encima de la tasa LIBOR, es considerado bajo por un analista de mercado.
-¿Bajo, para semejante cantidad de plata? Decile a tu auditor de mer¬cado que no tiene idea de la envergadura de la operación que está anali¬zando -contraatacó Sebastián.
Otros operadores cuestionan un punto particular del generoso prés¬tamo del vendedor.
-No solo la vendedora le prestó plata para comprar a la adquirente. También le dio un tiempo importante para empezar a devolver el dinero, a partir de 2013. Encima, incluyó en el contrato una cláusula que le per¬mite a Petersen usar el noventa por ciento de los dividendos para cance¬lar su deuda con Repsol. Esto es casi un regalo -interpretó el asesor inter¬nacional.
-Esto no es un regalo. Muestra la enorme voluntad de Repsol por facilitarle la entrada a su socio argentino -consideró otro especialista menos apasionado, con oficina en Alem al 1100, en Buenos Aires.
El especialista dio una cátedra de seguridad financiera y jurídica internacional:
-Puede ser que Petersen sea un grupo muy prolijo. Sin deudas y dueño de bancos bien administrados. Pero estoy convencido de que los créditos se los dieron a Eskenazi porque intercedió Repsol. Es demasiada plata comparada con el tamaño real del grupo económico.
Es una verdad irrefutable.
El tamaño del grupo familiar es minúsculo si se lo compara con el de la petrolera.
En el momento de entrar a YPF, Petersen poseía activos por tres mil millones de dólares, y daba trabajo a cinco mil personas.
El organigrama que presentó para el acuerdo con Repsol dividió al grupo en cuatro áreas: construcción, servicios financieros, servicios urba¬nos, el negocio agrícola y Petersen Energía Sociedad Anónima.
La construcción es su negocio más antiguo.
Petersen se inició en 1920, como Petersen, Thiele & Cruz, Arquitec¬tos e Ingenieros. Participó en megaproyectos como la represa de Yacyretá, la planta nuclear de Atucha II y las obras de la Ruta Nacional 3. Tam¬bién trabajó en la Torre Pirelli, sede central de YPF; la construcción de los estadios del Mundial de Fútbol que se realizó en la Argentina en 1978; y una buena parte de la infraestructura urbana de la reconversión de Puer¬to Madero.
En el momento en que el grupo compró una parte de YPF, tenía mil empleados y habían ejecutado tres mil millones de metros cuadrados en obras civiles.
Enrique Eskenazi llegó a Petersen Constructora sesenta años después de su fundación, exactamente en 1980 (véase Cuarta Parte: Los Eskena¬zi. Capítulo 1: "No somos todos lo mismo").
Su particular aterrizaje hace que algunos lo consideren un hombre de negocios brillante y otros, un empresario oportunista.
Tenía 55 años y ya se estaba retirando de Bunge & Born, donde era considerado uno de sus ejecutivos más importantes.
Ganó la confianza de Carlos Alberto Petersen, uno de los principales accionistas de la constructora.
Hizo un diagnóstico perfecto y brutal de los graves problemas que atravesaba la empresa.
Ingresó a la constructora con un importante salario y enseguida le entregaron, gratis, el cinco por ciento de las acciones.
En menos de un año, en medio de fuertes diferencias entre las fami¬lias de los accionistas, Eskenazi pasó a convertirse en el accionista mayoritario.
Su fórmula fue sencilla: abrupta baja del gasto, mucho menos mano de obra para la construcción y una política austera en el manejo del crédito.
La división de servicios financieros del grupo se inició con la com¬pra de la mayoría de las acciones del Banco de la Provincia de San Juan, en 1995.
También hay dos perspectivas desde donde contar la historia de su ingreso. Una tiene la impronta del propio Enrique Eskenazi:
-No era algo que deseábamos. No tuvimos otra chance que hacernos cargo.
Sebastián completó:
-O lo comprábamos, o perdíamos el patrimonio que teníamos aden¬tro (véase Cuarta Parte: Los Eskenazi. Capítulo 3: "Kirchner fue un buen administrador").
Otra es la que presentaron legisladores de la oposición, quienes no acusaron a la familia Eskenazi, pero describieron:
-El Estado se quedó con una deuda impresionante y le entregaron la entidad saneada.
En la actualidad Petersen Inversiones SA (PISA) posee el setenta por ciento de un banco con dieciséis sucursales y diez mil clientes.
En 1996 Enrique Eskenazi conoció al gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner.
En 1998 compró el 51 por ciento del Banco de Santa Cruz, al mar¬gen del escándalo provocado por el déficit de 170 millones de dólares que le generaron sus deudores incobrables. La entidad tiene ahora 130.000 clientes y una red de dieciséis sucursales.
En setiembre de 2003 Eskenazi compró, por medio del Banco de San Juan, el 93 por ciento del Banco de Santa Fe.
Fue un salto cuantitativo considerable.
Sus 450.000 clientes actuales son atendidos en una red de 107 ofici¬nas. La adquisición estuvo rodeada de una fuerte polémica. En su momen¬to, el diputado nacional por la UCR de Santa Fe Carlos Iparraguirre lo lamentó. Iparraguirre denunció que no le daba tranquilidad que una enti¬dad pequeña como el Banco de San Juan absorbiera a otra tan grande como el Banco de Santa Fe:
-Fue como si una mojarrita se comiera un tiburón -se quejó en el recinto.
El Banco Central, presidido por Alfonso Prat-Gay, autorizó a Peter¬sen a hacerse cargo después de muchas exigencias técnicas, para que nadie pensara que Kirchner lo presionaba.
Dos años después, PISA empezó a manejar el Nuevo Banco de Entre Ríos. Ahora tiene el 64 por ciento de las acciones, y el ciento por ciento de los derechos a voto. Cuenta con 73 sucursales y 320.000 clientes.
Las divisiones de Servicios Urbanos y Negocios Agrícolas son minús¬culas si se miden por el nivel de facturación.
Santa Sylvia SA es una explotación agrícola industrial de más de diez mil hectáreas, especializadas en el cultivo de olivos y viñedos. El aceite de oliva y el vino se venden bajo la marca Xumet. El impulso de Santa Sylvia tiene casi un único protagonista: Ezequiel Eskenazi, segundo varón de la familia, después de Esteban. Bohemio, actor, fue parte del elenco estable del Teatro San Martín y participó en la obra Marilú. Enrique y Sebastián tienen un fuerte sentimiento de ternura por Ezequiel. Cuando les mostró el campo que había adquirido en San Juan le preguntaron en broma:
-¿Qué compramos, una pedrera?
Pero ahora dicen que Ezequiel consiguió hacer un milagro. Fue capaz de elaborar un buen malbec en la provincia donde reina el vino blanco.
-Nos costó un montón de plata. Tuvimos que traer ingenieros de Israel. Pero el vino ahí está. Premiado y listo para tomar -confesó un eje¬cutivo del grupo.
La división Petersen Energía SA (PESA) no tenía ni un peso hasta que el grupo decidió comprar Repsol.
Los únicos antecedentes ciertos son dos.
El primero: unos pozos petroleros que alguna vez manejó la construc¬tora antes de la incorporación de Enrique Eskenazi. No debieron ser muy importantes, nadie se acuerda ni siquiera del nombre.
El segundo antecedente es Inwell, una firma que se presentó a licita¬ción por primera vez en 2006.
Fue cuando la provincia de Santa Cruz convocó a la exploración de quince áreas petroleras. Siete fueron obtenidas por empresas vinculadas a Lázaro Báez. Otras siete, por compañías de Cristóbal López.
Inwell no se quedó con área alguna.
La respuesta de por qué Repsol le vendió una parte de YPF y le dio el management a un grupo cuya fortaleza no es el petróleo, sino las finanzas, tampoco es una sola.
Una explicación lógica es que los españoles confiaban en la capaci¬dad de lobby de los Eskenazi ante un hombre tan complicado y con tanta ambición de poder como Kirchner.
Otro argumento atendible es que el petróleo es cada vez más un nego¬cio financiero. De hecho, Sacyr Vallehermoso, el accionista mayoritario de Repsol Internacional, es especialista en negocios inmobiliarios.
La tercera respuesta la aportó Sebastián Eskenazi:
-Más que especialistas en energía, necesitaban management eficiente. ¿YPF era ineficiente antes de llegar Petersen y ahora funciona a las mil maravillas?
Todavía no parece tan claro.
Los resultados del primer semestre de 2009 no fueron alentadores. En la Argentina, Repsol YPF ganó 53 por ciento menos que durante el mismo período de 2008. El único consuelo de los Eskenazi es que les fue mejor que al grupo español en el mundo, donde la caída de ganancias fue casi del sesenta por ciento.
La razón es obvia: la brusca caída del precio del crudo y de los már¬genes de refinación.
A YPF Argentina no le alcanzaron los aumentos aplicados a los precios del gas y los combustibles de las estaciones de servicio. Y en cambio la afec¬taron, y mucho, las retenciones y el impacto negativo del tipo de cambio.
Esto no significa que ni Repsol ni YPF pierdan plata. Solo YPF ganó en seis meses de este año más de mil millones de dólares.
Otro de los grandes interrogantes de la operación es por qué los Eskenazi, para comprar su parte de Repsol, inscribieron a Petersen Energía primero en España y después en Australia, si se trata de una empresa argentina.
-Esto es muy sencillo: si registrábamos Petersen Argentina, los bancos internacionales no nos prestaban un peso. Porque la palabra "Argentina" es sinónimo de inseguridad jurídica y de default. Si registrábamos solo Petersen España, tampoco, porque lo consideraban insuficiente. Por eso registramos Petersen España y Petersen Australia también —explicó uno de los expertos que participó en el diseño financiero.
El otro gran tabú es cuánto dinero pusieron. Se lo pregunté directa¬mente a Enrique Eskenazi:
-¿Cuánto capital propio invirtió?
-Mucha guita. -El padre olvidó por un instante su estilo diplomático y agregó: -Me gustaría que le preguntara a cualquier jerarca de una empresa internacional cuánta plata líquida puso en su última operación. Nadie pone nada. Y nosotros sí pusimos. Pero más importante fue la estructura financiera para conseguir semejante cantidad de plata. ¡Conse¬guimos más de 2.200 millones de dólares y nadie destaca cómo lo con¬seguimos!
-¿Cómo?
-Con casi dos años de trabajo y la confianza otorgada a la familia Eskenazi. La gente cree que los empresarios argentinos estamos al borde de la mafia. O que nos encontramos un día con un grupo de bancos, to¬mamos un café, nos damos la mano y nos dan miles de millones de dóla¬res. La verdad es que el asunto es un poco más complejo.
Sebastián, harto de lo que él llama "la teoría de la conspiración", dio una pista más precisa: calculó que el patrimonio familiar que se utilizó es el equivalente al diez por ciento del precio total del la parte de YPF que compraron.
Entonces, ¿cuánta plata pusieron de verdad? Habla una fuente a la que nadie desmentirá:
-Los Eskenazi juntaron 35,5 millones de dólares. Si no la hubieran puesto, no habrían capitalizado Petersen Energía de España y entonces se habría caído toda la operación. Además de cuánto capital propio pusie¬ron de verdad, la última gran duda de los que siguieron con desconfian¬za la novela de la compra de YPF es por qué Brufau le entregó el control efectivo a un accionista minoritario, que todavía no terminó de pagar ni el 15 por ciento de su participación.
Intentó terminar con las especulaciones el propio Sebastián Eskena¬zi. Para aventarlas, solo empleó doce palabras:
-Nosotros no buscamos el management. Nos lo pusieron como con¬dición para comprar.
Después, más tranquilo, aclaró que, si bien Petersen controla YPF, las decisiones importantes las toma un comité ejecutivo que se encuentra por encima de todo. Y, dentro de ese comité, Repsol tiene la mayoría.
Tanto Enrique como Sebastián Eskenazi muestran cierta fatiga al te¬ner que explicar que no son iguales a Cristóbal López, Lázaro Báez o Rudy Ulloa.
Cuando no hablan frente al grabador, suelen decir cosas como estas:
-Nosotros no somos empresarios K. A nosotros no nos formó Nés¬tor. Nos formó el mercado. Es más: nosotros no estamos de acuerdo con la política energética. Y se lo decimos, en privado, cada vez que podemos. La Argentina no tiene gas suficiente para venderle a Chile tan barato. Nuestro país le compra gas a Bolivia carísimo y se lo vende a Chile bara¬tísimo. El gas oil aquí vale cuatro veces menos que en el Brasil, Chile y el Uruguay. El gas oil tiene que aumentar, o hay que racionalizar su uso. La Argentina tiene más de dos millones de autos que funcionan a gas. No sé cuántos países del mundo pueden sostener eso. El precio de la luz es baratísimo comparado con el Uruguay. Ni qué hablar de la nafta. La Argentina es el único país del mundo con tantos climatizadores de pile¬tas de natación. Es uno de los pocos países donde los ricos tienen subsi¬diados sus caloventores de piscina.
-Nosotros le avisamos al gobierno, porque semejante compra no se puede hacer a escondidas. Pero no le pedimos permiso, porque para hacer negocios no le pedimos permiso a nadie. Además, pedirle permiso a Kirchner es casi como convertirte en su empleado. Y nosotros no somos empleados de nadie. Es más: no manejamos negocios de los que no tengamos el control. Y no porque seamos soberbios. Es que no sabe¬mos hacerlo de otra manera.
-Lo importante, ahora, es entender que, por primera vez en su histo¬ria, YPF tiene dueño. No los únicos ni los mayoritarios, pero somos los due¬ños. Antes, los dueños estaban a 14.000 kilómetros, y esto era un ministe¬rio. Ahora, los dueños estamos acá. Y eso es verdad para los empleados, para los proveedores, para este gobierno, y también para los gobiernos que vendrán.

Luis Majul EL Dueño TERCERA PARTE: EL PRESIDENTE MÁS RICO


1 EL ARREGLO

Néstor Kirchner, el Presidente más rico de la historia argentina, corrigió su declaración jurada con la complicidad de altos funcionarios de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
Lo hizo mientras se lo investigaba por "inconsistencias conceptuales" entre lo que declaró y su verdadera fortuna.
Se denomina "inconsistencias conceptuales" a los datos de contribu¬yentes que aparecen como falsos o erróneos. Por ejemplo, cuando el con¬tribuyente A declara una deuda con el contribuyente B y luego no apare¬ce como crédito en la declaración de este último.
Los agentes de la AFIP hicieron algo más que ayudar al ex presi¬dente para que no quedara en falta ante los organismos de control y la Justicia.
-Coordinaron para que las inconsistencias de las cinco declaracio¬nes juradas se corrigieran antes del inicio efectivo de las fiscalizaciones -abundó una fuente muy segura, en su particular lenguaje de sabueso tri¬butario.
Además pactaron las excusas que presentarían no solo Kirchner sino también un grupo de personas vinculadas con él. Ellos son Lázaro Báez, Rudy Ulloa, Fernando Butti y Raúl Canfín.
Báez es sindicado como socio y presunto testaferro de Lupo. Su empre¬sa, Austral Construcciones, es la principal beneficiaria de la obra pública en Santa Cruz. La justicia de Liechtenstein lo investigó por lavado de dinero, aunque en agosto de 2009 pudo recuperar sus fondos congelados desde 2006. Sus compañías están acusadas de usar facturas apócrifas para encu¬brir el pago de coimas. Además, en 2007 ganó siete de las quince áreas petroleras que licitó Santa Cruz (véase Séptima Parte: Lázaro).
Ulloa fue cadete, chofer y fan número uno de Néstor. Tiene un pool de medios en Río Gallegos que subsisten gracias a la publicidad oficial. Se sabe que Kirchner lo quiere como a un hijo (véase Novena Parte: La bata¬lla final. Capítulo 2: Gran Hermano).
Finalmente, Butti y Cantín aparecen como socios y asesores contables de Lázaro Báez. Butti está casado con Andrea Canfín, hija de Raúl y apo¬derada de Invernes, otra de las empresas controladas por Báez. Además, Raúl Cantín es el tío de la esposa de Báez.
¿Por qué el ex presidente y sus amigos necesitaron corregir y ensam¬blar las declaraciones juradas de sus patrimonios?
Porque sus presentaciones habían sido observadas por la AFIP mediante el sistema de monitoreo que puso en marcha la propia adminis¬tración para sumar gente a la moratoria y el blanqueo diseñado en diciem¬bre de 2008.
El sistema funcionó de la siguiente manera:

* Se enviaron cartas a todos los contribuyentes registrados de la Argentina.
* Se realizaron los cruces habituales de información.
* Como resultado de esos cruces se encontraron "inconsistencias" en 17.141 declaraciones juradas de Ganancias y Bienes Personales.

La mayor cantidad de inconsistencias se registraron en la Dirección Regional Norte, con 3.262 casos. La menor cantidad en la Dirección Regional San Juan, con solo 104 contribuyentes "observados". Y en la Regional Comodoro Rivadavia, que abarca Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, se detectaron 263 inconsistencias.
Y, aunque parezca increíble, entre esas 263 encontraron las del ex presidente y sus amigos, cuyas direcciones fiscales se encuentran en Río Gallegos.
El "arreglo" entre altos funcionarios de la AFIP y el contador de Kirchner para justificar con los papeles cómo hizo la plata el ex presiden¬te es un dato inédito y escandaloso. Nunca en toda la historia del orga¬nismo recaudador sus principales responsables viajaron hasta la oficina de un asesor para hacer más prolija la presentación de su cliente. Es más: el código de ética de la AFIP lo condena expresamente. Hay un párrafo que exige a los agentes el tratamiento equitativo a los contribuyentes. Otro los obliga a rechazar las presiones. Y un tercero les prohíbe usar informa¬ción obtenida como consecuencia del cargo.
El "acuerdo" se consumó el martes 23 de abril de 2009. A las diez de la mañana los inspectores ingresaron en las oficinas de Víctor Alejandro Manzanares, el apoderado contable de Néstor Kirchner. La dirección exacta del estudio de Manzanares es Sureda 282, Río Gallegos.
El grupo de funcionarios que fue en auxilio de Kirchner llegó desde Comodoro Rivadavia en un vehículo oficial: una Ford Ranger 4x4, DC. Iban sin chofer, para que no se filtrara la sensible información. La camio¬neta fue conducida por uno de los agentes; se llama Carlos Reinoso y es el secretario de la Dirección Regional de Comodoro.
Entraron a la oficina de Manzanares, con sigilo, estas personas:

* El subdirector de Fiscalizaciones de la AFIP, Horacio Curien: Es el máximo responsable de fiscalizar las declaraciones de impuestos.
* Carlos Leturia, jefe de la Sección Investigaciones: De él depen¬den todas las regionales del país. Desde su área se inician los pro¬cedimientos contra los sospechosos de evadir impuestos o lavar dinero.
* Héctor Sartal, director de la Regional de Comodoro: Fuentes muy seguras revelaron que Sartal habría preguntado si había alguna manera de borrar de la lista al ex jefe de Estado. Los expertos le res¬pondieron enseguida: las inspecciones y fiscalizaciones que ingre¬san al sistema no se pueden borrar y deben continuar hasta el final.

Leturia y Sartal se hospedaron en el Hotel Sehuen, en Rawson 160. Curien viajó el día anterior, desde Buenos Aires, con un grupo de asesores.
Todos tenían la instrucción de guardar el secreto bajo cuatro llaves. Si se llegaba a filtrar que un grupo de "sabuesos" había aterrizado para hacerle un gran favor al nuevo Dueño de la Argentina todos "volarían por los aires".
Además había otro problema: la cercanía de las elecciones legislativas. Kirchner iba a ser candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Habría sido un escándalo que se supiera que su dirección fiscal todavía se encontraba en Río Gallegos.
-Esto requiere de la máxima reserva -le escucharon decir a Curien sus subordinados.
Testigos presenciales revelaron que la entrada al estudio de Manzanares pareció una escena de la película Misión imposible.
A Reinoso y Leturia los hicieron esperar en la antesala.
Mientras tanto, Manzanares, Curien y Sartal apuraban su café y revisa¬ban papeles correspondientes a las declaraciones juradas del grupo.
Enseguida, la escena de Misión imposible se transformó en un paso de comedia de Maxwell Smart, el Superagente 86, porque, en plena reunión secretísima, llamó desde su zapatófono el propio Néstor Kirchner y le orde¬nó a su contador, casi a los gritos:
-Si hay que rectificar o corregir algo, se hace y punto. Pero de ninguna manera se llevan documentación del estudio. ¡Ni siquiera fotocopias, eh!
En efecto: el ex presidente tenía algo que aclarar antes de que una inspección en serio lo pusiera al descubierto. En la jerga de los fiscalizadores se denomina "Cruce Número 24". Y se refiere a los acreedores no financieros.
Lo que tenía que aclarar era por qué, si algunas personas juraban que tenían una deuda con él, esa deuda no aparecía como crédito en la decla¬ración de Kirchner. El mismo "inconveniente" tenían las declaraciones de Báez, Ulloa, Butti y Cantín.
-Parece que Kirchner se había "olvidado" de declarar trece millones de pesos en créditos a su favor -reveló una fuente muy cercana a la fiscaliza¬ción del contribuyente más importante de la Argentina.
La fuente explicó que esos créditos figuraban como deudas en las presentaciones de sus amigos.
Pero los poderosos Manzanares, Curien y Sartal, ¿no podían evitar que se continuara investigando la fortuna del primer ciudadano Néstor Carlos Kirchner?
No podían. El caso ya estaba cargado en el denominado SEFI.
El SEFI (Seguimiento de Fiscalización Impositiva) es un sistema infor¬mático que incluye a todos los contribuyentes del país. Se creó en 2005 y lo administra la Dirección de Programas y Normas de Fiscalización. El SEFI controla las bases de datos económicos e impositivos de todos los contribuyentes de la Argentina. Es como el ADN tributario de cada indivi¬duo o empresa. En el SEFI queda registrada la historia de todas las fiscali¬zaciones. Aparece todo. Desde el nombre de los funcionarios que la inician, las fechas, los informes, las denuncias penales, las actuaciones de oficio, las multas y los cobros. También la evolución de cada fortuna.
Los datos que se cargan en el SEFI son inmodificables. Por eso, una vez iniciada, ninguna investigación puede ser interrumpida.
Manzanares, Curien y Sartal no pudieron detenerla, pero arreglaron que la fiscalización continuara en una división que se denomina "preventiva". Es un área cuya capacidad de investigar es casi nula y que no se ocupa de los casos de alta complejidad. De manera que le encargaron el asunto a la jefa de División Fiscalización Número Uno de la Regional Comodoro, la contadora Graciela Angla.
-A partir de esa decisión no hubo ninguna posibilidad de hacer un seguimiento riguroso -reveló un inspector que trabajó en los detalles del caso.
Después de la cumbre en la oficina de su contador, Kirchner suspi¬ró aliviado.
No tendría más problemas.
O mejor dicho: no los tendría hasta dos días después de la primera derrota electoral de su vida.
Fue el martes 30 de junio de 2009, después del mediodía.
En el instante en que la Presidente le puso la firma a la declaración de bienes de 2008 para presentarla ante la Oficina Anticorrupción (OA).
Néstor y Cristina sabían que no podían evitarlo.
Por la Ley de Acceso a la Información Pública, cualquier ciudadano puede pedir y obtener esos datos sensibles. Y organismos como la OA tie¬nen la obligación de entregarlos. El primero que los pidió y los publicó fue el periodista Gabriel Sued, de La Nación.
La noticia explotó como una bomba en los medios nacionales y dio la vuelta al mundo en tiempo real.
No se trata de una declaración de bienes "abierta". En ella no figuran, por ejemplo, ni el nombre de los bancos donde los Kirchner depositaron sus plazos fijos ni las direcciones de los inmuebles o terrenos que vendie¬ron y compraron.
Cuatro expertos en auditar declaraciones de Bienes Personales y Ganancias de empresas analizaron el documento para esta investigación.
Excepto Ethel Morandi, la auditora contable de la Coalición Cívica, los demás prefirieron mantener sus nombres en reserva. De cualquier manera todos coinciden en la mayoría de sus observaciones.
Antes de presentar el análisis, se debe aclarar que los bienes de los Kirchner son gananciales. Y que, por lo tanto, las declaraciones juradas de ambos deberían ser idénticas. Las cifras fueron redondeadas para hacer más comprensible y amena su lectura.
Estas son las curiosidades más importantes:

* De 2007 a 2008 la fortuna de los Kirchner aumentó 158 por cien¬to. Pasó de más de diecisiete millones a más de 46 millones de pesos.
* Su riqueza incluye 32 millones de pesos en depósitos bancarios, diecisiete millones y medio en acciones de distintas sociedades, 4.700.000 pesos en propiedades y un auto Honda CRV modelo 2007 tasado en 142.000 pesos.
* Le adeudan casi nueve millones de pesos al Banco de Santa Cruz y un poco más de diez millones de pesos a distintos acreedores.
* Entre las nuevas sociedades apareció El Chapel S.A. Se trata de una "consultoría todo terreno" que tiene un dictamen de incompatibilidad planteado por la Dirección de Transparencia de la Ofi¬cina Anticorrupción (OA). La comparten Néstor, Cristina y Máximo. La OA le sugirió a la Presidente que no formara parte de ella. Se supone que un jefe de Estado tiene información privilegiada que no puede utilizar para hacer negocios. En los capítulos dedi¬cados a Lázaro Báez se verá cómo este empresario parecía tener datos sobre los futuros negocios que no fallaban jamás. Al pare¬cer, Cristina ignoró la recomendación de la OA.
* Desde 2002, cuando el entonces candidato a presidente Kirch¬ner hizo pública su declaración por primera vez, hasta 2008, su patrimonio se incrementó dos mil por ciento.
* La superrenta de Kirchner, según sus propios números, se debe a tres acciones: una, el dinero percibido por el alquiler del hotel de su propiedad, llamado Los Sauces y ubicado en El Calafate; dos, las impresionantes tasas de interés que logró para sus plazos fijos en pesos y en dólares, y tres, la venta de más de veinte mil metros cuadrados de terrenos fiscales que había "comprado" a pre¬cio de bicoca y de otros catorce inmuebles que tenía en la ciudad de Río Gallegos.

El caso del Hotel Los Sauces debería ser propuesto como un modelo de estudio en la Escuela de Negocios de Harvard.
Los Kirchner compraron el terreno, de 2.100 metros cuadrados, a la irrisoria suma de 163.000 pesos. Para ser más precisos: a 77 pesos el metro cuadrado. Pudieron hacerlo gracias a la generosidad de su subordinado político, el ex intendente de El Calafate Néstor Méndez.
Al hotel empezaron a construirlo en 2006 y lo terminaron en 2007. Según la declaración, invirtieron, para ponerlo en marcha, ocho millones de pesos.
Los Sauces posee 38 habitaciones repartidas en cinco casas. En sus paredes hay 250 obras de arte. El cubierto en el restaurante cuesta cerca de 250 pesos por cabeza. Si un pasajero desea ir al spa, deberá abonar 670 pesos extra. Tiene cincuenta empleados de los cuales ocho trabajan en el jardín. El sueldo promedio asciende a 4.500 pesos. Casi cincuenta mil euros se pagaron por un aviso en la revista Vogue. Además goza de una custodia especial de Gendarmería Nacional; es parte del mismo personal que cuida a los Kirchner. La suite más cara vale 1.500 dólares la noche. Se llama Evita y tiene noventa metros cuadrados. Son dos ambientes decorados en tonos celestes, con la imagen de Eva Duarte reproducida en libros, fotografías y cuadros, incluido un retrato digi¬tal de Eduardo Pla, uno de los artistas contemporáneos de mayor reco¬nocimiento internacional.
A Los Sauces empezaron a construirlo al mismo tiempo que termina¬ban su propia casa, que se encuentra pegada al hotel. El hogar de los Kirchner se erige sobre un terreno de 1.200 metros.
-Como la construcción es idéntica, a veces algún turista despistado se mete en el jardín de Néstor y Cristina y es espantado por los custodios como si se tratara de un delincuente -contó un ex empleado del hotel.
La casa y el hotel fueron diseñados por el arquitecto Pablo Grippo. Para financiar la construcción le pidieron un crédito al Banco de Santa Cruz, por un poco más de 8.300.000 pesos.
Los dueños del 51 por ciento del banco son los Eskenazi, de excelen¬tes relaciones con Kirchner. Durante 2008, el patriarca, Enrique Eskena¬zi, compró más del 15 por ciento de YPF, la empresa de mayor factura¬ción en la Argentina. Fue la última de las más grandes operaciones que se hicieron en el mundo antes de la crisis financiera internacional (véase Cuarta Parte: Los Eskenazi).
El Hotel Los Sauces fue alquilado por Kirchner a Rutas del Litoral SA, cuyo dueño es Juan Carlos Relats.
Se trata de un ingeniero civil que ya poseía un patrimonio cercano a los cien millones de dólares en 1998, cuando Lupo empezó a soñar con ser Presidente. Sin embargo, Relats multiplicó sus negocios con el Esta¬do desde 2003, mediante la adjudicación de obras públicas y concesiones viales (véase Tercera Parte: El Presidente más rico de la Argentina. Capí¬tulo 3: El Inquilino).
A pesar de lo que dice Relats, el alquiler que le viene pagando a Kirch¬ner para explotar Los Sauces está muy por encima de los valores de mer¬cado.
Durante 2007 Relats desembolsó cerca de cuatrocientos mil pesos por mes.
Ante la reacción que provocó el dato en algunos medios, y con una investigación abierta por enriquecimiento ilícito, Kirchner explicó, en febrero de 2009, que dentro de ese monto estaba incluido el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el mes adelantado de depósito.
Lo hizo mediante una carta dirigida al fiscal que entendía en la causa, Eduardo Taiano, y no tiene desperdicio. En ese texto, el verbo "mancillar" está escrito con s.
La carta fue dada a conocer por el periodista Omar Lavieri. El ex mandatario quiso dejar en claro que todos sus ingresos y egresos pasaban por una misma cuenta del Banco de Santa Cruz y que pagaba los impues¬tos por débito automático. Una manera indirecta de decir que no lava dinero y que está al día con sus obligaciones tributarias.
-Estoy bancarizado -fue el mensaje del ex jefe de Estado para los entendidos.
Lo que todavía Kirchner no explicó es cómo de 2007 a 2008 el alqui¬ler pasó de cuatrocientos mil pesos a ochocientos mil pesos por mes, algo que no resiste el mínimo análisis.
Los Sauces permanece abierto solo ocho de los doce meses del año. El valor promedio de las habitaciones es de 2.400 pesos. La ocupación nunca supera el cincuenta por ciento. La matemática indica que Relats habría embolsado, durante 2008, poco más de diez millones de pesos. Es decir: casi lo mismo que le habría abonado a Néstor para explotar la concesión.
Sostiene Ethel Morandi:
-Las inmobiliarias de El Calafate y los que conocen del negocio hote¬lero dicen que el alquiler de un hotel como Los Sauces no debería supe¬rar los doscientos mil pesos por mes.
Tanto Morandi como los demás expertos aseguran que los pagos de Relats a Kirchner están inflados. La contadora se pregunta además si, mediante este mecanismo, no se ocultaría un resarcimiento por otros "favores". Los diputados nacionales de la Coalición Cívica Patricia Bullrich y Juan Carlos Morán sostienen que Relats fue beneficiado con la actualización de los pagos por certificado de obra. Igual, en la declara¬ción jurada de Néstor, el empresario aparece con una deuda de casi 370.000 pesos.
La referente de la Coalición Cívica Margarita Stolbizer sentenció:
-Los Kirchner deberían ser sometidos a juicio político. Así tendrían la oportunidad de explicar cómo se enriquecieron.
El segundo rubro de la declaración jurada revela la fuerte tendencia del matrimonio a sacar provecho de la renta financiera.
Los increíbles intereses que Kirchner consiguió para sus plazos fijos provocan envidia y también desconfianza.
Durante 2008, el ex presidente logró para sus plazos fijos en pesos una tasa de interés anual del 17 por ciento, cinco por ciento más que lo máxi¬mo que se podía conseguir en el mercado.
Con el manejo de sus plazos fijos en dólares también fue insuperable. Los hizo rendir a razón del 12 por ciento anual, cuando en el mercado internacional los intereses en ningún caso superaron el ocho por ciento.
El tercer motivo que justificaría el brutal aumento de su patrimonio es la venta de los terrenos en El Calafate. Sus detalles son apasionantes.
En el capítulo siguiente se verá que se trata de un enorme escándalo, de una envergadura parecida al de los polémicos fondos que Santa Cruz obtuvo por las regalías petroleras mal liquidadas [véase Tercera Parte: El Presidente más rico de la Argentina. Capítulo 2: El mejor negocio del mundo].
En su última declaración jurada, Néstor y Cristina confiesan que obtu¬vieron 6.300.000 pesos por la venta de más de veinte mil metros cuadra¬dos de terreno a Cencosud, la empresa que maneja Jumbo, Unicenter y Disco, entre otros negocios. Para que no quede duda alguna: el metro cua¬drado que "compraron" un poco antes a 7,50 pesos lo vendieron a tres¬cientos pesos.
Entre los habitantes de El Calafate hay miles que necesitan un peda¬zo de tierra fiscal más que Néstor, Cristina y su enorme lista de funciona¬rios y amigos.
Además, una de las condiciones para ceder los terrenos fiscales era que los compradores, antes de venderlos, tenían que edificar sobre ellos.
Néstor, en cambio, le vendió a Horst Paulmann, dueño de Jumbo, el terreno pelado. Se supone que allí van a levantar un hipermercado.
Paulmann fue recibido por Kirchner en su propio despacho el 18 de octubre de 2007, durante los últimos días de su mandato. Estuvo también allí el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, quien con su firma des¬trabó la adquisición de Disco por parte de Cencosud.
Además, el grupo donó veinticinco mil pesos en la campaña "Cristina Presidente 2007".
¿No es este acaso un buen ejemplo de cómo se financia la política en la Argentina?
Pero la gran sorpresa de la última declaración de bienes de Lupo la constituyó la compra de la mayoría de las acciones de Hotesur.
Se trata de la sociedad anónima dueña de otro impresionante hotel, el Alto Calafate.
Alto Calafate, de cuatro estrellas, tiene 103 habitaciones distribuidas en tres pisos. Fue construido entre 2004 y 2005 sobre un terreno de 4.400 metros cuadrados. Se encuentra a 3,7 kilómetros del lago Argentino y a cuatro kilómetros del cerro Calafate. Se lo considera el segundo hotel en importancia de la ciudad, después de la posada Los Álamos.
Presenta cuartos con vistas al lago, al cerro y a una parte de la ciudad. Posee sauna, gimnasio, pileta cubierta y se puede pescar, o rezar en su capilla. La habitación simple cuesta 185 dólares la noche. La doble, 260 dólares. La suite Exquisite Design, con living privado, escritorio y cama king-size, se consigue por 303 dólares.
Néstor afirmó que adquirió el 98 por ciento de las acciones de Hotesur por la suma de 5.400.000 pesos.
Pero, otra vez, pasó algo curioso.
Porque antes de su incorporación a la sociedad figuraban como parte de Hotesur Osvaldo "Bochi" Sanfelice, Roberto Saldivia, Romina Merca¬do y Patricio Pereyra Arandía.
Detrás de cada uno de ellos hay una historia para contar.
Sanfelice tiene una inmobiliaria en la que trabaja o es socio Máximo Kirchner, hijo de la Presidente. Sanfelice también es socio de Cristóbal López en Talares de Posadas (véase Segunda Parte: Cristóbal. Capítulo 4: "Falta que me digan trolo y drogadicto").
Un ex aliado de Kirchner sostiene que Sanfelice obedece casi ciega¬mente a Néstor, y contó una interesante anécdota que fue confirmada por dos fuentes distintas.
Sucedió hace algunos años.
El Bochi entró al Club Británico y contó:
-No saben el negocio que acabo de hacer. Me encontré un tipo en la ría y le compré una Pathfinder a quince mil dólares.
Lo escucharon al menos seis personas. Lo felicitaron. Se sorprendieron.
Un poco más tarde, llegó un individuo al que conocían menos y comentó, palabras más, palabras menos:
-No saben el negocio que acabo de hacer. Apareció un tipo en la ría y le vendí una Pathfinder.
Sanfelice se acababa de retirar. Entonces uno de los comensales le preguntó al otro:
-¿A cuánto se la vendiste?
-A cincuenta mil dólares.
Desde ese día, al amigo de Kirchner no le permitieron ingresar más al club. El motivo: suponen que no dijo la verdad porque tendría algo que ocultar.
Roberto Saldivia es el apoderado de Lázaro Báez. Saldivia, en una conversación telefónica mantenida en mayo de 2009, negó que él o Báez fueran accionistas de Hotesur.
Romina de los Ángeles Mercado es la hija de Alicia Kirchner y Arman¬do Bombón Mercado. Tiene 34 años. Fuentes que manejan información del Ministerio de Trabajo dicen que Romina pasó por la constructora Petersen, Thiele & Cruz y el Banco de San Juan, y ahora es empleada de la sucursal Río Gallegos del Banco de la Nación. Sebastián Eskenazi, de Petersen, dijo no saber quién es Romina Mercado y manifestó estar seguro de que nunca trabajó en las empresas del grupo.
Patricio Pereyra Arandía es el marido de Natalia Mercado. Natalia es hermana de Romina y fiscal de Estado de El Calafate. Natalia está al frente de la Fiscalía desde que fue creada, en 2005. Debería investigar a todos los que recibieron tierras fiscales del generoso y obediente inten¬dente Méndez. El problema es que entre los beneficiarios se encuentran ella misma y media docena de parientes directos suyos, incluido su tío Néstor.
Álvaro de Lamadrid, el ex candidato a intendente que inició una demanda a raíz de la escandalosa entrega de tierras fiscales, sostiene que, en realidad, Mercado debería apartarse de la investigación.
Al negocio de Alto Calafate lo administra Ricardo Leandro Albornoz, escribano y contador de Lázaro Báez.
Albornoz aparece además como propietario del hotel Las Dunas y el restaurante La Usina. Sin embargo, la mayoría piensa que el verdadero dueño es, otra vez, Lázaro Báez.
En la sorprendente declaración bajo juramento del ex presidente tam¬bién aparece, agregada a su patrimonio, la inmobiliaria COMA SA.
COMA pertenecía hasta 2007 al arquitecto Grippo. ¿Por qué motivo Kirchner la adquirió o la incluyó entre sus posesiones?
Otras dudas rodean la venta de "La Casa Maldita".
Es el inmueble que Néstor y Cristina adquirieron en 2003 y eligieron para vivir, en Río Gallegos. Está ubicado en la esquina de 25 de Mayo y Maipú.
Tiene más de seiscientos metros cuadrados.
Se la compraron a un integrante de la familia Gotti, por 470.000 pesos.
Un hombre apodado "El Loco del Camión" casi se la lleva puesta durante el conflicto con los docentes.
Fue vendida, según la declaración de Néstor, a casi 3.200.000 pesos. La compró la empresa Epelco, que estaría vinculada, otra vez, al inefable señor Báez. Los agentes inmobiliarios de la zona dicen que La Casa Mal¬dita no puede valer más de un millón de pesos.
¿Se trató de un nuevo intento de sobrevaluar bienes para blanquear otros ingresos inconfesables?

La misma pregunta vale para las catorce propiedades que, sin especi¬ficar, Kirchner afirma haber vendido en catorce millones de pesos.
La mayoría de ellas fueron adquiridas antes de 1982, cuando el ex presidente asesoraba a Finsud, una consultora dedicada a ejecutar los bienes de los deudores incobrables.
Cada uno de los datos aportados en la presentación de bienes del ex presidente genera suspicacias.
-La declaración jurada de Kirchner no cierra por ningún lado. Ni la de 2008 ni la de 2007 tampoco -le escucharon decir a Manuel Garrido, ex fiscal de Investigaciones Administrativas, el único hombre del Estado que quiso investigar de verdad la fortuna del ex presidente.
Garrido está seguro de que la embestida del procurador general Esteban Righi tuvo que ver con su decisión de investigar la fortuna del ex presidente.
-Righi limitó las funciones de la Fiscalía de Investigaciones Admi¬nistrativas cuando Garrido libró una serie de oficios a Santa Cruz para corroborar los datos dudosos de la declaración jurada de Kirchner -reveló alguien que conoce muy bien al ex fiscal.
Meses después de la decisión de Righi, Garrido renunció y se fue a trabajar al Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento [CIPPEC].
Garrido siempre mantuvo su independencia, a pesar de las presiones.
El fiscal de Investigaciones Administrativas denunció, por ejemplo, los vuelos del ex secretario Ricardo Jaime en taxis aéreos pagados por empresarios como Claudio Cirigliano.
Enfrentó a Guillermo Moreno y sus "batata entry", que ingresaban datos falsos a las estadísticas del INDEC.
Ayudó a probar la responsabilidad de Felisa Miceli en el caso de la bolsa con dinero que se encontró en el baño de su despacho del Minis¬terio de Economía.
-Le perdonaron todo, menos que se metiera con el número uno. Por eso Righi le limitó las atribuciones -interpretó alguien que cono¬ce los entretelones del Poder Judicial.
En febrero de 2008 Garrido decidió tomar en serio la denuncia de Ricardo Monner Sans.
El abogado se preguntaba si el desmesurado incremento patrimo¬nial de Kirchner podía constituir el delito de enriquecimiento ilícito. Su pregunta determinó que se abriera una causa de inmediato. Les tocó en suerte al fiscal Eduardo Taiano y al juez Rodolfo Canicoba Corral.
Taiano ya la había pasado mal durante 2004.
Fue cuando le "cayó" la primera causa por presunto enriquecimien¬to ilícito contra el entonces presidente Néstor Kirchner.
A pocas horas de decidir si el jefe de Estado merecía ser imputado, su hijo sufrió un secuestro express. Taiano se asustó, y el juez Julián Ercolini sobreseyó a Kirchner por falta de mérito. De cualquier mane¬ra Ercolini se cuidó de aclarar que el período investigado llegaba hasta 2004. Es decir: dejó el camino expedito para una nueva denuncia. Monner la hizo y Taiano tuvo así una segunda oportunidad.
Pero, una vez más, no encontró el mérito suficiente para seguir investigando a Lupo.
Canicoba encontró en la decisión de Taiano la excusa perfecta. Y el 11 de abril de 2008 escribió que le era imposible seguir investigando, porque su fiscal no había encontrado los elementos para hacerlo.
Cinco días después, Garrido se indignó y presentó un recurso de apelación para que no se desestimara la denuncia contra Kirchner.
La queja del funcionario público contra la decisión de Taiano y el juez fue brutal.
Calificó la desestimación de "prematura e irrazonable".
Llamó la atención a ambos por haber dado por verdaderas y feha¬cientes las declaraciones de Kirchner y de su contador Manzanares sin cruzar datos ni investigar lo mínimo.
Denunció que Manzanares no había presentado ni un solo docu¬mento probatorio de sus dichos.
Informó que hasta faltaba el número de CUIT de Austral Construc¬ciones, la empresa de Lázaro Báez.
Explicó que a los comprobantes de órdenes de pago emitidos por Rutas del Litoral les faltaban datos básicos como la modalidad de abono de los alquileres.
Aseguró que Kirchner no presentó las escrituras de compra y venta de inmuebles, el contrato de constitución de un fideicomiso que había formado con Báez ni los comprobantes de las deudas y los créditos.
Garrido señaló además que tampoco se habían presentado los comprobantes de las transacciones bancarias, las rentas por inversiones y los pagos de los alquileres de los inmuebles.
El fiscal nacional de Investigaciones Administrativas no usó adje¬tivos calificativos, pero cualquiera que lea su texto no dudará de sos¬pechar que ni Taiano ni Canicoba tenían algún interés en investigar el patrimonio presidencial.
De postre, Garrido les informó que, si se hubieran tomado el trabajo de comparar las declaraciones juradas de Néstor y Cristina, habrían detec¬tado, a simple vista, incongruencias o inconsistencias tales como:

* Diferencias entre los importes declarados.
* Diferencias en las fechas de alta y baja de varios inmuebles.
* Importes de dinero que figuran en una declaración jurada y no aparecen en la otra.

No está de más recordar, otra vez, que las declaraciones de los inte¬grantes de un matrimonio deben ser idénticas.
-No era que estaban flojos de papeles. Era que no tenían ni un solo documento que respaldara la información -comentaron algunos funcio¬narios que ayudaron al fiscal de Investigaciones Administrativas.
Antes de poner la firma, Garrido acusó a Taiano y a Canicoba de estar demasiado apurados para desestimar la denuncia. Se sabe: una de las maniobras típicas para zafar de una condena por enriquecimiento es ace¬lerar el trámite para enseguida rechazar la acusación y así lograr el sobre¬seimiento definitivo.
La persistencia de Garrido y de la Cámara Federal determinó que la causa permaneciera abierta, suspendida, a la espera de que el fiscal y el magistrado decidieran reactivarla.
-El poder solo puede ser investigado cuando se empieza a debilitar -explicó un juez federal que maneja otra causa muy importante que involucra a Kirchner y a otros funcionarios.
Se trata de un "tiempista" que espera el momento justo para caerle al sospechoso de turno. El juez está preocupado por el constante ataque a los que llama "los buenos profesionales de la Justicia".
-Los juzgados fueron copados por los "emisarios K" -denunció.
Los "emisarios K" se ocupan de detectar por dónde puede saltar la próxima denuncia. Cuando los dejan, intentan disuadir a fiscales y magis¬trados de que sigan avanzando contra las principales figuras del gobier¬no nacional.
Pero algo tan malo como lo que sucede en tribunales viene pasando en la AFIP desde hace un par de años. La diferencia es que muy poca gente lo sabe.
"Copamiento" es el término apropiado para poner las cosas en negro sobre blanco.
Primero fueron por el histórico número uno de la AFIP, Alberto Abad, un hombre equilibrado que no era de la confianza de Kirchner porque había asumido el 6 de enero de 2002, durante la presidencia de Eduardo Duhalde.
Apenas se hizo cargo Kirchner, Abad tuvo la osadía de "probar" su disposición para ir a fondo.
En su primer discurso como Presidente ante la Asamblea Legislativa, el 25 de mayo de 2003, Néstor había prometido "trajes a rayas" para los grandes evasores.
Meses después, Abad le llevó a su despacho una enorme carpeta con la listas de las empresas que estaba investigando y que pensaba mandar a la justicia penal.
-Acá tiene, Presidente -le dijo.
Ambos pudieron ver con claridad cuál era la primera de la lista: la pesquera Conarpesa.
Conarpesa había sido el primer gran escándalo de la administración K.
El 3 de febrero de 2004 la directora regional de Río Gallegos, Bea¬triz Carballal, la había denunciado por evasión fiscal. En una nota inter¬na de la AFIP, Carballal afirmó que Conarpesa habría obtenido divisas de manera irregular por casi medio millón de dólares. La pesquera habría cobrado reembolsos al "inflar" importaciones que en verdad no había rea¬lizado.
Antes de terminar el mes, Carballal fue desplazada.
La reemplazó Ricardo Echegaray, quien en 2004 asumiría en la Adua¬na para terminar aterrizando el 9 de abril de 2008 como máximo respon¬sable de la AFIP
El 4 de marzo del mismo 2004, Elisa Carrió presentó un informe sobre la financiación de la campaña presidencial.
En ese documento denunció que Conarpesa había financiado la cam¬paña de Kirchner y que, no solo estaba siendo investigada por evasión, sino también por narcotráfico, en relación con la denominada "Opera¬ción Langostino". Además sugirió que la denuncia por evasión y narco¬tráfico había sido uno de los motivos por los que habrían asesinado a un ex socio de la pesquera, Raúl "Cacho" Espinosa.
Al colocar las carpetas sobre el escritorio presidencial, Abad preguntó:
-Vamos para adelante, ¿no?
-Vamos para adelante, sin ninguna duda -contestó el Presidente.
Meses más tarde, Abad volvió a probar al jefe de Estado. ¿Cómo lo hizo? Sin preguntar ni pedir permiso, mandó a la justicia penal a las pri¬meras empresas a las que les encontraron facturas apócrifas. La causa madre se llama "De Biase y otros" y arrancó en 2005.
-Esa fue la gran jugada de Alberto. Porque, una vez que las actuacio¬nes de la AFIP pasan a la Justicia, ya nadie puede pararlas desde el poder político -explicó un ex colaborador de Abad.
Las facturas apócrifas, o "truchas", son recibos falsos emitidos por empresas fantasma. Esas empresas "venden" las facturas a otras compa¬ñías que necesitan "inventar" pagos de servicios para que les cierren las cuentas. En el caso Skanska se probó la emisión de facturas truchas para disimular el pago de coimas para la construcción de un gasoducto. La pro¬pia constructora sueca admitió los sobornos.
En mayo de 2007, el director de la regional Comodoro Rivadavia de la AFIP, Norman Williams, inició una seria investigación por el uso de fac¬turas apócrifas de empresas vinculadas con la obra pública.
Williams lo hizo bajo la supervisión y el impulso de su jefe directo, el subdirector nacional de Operaciones Impositivas, Jaime Mecikovsky. A su vez Mecikovsky puso al tanto a su superior, el titular de la Dirección General Impositiva (DGI), Horacio Castagnola. Y Castagnola hizo lo pro¬pio con Alberto Abad.
Williams, Mecikovsky y Castagnola son profesionales de carrera, pero no ingenuos. Por eso informaron a sus jefes las cosas como eran. Expli¬caron que la investigación tocaba a sociedades consideradas amigas del poder. Y denunciaron que los montos de las irregularidades eran tan importantes que, si hacían la vista gorda, podían ser denunciados ante la justicia penal. Este es el relato de uno de los agentes que participó en la cocina de la investigación:
-No fuimos a buscar a las empresas amigas del Presidente. Lo que hicimos fue meternos en la base de datos de proveedores del Estado. Y lo primero que saltó, en la Región Comodoro, fue una gran usina de factu¬ras apócrifas vinculadas a la obra pública. Saltó enseguida, porque la acti¬vidad económica en la región no es significativa. Tierra del Fuego no paga impuestos, las petroleras están bajo la órbita de Grandes Cuentas Nacio¬nales y la mayoría de las pesqueras tiene dirección fiscal en Capital y Gran Buenos Aires. En un momento, descubrimos que la conexión de las factu¬ras llegaban hasta el Banco de Chubut y muchas empresas importantes de la Patagonia. Los encontramos con Gotti SA, Austral Construcciones, Badial SA, Gancedo SA y Casino Club SA. Gotti, Austral y Badial se las adjudican a Báez. Casino Club es de Cristóbal López. Cuando tuvimos todo chequeado, le enviamos el informe a Abad. Lo hicimos antes de las inspecciones integrales. Le advertimos que, sin haber profundizado toda¬vía, la evasión llegaba a casi nueve millones de pesos. Y que, si no empe¬zábamos a investigar, podíamos ir presos los peritos, por el artículo 15, inciso C, de la Ley Penal Tributaria.
Según tres fuentes independientes consultadas, Abad les transmitió que continuaran la investigación.
El 10 de diciembre asumió Cristina Fernández.
El 11 de marzo de 2008 Abad, todavía número uno de la AFIP, se enfrentó en público con Ricardo Echegaray, entonces responsable de la Aduana.
El motivo aparente: Echegaray había cuestionado el Sistema María, una base de datos que conecta a las aduanas y delegaciones de todo el país. Sostenía que era vulnerable y que había que implementar otro. Abad consideró que había pasado por encima de su autoridad.
El 18 de marzo la Presidente le aceptó la renuncia a los dos.
El 5 de mayo Claudio Moroni asumió en la AFIP. Días después con¬vocó a Castagnola y le comunicó:
-Me piden las cabezas de Mecikovsky y de Williams.
-¿Quién te las pide? -preguntó Castagnola.
Moroni hizo una seña con el pulgar hacia el techo. La orden venía desde lo más alto. Después explicó:
-Dicen que tienen contactos con el ARI. Que le pasan información.
Castagnola se lo comunicó a Mecikovsky. Y este respondió:
-Nosotros trabajamos para el Estado. No para el gobierno. Hacé lo que tengas que hacer.
Cuando Castagnola todavía estaba pensando qué hacer, recibió una información inquietante: en la Regional Comodoro ya se estaba empezan¬do a mencionar al reemplazante de Williams. Y tenía nombre y apellido: Héctor Alejandro Sartal, supervisor interino de la División Fiscalización Número 4 de la Dirección Regional Palermo.
Todos sabían de quién se trataba. Sartal era una persona obediente. Y su nivel técnico dejaba mucho que desear.
En junio de 2008, Norman Williams, enterado de las fuertes presio¬nes políticas, renunció. La carta de despedida a sus compañeros fue muy emotiva. Los que la leyeron comprendieron que se había sacrificado para que Castagnola y Mecikovsky pudieran continuar en la organización.
En el medio de semejante panorama, un detalle pasó casi desaperci¬bido. Cuando a Mecikovsky le enviaron la designación de Sartal, no la firmó, a pesar de que tenía la obligación de hacerlo porque estaba bajo su mando.
El 31 de julio de 2008, Castagnola y Mecikovsky fueron reemplaza¬dos. Al primero lo designaron director ejecutivo del Instituto de Estudios Tributarios, Aduaneros y de la Seguridad Social de la AFIP. El segundo fue descendido a inspector raso.
Antes de despedirse de Moroni, Castagnola fue irónico:
-Tené cuidado con lo que firmás.
El número uno de la Dirección General Impositiva fue reemplazado por Ángel Rubén Toninelli, quien tiene más de setenta años.
La mayoría de los profesionales de la Administración Federal de Ingresos Públicos que conocen lo que pasó por aquellos días tienen una certeza.
Sostienen que, así como Kirchner y Moreno vaciaron y coparon el INDEC para manipular las estadísticas, el ex presidente y Echegaray ha¬brían ingresado en la AFIP para evitar que siguiera investigando a las em¬presas amigas del poder.
Y lo que es peor: pusieron a los jefes del organismo a trabajar para garantizar que el ex presidente no tuviera problemas con la declaración jurada de su patrimonio. En ese contexto, el sucesor de Williams, Héctor Sartal, parece muy efectivo.
Aunque todavía no comprenda del todo por qué no se puede frenar una inspección a una persona tan importante y poderosa como es Néstor Carlos Kirchner.

2 EL MEJOR NEGOCIO DEL MUNDO

Néstor Kirchner y su esposa fueron los principales beneficiarios del "mejor negocio del mundo".
Se trata de la entrega de tierras fiscales en El Calafate a precios de bicoca, de manera secreta y sin licitación.
A las tierras las recibieron Lupo, Cristina y cincuenta funcionarios que pertenecen o formaron parte del proyecto kirchnerista entre los años 2004 y 2007.
El benefactor se llama Néstor Santiago Méndez. Lo hizo cuando era intendente de la ciudad. Ahora es diputado provincial y subordinado polí¬tico de Lupo.
Además de haber cedido las tierras de manera directa, Méndez usó un criterio elitista y caprichoso. Al mismo tiempo que distribuía los terrenos fiscales entre Kirchner y sus amigos, cerca de tres mil personas esperaban turno para recibir un pedazo de suelo. La mayoría los había solicitado antes que Néstor y compañía.
El Calafate es una ciudad de poco más de diez mil habitantes. La Presidente la definió como su "lugar en el mundo".
En 1989 vivían allí apenas 1.600 personas. En 2001 ya eran 6.550 y por estos días son cerca de veinte mil. La llegada de Lupo a la presidencia de la Nación la convirtió en la nueva meca del poder K.
Ahora son dueños de hoteles y otros negocios decenas de funcionarios y empresarios vinculados a Kirchner, como se detallará más adelante.
Al mismo tiempo, un alto porcentaje de sus residentes carece de agua potable, luz y gas.
En febrero de 2008, Álvaro Héctor de Lamadrid, presidente de la Unión Cívica Radical de El Calafate, denunció a Méndez y a Kirchner como par¬tícipes de lo que denomina "el mejor negocio del mundo".
Lamadrid fue consultado para esta investigación.
El dirigente reveló que, con un solo golpe de decreto, el ex mandatario y sus amigos se quedaron con activos por quinientos millones de dólares.
"La distribución de tierras no se basó en un plan estratégico, ordena¬do y solidario. Se transformó en un botín político para premiar y casti¬gar", escribió el dirigente en su demanda.
Lamadrid imputó a Méndez por los delitos de abuso de autoridad, vio¬lación de los deberes de funcionario público, defraudación agravada con¬tra el Estado, negocios incompatibles con la función pública y tráfico de influencias. En este último cargo también incluyó al ex presidente, porque sostiene que usó su poder para conseguir enormes extensiones de tierra.
Lupo fue beneficiado con un total de 423.228 metros cuadrados de territorio.
En 2002 la municipalidad le entregó 38.000 metros cuadrados a razón de 7,50 el metro. Y, seis años después, Kirchner le vendió dos hectáreas a Cencosud, la sociedad anónima de hipermercados Jumbo, en casi dos millones y medio de dólares.
Hay pocos negocios en el mundo que tengan semejante tasa de retorno.
Las tierras que Kirchner compró por casi nada y vendió a buen pre¬cio están en la zona del viejo aeropuerto, que fuera inaugurado por Car¬los Menem cuando era Presidente. Se las considera las más caras de la ciudad. El interés de Cencosud se confirmó a principios de agosto de 2008. Sin embargo, y para ser más precisos, el vendedor y el comprador se encontraron en el despacho presidencial de Kirchner el 18 de octubre de 2007. ¿Sobre qué habrán conversado aquel día?
Las tierras del viejo aeropuerto eran de la Fuerza Aérea. Los milita¬res hacía veinte años que ocupaban esos lotes. En 2004, Méndez ratificó la propiedad por medio de un decreto. Pero en febrero de 2005, con la aprobación del propio Kirchner, el brigadier Eduardo Schiaffino, con asiento en El Calafate, preparó un convenio multilateral para traspasar¬le los terrenos a la provincia. Carlos Rohde, superior de Schiaffino, se negó. Le parecía injusto para la fuerza. En noviembre de 2006 el Presi¬dente lo relevó de su cargo argumentando que era uno de los responsa¬bles del escándalo de las valijas con cocaína de Southern Winds. Kirch¬ner había adquirido los terrenos en cuestión.
El 3 de enero de 2006, El Calafate le cedió a Kirchner otros 20.000 metros cuadrados, también a 7,50 pesos el metro. Además le aprobó, en tiempo récord, un plan de pagos en cuotas por los 165.000 pesos que debía desembolsar.
El terreno donde construyó su hogar el matrimonio presidencial fue adquirido mucho antes, en 2001.
La casa tiene 520 metros cuadrados, dos pisos y vista a Bahía Redon¬da. Las mejoras les costaron, en su momento, casi 580.000 pesos.
En marzo de 2002, Néstor adquirió otro lote de 2.100 metros cuadra¬dos. Allí, cinco años después, terminó de edificar el Hotel Los Sauces.
En marzo de 2005 compró otros tres lotes cuya superficie total es de sesenta mil metros. Los pagó con un crédito del Banco de Santa Cruz que alcanzó los 277.000 pesos.
En abril de 2006 Kirchner obtuvo 18.258 metros cuadrados, por el mismo precio irrisorio de 7,50 pesos el metro.
Cristina también recibió lo suyo: se quedó con 147.000 metros cuadra¬dos, como si fuera parte de una familia distinta.
La primera noticia sobre el escándalo fue publicada por Jorge Lanata, Romina Manguel, Luciana Geuna y Héctor Barabino en Perfil, el domin¬go 17 de diciembre de 2006. La lista de los más importantes beneficiarios constituye un mapa de poder del Frente para la Victoria (FPV). Cuanto más cerca se está de Kirchner, más metros cuadrados se obtienen. Estos son los nombres de los beneficiarios más conspicuos:

* Romina de los Ángeles Mercado: Hija de la ministra Alicia Kirchner y de Armando Bombón Mercado, Romina compró más de diez mil metros cuadrados para chacra.
* Osvaldo José "Bochi" Sanfelice: Socio de Máximo en la inmobiliaria presidencial, 1.321 metros cuadrados.
* Rudy Ulloa Igor: Ex cadete y ex chofer de Kirchner, 1.336 metros cuadrados.
* Juan Antonio Bontempo: Ex ministro de Economía y actual subsecretario en la Unidad Presidencial, 2.537 metros cuadrados.
* Carlos Alberto Sancho: Ex vicegobernador y ex gobernador interino de Santa Cruz, socio de la inmobiliaria junto a Sanfelice y Máximo, 1.297 metros cuadrados.
* Jorge Alfredo Mac Leod: Ex titular del Partido Justicialista de El Calafate, 10.400 metros cuadrados para una chacra.
* Jorge Esteban Banicevich: Actual diputado provincial, ex intendente de 28 de Noviembre, municipio vecino a Río Turbio, 1.492 metros cuadrados.
* Héctor Mario Espina: Titular de la Administración de Parques Nacionales, 1.390 metros cuadrados.
* Fabián Gutiérrez: Es uno de los secretarios privados de la presidente Cristina Fernández. No se trata de un caso cualquiera: el 25 de setiembre de 2009 la agencia OPI (Organización Periodística Independiente) Santa Cruz denunció que Gutiérrez se estaba construyendo una casa de un millón de dólares.

-Mi casa no vale más de trescientos mil dólares -aclaró el funciona¬rio cinco días después en "Aire de noticias", programa que se emite por radio Mitre los domingos de seis a ocho de la mañana.
Víctor Fabián Gutiérrez comparte con Cristina muchas horas del día. Durante 2005 tuvieron un fuerte desencuentro que mantuvo al secretario alejado un tiempo. Él pretendía más tiempo personal y un aumento de salario. Volvió en 2006. En 2007 fue designado secretario adjunto de la presidente de la Nación con rango, jerarquía y sueldo de secretario de Estado.
La enorme casa está pensada para vivir en ella una vez que se aleje de la jefa de Estado.
Enclavada en la manzana 802, sobre la calle Gobernador Gregores, tiene una superficie cubierta de 480 metros cuadrados y está siendo cons¬truida sobre un terreno de 1.000 metros cuadrados.
Los periodistas de OPI Santa Cruz obtuvieron detalles sorprendentes.
Gutiérrez eligió materiales de muy buena calidad: desde la grifería hasta los pisos de porcelanato. Se hizo hacer una piscina climatizada de sesenta metros cuadrados, cuya temperatura es regulada por un sistema de sensores inteligentes. Encargó un gimnasio de cuarenta metros cuadra¬dos con sauna y ducha incluidos. También una sala de juegos de quince metros cuadrados; está pegada al comedor, el quincho, un estar en desni¬vel y una cocina de diecinueve metros cuadrados.
Gutiérrez, además, mandó a construir dos habitaciones. La principal tiene vestidor y baño. La otra, un jacuzzi dentro de la suite. No se olvidó de otra habitación de veinticuatro metros cuadrados con baño privado para hospedar a eventuales visitas.
La dirección de la obra la asumió Raúl "Tito" Lescano, un kirchnerista de la segunda hora al que Néstor designó interventor de la empresa Servicios Públicos Sociedad del Estado (SPSE) durante su segundo man¬dato de gobernador.
OPI calculó en casi ocho mil pesos el metro cuadrado construido.
La agencia citó a fuentes confiables para afirmar que más de una vez Cristina fue a visitar la casa.
Al lado de Gutiérrez vive su abuela. Se trata de una propiedad de sesen¬ta metros cuadrados que fue donada por el arquitecto Pablo Grippo.
Grippo es el dueño de Grip SA, el estudio de arquitectura que diseñó y construyó el hotel Los Sauces, Casa Patagónica de Néstor y Cristina (véase Tercera parte: El Presidente más rico. Capítulo 3: El Inquilino).
Fabián Gutiérrez debutó en el kirchnerismo en 1994, cuando lo nombraron cadete de la Caja de Servicios Sociales (CSS). En 1995 su madre, Teresa García, ex interventora de la CSS, logró que el gobernador Kirch¬ner lo contratara como su secretario privado.
Gutiérrez tomó dos créditos del Banco de Santa Cruz para comprar una máquina limpiadora de alfombras. Los habría dejado impagos. Por eso, durante varios años, figuró como incobrable en las listas del Banco Central. Entre las organizaciones dependientes del Estado provincial a las que prestó servicios está el viejo casino de Río Gallegos, antes de que Kirchner se lo adjudicara a Cristóbal López.
Años después, el secretario instaló El Recinto, un café ubicado en la calle Alcorta de Río Gallegos, a metros de la Cámara de Diputados de la provincia. Allí tomó café la mayoría de los diputados oficialistas. Lo hicie¬ron hasta que el negocio se fundió.
En 2005 obtuvo la franquicia de Havanna en El Calafate. Un año des¬pués cerró para abrir enseguida Living, un restó-bar al que visitaban, más que nadie, sus amigos. A este último emprendimiento lo canceló en menos de un año.
Gutiérrez compró un terreno por el que pagó doscientos mil dólares justo al lado de su casa en El Calafate. Allí construyó un edificio con cua¬tro departamentos de lujo y dos locales comerciales. Por los departamen¬tos percibe cuatro mil pesos por mes en concepto de alquiler. Por uno de los locales comerciales cobra doce mil pesos; se trata de una lavandería que es regenteada por su propia madre.
El secretario privado de Cristina cobra por sus servicios oficiales quin¬ce mil pesos por mes.
También recibieron terrenos fiscales el sobrino del ex presidente, Clau¬dio Kirchner; el secretario de Obras Públicas de la Nación, José Francisco López; la presidente del Tribunal Superior de Santa Cruz, Clara Salazar; Carlos Santiago Kirchner, primo hermano de Néstor; Valerio Martínez, ex asistente personal del ex jefe de Estado; Héctor Daniel Muñoz; secretario privado de Lupo; Liliana Korenfeld, ex ministra de Gobierno de la provin¬cia y ahora diputada nacional; Carlos Miguel Kirchner, otro primo de Nés¬tor; Claudio Ángel Kirchner; sobrino del susodicho; Fulvio Madaro, ex fun¬cionario de Enargas, quien tuvo que renunciar a raíz del pago de coimas conocido como caso Skanska; el omnipresente Lázaro Báez y el propio Néstor Méndez, quien se los entregó a sí mismo cuando todavía adminis¬traba El Calafate.
Méndez fue intendente de El Calafate entre 1995 y 2007. Antes había trabajado como chofer del hospital José Formenti de El Calafate, donde Kirchner pensó que se moría de una úlcera estomacal. Méndez pasó uno de los peores momentos de su carrera política cuando fue entrevistado por Jorge Lanata para Radio del Plata, el lunes 18 de diciembre de 2006. Méndez arrancó mal:
-Muchas veces oí a gente decir que sos homosexual. Y yo no puedo decir que sos homosexual porque no te conozco.
Lanata le respondió:
-¿Sabe qué, Méndez? Yo soy homosexual. Usted me está preguntan¬do si soy gay y yo le estoy preguntando si usted es ladrón. Usted y el Pre¬sidente al que le dio tierras fiscales.
Méndez admitió que cedió tierras a diez mil personas, reivindicó la manera de hacerlo, se mostró satisfecho por venderlas, desmintió que fuera dueño de un hotel de sesenta habitaciones y afirmó que le parecía bárbaro que el entonces Presidente y su familia invirtieran en El Calafate.
También reconoció que él mismo recibió un lote, e interpretó que la falta de agua, luz, gas y cloacas era sinónimo de que la ciudad estaba cre¬ciendo.
Después del reportaje, Méndez fue puesto en el freezer político por el propio Kirchner, y no pudo ser otra vez candidato a intendente.
De cualquier manera, entre el 31 de octubre y el 10 de diciembre de 2007, día en que culminó su mandato, Méndez volvió a usar su lapicera mágica: distribuyó más de cuarenta mil metros cuadrados de tierras fisca¬les entre cuatro empresarios vinculados al matrimonio presidencial.
Se trata de las sociedades anónimas Grip, J. I., Arpat y Terranova. Sus dueños son don Pablo Grippo, los hermanos Ariel y Jorge Ivovich y Piero Gotti.
Grip es de Pablo Grippo, el arquitecto que diseñó la casa de Néstor y Cristina, y también Los Sauces.
Terranova es de Piero Gotti, socio de Grippo en los proyectos diseña¬dos para los Kirchner.
Piero Gotti fue director de Tierras del intendente Néstor Méndez hasta 2004. Es decir: era el encargado directo de distribuir los terrenos fiscales. Antes de irse, Méndez le entregó un terreno de más de diez mil metros cuadrados a 7,5 pesos el metro.
El mismo privilegio tuvo Grippo: más de diez mil metros al mismo precio irrisorio.
J. I. y Arpat son de los hermanos Jorge y Ariel Ivovich. Ellos compra¬ron en sociedad otro terreno de más de diez mil metros por el mismo valor. Un pequeño detalle más: quien se los entregó fue su hermana, Ana Ivovich, encargada del área de Tierras de El Calafate.
Además de Los Sauces y Alto Calafate, de los Kirchner, en El Calafate hay amigos y empresarios del proyecto que también manejan sus pro¬pios hoteles.
Lázaro Báez compró en abril de 2009 la hostería Las Dunas. Le costó cerca de dos millones de pesos. Es un tres estrellas con doce habitaciones que cuestan entre 170 y doscientos pesos.
Raúl Copetti, amigo personal de Néstor y recaudador del Frente para la Victoria durante las campañas de Kirchner gobernador, posee el Imago Hotel & Spa, un negocio que le costó once millones de pesos. Vecinos de El Calafate lo acusan de tirar un caño hacia la vía pública del que cada tanto salen efluentes cloacales. En marzo de 2007 el Tango 01 llegó hasta El Calafate con una carga poco habitual. Traía varios plasmas, materiales para la construcción, cerámicos y unas cajas enor¬mes selladas con máxima seguridad. Seis camionetas particulares y una de la municipalidad esperaron que el avión estacionara para recoger todos los elementos.
-Son las cosas para el hotel -explicó un funcionario de la munici¬palidad.
Todos entendieron que se trataba de Imago.


Álvaro de Lamadrid conoció El Calafate en 1990, cuando trabajó como empleado temporario de una agencia de viajes. Nació en Navarro, provincia de Buenos Aires, y se recibió de abogado a los 23 años, en la Universidad de Buenos Aires. Militó en Franja Morada, y en 1997 deci¬dió radicarse en la Patagonia, para vivir cerca del Perito Moreno y el lago Argentino. Enseguida abrió un estudio jurídico. En 2007 fue candidato a intendente y perdió. El ganador, Javier Belloni, pertenece al Partido Justicialista, pero no es considerado un kirchnerista puro.
Lamadrid fue amenazado en repetidas oportunidades.
-Yo sé que Kirchner y sus muchachos me odian -afirmó más de una vez.
No es para menos. Fue por su denuncia que la Argentina se enteró de que estaban rematando uno de los lugares más lindos de la Patagonia argentina. Y el bloque de Diputados de la Coalición Cívica pidió que se expropien todos los terrenos vendidos a precio vil.
Lamadrid habló para esta investigación:
-¿Por qué compara la cesión de tierras con el escándalo de los fon¬dos de Santa Cruz?
-Porque cuando se calcula el valor del mercado de las tierras entrega¬das, da como resultado un monto superior a quinientos millones de dóla¬res. Y eso te revela la magnitud del escándalo. Y ojo: no estoy hablando del precio al que compraron la tierra Néstor, Cristina y cerca de cincuenta funcionarios, ex funcionarios y parientes. Ellos pagaron 7,50 pesos el metro cuadrado. Hablo del precio real. Del que surge de la oferta y la demanda. En un solo acto de corrupción se quedaron con la misma can¬tidad de plata que cobró la provincia por las regalías petroleras en la déca¬da de los noventa.
-¿El cálculo de los quinientos millones incluye las nuevas construc¬ciones de hoteles y propiedades?
-No. Solamente las tierras. Solo la suma de hectáreas que les cedie¬ron a Néstor, Cristina y los demás. Y no es un invento mío. Vení a cual¬quier inmobiliaria independiente de El Calafate, preguntá cuánto vale el metro cuadrado hoy, y multiplícalo por las hectáreas con la lista de bene¬ficiarios en la mano. Te da quinientos millones de dólares.
-Un buen negocio, ¿no?
-Por eso yo lo llamo "el mejor negocio del mundo". Porque incluye el tráfico de influencias. Y porque los beneficiarios son los socios del poder. Fíjate el caso del ex presidente. Kirchner compró un terreno a cincuenta mil dólares. En un rápido pase de manos, se lo revendió a Cencosud. Ni siquiera lo compró con su plata, porque pidió un préstamo del Banco de la Provincia de Santa Cruz de [la familia] Eskenazi y, cuando todavía no lo terminó de pagar, vendió el terreno a dos millones y medio de dólares.
-¿En qué basa sus acusaciones?
-La denuncia original es contra Néstor Méndez, el intendente de enton¬ces. Él es el responsable administrativo. Él firmó los decretos. A él le impu¬té incumplimiento de los deberes de funcionario público, abuso de autori¬dad, defraudación a la administración pública agravada y una figura tan grave como la del cohecho: el tráfico de influencias. El motivo es evidente. Para mí está claro que Méndez firmó los decretos para dar tierras al ex pre¬sidente y unos cincuenta de sus amigos porque se lo pidió Kirchner. Y se lo pidió debido a su influencia política. Kirchner se lo demandó. Y Méndez accedió. Fue un tributo a su jefe político. A alguien que tenía el poder para darle o quitarle partidas que necesita el municipio. Si esta fuera una inves¬tigación seria y razonable, el primero que debería ser condenado por su res¬ponsabilidad penal es el propio Kirchner. Para cualquiera está claro que el que dio la orden es él. Para que no queden dudas, lo planteo al revés: ¿Mén¬dez habría repartido esas tierras si no se lo hubiera pedido Kirchner?
-Quizá no. Pero tampoco hay una orden escrita.
-Pero las evidencias están. Analicemos: ¿Cuáles fueron los mejores terrenos que se cedieron? Sin duda: los que Kirchner después le vendió a la gente de Cencosud. ¿Sabés quiénes eran los propietarios de esos terre¬nos originalmente?
-Sí, la Fuerza Aérea.
-Exacto. Todavía no se habían escriturado, pero la municipalidad se los había cedido hace algunos años. Estaban en trámite. No había duda alguna de que le correspondían a la Fuerza Aérea. ¿Y qué pasó entonces? De buenas a primeras, el ex intendente les caducó la propiedad. Alegó un incumplimiento subjetivo, inexistente y a las dos semanas... ¡se los entre¬gó a Kirchner! ¿Cómo te imaginás que pasó esto?
-Dígamelo usted.
-Bien. Me imagino que llamó alguien en nombre de Kirchner, o el propio Kirchner, o la misma Cristina, y dijeron: "Nos gusta este terreno. No sé cómo te las vas a arreglar para dármelo, pero este terreno tiene que ser mío". En relación a esto, la revista Noticias informó que el desplaza¬miento del entonces jefe de la Fuerza Aérea, [brigadier Carlos] Rhode, se debió a su resistencia a entregarle las tierras a la provincia y no al escán¬dalo de las valijas con cocaína de Southern Winds, como lo difundieron en su momento. Parece que Rohde estaba indignadísimo y estaba dispues¬to a ir a los medios para contar todo.
-¿Había alguna ley, ordenanza o norma que le impidiera al inten¬dente repartir tierras como lo hizo?
-Sí. Se violaron varias ordenanzas que regulan la venta de tierras. El intendente podía vender terrenos, pero dentro de un procedimiento esta¬blecido. El trámite implica abrir un expediente administrativo y recibir la solicitud o pedido. Méndez, por ejemplo, no podía otorgar más de dos terre¬nos a la misma persona o grupo familiar. Además debía dar prioridad a los pedidos con trámite anterior. Por otra parte, los solicitantes, para determi¬nados terrenos, debían ser residentes. Y, finalmente, Méndez tenía la obli¬gación de publicar las ventas en el Boletín Oficial. Bien: violó todas y cada una de las prohibiciones. Y no hizo pública ninguna venta.
-¿Por qué?
-Para no evidenciar su favoritismo. No podía permitir que la gente se enterara de su entrega de bienes valiosos a los amigos del poder, y a cam¬bio de nada. Los decretos fueron ocultos y secretos para que los tres mil solicitantes con prioridad no lo supieran.
-¿Por qué no hubo manifestaciones de quienes los habían solicita¬do antes?
-Porque se enteraron tres años después, cuando se hizo pública mi denuncia en los medios nacionales. Y porque tienen miedo de ser despe¬didos de sus empleos públicos, o perseguidos.
-¿Es cierto que un buen día desapareció el Boletín Oficial?
-No desapareció. Méndez dejó de publicarlo, que no es lo mismo.
La excusa fue que se trataba de un gasto improductivo. Pero eso no es todo: ni siquiera cumplió con la obligación mínima de mandar los de¬cretos de entregas de tierras al Concejo Deliberante. ¡Y eso que hay una ordenanza que obliga al intendente a brindar libre acceso a la informa¬ción pública!
-¿Hay alguna relación entre la cantidad de metros cuadrados recibi¬dos y el poder de cada funcionario kirchnerista?
-Claro. Nadie recibió más que Néstor y Cristina. Los otros cincuen¬ta funcionarios recibieron menos metros. Y en zonas menos caras, donde no eran tan valiosos por ubicación y entorno.
-¿Por qué algunos recibieron lotes para chacras y otros para comercio?
-La lógica de la entrega de tierras es anterior a la provincialización de 1957. Antes que nada, se busca poblar. Por eso se las reparte, igual que aho¬ra, con la obligación de construir o levantar una explotación agrícola o ganadera. La idea es, además, evitar que compren un baldío y a los cinco minutos lo revendan, típico negocio inmobiliario rentista. Bueno: eso es lo que hicieron muchos amigos del poder. Especularon. "Direccionaron" la obra pública hacia sus terrenos. Así los revalorizaron sin gastar un peso. El terreno de la senadora fallecida, Selva Judit Forstmann, es ahora un bal¬dío que está en sucesión.
-¿Y por qué no lo recupera la intendencia?
-¡Porque lo quieren todo para ellos! Pensemos juntos. Si no le hubie¬ran dado los 148 mil metros cuadrados que recibió el ex presidente, casi trescientas personas podían haber sido favorecidas con terrenos de qui¬nientos metros cuadrados, medidas adecuadas para cualquier vecino con necesidad de vivienda.
-¿Cuál es el porcentaje de habitantes sin luz, agua, cloacas o gas?
-El cincuenta por ciento del pueblo no tiene cloacas, el veinte por ciento no tiene agua ni gas y el diez por ciento no tiene luz. La Avenida del Libertador divide el pueblo en dos: de la avenida hacia el lago están los ricos K, y del Libertador hacia el cerro están el pueblo trabajador y la clase media. Y un poco más atrás, hacia la cordillera, los más humildes.
-¿Cómo está la causa?
-Mal. No avanza. Y yo estoy indignado.
-¿Por qué?
-La fiscal de la causa es la doctora Natalia Mercado, que no solo es la sobrina de Néstor y Cristina: Natalia también recibió tierras.
-Natalia y Romina Mercado.
-Sí. Las dos. Natalia, la fiscal y Romina, la hermana. Es más: Romi¬na, hasta el año pasado, figuraba como una de las accionistas del Hotel Alto Calafate, un negocio de nueve millones de dólares. Un poco extra¬ño, ¿no? Se trata de alguien que tiene 33 años y que debe de ganar cua¬tro mil pesos por mes. La misma Romina que hasta hace un tiempo, por lo menos, era la pareja del juez Santiago Lozada, otro magistrado funcio¬nal a Kirchner. Ella también es abogada. Y ejerce la profesión. Es impo¬sible que haya ganado nueve millones de dólares de un día para el otro.
-¿La fiscal Natalia Mercado no se excusó?
-No. Es un papelón y una vergüenza que ella tenga que investigar a parientes, amigos y familiares. ¿Alguien cree que puede ser capaz de investigarse ella misma y, eventualmente, pedir una condena?
-¿Qué hubiese sido lo correcto?
-Si tuviera un mínimo de ética tendría que haberse excusado. Como no lo hizo, nosotros la recusamos. Sin embargo, el juez no hizo lugar. Apelamos ante la Cámara, y también la rechazó. Así que la fiscal está con¬firmada.
-¿Cuáles fueron los argumentos para rechazar la recusación?
-Un disparate total. Un exceso de rigor formal. Arguyeron que yo no puedo pedir la recusación porque no soy parte de la causa. Porque no soy un damnificado directo.
-El juez y los integrantes de la Cámara, ¿son independientes?
-¿Independientes? Alcanza con recordar sus antecedentes. El juez de Cámara se llama Rubén Lobos. Es el mismo que liberó a [el ex ministro de Gobierno de Santa Cruz, Daniel] Varizat, el que atropelló con una camio¬neta a varios trabajadores docentes. Eligió un buen momento: un mes des¬pués del triunfo de Daniel Peralta en las elecciones a gobernador. Lobos también cerró, sin investigar, una vieja causa contra el entonces goberna¬dor Kirchner. Se lo acusaba de usar el avión sanitario para viajes políticos y particulares. Y lo habría utilizado a pesar de la muerte de personas que no alcanzaron a ser atendidas en tiempo y forma porque no pudieron via¬jar a Buenos Aires para ser tratadas allí. Y, como si todo eso fuera poco, Lobos es el juez que cerró de manera definitiva la causa por los famosos fondos de Santa Cruz. En rigor, la cerró Santiago Lozada, en primera ins¬tancia, y confirmó su cierre definitivo Lobos, en la Cámara.
-¿Y qué dijeron los otros dos camaristas?
-Nada. Porque no hay. En todos los sistemas judiciales normales exis¬ten tres camaristas. Pero el enjambre judicial de Santa Cruz está coopta¬do por Kirchner. Entonces el camarista es uno solo, y se trata de un juez servil y domesticado por el poder político.
-¿Cómo viene actuando el juez de primera instancia de El Calafate, Carlos Narvarte?
-Pateó la pelota afuera. Cuando le pedí la causa, me dijo que, si que¬ría información, se la tenía que pedir a la fiscal Mercado. Y me remarcó que él no podía mostrarme nada porque se trata de un expediente reser¬vado. Por otra parte, la fiscal Mercado ni me atiende el teléfono. Igual, le pedí un montón de medidas de prueba ni bien fue confirmada. Una fue la citación al presidente de Cencosud, Horst Paulmann. Él debería explicar en qué circunstancias y por qué le compró dos hectáreas en casi dos millo¬nes y medio de dólares.
-¿Qué antecedentes tiene Narvarte?
-No muchos, pero si sigue sin actuar va a empezar a tener los peores. En verdad, el juzgado de El Calafate es nuevo. Se abrió en el año 2005. Antes, los asuntos de la ciudad se tramitaban en Río Gallegos. El anterior trabajo de Narvarte fue en un juzgado de menores en Río Gallegos. No tengo dudas: es afín al kirchnerismo. Cuando lo nombraron, el goberna¬dor era Sergio Acevedo. Fue el mismo que nominó a Natalia Mercado. Con esa decisión cometieron la primera irregularidad.
-¿Por qué?
-Porque para ser fiscal debería haber acreditado, como lo exige el Tri¬bunal Superior de Justicia, por lo menos cinco años de ejercicio profesio¬nal. Ella no los tenía. Es idéntico al caso Zannini. Carlos Zannini fue nombrado en 1998 presidente del Tribunal Superior. La ley le exigía que acreditara cinco años de ejercicio de la profesión... ¡Y ni siquiera había sacado la matrícula!
-¿No hay nadie que controle esas cosas?
-No. Y sería demasiado pedir, si con el poder que todavía tienen son capaces de hacer el intento de cerrar esta causa, de archivarla, como lo hicieron con otras igual de escandalosas.
-¿Por qué?
-Porque estoy seguro de que van a preferir pagar ese costo políti¬co a mantenerla viva y correr el riesgo de que crezca como una bola de nieve. Van a elegir soportar el escándalo, pero de una sola vez. Es que no es solamente la entrega de tierras fiscales a unos pocos. El ver¬dadero escándalo consiste en haberse apoderado de lo público. Es ver¬gonzosa la concentración de terrenos a manos de funcionarios nacio¬nales. Porque no son solamente Kirchner y Cristina. Son varios. Están [el titular de la AFIP Ricardo] Echegaray; Rudy Ulloa; Lázaro Báez; y todos los amigos del poder. Y estas cesiones no solo generaron una gran concentración económica. También provocaron un direccionamiento de la obra pública hacia las zonas donde están las tierras de estos poderosos. Es decir: una enorme concentración de la renta del negocio turístico en la ciudad. Es un plan sistemático de apropiación de casi una ciudad entera.
-¿Podría explicarlo mejor?
-Kirchner y sus amigos primero se quedaron con las tierras. Después monopolizaron el negocio de la hotelería, el transporte público y las con¬cesiones viales. No estaría muy equivocado si te digo que el sesenta por ciento de la renta vinculada al turismo en El Calafate ha quedado en ma¬nos de Kirchner y sus testaferros. Y solo el cuarenta por ciento es maneja¬do por empresarios dedicados y honestos.
-¿Por qué no se publican todos los datos de las cesiones de tierras?
-Porque multiplicaría el escándalo.
-Uno de los argumentos del ex intendente es que las tierras se las entregan a las familias. ¿Los Kirchner son tomados en cuenta como un solo beneficiario?
-Gran tema. Y gran incógnita también. En los decretos de las tierras figuran como dos beneficiarios distintos, como si fueran dos individuos que no estuvieran casados. En un decreto dice: "Otórguese a Néstor Car¬los Kirchner". Y en otro: "Otórguese a Cristina Elisabet Fernández". ¿Raro? No. Una gran irregularidad. Porque, cuando la Presidente presen¬ta su declaración jurada de bienes, confirma la de su marido. Sostiene: Tengo lo mismo que Kirchner, los mismos autos, las mismas casas, los mis¬mos plazos fijos. Quizá, para ser más prolijos, deberían presentar dos declaraciones juradas separadas y distintas.
-¿Conoce la historia de Los Sauces, el hotel de Néstor y Cristina?
-Se supone que se lo dieron al empresario Juan Carlos Relats, para administrar. Digo "se supone" porque no me parece creíble que un hom¬bre de negocios con semejante poder y muchos millones de dólares de facturación necesite explotar un hotel como Los Sauces. Para mí es una clara maniobra para justificar una salida de dinero. Lo que declaran que Relats paga por mes de alquiler no cierra. Está inflado. Es un disparate. Yo vivo en El Calafate. Y te digo que es inviable mantener un hotel así, si tenés que pagar semejante alquiler. Me dirás: es caro. Te sale novecientos dólares una noche. Pero una buena parte del año está cerrado. Y no lo veo trabajar a pleno. Está claro que acá hay gato encerrado.
-¿Por qué dice usted que es un negocio integrado?
-Pensemos juntos. El intendente "le vende" los terrenos muy baratos, para no decir que se los regala. Por un lado, construyen un hotel. Por el otro, le compran a la municipalidad miles de hectáreas en la mejor zona de El Calafate. Justo en el área donde construyen la obra pública. Enci¬ma, la gran obra pública la termina haciendo Lázaro Báez, de Austral Construcciones. Es un negocio integral porque hacen diferencia con todo: con el precio de compra, con el precio de venta (que sube porque la zona progresa cada día más), y con la explotación de los hoteles...
-¿Puede dar un ejemplo concreto?
-Claro. Antes, por la zona de la casa de Néstor y Cristina, no había nada. Ahora hay calles y asfalto. Muy cerca del entorno de Los Sauces se hizo un paseo costero. No debe llegar a veinte kilómetros. ¿Y para qué se lo hizo? Para que salga a pasear el matrimonio presidencial. Y no es que a mí me moleste el progreso. Lo que me molesta es la insensibilidad. Por¬que muchos barrios de El Calafate no tienen luz, agua, gas ni cloacas. Y, encima de no ser una obra imprescindible, es el asfalto más caro en la his¬toria de la Argentina. Se pagaron cincuenta millones de dólares por vein¬te kilómetros. Y la empresa constructora es, otra vez, Austral Construc¬ciones, de Lázaro Báez, a quien se sindica como socio de Kirchner. Si son capaces de hacer esto, ¿cómo no van a dibujar las declaraciones juradas para evadir su responsabilidad por enriquecimiento ilícito? Pero hay una cosa peor todavía.
-¿Cuál?
-El negocio de la hotelería. La hotelería es un lavado de dinero abso¬luto e incontrolable. Si vos declarás en la AFIP que tu hotel está lleno todo el tiempo, aunque tus habitaciones sean carísimas y esté cerrado una buena parte de la temporada, ¿quién te va a ir a controlar? A todos los recaudadores les importa cobrar impuestos. Cuanto más ocupación tenga el hotel, cuánto más cara sea su suite, más impuestos van a recaudar. Y, a la vez, es un negocio ideal para blanquear un ingreso en negro, por coimas o por lo que sea. Fijate el alquiler astronómico que le pagan a Kirchner. Es una rentabilidad que no se consigue con ningún negocio lícito del mundo.
-Según la declaración jurada, Los Sauces sería un hotel muy exitoso.
-Bueno, en Santa Cruz uno puede decir cualquier cosa, porque hace años que nadie presenta documentos probatorios. Ni con los fondos de Santa Cruz ni con nada. Prefieren construir leyendas a documentar la ver¬dad. Una leyenda muy difundida es que Kirchner era un hombre de fortu¬na antes de su ingreso fuerte a la política, que era un hombre próspero y rico antes de alcanzar el poder, como intendente de Río Gallegos, en 1987. Y eso es una mentira más grande que una casa. ¿Cuál era su patrimonio antes de 1987? ¿Qué tenía? Diez, once, doce, trece casas en Río Gallegos. ¿Y eso es ser rico? La respuesta es no. Además, la mayoría de las casas eran muy pequeñas, muy humildes. Pero a Kirchner y sus amigos les con¬viene que la gente piense eso. Aunque puede ser un poco incómodo desde la mirada política pensar en un dirigente con mentalidad rentística, resulta muy útil para que la mayoría suponga que la plata la tenía desde antes. Pero es otro cuento. Otra construcción. Igual que la del Kirchner preocu¬pado por los derechos humanos. O la de Néstor y Cristina diciendo que había que hacer mucha plata antes de meterse en la política. Por favor... El ex presidente y Cristina siempre mezclaron lo público con lo privado. Desde 1987 hasta ahora mismo. Dejan alimentar la leyenda para generar la sensación de que tienen plata desde siempre. De toda la vida. Pero es al revés: la plata grande la hicieron con la función pública, como demues¬tra el incremento desmesurado de sus propias declaraciones juradas.
-Además de la construcción del paseo de la costa, ¿qué otra cosa está haciendo Austral Construcciones?
-Está construyendo un shopping en uno de los terrenos que recibió. Una cosa increíble, que incluso fue confirmada por Méndez en una entre¬vista que le hicieron en La Nación. Lázaro rodeó motu proprio el shopping con un cableado subterráneo. La municipalidad se mostró impasible fren¬te a eso. Como diciendo: "Hacé lo que quieras. A la manzana ponele la traza que quieras. Y, además, iluminala como se te cante". Estas cosas reve¬lan el rol, pobrísimo, del intendente. Y la dependencia que tienen respecto de Kirchner. Tanta, que Lázaro Báez, Rudy Ulloa y Julio De Vido tienen carta libre en El Calafate. Si vienen y dicen "quiero hacer una plaza acá", lo logran.
-Tengo una copia del expediente. Le propongo analizar, uno por uno, los más importantes, además de Néstor y Cristina. Empecemos por Car¬los Santiago Kirchner.
-Primo hermano del ex presidente. Es arquitecto. Trabaja en el Minis¬terio de Planificación. Es la persona que negocia la obra pública con los gobernadores e intendentes. Hasta donde me enteré, tiene los terrenos adjudicados, pero todavía no construyó nada.
-Clara Salazar, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Santa Cruz.
-Este es un dato clave. Si ella es una de las beneficiarias de la entre¬ga, no creo que esta causa prospere, por lo menos no en la provincia. De cualquier manera, y en prevención de que este juicio se pueda archivar, vamos a hacer todo lo posible para "mudar" la denuncia a un juzgado federal. Supongo que en Comodoro Py, a esta altura del partido, deben de haber perdido la capacidad de frenar o cerrar causas. Quizá se pueda ampliar la denuncia genérica por asociación ilícita que en su momento presentó Elisa Carrió al juez Julián Ercolini. Ese podría ser el plan B...
-Osvaldo "Bochi" Sanfelice.
-Es el propietario de la inmobiliaria Sancho y Sanfelice. Sancho es el ex gobernador que se tuvo que ir antes de tiempo. Pero Sanfelice es el administrador, junto con Máximo Kirchner, de todas las propiedades de la familia en Río Gallegos. Y en algún documento figura también como socio de Néstor Kirchner.
—Santiago Lozada.
-Ya nos referimos a él. Es el juez que ayudó a cerrar la causa por los fondos de Santa Cruz, entre otras.
-María Inés Granero.
-Es la hija de José Ramón Granero, titular de la Secretaría de Progra¬mación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Nar¬cotráfico. Es quien le dio el analgésico al ex presidente que le provocó la úlcera en la Semana Santa de 2004.
-Selva Judit Forstmann, la senadora que murió el 11 de abril de 2009, cuando su camioneta se internó en el río Barrancoso, a 120 kiló¬metros de Gobernador Gregores, en la misma provincia de Santa Cruz.
-Más allá del lamentable accidente, hay que aclarar que ella vivía en Caleta Olivia y que recibió un terreno, aunque, según las ordenanzas de El Calafate, no le correspondía, ya que una ordenanza sostiene que, para reci¬bir un terreno con destino a vivienda unifamiliar, el beneficiario tiene que residir en El Calafate. De cualquier manera, no fue la única ordenanza que se violó. También se ignoró aquella que dice que una persona o un grupo familiar no puede adquirir más de un terreno fiscal. Es decir: pueden com¬prar cuarenta terrenos en el mercado inmobiliario, pero no pueden adqui¬rir más de uno cedido por la municipalidad. Los pasaron por encima. Los obviaron. Para los amigos del poder no hay ordenanza que valga.
-Juan Antonio Bontempo.
-Primero fue secretario de Gobierno. Después fue ministro de Eco¬nomía de los gobernadores Kirchner y Acevedo. Ahora trabaja en la Unidad Presidente, con Cristina. Su cargo es subcoordinador de Asun¬tos Técnicos.
-Rudy Ulloa Igor.
-Claro. Rudy Ulloa era cadete del estudio jurídico de Kirchner. Y hoy es un empresario que tiene medios acá, en la provincia. Se sabe: quiso com¬prar Telefé. A mi entender no solo no puede ser empresario. Ni siquiera estoy seguro de que tenga capacidad para ser un buen empleado.
-Claudio Kirchner.
-Sobrino de Néstor Kirchner. No sé a qué se dedica.
-Oscar Zaeta.
-Es el escribano oficial. Obvio: se trata de un militante del Frente para la Victoria.
-Ricardo Echegaray, titular de la AFIP.
-También tiene un terreno. No es el de los más grandes. Tiene cerca de dos mil metros cuadrados.
-Leandro Vidaurre.
-Abogado del ex intendente Méndez. Y secretario legal de la muni¬cipalidad. Es el que firmó los dictámenes e hizo las escrituras. Obvio: también recibió tierras.
-Pablo Grasso.
-Militante del Frente para la Victoria de Río Gallegos. Concejal. (Es el hombre que conectó a Cristóbal López con Néstor Kirchner, véase Segunda Parte: Cristóbal. Capítulo 1: La llamada).
-Fabio Oyarzún.
-Otro caso escandaloso. Ex concejal de El Calafate, en el momen¬to en que se entregaron las tierras era secretario de Gobierno de la municipalidad. Si te fijás con cuidado en el expediente, vas a compro¬bar que todos los funcionarios tienen tierras. No dejaron a ninguno afuera. Establecieron con mucha precisión la cadena de complicidad. Todos cierran filas y defienden la causa, porque todos tienen un peda¬zo de terreno fiscal.
-Álvaro Sánchez Noya.
-Secretario de Planeamiento del intendente Méndez. Fue el que firmó muchos de los decretos de adjudicación de tierras junto con Mén¬dez. Cierra el círculo del bochorno. Un intendente que se adjudicó o vendió terrenos a él mismo, gracias a los decretos que firmó su secreta¬rio de Planeamiento, quien también se benefició con tierra fiscal.
-Jorge Magliot.
-Otro que se concedió tierras, siendo secretario de Obras de la ges¬tión Méndez. Pero ahorremos tiempo. No nombremos a uno por uno. Digamos que todos los altos funcionarios del gabinete municipal de Méndez fueron beneficiados con tierras.
-¿Es verdad que fue amenazado?
-Me persiguen. Pretenden amedrentarme. ¿La verdad? En Santa Cruz ser oposición es difícil. Y en El Calafate, un apostolado. Me amena¬zaron, sí. Y no solo eso. Escucharon mis conversaciones telefónicas. Me pincharon el celular. Un día estaba con un amigo, en un bar, hablando de política. Cuando llegué a mi casa tenía un mensaje en el contestador. Era la conversación que había mantenido hacía media hora antes. También me pintaron la casa. Fue cuando me presenté como candidato a inten¬dente, en 2007. Me pusieron: "PJ. Evita Vive. Lamadrid: te vamos a hacer boleta". Fue el último intento de volverme loco. Primero me habían amenazado de muerte, por teléfono. Yo viajo mucho a Río Gallegos por cues¬tiones profesionales. Se ve que me tenían contados los pasos porque me dejaron un mensaje grabado que decía: "Cuidate. En la ruta te puede pasar cualquier cosa". Después me hicieron lo de las escuchas que te acabo de contar. Yo reaccioné, y presenté una denuncia junto con todos los elementos en el juzgado correspondiente. Más tarde, un habitante de Linda Vista, uno de los barrios más pobres de El Calafate, denunció que unos hombres se bajaron de una camioneta de la municipalidad y empe¬zaron a ofrecer 1.500 pesos para quien estuviera dispuesto a darme una golpiza. Se ofreció como testigo y volví a presentar otra denuncia. Cuan¬do al final me pintaron la casa, una de las candidatas de nuestra agrupa¬ción, Marcela Barboni, me dijo: "Yo me presento y hago la denuncia". Pensé: ¿Otra denuncia más? Y de repente me di cuenta de cuál era la jugada de estos tipos. Querían enloquecerme. Esperaban que hiciera una denuncia por semana para que la gente me tomara por un payaso. Querí¬an convertirme en un denunciante profesional para ponerme en el peor de los ridículos. Y no hice ni una denuncia más por amenazas. Desde ese día, no me amedrentaron más. Pero se equivocan si piensan que voy a aban¬donar esta causa. Podrán seguir pensando en hacer el mejor negocio del mundo, pero deberán saber que hay gente que los está observando y que tarde o temprano los va a denunciar.

3 EL INQUILINO
El presidente Néstor Kirchner miró directo a los ojos del multimillo¬nario Juan Carlos Relats, de ahora en adelante "El Inquilino", y le desce¬rrajó el número:
-Para mí 105.000 dólares por mes está bien.
Iban en la camioneta que manejaba el propio Kirchner. Estaban recorriendo los rincones más lindos de El Calafate, en la provincia de Santa Cruz. Acababan de visitar juntos Los Sauces, el hotel que toda¬vía Néstor y Cristina no habían terminado de construir, justo al lado de su propia casa.
Eran las diez de una fría mañana de otoño de 2006.
Relats entró en pánico. Y no porque tuviera algún problema econó¬mico o financiero que le impidiera pagar semejante suma. El hombre se había hecho rico, sobre todo, haciendo negocios con el Estado. Por eso conocía a la perfección el costo que significaba decirle que no a un presi¬dente de la Nación.
-Néstor, ¿no me lo dejás pensar un poco?
-Vamos ¿qué es lo que tenés que pensar? -lo apuró el jefe de Estado.
Así nació una de las transacciones más sospechadas de la Argentina. Y uno de los puntos más controversiales de la declaración patrimonial de Néstor y Cristina Fernández de Kirchner. El contrato que explicaría parte de la fortuna presidencial.
Si Lupo le hubiera hecho la misma pregunta el martes 1o de setiembre de 2009, entre las 13.30 y las 15.30, en su escritorio del segundo piso del Hotel Panamericano, el empresario seguramente le habría respondido lo que le dijo al autor de esta investigación:
-Ni loco. Era preferible perder un negocio a estar, como estoy ahora, en boca de todo el mundo, como Cristóbal López o Lázaro Báez.
El Inquilino jamás le dio una nota a un periodista en toda su vida. Casi nadie le conoce la cara, más allá de su familia, sus socios, algunos de sus empleados, y gente tan poderosa como Kirchner o Julio De Vido.
Ahora sabe que no tiene más remedio porque va a aparecer en un libro. Y está dispuesto a defenderse. Y se presenta junto a su hija, la ingeniera en construcciones Silvana Relats, la mujer que maneja los hoteles del grupo y que, además, protege a su padre como una leona a su cría.
El Inquilino propone una conversación informal y promete contestar las preguntas más comprometidas por escrito:
-Tengo miedo de no responder con las palabras adecuadas.
Después se lanzará sin disimulo, y contestará la pregunta más insis¬tente: por qué un hombre de negocios con semejante poder aceptó alqui¬lar el hotel de Néstor y Cristina.
El enigmático Juan Carlos Relats, 74 años, Documento Nacional de Identidad 6.011.163, hijo de padre catalán y madre alemana, casado, dos hijas, poderoso empresario de la obra pública, las rutas, el petróleo y el gas, los hoteles, el juego y la ganadería, incluida la cría de búfalos, con una fac¬turación de 570 millones de pesos y 3.120 empleados, desmintió por prime¬ra vez, de manera pública, que detrás de los pagos del alquiler a Kirchner haya lavado de dinero o gato encerrado. Enseguida se verá con qué argu¬mentos lo hizo.
-¿Estás investigando a tipos que facturan miles de millones de dóla¬res, y te preocupás por el alquiler de un hotel en El Calafate? -quiso des¬alentarme.
-Precisamente por eso. La pregunta es por qué un empresario con tantos negocios y tantos intereses como usted se toma el trabajo de pagar¬le el alquiler del hotel presidencial en Calafate.
-Yo estoy muy dolido. Esto me ha perjudicado mucho. Si fuera por mí, no hablaría con ningún periodista.
Hasta ahora, sin atender a los medios, no le había ido nada mal.
El Inquilino nació en Venado Tuerto, Santa Fe.
Cursó sus estudios en la Universidad del Litoral. Conoce los dos lados del mostrador.
En 1960 fue jefe de Obras Públicas de la Municipalidad de la Ciudad de Corrientes. Más tarde lo nombraron ingeniero jefe de la Dirección de Vialidad de la provincia. Un poco después fue designado jefe de Obras de la Dirección de Vialidad del Chaco.
En 1966 fundó su primera empresa junto a Raúl Clebañer. Se llamó Relats-Clebañer Sociedad Comercial Colectiva. Así se transformó en una constructora pública. En 1971 la Sociedad Comercial Colectiva se con¬virtió en una sociedad anónima. En 1981 pasó a denominarse Necon SA y empezó a multiplicar su facturación de manera exponencial, tanto en la provincia de Corrientes como en la de Buenos Aires y en la Capital Fede¬ral. En 2001 volvió a reorganizar la sociedad y así fundó JCR SA. Un año después se dio cuenta de que el peaje era otro gran negocio y fundó Rutas del Litoral SA. Actualmente no se puede quejar: factura solo en la obra pública trescientos millones de pesos, tiene más de 1.800 empleados y se jacta de poseer 1.450 equipos viales.
En 1970 Relats se metió en la explotación agropecuaria con la com¬pra de Estancia San José, en Corrientes. Una década después ya poseía campos también en Entre Ríos y había dado el salto más grande dentro de la actividad. Fue exactamente en 1979, al comprarle Estancias Loma Alta a Bunge & Born, con un predio de 35.000 hectáreas en Corrientes y, otro de 2.500 hectáreas en Entre Ríos, además de 19.000 cabezas de ganado.
Ahora Relats tiene la bonita cifra de 130.000 hectáreas de campo. La mayoría de ellas las usa para criar ganado, aunque también es dueño de un arrozal que le vende a Molinos una buena parte de su producción.
En ese mismo campo se encuentra su estancia Nueva Valenzuela. Allí mismo está la pista donde un día aterrizó el avión privado de José Anto¬nio Aranda, uno de los principales accionistas de Clarín, según contó un periodista de Perfil. Fue una bajada no de emergencia pero sí imprevista, porque Aranda no quería aterrizar en Resistencia.
A los campos ubicados en Corrientes, Formosa y Santa Fe, Relats los utiliza para alimentar reproductores de alta calidad, como bradford, brangus negro y colorado y brahmán. También para criar búfalos. En total posee 78.000 animales.
En Santa Fe, además, se dedica a la explotación agrícola. Y en San Juan y La Rioja tiene olivares. Su actividad agropecuaria le reporta una facturación anual de casi cincuenta millones de pesos y le permite dar tra¬bajo a 220 personas.
En 1974 comenzó a operar el Hotel Guaraní, ubicado en la ciudad de Corrientes. Tiene 150 habitaciones.
En 1982 inauguró el Panamericano de Buenos Aires, construido por su propia empresa. Con cuatrocientas habitaciones, enfrente del Obelis¬co, es el tercer hotel más grande de la Argentina. Y le sirvió a Relats pa¬ra quedar bien con Dios y con el Diablo. Allí festejó su triunfo Raúl Alfonsín el 30 de octubre de 1983. Hicieron lo mismo Fernando de la Rúa y "Chacho" Álvarez, cuando en 1999 ganó la Alianza. Al año siguiente Carlos Menem lo usó para inaugurar su página web junto a Cecilia Bolocco.
En 1987 inauguró el Hotel Panamericano de Bariloche. Lo levantó también con su constructora. Tiene 306 habitaciones. Pocos políticos y empresarios resistieron la tentación de aceptar el hospedaje gratuito del inquilino de la Presidente.
En 1990 ingresó al negocio petrolero bajo la denominación de Necon SA y en asociación con Petroquímica Comodoro Rivadavia. Así ganó la licitación de El Sosneado, en Mendoza. Un año después les adjudicaron áreas en Río Negro, La Pampa y Neuquén. En 1992 Necon formó una unión transitoria de empresas con Petróleos Sudamericanos y ganó Caimancito, un área en Jujuy que fue vendida en 2007.
Ahora posee el 25 por ciento de la explotación de varias áreas de la región Centro-Oeste y de la provincia de Salta. En este negocio factura 87 millones de pesos y emplea a solo sesenta personas.
En 1996, como si nada fuera suficiente, se metió también en el nego¬cio del juego. El gobernador de Río Negro, Pablo Verani, le cedió la explo¬tación del Casino Gran Bariloche.
En 1999 creó Entretenimientos Patagonia SA y le puso a sus casinos el nombre de fantasía Worest.
Un año después ya manejaba salas de juegos en Formosa, Clorinda, Pirané y El Colorado. Además inauguró CasinoSur.com, su primer casi¬no virtual.
En 2003 las autoridades de la provincia de Río Negro, para eludir la prohibición de instalar nuevos casinos, impulsaron la creación de "ane¬xos" de los casinos de Relats en el Shopping Patagonia, de Bariloche, y también en El Bolsón.
El 28 de enero de 2004, el cura párroco José Luis Genaro presidió la celebración de los setenta y ocho años de esta ciudad. Y rogó:
-Ojalá que, cuando El Bolsón cumpla los ochenta, se puedan concre¬tar la ampliación del hospital y la reparación de las escuelas. Y ojalá que para esa fecha no abran el casino.
Las oraciones del sacerdote no fueron escuchadas: Entretenimientos Patagonia logró la apertura de su sede de El Bolsón en noviembre de 2007.
El 15 de julio de 2006 Relats, accionista de Tresor Casino, inauguró otra sala de juegos en Apóstoles, Misiones.
Y el 7 de mayo de 2007 abrió otra en la misma provincia, pero esta vez en San Javier.
En 1998 El Inquilino fue beneficiado con otro negocio redondo.
El gobernador de Salta, Juan Carlos Romero, le otorgó la concesión del agua potable de la provincia, previo aumento del veinte por ciento en la tarifa. Fue casi al mismo tiempo en que ganó la obra de mantenimien¬to de la ruta que une a Resistencia, en Chaco, con Clorinda, en Formosa.
El 23 de agosto de 2007, la Corte Suprema le rechazó un curioso recla¬mo. Relats pretendía imputar como pago de impuestos los certificados de obra que todavía no le habían pagado.
En ese sentido, El Inquilino no es distinto a los demás empresarios de la obra pública: sea por adecuación de precios, inflación o mayores cos¬tos, siempre les queda algo por cobrar.
-De la época de Menem me deben cincuenta millones de pesos, por obras anteriores a 1991. Me ofrecieron el 15 por ciento. Les respondí que sí, pero todavía no me lo pagaron —reveló Relats.
-¿Quién se lo ofreció: De Vido, Kirchner o Cristina?
-No importa. Porque el que me lo debe es el Estado, la República Argentina, más allá de quién sea el Presidente.
El 21 de setiembre de 2008, Nicolás Wiñazki, periodista del diario Crí¬tica, denunció que Relats había participado de una licitación, no para ganar, sino para ayudar a otra empresa amiga con la que tienen negocios en común.
Se trata de 57 kilómetros de asfalto en la ruta provincial 7 que unirá a las localidades de San Martín y Naciones Unidas, en la provincia de Chaco.
A la licitación "la ganó" la firma Sucesores de Adelmo Biancalani. Uno de los dueños es el senador nacional Fabio Biancalani, un incondi¬cional del gobernador de Chaco, Jorge Capitanich. Además, a Sucesores de Adelmo Biancalani se la vincula con Austral, de Lázaro Báez.
Sucesores de Adelmo Biancalani ofertó 166.958.079 pesos, con 74 centavos. JCR SA propuso hacerla con 168.343.156 pesos, con cuarenta centa¬vos. El presupuesto oficial también era casi idéntico: 170.216.154 pesos.
Es evidente que JCR puso el precio justo para mantener la apariencia de la licitación. Además, Sucesores de Adelmo Biancalani es su socia en otros proyectos de obras públicas.
El diputado nacional por el Chaco Carlos Ulrich, de la Unión Cívica Radical (UCR), fue todavía más lejos. Denunció que mientras el kilóme¬tro de la mencionada obra de la ruta 7 costaba casi tres millones de pesos, el kilómetro de la ruta 4, también en la provincia de Chaco, construido por una empresa no kirchnerista, no llegaba a 1.700.000 pesos. ¡Una dife¬rencia de 1.300.000 pesos por kilómetro!
Por esos días, El Inquilino ya había firmado el contrato de locación con Kirchner. De la misma época son otros jugosos negocios públicos obtenidos por Relats.
El más importante fue la construcción de 44 kilómetros correspon¬dientes al último tramo de la autopista entre Córdoba y Rosario. La lici¬tación la ganó sin competencia. Para eso, JCR armó una unión transitoria de empresas con IECSA, de Angelo Calcaterra, cuñado de Mauricio Macri. Ofertaron casi 546 millones de pesos.
Otro negocio que demuestra que Relats no se fija en el prestigio de sus socios sino en el beneficio que pueda obtener es el de Hidroeléctrica Tucumán. La administra junto a Sergio Taselli, el empresario al que le qui¬taron la concesión del Ferrocarril San Martín. El mismo que, además, dejó un tendal en Yacimientos Carboníferos Río Turbio.
Lo que sigue son cinco de las respuestas a las preguntas que Relats respondió por escrito:
-¿Por qué aceptó la propuesta de Kirchner de alquilarle su hotel en Calafate?
-Porque, en 2006, El Calafate era un destino con una altísima llega¬da del turismo internacional, en una época en que las plazas resultaban insuficientes. En ese contexto, el alquiler de Los Sauces nos permitió ofre¬cer al mercado turístico internacional el circuito que nos demandaba. Es decir: Buenos Aires-Bariloche-El Calafate, con camas propias y sin correr el riesgo de no tener disponibilidad en el último de los destinos, uno de los más demandados.
-¿Para qué se molestó en hacer esta inversión, si sus negocios son de una dimensión mucho más grande?
-Alquilar Los Sauces representó para el Grupo la oportunidad de incursionar en el turismo premium sin tener que invertir en infraestruc¬tura. Construir en El Calafate un hotel de categoría, con doscientos habi¬taciones y grandes salones, hubiese significado una fuerte inversión y más de treinta meses de trabajo. Con el alquiler de Los Sauces, Panamerica¬no pudo ingresar en el mercado de los hoteles de lujo en forma rápida, sin altos riesgos, manteniendo así su posicionamiento frente a la entrada de nuevas cadenas hoteleras internacionales al mercado local.
-Los operadores inmobiliarios de El Calafate afirman que usted paga un alquiler demasiado alto.
-Está dentro de los valores de mercado para un complejo hotelero de sus características. Los estudios que encargamos en el año 2006 nos reco¬mendaron la operación, ya que las proyecciones que se hicieron daban como resultado un alto nivel de rentabilidad. Además un factor central en el análisis de la inversión fue el de potenciar a los otros hoteles del Grupo, con la posibilidad de ofrecer Buenos Aires-Bariloche-El Calafate en el mercado de turismo premium.
-Usted había reconocido que no le va bien.
-Es cierto. Pero fue por una sucesión de imprevistos de público conocimiento, que eran imposibles de anticipar en 2006. La crisis del campo, los conflictos gremiales en Aerolíneas Argentinas, la crisis financiera y la gripe A H1N1, comprometieron a la industria turística en el mundo en general y en nuestro país en particular, por lo que las proyecciones inicia¬les no se vieron confirmadas. No obstante, la operación sigue siendo bene¬ficiosa, si tenemos en cuenta que Los Sauces nos permitió también incre¬mentar las ventas en nuestros hoteles de Buenos Aires y Bariloche. Y repito: la opción de alquilar nos resultó mucho menos riesgosa que la inversión en construcción de algo similar.
-¿No pensó que había conflicto de intereses, ya que usted es con¬tratista del Estado, y podría ser beneficiado por decretos, resoluciones y decisiones de Kirchner y la Presidente?
-No. En toda mi trayectoria como empresario nunca pedí ni esperé favores de ningún gobierno. Poseo un grupo empresario con fines de lucro. Si veo un negocio que puede ser rentable, como en su momento consideramos que podía ser el hotel, lo hago.
La verdad es que sí lo pensó, antes de dar el sí al matrimonio pre¬sidencial.
Y lo pensó mucho.
Por eso pidió un informe sobre incompatibilidad al estudio jurídi¬co Alegría, Buey Fernández, Fissore & Montemerlo (ABFFM).
Los abogados le hicieron precio, ya que Javier Alegría estuvo casado con su hija Silvana. El resultado fue positivo: los expertos dictaminaron que el negocio de las rentas inmobiliarias es el único que puede permitir¬se un funcionario público. Aun cuando El Inquilino sea un contratista del Estado y el funcionario sea el o la presidente de la Nación.
Pero no solo lo pensó mucho Juan Carlos Relats.
También lo analizó con detenimiento su hija Silvana Relats, la res¬ponsable de Panatel, la sociedad que concentra todos los negocios de hotelería y turismo del grupo, incluidos el Hotel Guaraní, en Misiones, y el Panamericano, en Buenos Aires y Bariloche, y que ahora maneja Los Sauces Casa Patagónica.
Silvana jura que ya había pensado en El Calafate para hacer más rentable su negocio.
Que Panatel siempre vendió el circuito Buenos Aires-Bariloche, Bariloche-Puerto Montt, en Chile, y Puerto Montt-Santiago de Chile. Y que tuvo que dejar de ofrecerlo por la imposibilidad de cruzar los lagos hacia Chile.
La Relats ya había intentado incorporar El Calafate a su paquete al pedirle a Mario Guatti, socio de Wagner y dueño de Los Álamos, que le alquilara varias habitaciones por una temporada.
-¿Que yo te alquile mis habitaciones para que las comercialices vos? ¡Ni loco! -le habría respondido Guatti cuando la hija de Relats se lo pidió para poder cerrar su paquete de venta hotelera a turistas ex¬tranjeros.
De manera que, cuando su padre le comentó la oferta de Kirchner, Sil¬vana reaccionó así:
-Parece caro. Pero, si le decimos que no al Presidente, tenemos que fundamentarlo muy bien.
La ingeniera hizo tres consultas.
Una a su pareja, Michel Biquard, dueño de Los Notros, uno de los hoteles más caros de El Calafate. Él le informó que la tarifa promedio de Los Notros era de 1.600 dólares la noche y que el porcentaje de ocupa¬ción cada vez crecía más.
Otra fue a Lisicki, Litvin & Asociados, especialistas en estudios de mercado.
Y la tercera consulta fue a Máximo Ianni. El italiano armó el Hotel Faena y ahora maneja la cadena Armani. Silvana lo considera una de las personas que más conoce de hotelería en la Argentina.
Los tres concluyeron que alquilarle el hotel al Presidente sería una buena inversión. Y la ingeniera cree que no se equivocaron:
-En especial nos ayudó a conseguir más clientes para el Panamerica¬no, en Buenos Aires y en Bariloche.
Su padre, como buen catalán, ignoró los estudios de mercado, pero tomó una calculadora e hizo cuentas. Primero Juan Carlos Relats multipli¬có cuarenta cuartos por una tarifa mínima de seiscientos dólares la noche. Después multiplicó esa cifra por los siete meses que el hotel permanece abierto. Así llegó a una cifra de cuatro millones dos mil dólares. Al final, le quitó los dos millones y medio de dólares que Kirchner le pidió por el alquiler. Entonces miró a su hija y le dijo:
-Es verdad, el alquiler es caro. Pero así y todo podríamos ganar dos millones de dólares por año.
No sucedió nada de eso.
Y ahora los dos lamentan el impacto negativo que podría tener en el negocio la sospecha sobre el contrato de alquiler.
De cualquier manera el turismo internacional premium no toma en cuenta la declaración jurada de Néstor y Cristina para decidir si reserva o no una habitación en Los Sauces Casa Patagónica.
De hecho, allí se hospedaron, entre otros top, Marino Davidoff, el dueño de la marca de los habanos y los perfumes; el francés Alain Ducasse, uno de los más prestigiosos cocineros del mundo; el secretario general de la banca Rothschild, Luc Grégoire; y el presidente de Google, Eric Schmidt.
Además Los Sauces Casa Patagónica forma parte de la categoría Small Luxury Hotels of the World, la más alta y valorada entre las cade¬nas. Y, como si esto fuera poco, Conde Nast Johansens, la revista de turis¬mo más importante del mundo, incluyó al hotel en su catálogo.
Vale la pena reproducir algunas de las crónicas de las revistas especializadas.
Para disfrutar de su lectura se recomienda disociar el contenido con cualquier discurso de Néstor y Cristina en los que hayan aludido al ham¬bre, la pobreza y la distribución de la riqueza.
En su edición de julio de 2007, Luisa Zuberbühler escribió para Diseño & Decoración (D&D): "Los Sauces Casa Patagónica es un refi¬nado hotel boutique concebido para alojar a sus huéspedes privilegiando la comodidad y privacidad. Por eso sus habitaciones están distribuidas en tres casas independientes y separadas. Y por eso se eligió un entorno especial para edificarlas: cuatro hectáreas arboladas con sauces y rosas mosquetas, a orillas del arroyo Calafate y frente a la Bahía Redonda del Lago Argentino. Amé la combinación de naturaleza pura con la posibilidad de llegar caminando al centro del pueblo, que está a menos de cinco cuadras".
En noviembre de 2007, la revista Cuisine & Vins eligió a Los Sauces como Hotel Boutique del Año. Lo describió así: "Inmerso en un bellísi¬mo parque natural de sauces y rosa mosqueta, este coqueto hotel boutique recrea el espíritu hospitalario y refinado de las grandes estancias patagó¬nicas de principios del siglo XX. Con un estilo arquitectónico típico de la región más austral del país, combina rasgos criollos con influencias euro¬peas y fusiona a la perfección la tecnología más moderna con la decora¬ción más cuidada y elegante. En cada una de las habitaciones estrella de Calafate sobresalen pisos de incienso, barracán, pórfido y cuero legítimo, los muebles de estilo y cuadros de consagrados pintores argentinos".
La revista El Patio, del Patio Bullrich, presentó en diciembre de 2007 una nota sin firmar, que empezaba así: "No es un hotel, no es una estan¬cia, no es un lodge, tampoco una hostería. Los Sauces es, sencilla y sor¬prendentemente, una acogedora casa patagónica en la que el lujo se ha hilvanado con la calidez y donde el servicio cinco estrellas fluye con la mayor naturalidad del mundo".
En la Guía Gourmet Argentina 2008 se escribió: "Los Sauces es un hotel boutique que recrea el espíritu de las estancias de principio del siglo XX. Dentro del club house funciona el restaurante La Comarca, dirigido por el conocido y laureado chef Ramiro Rodríguez Pardo, Premio Mun¬dial de Cocina 1997".
En octubre de 2008, Iñaki Berazaluce, redactor de Condé Nast Traveller, informó: "El Calafate es territorio K (como crípticamente se refieren aquí a los Kirchner, Néstor y Cristina, presidente y presidenta o al revés). La residencia de los K reposa a los pies del Lago Argentino, pared con pared con el majestuoso hotel Casa Los Sauces, también de su propiedad".
Para completar la crónica del hotel, y a modo de bonus track, repro¬ducimos una receta exclusiva del master chef Rodríguez Pardo, enviada para un suplemento especial de La Nación desde La Comarca: Se trata de un "rack de cordero patagónico casi lechal, salsa de tomillo, romero y curry con pastel de papas, manzanas y panceta".
Ingredientes: 1 rack de cordero de 8 costillas (preferentemente las del centro). Salsa: 20 g de manteca derretida, 50 g de aceite de oliva extra vir¬gen, 5 ramitas de romero, 5 ramitas de tomillo, 10 hojitas de cilantro, 10 hojitas de menta, dos cucharaditas de curry de la India, ralladura de un limón, sal y pimienta. Pastel de papas, manzanas y panceta: 1 papa chica, 1 manzana verde grand smith, 4 fetas de panceta ahumada, 50 cc. de crema de leche, sal y pimienta. Echalotes confitados: 5 echalotes cocina¬dos en aceite, con sal y pimienta.
Procedimiento: En una sartén bien caliente sellar (o dorar) cordero (previamente salado) de ambos lados en aceite de oliva. Terminar en horno fuerte hasta lograr el punto deseado. Para la salsa: mezclar la man¬teca, el oliva y finamente picadas junto con el limón, el curry, la sal y la pimienta. Cortar la papa y la manzana en láminas bien finas y colocarlas en forma de torre en molde circular intercalando manzana, papa y pance¬ta. Terminar con la crema de leche y cocinar en horno medio hasta que esté bien compacto y la papa cocida. Pelar los echalotes, cubrirlos con el aceite y perfumar con las hierbas, llevar a fuego lento hasta que estén tier¬nos, o confitados.
Armado del plato: Retirar el cordero del horno, disponer en el plato junto a la guarnición en forma elegante, salsear bien y decorar con una ramita de romero.


El primer contacto de negocios de Relats con el kirchnerismo fue años antes de que Néstor se convirtiera en Presidente. Algunos de sus hombres que vivían en Río Gallegos, cuando viajaban a Buenos Aires se quedaban a dormir en el Hotel Panamericano.
Julio De Vido era uno de los más asiduos. Un buen día dejó de hos¬pedarse ahí. Relats, siempre precavido, le preguntó a su hija qué había pasado.
-Subimos las tarifas, papá.
—Conversemos, así vuelve -le sugirió.
No solo regresó.
También organizó una reunión con los cuadros técnicos del Frente para la Victoria (FPV).
-Eran como tres mil personas. Comieron empanadas y vino. Fue antes de las elecciones de 2003 -recordó Relats.
Relats es afiliado de la Unión Cívica Radical (UCR) desde la época en que la conducía Ricardo Balbín. En 2003 no votó a Kirchner. En 2007 tampoco lo hizo por Cristina, sino por la fórmula Roberto Lavagna-Gerardo Morales.
Si lo apuran un poco, se reconoce como un buen amigo de Carlos Menem. Y también admite que nunca imaginó que Kirchner iba a llegar a convertirse en Presidente.
De cualquier manera no tuvo inconveniente alguno en hacerle un lindo favor. Fue cederle, gratis, el Panamericano a un candidato enoja¬do y con ganas de pelear. Fue el día en que su vocero Miguel Núñez acusó a Menem de antidemocrático, por bajarse de la segunda vuelta y hacer que Kirchner se convirtiera en Presidente solo con el 22 por cien¬to de los votos.
La segunda conexión de Relats con Kirchner no resultó gratis.
Fue cuando a la constructora JCR SA le adjudicaron, junto con Esuco y Gotti SA, el tendido del acueducto Piedra Buena-San Julián, en Santa Cruz.
En la provincia la denunciaron como una licitación a medida. Se trató de una obra de 120 kilómetros. La cotizaron en 47 millones de pesos.
La oferta de precios la había ganado otra empresa. Sin embargo, la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA) la objetó por no haber fir¬mado un convenio que le daba mayor puntaje en la licitación a las empre¬sas radicadas en la provincia.
"Fue tan maravilloso el pretexto utilizado, que los ganadores fueron impugnados. Como el único oferente que tenía firmado un convenio era Gotti, se lo dieron a esa empresa", escribieron los periodistas de OPI Santa Cruz.
Gotti tomó el negocio. Y lo primero que hizo fue armar una unión transitoria de empresas con JCR y Esuco.
Así, El Inquilino y sus socios cantaron victoria.
En la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Cruz, el único legislador radical que había en ese momento objetó la ampliación de par¬tidas de dinero. La consideró excesiva.
Pero, a cualquiera que escucha a Relats hablar del acueducto, le queda la sensación de que fue un mal negocio y que ni siquiera tenía demasiado interés en hacerlo. Por las dudas: aunque el empresario se haga el distra¬ído, Kirchner ya era gobernador.
-No lo vi ni en la inauguración. Me acuerdo que llegué tarde por culpa de Aerolíneas. También me acuerdo que no fue un gran negocio. Nos tenía que pagar mitad la Nación y mitad la provincia. De esa obra nos quedaron debiendo 9,7 millones de pesos. La entregamos antes de 2006 y todavía no terminaron de pagarnos.
Según Relats, la mitad del dinero se la deben a él. Y la otra, a Enrique "El Alemán" Wagner, presidente de Esuco, otra de las empresas más bene¬ficiadas por el dedo de Kirchner.
-¿Y qué pasó con Gotti?
-Después Gotti se fue -informó Relats.
El Inquilino solo aclaró eso. Pero no explicó cómo fue que primero la usaron para ganar el proyecto y después se apartó.
Casi de inmediato, el empresario se volvió a asociar con Wagner pa¬ra hacer cloacas en El Calafate. Como la ciudad pasó de tres mil a vein¬te mil habitantes en muy poco tiempo, a esa unión de empresas, además de las obras, le adjudicaron de manera directa la construcción de otro acueducto.
Fue justo para la misma época que Kirchner lo llevó a pasear en su camioneta y le hizo, a boca de jarro, la oferta de los 105.000 dólares por mes que actualmente no les cierra a quienes investigan la declaración jura¬da del matrimonio presidencial.
Aunque Relats no lo votó ni entiende demasiado de política, tiene palabras de admiración para el hombre que todos los meses le cobra el alquiler.
-Después de Arturo Frondizi, Néstor Kirchner es el único Presiden¬te que sabe de economía -sentenció el empresario, antes de despedirse.

3 SEBASTIÁN ESKENAZI: "KIRCHNER FUE UN BUEN ADMINISTRADOR"

Sebastián Eskenazi, el hombre que conduce la empresa más grande, poderosa e importante de la Argentina, habló por primera vez ante un periodista para aclarar cómo hizo para comprar YPF.
Fueron dos horas de entrevista mano a mano, en su gran oficina del piso 32 de la torre diseñada por César Pelli, en Puerto Madero. En el mismo piso está el escritorio del presidente de Repsol YPF, el español Antonio Brufau. Una escenografía perfecta para que todo el mundo sepa quién manda aquí. El CEO de YPF ordenó a sus asistentes que no le pasa¬ran llamados, sentó junto a él a su asesor Adrián Kochen y le pidió al autor de este libro que no se sumara a las voces de los que ven conspira¬ciones por todos lados.
En el mundo de los negocios, y también de la política, todavía se pre¬guntan cómo hizo el Grupo Petersen para quedarse con más del 15 por ciento de YPF, con opción a un diez por ciento más.
Las sospechas que todavía rodean la operación son cuatro. Una: el precio. Dos: la forma de pago. Tres: la casi nula experiencia del grupo en el negocio petrolero. Y cuatro: la sombra del ex presidente Néstor Kirch¬ner detrás de la jugada.
Eskenazi, 46 años, divorciado, tres hijos, en pareja con la conductora de radio y televisión Analía Franchín, es un hombre culto y refinado, pero no carece de picardía ni de la cintura política que se necesita para hacer grandes negocios y no morir en el intento.
-A los cinco minutos de entrar a un restaurante sabe si el negocio es viable. Si tiene mozos de más o de menos. Te hace una cuenta en el aire sobre cuánto factura y por qué gana o pierde. Cuando aparece el dueño y le preguntás, te hace los mismos números que Sebastián. Es un avión. Y sabe de lo que habla -me contó un amigo de Eskenazi que lo conoce desde hace veinte años.
-No es lo mismo manejar un restaurante que la empresa más grande de la Argentina -me atreví a decirle.
-No. Por eso estuvo más de un año revisando los números, hasta que la compró.
Sebastián Eskenazi desmintió que haya adquirido la petrolera sin desembolsar un solo peso, y explicó que, para adquirir YPF, su padre, Enrique, puso "todo lo que tenía".
El empresario aclaró por qué considera que se pagó un precio justo.
Aceptó que tiene un vínculo con Kirchner y calificó su presidencia de brillante.
Reveló que comprará hasta el 25 por ciento de YPF, y que Repsol se quedará con el cincuenta por ciento, porque abrirá a la bolsa el otro 25 por ciento.
Eskenazi aclaró que los fondos de las regalías petroleras de Santa Cruz nunca fueron manejados por el banco provincial que controla su familia.
Explicó su relación con figuras polémicas como Carlos Corach, Elías Jassan y Néstor Rapanelli.
Al final, reivindicó su conducción de la petrolera con la frase:
-Antes parecía que YPF no era de nadie. Ahora YPF tiene un dueño argentino.
A pesar de su evidente amabilidad, el reportaje tuvo, desde el comienzo, momentos de fuerte tensión. Es lo que sigue:
-El precio que pagó por YPF, ¿no fue demasiado bajo?
-¿Demasiado bajo?
-Cotizaron a toda la empresa en 15.000 millones de dólares, el mismo que pagó Repsol por YPF en 1999, cuando el barril de petróleo valía doce dólares. En el momento de la compra, en diciembre de 2007, el precio del crudo estaba en 74 dólares. Por eso muchos piensan que YPF valía más cara que el precio que se le fijó.
-¿Sabés cuál es el valor-libro de YPF? Ocho mil millones de dóla¬res. En el momento de la operación, los balances de YPF indicaban que valía entre 8.700 y nueve mil millones de dólares.
-¿Quiere decir que Petersen pagó por YPF más de lo que vale?
-Quiere decir que nosotros la valorizamos en mucho más de lo que representa su patrimonio. Para empezar, no es correcto valorizar a YPF por el precio del barril de crudo. En la Argentina, desde hace mucho tiem¬po, todas las petroleras cobran 42 dólares por barril. Ahora, que está a 75 u 80 dólares, y también cuando trepó a 140 dólares. ¿Sabés por qué el productor en la Argentina cobra siempre 42 dólares? Porque paga altí¬simas retenciones a la exportación. Están equivocados los que afirman que el campo es el sector de la economía más castigado por las reten¬ciones: la industria del petróleo es la más castigada.
-¿Entonces pagaron por YPF más de lo que debían? ¿Hicieron un mal negocio?
-No. Fue un precio justo. Para mí YPF vale entre catorce y quince mil millones de dólares. Por varias razones. La potencia es una. La integra¬ción es otra. Porque no solo es productora: refina, distribuye, produce fer¬tilizantes, lubricantes, tiene activos en el exterior. Nosotros, ahora mismo, estamos haciendo perforaciones en México, en Guyana. Pero, además, el valor de la empresa no lo calculamos solo nosotros. Tampoco lo calculó solamente Repsol: lo calculó el mercado. Lo calcularon los bancos.
-¿Cómo fue el trámite para acordar?
-Se les pidió a dos o tres analistas internacionales que le pusieran valor a YPF. Y ellos le pusieron entre 13.500 y quince mil millones de dólares.
-¿Quiénes son "ellos"?
-Ellos son Repsol. Contrataron al UBS y al Morgan Stanley. Otro consultor lo pusimos nosotros, junto con nuestro banco mandante, el Cre¬dit Suisse.
-Un auditor de grandes operaciones interpretó que el supuesto bajo precio podía expresar el deseo del gobierno de que un empresario amigo la comprara.
-Si la hipótesis del auditor hubiese sido correcta hubiésemos pagado el valor libro. Pero terminó valiendo el doble. Además, ¿vos te creés que un negocio de esta magnitud se hace pensando en el gobierno de turno? No. Se lo analiza y se lo valora también a mediano y a largo plazo. Este análisis, que es un poco más serio y pensado que el de los que hablan sin saber, dio un valor final de quince mil millones de dólares.
-Con las retenciones altas y las tarifas bajas que todavía se man¬tienen, ¿se puede interpretar que Repsol buscó un socio argentino para convencer a Kirchner de bajar las retenciones y subir las tarifas de los productos?
-Repsol es una de las empresas más grandes de petróleo del mundo. A su vez, el negocio más grande que tiene Repsol es YPF, y lo sigue sien¬do. Aun con todas las regulaciones que tiene la industria en la Argentina.
-¿Entonces para qué necesitaban un socio argentino?
-Por un problema de ellos. Porque necesitaban mejorar la gestión. Te lo voy a plantear al revés: si ellos hubieran buscado un socio con las caracte¬rísticas que sugiere "la conspiración", ¿por qué nos dieron el management?
-Dígamelo usted.
-Yo no busqué el management. A mí me lo pusieron como condición para comprar.
-¿Le parece lógico darle al socio minoritario el control de semejante empresa?
-Es que justamente lo hacen porque no tienen gestión. Cualquier grupo de este tipo (acá tenés el caso de British Petroleum) busca un socio local, estratégico, para que haga el management de la empresa. Además, nosotros tampoco tenemos el manejo del ciento por ciento. No es que mañana puedo decidir hacer una inversión de cien millones de dólares sin Repsol. Soy el CEO de la compañía, pero arriba de mí hay un comité ejecutivo. Allí es donde Repsol tiene la mayoría y el real control de la compañía.
-¿Sabía que en 2006 viajaron Néstor Kirchner y Alberto Fernández a España, a decir que la Argentina no era ni Bolivia ni Venezuela, pero que la empresa necesitaba un management argentino?
-No me consta. Para nada. Es más, durante la única reunión que tu¬ve con Brufau y el ex presidente, cuando Repsol plantea que nuestro grupo podía estar en condiciones de llegar a un acuerdo, Kirchner dijo: "A mí no me importa con quién se asocien, yo quiero que Repsol invier¬ta". Esas fueron sus palabras. Brufau anunció la unión, pero había va¬rios grupos argentinos dando vuelta. Uno era Miguens. Otro, Jorge Brito, quien era director de YPF. Y no sé si también parecía interesado Hugo Sigman...

Carlos Miguens Bemberg, ex dueño de la cervecería Quilmes, contro¬la Sadesa (Sociedad Argentina de Energía), grupo que produce el 36 por ciento de la energía eléctrica de consumo local.
Jorge Brito, dueño del Grupo Macro, holding que cuenta con más de cuatrocientas sucursales en casi todo el país y siete mil empleados.
Hugo Sigman, del grupo farmacéutico Chemo, tiene inversiones en la Argentina y en España, posee 19,6 por ciento de Gas Natural BAN, que de las distribuidoras del fluido en el país es la segunda en importancia.

-¿Cómo hicieron para lograr en tan poco tiempo un diálogo profun¬do con Brufau?
-Ah. Esa es otra de las grandes teorías de quienes nos operan. Dicen que no entienden cómo se dio tan rápido el acercamiento. Les vamos a dar otra mala noticia. Nosotros conocimos a Brufau dos años antes de empezar a conversar sobre la operación, cuando todavía nadie pensaba, ni siquiera el propio Brufau, en la venta de parte de YPF. Y nos entendi¬mos de inmediato porque venimos del mismo mercado. Del mismo palo. Él viene del mercado financiero, y nosotros también. Él manejó La Caixa, la más importante banca regional de España. Y nosotros venimos de los bancos de provincia. Hubo, desde el principio, muchísima afinidad.
-Volvamos a la operación. Petersen Energía SA va a terminar pagan¬do 2.235 millones de dólares por el 14,9 por ciento de las acciones de YPF. ¿No es raro que la propia Repsol le preste más de mil millones de dólares a su compradora, a una tasa del 8,12 por ciento con cinco años de gracia?
—No es raro. Son transacciones de mercado. Es absolutamente nor¬mal. Es una operación típica de un grupo de este tamaño. Los valores son tan grandes que nadie paga al contado una operación.
-¿En todo el mundo?
-En todo el planeta. No conozco nadie en el mundo que venga y te diga: "Acá te pago los 2.200 millones de dólares, cash". Nos cuestionan la cancelación de parte de la deuda con dividendos de la propia YPF, ¿y con qué la vamos a pagar, si no? Dicen que no pusimos un peso, y es menti¬ra: pusimos nuestro capital propio. Para nosotros fue muchísimo dinero, porque es todo nuestro dinero.
-¿Por qué, previamente a la compra, registraron Petersen Energía SA en España con un capital de sesenta mil euros? ¿Por qué enseguida fue capitalizada en 107 millones de dólares por Petersen Energía PTY LTD, con sede en Australia, por medio de créditos?
-Petersen se tuvo que hacer en España porque los bancos exigían que las acciones que dejábamos en garantía estuvieran fuera de la Argentina. Los bancos tienen ciertas bases mundiales donde basan sus transaccio¬nes; una es España. Y nos obligaron a hacerlo en ese país. Petersen Espa¬ña se abrió específicamente para esta operación.
-Cuando habla de capital propio, ¿a qué se refiere? ¿Al crédito de 107 millones que les otorgó el Credit Suisse?
-No. Capital propio es la plata de la familia. El crédito es otra cosa. Mi padre puso todo lo que tenía, y toda la garantía que tenía. Esa es la plata propia que tuvimos que poner.
-¿Por qué compraron el 14,9 por ciento de las acciones y no el quince?
-Porque, cuando comprás más del 15 por ciento, tenés que pedirle autorización al gobierno porque pasás a ser factor de control de una orga¬nización. Entonces, compramos el 14,9, presentamos todo a la Secretaría de Defensa de la Competencia, hicimos todos los trámites y, cuando nos autorizaron, pasamos al 15,4.
-¿No lo hicieron para evitar la Oferta Pública de Acciones (OPA), que los hubiera obligado a competir con otras empresas?
-No es que la evitamos: es que tuvimos que abrirla. Y compramos setenta millones de dólares en acciones que estaban en el mercado para poder pasar el 15 por ciento. Cuando pasás ese porcentaje en una socie¬dad, te convertís en controlante. Entonces a tus accionistas tenés que dar¬les posibilidad de decidir.
-Otra duda. Es sobre el préstamo de 1.015 millones de dólares que les otorga la propia Repsol...
-¿Cuál es el problema?
-...a una tasa del 8,12 por ciento y con cinco años de gracia. ¿No le parece demasiado accesible?
-No. La tasa que nosotros pagamos a los bancos para la misma ope¬ración está en el siete y pico por ciento.
-¿Y no es baja, también?
-Para una operación de este tipo es altísima, por el monto de dinero y el tipo de garantía que tienen. ¿Los bancos qué riesgos están asumien¬do? ¿Cuál es el riesgo de Repsol? Lo peor que le puede pasar es que yo no le pague y recupere sus acciones. La operación está dividida en tres etapas, en tres formas de pago. Una es el equity o capital de trabajo, que es el capital de la familia. Después está el crédito de los bancos, que es a cinco años a un tasa de siete y un cuarto. Y a partir del quinto año tengo que empezar a pagarle a Repsol para hacerme del 15 por ciento. No es que Repsol me da dinero a mí: si no le pago a Repsol los mil millones de dólares, lo peor que le puede pasar es que recupere sus acciones.
-Usted dice que pusieron capital propio. Sin embargo, al analizar la operación, no aparece tan claro. A lo sumo se puede interpretar, por los movimientos de cuenta, que no llegaron a poner ni el cinco por ciento del valor de la empresa con la que se van a quedar.
-En cualquier operación internacional de este tipo, el capital de tra¬bajo que vos ponés es de alrededor del diez por ciento. Es lo que te exige un banco para ponerte el dinero del crédito: diez por ciento del total de la operación. Y eso fue lo que pusimos.
-Los 1.026 millones de dólares para pagar parte del 15 por ciento de Repsol se obtuvieron de un crédito concedido por un grupo de bancos. El Credit Suisse desembolsó 601 millones de dólares. Goldman Sachs, cien millones. BNP Paribas puso 175 millones. El ITAU Europa, otros 150 millones. Se escribió que Credit Suisse les otorgó el préstamo porque era la entidad donde, en su momento, estaban los fondos de Santa Cruz. ¿Estas dos cuestiones no están vinculadas?
-Eso sí que es absurdo. Los que lo dicen no tienen idea de cómo fun¬ciona esto. Para empezar, el Credit Suisse fue el banco organizador, pero también participaron, por ejemplo, el BNP y el Morgan Stanley. Para seguir, el Credit Suisse tenía una serie de bancos detrás que lo ayudaron a descargar su deuda. El Credit no nos prestó directamente seiscientos millones de dólares; creo que nos habrá prestado 150 millones de dóla¬res, no más. ¿Qué tienen que ver los fondos de Santa Cruz con esto? Nada. No hay manera de vincularlos.
—En el comunicado que distribuyó Repsol después de la asociación, Brufau destacó la experiencia de Petersen en mercados regulados. Fue como decir: lo que tienen los Eskenazi es capacidad de lobby para influir sobre políticas de gobierno.
-Esa pregunta se la tendrías que hacer a Brufau y no a mí. Eso lo puso Repsol y no yo.
-Pero era un comunicado conjunto.
-Eso lo puso alguien de Relaciones Institucionales, no Repsol. La res¬puesta de la venta de España la tenés que buscar en los archivos de Bru¬fau, cuando habló de desinversión. No se refería sólo a la Argentina, sino a América latina. También al Ecuador y a Bolivia. Lo que hay que enten¬der es que el negocio del petróleo es conflictivo en todo el mundo. Si el conflicto no es a los tiros, como en algunos países, es político. Pero siem¬pre es un negocio muy complejo. Porque es absolutamente estratégico para los países. En este momento en Nigeria pararon la producción por¬que están a los tiros; en Bolivia nacionalizan todo. Salvo en los Estados Unidos, en todos los lugares es un negocio conflictivo. Ponete un minuto en el lugar de Repsol. Tener el cincuenta por ciento de su negocio mun¬dial en una compañía de la que manejaba el ciento por ciento de las accio¬nes era un riesgo enorme.
-¿Por qué?
-Olvidate por un momento de la teoría conspirativa. Si sos Repsol, no podés tener metido el cincuenta por ciento de tu capital en un solo riesgo. Entonces, lo que quiso hacer Repsol desde el momento en que compra YPF, fue desinvertir. ¿Qué significa desinvertir? En vez de tener el ciento por ciento, el modelo de ellos es quedarse, digamos, con el cin¬cuenta por ciento. No el cien.
-Si tener el ciento por ciento de YPF significa tanto riesgo, ¿por qué no se van?
-Porque, al mismo tiempo, el negocio más rentable que ha tenido Repsol en todo el mundo durante los últimos años fue YPF. Y sigue sién¬dolo. ¿Me explico? Repsol era la unión de todas las empresas energéticas de España. Eran solo refinerías. Hasta que compraron YFP, absorbieron toda la parte de producción, y eso les sirvió para hacer su enorme base en el resto el mundo. Repsol nunca quiso irse de la Argentina; lo que quie¬re es desinvertir, pero no irse. Quiere bajar su exposición. Pero no sola¬mente en la Argentina. Esto pasó en Bolivia, en el Brasil, en los Estados Unidos, en Tailandia...
-¿Problemas de management o políticos?
-Problemas políticos siempre hay. Pero el verdadero problema es cómo manejar una empresa tan grande y compleja. ¿Sabés qué signifi¬ca administrar una empresa con doce mil millones de dólares de fac¬turación? YPF paga seis mil millones de dólares de impuestos. Es el equi¬valente a un mes de presupuesto nacional. La complejidad que tiene es enorme. Por eso, cuando salieron a buscar un socio, pensaron en darle el management.
-¿Por qué Petersen, que tiene experiencia en bancos, construcción y servicios, de buenas a primeras se mete en un negocio tan complejo como es la energía?
-Bueno, antes de tomar el primer banco nos acusaban de no tener experiencia. Antes de hacer la primera gran obra nos endilgaban que no teníamos nada que ver con la construcción. Primero: nosotros tenemos una política de diversificación. De acuerdo con el momento o la oportu¬nidad, le ponemos más energía a la construcción, a los bancos o al nego¬cio agropecuario. Una de las industrias que siempre vimos como estraté¬gica es la de la energía. Pero no es el primer negocio que hacemos en el sector, Petersen tiene pozos desde la década de los setenta. Desde 1977 Petersen tuvo que ver con el petróleo.
-Pero su padre compró Petersen en 1980.
-Sí. Y también le tocó manejar empresas vinculadas con el petróleo. Después vendimos. Pero siempre tuvimos relación con el negocio. Ade¬más, pensar que a YPF la puede manejar solo alguien que conoce de ener¬gía es estar muy equivocado. En una empresa que factura doce mil millo¬nes de dólares, tenés que tener muy bien coordinadas todas las áreas. YPF maneja el sesenta por ciento del combustible del país, el cuarenta por ciento de la producción de petróleo, el cincuenta de la producción de gas, casi el cien de la fabricación de fertilizantes, el setenta por ciento de los lubricantes. Es absolutamente demandante y estratégica a nivel país.
-¿Cómo es la relación de su padre con el gobierno?
-Kirchner asumió en el 2003. Salvo en actos de inauguración, que habrán sido dos o tres, mi padre nunca lo vio a Kirchner.
-¿Nunca?
-Nunca. A pesar de lo que dicen. A pesar de la fantasía de que entra¬ba sin golpear a su despacho, nunca lo vio a solas a Kirchner.
-¿Y usted?
-Yo sí. Lo he visto en distintas situaciones. Lo he visto para discutir la problemática de los sectores. Lo vi cuando fuimos con Brufau para comunicarle lo de YPF. Estuve con él para hablar sobre el sistema finan¬ciero. La relación no es ni más ni menos que la que tiene que tener un empresario de relevancia en la Argentina con el Presidente. ¿Acaso Paolo Rocca no vio a Kirchner? ¿Héctor Magnetto no lo vio a Kirchner? ¿Jorge Brito no lo vio a Kirchner? Lo vi tantas veces como lo puede ver cual¬quier empresario que maneja un sector importante de la economía.
-¿Y cuál es su mirada sobre Kirchner?
-Creo que Kirchner hizo una brillante presidencia. Fue un buen administrador. Como todo ser humano, tiene cosas buenas y cosas malas. Pero, básicamente, logró ponerle a la Argentina un sentido de administración que no tenía. Y fue un gran avance.
-¿Y ahora?
-Y ahora... no es presidente.
-Pero gobierna a través de Cristina.
-Este gobierno tiene, como todos, aciertos y desaciertos. La situación mundial es mucho más compleja de la que hubo en los últimos seis años. El panorama es distinto. No conozco tanto a la Presidente como para dar una opinión certera. Lo conozco mucho más a Kirchner a través del banco.
-Sobre el Banco de Santa Cruz enseguida vamos a hablar. Pero me gustaría empezar por Petersen y la obra pública. Según algunos informes, desde que adquirió Petersen, se convirtió en una de las beneficiarias más importantes de obra pública en Santa Cruz.
-Eso es otra mentira enorme. Fijate en las estadísticas oficiales. En el momento que más obras manejamos, llegamos al cuatro por ciento del total.
—Además se afirma que Petersen no es una constructora de verdad, que en realidad es un grupo de ingenieros y arquitectos que después tercerizan, y de contadores que facturan.
-Es necesario aclarar varias cosas. Primero, una constructora no es una fábrica de latas: contrata la cantidad de obreros que requiere el volu¬men de la construcción. Petersen, Thiele & Cruz, como la mayoría, fue afectada por la fuerte crisis de los años ochenta, y se achicó. Se achicó como se achicaron todas. Más tarde resolvimos nuestros problemas finan¬cieros. Nos ordenamos. Y volvimos a crecer. Pero, aun en el medio de la crisis, Petersen nunca dejó de estar entre las seis o siete primeras cons¬tructoras del país. Ni siquiera en el peor momento. Y hoy debe de ser una de las primeras cinco compañías. Además, si la analizamos desde lo téc¬nico, es una de las primeras. Por no decir la primera.
-Y también una de las principales beneficiarias del negocio de la obra pública.
-No. Nosotros no lo vemos así. ¿Por qué será tan difícil de entender? Petersen siempre manejó una política que puede resumirse así: cincuenta por ciento de obras públicas, cincuenta por ciento de trabajo para privados. Nuestra política es dividir la cartera en los dos mercados. Es una manera de protegerse de los vaivenes de la economía. Cuando hay menos obra pública compensamos con lo privado. Y, cuando baja lo privado, tratamos de incrementar los trabajos de obra pública. Siempre respetamos esta estra¬tegia. Y, además, tenemos un límite de capacidad. Un límite de facturación.
-¿Me lo puede explicar mejor?
-Claro. Petersen no puede tomar mañana, de repente, veinte grandes obras para facturar mil millones de dólares. No tiene ni la capacidad ni las ganas de hacerlo.
-¿Y cuál es el límite de facturación?
-Entre los doscientos y los trescientos millones de dólares. Podríamos decir que el límite del neto de la constructora no pasa de trescientos millo¬nes de dólares.
-¿Quién manda en el grupo Petersen? ¿Quién es el que maneja las riendas en la familia Eskenazi?
-Mi padre es el presidente. Después estamos Matías y yo.
-Sus subordinados dicen que usted maneja todo.
-No es así. Mi padre nos orienta. Y no se toma ninguna decisión importante sin la última palabra de mi padre. El ingreso a YPF fue una decisión final de mi padre. Después, la conducción la comparto con mi hermano Matías. Tenemos distintas responsabilidades, pero trabajamos en equipo.
-¿Cuál es el negocio más importante del grupo?
-Ahora mismo todo el equipo principal está poniendo su energía en YPF. Yo mismo le estoy dedicando a la petrolera las horas que jamás le dediqué a ninguna otra actividad. Y eso que siempre trabajé muchísimo. Pero, para el grupo, nuestro core business [negocio principal] es el nego¬cio de los bancos.
-¿Por qué?
-Primero, porque es ciento por ciento nuestro. Segundo, porque es un negocio menos complejo. Tercero, porque es un negocio de mayor ren¬tabilidad. Aunque parezca mentira, el del petróleo, en la Argentina, no es un negocio de gran rentabilidad.
-¿Usted quiere decir que los Eskenazi ganan más plata con su ban¬cos que con YPF?
-Depende de cómo se mida. En porcentajes, es mejor el negocio financiero que el petrolero. En volumen no tienen comparación. La indus¬tria petrolera, en el mundo, tiene una rentabilidad de entre el ocho y el diez por ciento. La de los bancos, si se los maneja bien, tiene un prome¬dio de rentabilidad del 14 por ciento. Además, nosotros nos sentimos muy cómodos cuando tenemos el control. Y en el negocio de los bancos lo tenemos, sin dudas.
—El Banco de San Juan fue el primero que compraron, en 1996. Fue una operación a medida: la provincia se quedó con los deudores incobra¬bles y se quedaron con la mayoría por diez millones de dólares.
-¡Qué fácil que presentan las cosas! Porque nosotros estamos seguros de que fue al revés: que no teníamos más alternativa que comprarlo y que fue una decisión para protegernos. Dejame explicarte. El banco de San Juan fue la primera entidad financiera de capital mixto en la Argentina. En 1979, cuando mi padre compró Petersen, Thiele & Cruz, la empresa ya era accionista del Banco de San Juan, junto con la constructora Cartellone. Sin embargo, la que manejaba el banco era la provincia, porque tenía el cincuenta por ciento de las acciones. Es más: no le habíamos dado ningu¬na trascendencia a nuestra participación. Más tarde, durante la década de los noventa, en el medio de la quiebra de la banca provincial en todo el país, nos llamó el gobernador Jorge Escobar y nos dijo: "Si ustedes no se hacen cargo, el banco quiebra". No tuvimos dos opciones: o nos hacíamos cargo del Banco de San Juan o perdíamos el patrimonio que teníamos como accionistas. En ese momento poseíamos cerca del 18 por ciento, y para el grupo hubiera significado una pérdida importante. Algunos pien¬san: los Eskenazi siempre hacen negocios con el Estado. Algunos dicen: ¡Qué estratégicos que fueron, cómo vieron el negocio de la banca! La ver¬dadera historia es que fuimos empujados por las circunstancias.
-Pero les salió barato.
-¿Barato? ¡Si tuvimos que armar un grupo con el Banco Piano, Industrias Chirino, de San Juan, y otros! Además, el valor lo puso el Banco Central. Y lo calculó como una capitalización para que el banco pudiera seguir funcionando.
-Y la provincia se quedó con una enorme deuda, de 160 millones de dólares.
-Sí. Pero no fue que nos hicieron un favor. Hizo lo mismo que en todos los casos. El Estado se quedó con un banco residual. No había modo de hacerlo distinto.
—Dependiendo de la perspectiva, algunos podrían decir que así es fácil manejar un banco.
-¿Por qué?
-Le sacan la mochila de la deuda, lo venden más o menos barato y les dan a los nuevos compradores, llave en mano, las cuentas cautivas de los empleados del Estado.
-Otro mito muy repetido. El negocio de las cuentas de los empleados del Estado, para los bancos que manejamos nosotros, no representa ni el veinte por ciento de los ingresos. Para plantearlo de otra manera: el ochenta por ciento del negocio bancario viene del sector privado. ¿Fácil, manejar un banco? ¿Sabés cuántos "expertos" se lo pusieron de sombre¬ro? Nosotros pasamos muy malos momentos. Ni bien lo compramos nos costó mucho arrancar. Tuvimos que capitalizarlo de nuevo. Nos agarró una nueva crisis. El Banco Piano no la pudo sostener y se tuvo que reti¬rar. Otro socio que formaba parte del equipo no aguantó y también se fue. Quedamos solo Chirino, la familia Nacusi y nosotros.
—Bueno. También se podría entender que se los sacaron de encima.
-¿Ah, sí? ¿Y quién creés que pagó la cuenta de la nueva capitaliza¬ción? ¡La cuenta final la pagamos nosotros!
-Pero también se quedaron con los beneficios posteriores.
-Perfecto. Pero si la nueva capitalización nos hubiese salido mal, habríamos perdido el ciento por ciento de lo mucho que ya habíamos puesto. Me sorprende la superficialidad que tienen algunos para analizar los negocios. Lo hacen a partir del resultado final, pero no se ponen a estudiar qué pasó en el camino. Además, vos preguntás sobre los nego¬cios que nos salieron bien, pero no tenés idea de los que nos salieron mal. Te puedo contar veinte de los malos.
-Cuénteme uno.
-Penitentes. En la construcción de ese centro de esquí invertimos dece¬nas de millones de dólares. Y la mayoría de los inversores se fundieron. Te estoy hablando de la década de los ochenta, así que esos veinte millones de dólares los tenés que multiplicar por cuatro y transformarlos en cien. Tuvi¬mos que vender. Recuperamos lo mínimo. Fue un verdadero desastre.
-¿Cómo obtuvieron el Banco de Santa Cruz?
-En principio, es un error plantear que el Banco de Santa Cruz fue una concesión del gobierno provincial. Fue una licitación. Hubo varios oferentes. Y el contexto era la privatización de la mayoría de los bancos provinciales. Las provincias tenían dos opciones: una era cerrar (Mendo¬za lo hizo así); la otra era privatizar, para seguir financiando sus economí¬as provinciales y regionales. Cuando se abrió la licitación por el Banco de Santa Cruz, la entidad estaba prácticamente cerrada. Y hubo tres o cua¬tro ofertas, además de la nuestra.
-Y otra vez lo compraron sin la cartera residual, que trepó a 170 millones de dólares, de la cual la mayoría eran incobrables.
-Otra vez lo mismo. ¿Qué responsabilidad podemos tener nosotros en eso? A la cartera residual la manejan los fiscales de la provincia.
-¿Petersen nunca tuvo deudas con el Banco de Santa Cruz antes de tomar el control?
-Nunca. Ni con el Banco de Santa Cruz ni con ningún otro. Jamás tuvimos deudas. Además, en el pliego de licitación decía claramente que nadie podía comprar el banco si era deudor. Ni siquiera un crédito pedi¬mos en el banco. Es más: la primera vez que fuimos a Santa Cruz fue cuando empezamos a estudiar el tema del banco. Y las únicas obras públi¬cas que había realizado Petersen en la provincia correspondían a la Nación, no a Santa Cruz.
-¿Tampoco llegaron a manejar desde el Banco de Santa Cruz los fon¬dos de las regalías petroleras?
-Nunca. Jamás. Cuando empezamos con el banco en Santa Cruz, los fondos ya estaban afuera del país. Y, cuando volvieron, fueron directo al Banco Nación. Podés ir a averiguar: ahora mismo están en el Nación. Nunca pasaron por el Banco de Santa Cruz.
-Se lo pregunto de nuevo: ¿jamás pasaron esos cientos de millones de dólares por el Banco de Santa Cruz privatizado?
-No. La única participación que tuvo el Banco de Santa Cruz fue cuan¬do se repatriaron los fondos por primera vez. Y fue una mera cuestión téc¬nica: eran órdenes que la provincia de Santa Cruz tenía que emitir al Banco Nación, y tenía que hacerlo a través del Banco de Santa Cruz. Pero el dinero, la plata, nunca estuvo. Nunca pasó por nuestro banco. Cual¬quiera que maneje el negocio de los bancos te lo puede explicar mejor. Se trata de una cuestión de tamaño. El Banco de Santa Cruz es demasiado pequeño como para guardar la plata de las regalías petroleras.
-¿Pequeño en relación con qué?
-Con el monto. Con el depósito. Los depósitos de los bancos tienen que tener una relación directa con el activo y el pasivo de la entidad. Si un banco posee un patrimonio de treinta millones de pesos, no puede guar¬dar depósitos por mil millones de dólares. Es un límite técnico. No le da el tamaño. El sistema de normas del Banco Central les pone a los bancos un límite de crédito y de depósitos. Para el Banco de Santa Cruz el lími¬te de crédito es de dos millones de pesos. Aunque quisiéramos, no podrí¬amos dar más. Te doy un ejemplo más sencillo todavía. Si la provincia hubiera depositado quinientos millones de dólares en una cuenta de mi banco, yo tendría que haberle pagado una determinada tasa de interés al Estado de Santa Cruz. Para pagarle esos intereses tengo que salir a pres¬tarlo a mis clientes, a una tasa todavía mayor. Pero tengo un problema serio: no tengo esa capacidad de préstamo. Además, nunca hubo una intención real de poner el dinero de las regalías en el Banco de Santa Cruz. En algún momento, cuando se repatrió el dinero, se habló de poner una parte en el banco. Pero, ¿la verdad? El único banco en el país que tiene capacidad, tamaño y espaldas para resistir un monto tan importan¬te es el Nación.
-¿Los fondos continúan en el Banco Nación?
-Hasta donde sé, sí. Hace como un año.
-¿Es cierto que su padre estableció para los bancos un estatuto no escrito: prohibido prestarles plata a los Estados y a los medios?
-Especialmente a los medios. Porque, tarde o temprano, te lo quieren cambiar por pauta publicitaria.
-Pasemos al Banco de Santa Fe. Ganaron la licitación en setiembre de 2003, durante los primeros meses de la gestión Kirchner. Algunos legis¬ladores plantearon que un banco pequeño, de las dimensiones del Banco de San Juan, no podía adquirir a otro mucho más grande. Además los denunciaron porque el Banco Central les aceptó algunas excepciones para que se lo pudieran quedar.
-La discusión fue porque un banco más chico estaba comprando un banco más grande. No era un tema de plata, porque habían 133 millones para ingresar. La discusión, impulsada por muchos competidores, no era un tema de dinero. Era un tema de volumen de banco, porque el Banco de Santa Fe es el sexto banco del país. Fue una batalla más mediática que técnica. La realidad es que nosotros ganamos. Se llamó a licitación, el Banco Central lo aprobó y nosotros ingresamos en el banco.
-¿Y el Banco de Entre Ríos?
-Igual. Salió a la venta. Y nosotros lo tomamos porque elegimos una estrategia de regionalización. Ya habíamos tomado la Región Cuyo, la Región Sur y parte de la del Centro. La idea nuestra era comprar Entre Ríos y, si salía, comprar Córdoba. Pero, además, nosotros no ganamos lici¬taciones o nos venden los bancos porque tenemos amigos o por casuali¬dad. Mi padre se jacta de no haberse presentado nunca en convocatoria de acreedores, de no haber dejado de pagar una deuda jamás, de no haber dejado de pagar a los bancos en ninguna circunstancia. Y esto, teniendo en cuenta todas las crisis que soportó el país en los últimos treinta años. Por eso a veces me da risa cuando alguien pregunta: "¿Cómo consiguie¬ron los créditos del exterior para comprar YPF?". Cuando vos vas a pedir semejante cantidad de plata, no te la dan en un día ni en una semana ni en un mes. Los bancos te hacen pelo y barba para prestarte el dinero. Y, antes de hacerlo, chequearon que tenemos años de cumplir nuestros com¬promisos.
-¿Qué relación tiene el grupo con el ex ministro de Economía de Car¬los Menem, Néstor Rapanelli?
-Rapanelli era compañero de papá en el directorio de Bunge & Born. Todavía son muy amigos. Es uno de los directores del Banco de Santa Fe.

El paso de Néstor Mario Rapanelli por el Ministerio de Economía fue fugaz. Sucedió a Miguel Ángel Roig, otro directivo de B&B, que falleció a los cinco días de asumir en julio de 1989. El 18 de diciembre del mismo año, Rapanelli presentó su renuncia tras un rebote hiperinflacionario.

-¿Y con Carlos Corach y los famosos Anticipos del Tesoro Nacional (ATN)?
-Nunca tuvimos ningún ATN.
-Hay información que sostiene que se utilizaron fondos de los ATN para la construcción de un hangar en el Aeropuerto de Tierra del Fuego.
-Te juego plata que no es cierto. Que nunca recibimos en forma direc¬ta ningún ATN. Ahora, mi padre a Corach lo conoce de Highland. Es una familia amiga de la infancia. Con sus hijos nos conocemos desde chicos. Los consideramos gente amiga, pero jamás obtuvimos un ATN por parte de Corach. Tampoco hicimos ningún negocio. Jamás.
-¿Cuál es la verdad sobre el famoso departamento en el Kavanagh que, según la revista veintiuno, le habría obsequiado Corach a una secre¬taria y en el que de repente apareció su hermano Ezequiel?
-Me parece que los periodistas se equivocaron. Porque fueron a tocar el timbre al departamento de Ezequiel, Y, salvo que lo haya escondido a Corach allí durante todos estos años, me consta que mi hermano sigue viviendo en el mismo departamento.
-¿Cuál es su relación con el ex ministro de Justicia de Menem, Elías Jassan?
-En su momento lo contratamos. Es una gran persona. Lo contrata¬mos como abogado para la parte corporativa que maneja los bancos del grupo. La relación siempre fue muy profesional. Demostró ser una perso¬na muy fiel.

Elías Jassan fue ministro de Justicia entre julio de 1996 y junio de 1997. El 23 de agosto de 1995, en el Congreso nacional, Cavallo había acusado a Alfredo Yabrán de ser el "jefe de la mafia" que intentaba monopolizar el servicio de correos. Todos los funcionarios intentaron desvin¬cularse del empresario. Jassan mintió cuando dijo que no conocía a Yabrán. El sistema Excalibur comprobó conversaciones entre ambos y Jas¬san tuvo que dejar el gobierno.

-Los que le adjudican un fuerte vínculo con Kirchner, sostienen que, ahora que usted está en YPF, van a bajar las retenciones y a subir el pre¬cio de los combustibles.
-Dios te oiga. Porque la verdad es que, desde que entramos, viene todo al revés: nos subieron las retenciones y no nos dejan incrementar las tarifas. Es gracioso. Porque apenas tomamos la administración firmaron la resolución 394, que, en algunos rubros, duplicó las retenciones del sector energético. Además, yo no tuve diálogo con Kirchner después de comprar YPF. Pero pensar que una buena relación con Kirchner te va a resolver los problemas de mercado es una tontería. Él nunca se mete. Y tampoco te da absolutamente nada. Es más: si te tiene que aplicar una norma o una resolución, lo hace, y no le importa nada. Para la compra de YPF nos hubiera venido muy bien un crédito de una entidad grande como el Banco Nación. Pero no nos dieron un peso.
-El mercado espera ciertos beneficios a favor de un socio que al gobierno le cae simpático.
-¿La verdad? Es otro mito. Porque llevamos casi dos años manejan¬do YPF y no hemos tenido ni siquiera uno. Y los resultados están a la vista. Este año hemos bajado la rentabilidad 57 por ciento. Es verdad: el principal motivo es el contexto de crisis internacional, pero este gobierno tampoco nos favoreció mucho.
-¿Es verdad que tanto su padre como usted son obsesivos? ¿Que cui¬dan hasta los centavos que se gastan en papelería?
-¿Y cuál es el problema?
-Me contaron que los fines de semana sale a recorrer estaciones de servicio arriba de su moto en jeans, casco negro y botas texanas. Que se mete en los baños y que controla la limpieza.
-Es verdad. Salgo los sábados a recorrer estaciones de servicio. En¬tro, con el casco puesto, me hago cargar nafta. Voy al baño, miro aden¬tro. Ahora lo hago cada vez menos, porque ya me conocen. Pero lo sigo haciendo. Y no me parece mal. Un día, en una YPF de Olivos, no había playeros. Una sola persona atendía en YPF Full. El baño estaba sucio. Y lo informé a sus responsables. Las estaciones de servicio son la cara de la petrolera frente a sus clientes. No podían seguir así. Tenemos mil setecientas estaciones en toda la Argentina. Hicimos un estudio. Vas a ver cuando terminemos todo el proyecto: van a ser las mejo¬res de todas.
-Hay una anécdota que me contaron los españoles. Dice que su padre, en la primera reunión de accionistas, en España, retó al directorio porque YPF aparecía cuidando El Rosedal y ese espacio verde estaba hecho un desastre.
-También es cierto. No quisiera hacer aparecer a mi padre como una persona rígida, pero la verdad es que el primer cheque que firmé en esta empresa fue para invertir en El Rosedal de Palermo. Y la verdad es que ahora se parece a cualquier parque de Europa. Y lo mantenemos todo el tiempo.
-¿Cómo viven usted y su padre la experiencia de manejar un mons¬truo como YPF?
-Como podemos. YPF nos cambió la vida. Y el ritmo también. Traba¬jamos demasiado. Dormimos menos que antes. Es una empresa que resuena en todo el país. Tiene una intensidad y una profundidad enor¬mes. Hay que hablar todo el tiempo con los gobernadores, los proveedo¬res, los bancos. A mí me cambió la visión de la vida. Primero, agradezco por seguir teniendo a mi padre. Y mi pequeño sueño es que él la vea arran¬car y crecer. Segundo, esta empresa es tan enorme que, si la manejás bien, terminás ayudando a la economía del país. Me gustaría que mis hijos vivieran eso.
-¿YPF va a vender una parte de sus acciones a las provincias?
-Al principio se les ofreció, pero como tenían que poner algo de plata respondieron que no podían. Eso fue antes de que llegáramos nosotros. Quizá más adelante podamos hacerlo.
-¿Comprarán parte de YPF inversores chinos?
-Bueno, son solamente rumores que no tienen nada que ver con la realidad. Cuando estaba aprendiendo a hablar ruso, me dijeron que tenía que familiarizarme más con el chino. No. En serio. El plan de Repsol es terminar de vendernos a nosotros el 25 por ciento, colocar otro 25 por ciento de acciones en la bolsa y quedarse con un cincuenta por ciento ellos.
-¿Por qué cree que la familia Eskenazi e YPF son objeto de tantos rumores?
-Creo que es porque, ni bien llegamos, empezamos a poner orden. Y, quizás, al hacerlo, rompimos algunos kioscos, afectamos algunos nego¬cios. Entonces, algunos vivos del sector que antes se beneficiaban con esos kioscos, y ahora no, se enojaron y empezaron a hacernos operaciones.
-¿Qué "kioscos" rompieron?
-Uno fue el de la publicidad. Decidimos llamar a licitación, porque antes había mucha contratación directa y resultaba demasiado cara. En el área de las consultoras el despilfarro era enorme. Pero lo estamos con¬trolando. Y nos está produciendo un importante ahorro de dinero.
-¿Por qué nunca antes le dio una nota a un medio?
-Cuando aparecieron las primeras fotos con mi pareja, me impac¬tó un poco. Con el tiempo empecé a acostumbrarme. Comprendo que YPF tiene un alto perfil, y contrasta con el bajo perfil que tenemos en mi familia. Yo creo que el deber de un empresario no es estar en los diarios. Debe informar sobre lo que corresponde, como la producción de riqueza que genera, pero una cosa es eso y otra es estar todo el tiem¬po en los medios.
-El estar en pareja con Analía Franchín le sube el perfil...
-Sí. Lo comprendo. Acepto que para el periodismo es una mezcla muy interesante.
-¿Qué le molesta más? ¿Que lo relacionen con Corach o que lo lla¬men "el banquero de Kirchner"?
-Lo que más me afecta es que haya medios y periodistas que, en vez de venir y preguntar, sean incentivados con dinero para hacernos daño. Es un mecanismo perverso que me hace sentir un tanto desprotegido. Son periodistas que reciben sobres y operan desde los medios. Es que en esta empresa hay muchos intereses económicos. Y algunos, a partir de nuestra llegada, se sintieron desplazados.
-¿A quién votó en las últimas elecciones?
-No voté. Estaba de viaje.
-¿A quién hubiera votado?
-Yo voto en Capital. Supongo que habría votado a Gabriela Michetti. Pero no porque esté muy seguro. Tampoco ella terminó de convencerme.
-¿Y en las últimas elecciones presidenciales?
-No puedo decírtelo: no te olvides que soy empresario.
-¿Sus empresas ponen plata para las campañas políticas?
-Si poner plata es comprar una mesa para una comida oficial, la res¬puesta es sí.
-¿Cómo vive? ¿Cuánta plata gasta?
-Vivo en un departamento en Belgrano. No tengo barco ni avión per¬sonal. Uso el avión de YPF para trabajar, y solo por razones de tiempo. No hago grandes viajes. Solo uno, por año, con mis hijos, y trato de que tengan un sentido cultural. Este año, por ejemplo, nos fuimos a Londres y a París. Nos vimos todos los museos que pudimos. El otro viaje lo organiza mi padre, para su cumpleaños. Invita a sus hijos y a sus nietos. Es una buena manera de pasarla todos juntos tres o cuatro días.
-Su padre es judío sefardí. Su madre es católica. ¿Cuál es su religión?
-Yo soy católico. Y mis hermanos también. Mi abuela es alemana y mi abuelo, inglés. Pero, a medida que siento y percibo el racismo que exis¬te en la Argentina y en algunos hombres de negocios, me siento cada vez más judío.
-¿Racismo o prejuicio?
-Racismo y prejuicio. Es increíble. Me extraña, por ejemplo, que nadie estudie en serio cómo se hizo la operación. El último crédito que se dio en el mundo para compra de empresas antes de la crisis fue el nuestro. El que tomó la decisión de incorporarse al negocio no fue ningún político: fue mi padre. Yo no llegué a poner mi casa en garantía, pero todos los negocios de la familia quedaron dentro de este conjunto de créditos. Y ningún banco argentino puso un peso. Acá, en la Argentina, nadie nos ayudó. Ninguno de los grandes bancos se dignó a prestarnos, por lo menos, cien millones de dólares. ¿Sabés la cantidad de gente que allá afuera, y acá dentro también, debe de estar diciendo por lo bajo: "¡Cómo puede ser que esta familia de judíos se haya quedado con YPF, la mayor empresa argentina del país!"?