jueves, 17 de agosto de 2006

En este Momento Hay una guerra, el enemigo: "GRUPO CLARIN"
Kirchner declara la guerra al Grupo Clarín
El Presidente Néstor Carlos Kirchner, en la figura del polémico jefe de Gabinete, Alberto Fernández, se decidió a declarar el inicio de las hostilidades contra "El Gran Diario Argentino". Las razones : el periódico de Ernestina Herrera de Noble dedica cada semana más primeras planas contrarias a las políticas oficiales.

Relatan las fuentes de nuestro medio cercanas al Gobierno Nacional que el Presidente Néstor Carlos Kirchner hierve de furia contra Héctor Magnetto y Ernestina Herrera de Noble -CEO y dueña de Diario Clarín respectivamente-. No han caído para nada bien en la Casa Rosada las últimas primeras planas de Clarín que revelan con lujo de detalles los hechos de corrupción de la presente Administración y la crudeza de la crisis energética que acosa al país desde hace tiempo, a pesar de que el crudo invierno se ha ocupado de traer a la dirigencia kirchnerista a la realidad.

Todo indica que el idilio -otros dirán "acuerdo"- entre el Grupo Clarín y el gobierno del Presidente Kirchner han llegado a su fin, y las recientes publicaciones del otrora prestigioso periódico dan cuenta de ello : hay ya demasiado espacio utilizado en revelar las trapisondas aparentemente interminables de encumbrados funcionarios de la presente Administración.

La relación ya venía tirante : Alberto Fernández -el encargado oficial de presionar a los medios a partir de las pautas de publicidad del oficialismo- ha debido llamar telefónicamente a los editores con mayor asiduidad que la habitual, con el único objetivo de minimizar el impacto de los titulares negativos. El espinoso tema de la crisis energética y su tratamiento en Clarín fue el factor que inició el incendio en el ánimo del jefe de la Rosada. Pero fue la investigación del notable periodista Claudio Savoia sobre las travesuras de Romina Picolotti -titular de Medio Ambiente- la gota que rebalsó el vaso. Un día después de publicada la investigación de Savoia, Kirchner montó en cólera, pero luego se llamó unos instantes a la tranquilidad para examinar el curso de acción a seguir.

Y se decidió el Presidente por el contraataque : la medida tomada por el primer mandatario fue enviar a Alberto Fernández -el polémico jefe de Gabinete de la Nación- a presentarse en una improvisada declaración junto a Picolotti. Se convocó a periodistas de todos los medios para escuchar, mas se les prohibió preguntar -modus operandi ya conocido en Kirchner-. Y Fernández ensayó una paupérrima defensa en favor de la titular de Medio Ambiente. Paupérrima porque no dedicó tiempo a desmentir con hechos y fundamentos la puntillosa investigación que presentara Diario Clarín en la pluma de Claudio Savoia. Más que una defensa, fue todo lo contrario : el argumento utilizado fue clásico de un gobierno autoritario. Fernández calificó al trabajo del periodista como una operación política tendiente a desestabilizar al Gobierno Nacional y a manchar el buen nombre y honor de su elemento. Calificó el jefe de Gabinete de "imbecilidades" a los detalles publicados por Savoia, a la vez que tildó a este de "pseudoperiodista". Un furibundo Fernández declaró que el contenido de la nota del hombre de Clarín fue copiado textualmente de un supuesto paper que recibieron muchos periodistas de diversos medios, dos meses atrás, y que el texto estaba pleno de acusaciones y poca información.

Allí mismo, en la exposición de Alberto Fernández, comenzó la guerra de Kirchner contra Clarín. En la propia Casa Rosada se sospecha que el matutino ha iniciado una suerte de mecanismo de presión contra el Gobierno, a los efectos de obtener nuevos beneficios económicos o el sellado de nuevos acuerdos, si es que acaso el kirchnerismo se alza con la victoria en las presidenciales de octubre. Precisamente, la cercanía del evento electoral más importante del país no es casual : en las vísperas de tamaño hecho, los medios más influyentes de cualquier nación se esmeran en iniciar conversaciones con aquellos que tienen chance de alcanzar el poder, o de mantenerlo.

Las sospechas del Gobierno bien podrían ser exactas. Sin embargo, en el seno del Grupo Clarín hace meses se viene reexaminando la postura editorial tanto del periódico como del multimedio en general, de cara a la relación con la Administración Kirchner. En el grupo empresario, existen quienes defienden férreamente la necesidad de reposicionar la postura política del multimedio, a los efectos de darle un aire mayormente opositor. Ocurre que, en el caso particular de Diario Clarín, se ha observado una importante caída en el número de lectores y cada vez se hace más palpable el rechazo del público a los titulares "demasiado benévolos" para con el oficialismo y sus errores. Paralelamente, ciertos hechos notables de corrupción se han dado lugar en forma casi concatenada : por estas horas, todo el mundo empresarial y la propia ciudadanía se encuentran debatiendo los patéticos casos de Felisa Miceli, Ministra de Economía y Finanzas, y Romina Picolotti. El caso de Miceli fue de una gravedad absoluta, ya que las explicaciones plausibles para el "affaire de la bolsa de dinero" conllevan irregularidades, se mire por donde se mire. Si acaso Miceli no mintió y el dinero hallado por la Policía Federal estaba destinado a la compra de una propiedad, se trata de un hecho agravado de intentos de eludir el pago de impuestos por parte de una importante funcionaria del Gobierno. Y es, nada menos, que la Ministra de Economía; supuestamente, una de las personas más interesadas en que la sociedad tribute. Como es sabido, hoy día ninguna operación inmobiliaria debe hacerse si no es a través de depósito bancario. Entonces, ¿cómo pretendía pagar Miceli su nueva propiedad? La explicación remanente solo lleva a que la suma hallada era dinero de coimas o sobornos. Si este fuera el caso, no solo es grave por el hecho en sí, sino que también conllevaría que la funcionaria ha mentido deliberadamente y con alevosía.

Por su parte, el caso de Romina Picolotti pertenece más a la esfera de lo grotesco. El despilfarro de dinero público fue encargado por ella misma, y con la alegre idea de nombrar parientes e íntimos para ocupar cargos públicos. Lo cierto es que la política entera lo hace, y el caso más elocuente en este gobierno es el nombramiento de la hermana del Presidente, Alicia Kirchner, para administrar la asistencia social. Un mal hábito que el primer mandatario viene alimentando desde que se coronó como caudillo en su provincia de Santa Cruz.

Suficiente había ya con los casos de corrupción en los que están envueltos el Ministro de Planificación, Julio de Vido, Guillermo Moreno, Secretario de Comercio, y Ricardo Jaime, Secretario de Transportes. A partir de que Miceli y Picolotti se inscribieron en lo peor de la lista interminable de funcionarios corruptos kirchneristas, en el Grupo Clarín se encendieron las alarmas : el Grupo ya no puede sostener una dudosa relación de apoyo para con una Administración que está corrompida desde sus cimientos. Las consecuencias para el multimedio informativo podrían ser caóticas. En pocas palabras, y para decirlo claramente, Clarín podría quedar "pegado" a los desaguisados oficiales.

¿Cómo prosigue la guerra? Desde hace por lo menos dos años, ciertos medios vienen informando acerca de los planes secretos del Presidente para destruir el poder del Grupo Clarín, no de un solo golpe -pues podría ser peligroso-, pero sí en forma metódica. El primer paso, Kirchner ya lo ha dado, ordenando a sus funcionarios más cercanos que revelen, a viva voz, el carácter "golpista" de Clarín. Pocas dudas hay a este respecto, dado que Kirchner tiene a la victimización como una de sus armas predilectas. Lo ha hecho con la Iglesia; lo ha hecho con los militares; lo ha hecho con los empresarios. Ahora es el turno del periodismo.

Procederá el Presidente con la táctica de la victimización, y continuará luego con los intentos de asfixiar económicamente a Clarín. Dicen algunos que el primer mandatario argentino se ha visto envalentonado a partir de la enfermedad terminal que padece Magnetto. El Gobierno sabe que el Grupo está virtualmente quebrado y que cíclicamente renueva su cash flow a partir de acuerdos políticos que le permiten licuar sus pasivos, cientos de veces millonarios en dólares. Eso sí, a cambio de titulares favorables... y de la utilización en extremo discrecional del dinero de los contribuyentes.

La pregunta, por estas horas, es : ¿cómo reaccionará Clarín? Hay algo que está bien claro, y es que los titulares negativos se incrementarán. Después de todo, la crisis energética también golpea a las imprentas, y no solo a las grandes empresas. Y siempre es válido el popular refrán "Dime con quien andas, y te diré quién eres...".

¿Puede Clarín darse el lujo de continuar apoyando al gobierno de Kirchner, ocultando inseguridad, violencia, cortes de energía, inflación y otros demonios, en las páginas internas? Desde luego que no.

Mal momento ha elegido el Presidente para confrontar con el medio más influyente del país. Las elecciones de octubre se aproximan, y la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner, su mujer, no levanta. Al contrario, la percepción ciudadana es que la Primera Dama es autoritaria, tiene poca idea de los problemas del país y que no durará ni cuatro meses. A los efectos de intentar contrarrestar este mal comienzo en la mente del votante, siempre es preciso contar con un aparato de propaganda cuyos titulares puedan digitarse con la velocidad con que se presiona un botón.

Los tomadores de decisión de Clarín deberán comprender, más tarde o más temprano, que sus propias cabezas rodarán, apenas el poder le pegue el tiro de gracia a la libertad de expresión. No se trata ya de defender el prestigio de un medio de comunicación.

Si no fuera porque en medio de este tire y afloje entre aquellos que ostentan el poder se encuentran millones de argentinos en espera de soluciones que no vienen, podría decirse que el tema es apasionante.

En los próximos días, habrá que estar atentos al desarrollo de las malas noticias y la presentación que Clarín hará de ellas. Allí estará la respuesta para aquellos que quieren saber cómo termina esta historia.


Fuente: El Ojo Digital Política